¿Está usted aprendiendo a pensar claramente?
EL PENSAR claramente es un factor primordial para una vida con buen éxito. Es de inmenso valor en el vivir diario y al tomar decisiones, ahorrándole a la persona mucho tiempo y gastos.
Sin embargo, lo que es aun más importante, el pensar claramente ayuda a la persona a evitar decepciones y peligros que de otra manera fácilmente pueden descarriar al incauto. Un punto de vista claro le ayuda a hacer frente a problemas y situaciones en la vida que de otra manera serían arduos.
Por qué no piensa claramente la mayoría
Muchas personas simplemente prefieren ser pasivas y dejar que otros piensen por ellas. Por lo tanto, para la mayoría el modelo básico de pensar lo determina en gran parte la comunidad y el mundo en el que viven. Piensan y actúan de modo similar a los que los rodean. Esto se puede discernir aun en asuntos relativamente pequeños de la vida, pues la publicidad y la popularidad dictan sus puntos de vista. Y en los aspectos importantes de la vida, el modo en que otra gente piensa por ellas puede ser ilustrado por lo que ocurre en tiempos de guerra.
Cuando su país natal publica propaganda instando a la población a la guerra, ¿analiza la mayoría de la gente cuidadosamente todas las cuestiones implicadas en el conflicto? O, ¿solo aceptan lo que se les dice que deben pensar? Al escribir acerca de la I Guerra Mundial, el difunto Winston Churchill declaró: “Solo se necesita una señal para transformar a estas multitudes de pacíficos campesinos y trabajadores en poderosas hordas que se despedazarán la una a la otra.” También declaró que, si se le dice lo que debe hacer, la mayoría de la gente responde sin pensarlo. (The World Crisis, Tomo VI, página 93) Veinticinco años más tarde otra generación permitió que el mismo modo de pensar la guiara a un conflicto mucho mayor, la II Guerra Mundial.
¿Cuál ha sido el resultado para las muchas personas que han permitido que otros pensaran por ellas? Millones han muerto o han sido mutilados, a menudo peleando guerras en tierra extraña debido a cuestiones que no entendían. Y ahora vemos que el modelo de pensar del mundo, y los esfuerzos que éste ha producido, no han traído paz duradera. De hecho, el mundo está armado con armas mucho más devastadoras que nunca antes.
Pero, ¿no están algunos volviéndose en contra del modo de pensar que hay detrás de esas guerras? Sí, muchos de la generación más joven se están rebelando en contra del “pensar” de sus mayores. Sin embargo, ¿es el punto de vista de los jóvenes rebeldes realmente algo más claro o satisfaciente que aquello de lo que quieren huir? ¿Los ha guiado su rebelión a algo verdaderamente mejor?
El “pensar” de los guías mundiales en un extremo, y el de los jóvenes rebeldes en el otro, se combinan para mostrar que el modo de pensar del hombre no está produciendo resultados deseables que sean duraderos. Tal vez usted se sienta impulsado a preguntar: ‘Si eso es así, entonces, ¿cómo se puede pensar claramente?’
El aprender a pensar claramente exige, ante todo, que uno tenga un propósito o meta en la vida. ¿Por qué?
Bueno, podemos asemejar el viajar través de la vida, a ir de viaje; cuanto más precisa sea su destinación, más positivo podrá ser su itinerario. Suponga que usted vive en Madrid (España) y dice que va a ir a Alemania. Esa es una meta muy amplia y se presentan muchos diferentes itinerarios. Sin embargo, al viajar de Madrid a Berlín, Alemania, aminora la cantidad de diferentes caminos que le es posible recorrer; es una meta más precisa. Así, también, es muy probable que cuanto más definidas sean las metas de uno en la vida, más estable será su pensar.
Pero, ¿sabe usted que muy pocos individuos pueden declarar simple y claramente cuál exactamente es su meta en la vida? Un comentario del profesor Aaron Levenstein del City College de Nueva York hace resaltar cuán falta de propósito es la vida de la mayoría de la gente.
“La gente quizás tenga un vago entendimiento de su actual posición pero no puede decidirse en cuanto a dónde quiere ir. Viven su vida sin una filosofía. No logran alcanzar ninguna meta, porque nunca se han establecido una.”
Aunque es cierto, como dice el profesor Levenstein, que la mayoría de la gente no tiene una meta en la vida, ¿no es esto hasta cierto grado fácil de entender? ¿Qué meta duradera y satisfaciente ofrece cualquier parte del mundo a una persona hacia la cual ésta pueda guiar realmente sus pensamientos?
Por otra parte, un cristiano verdadero tiene lo fundamental para pensar claramente. ¿Por qué? Porque él tiene un propósito en la vida, pues por encima de todo, trata de agradar a Dios. No obstante, para disfrutar del pensar claro que esto hace posible tiene que hacer un verdadero esfuerzo. Es necesario que estudie la Biblia. En ella aprende acerca de la recompensa de vida eterna en el justo nuevo orden de Dios. Su amor a Dios y su deseo de obtener la recompensa ofrecida por Dios le dan motivo para conformarse a los elevados requisitos morales de Dios y cesar de “amoldarse a este sistema de cosas.” Por eso hace cambios morales en su vida y éstos frecuentemente lo ayudan grandemente en su modo de pensar, pues descargan su conciencia y mente de las innecesarias cargas que produce una vida inmoral.—Rom. 12:2.
Sin embargo, algunos quizás pregunten, ¿no resulta el tener una sola meta en la vida en que la persona sea de espíritu “cerrado” en vez de un espíritu “abierto”? Veamos.
Por lo general cuando la gente habla de tener una mente o un espíritu “abierto” simplemente está diciendo que son tolerantes para con los puntos de vista de otros. Pero el meramente tolerar los puntos de vista de otros en realidad no requiere pensar, ¿no es así? De hecho, una mente completamente “abierta” puede asemejarse a una cañería que sencillamente deja pasar cualquier cosa a través de ella, aun aguas de albañal. Ninguna persona que se respete quiere una mente contaminada con desperdicios. Por eso, es necesario seleccionar, examinar cuidadosamente lo que recibe en su mente. En breve, necesita pensar. Sin embargo, no quiere llegar a ser de miras tan estrechas o de tener tanto prejuicio que rehúse considerar hechos que pueden mejorar su pensar.
Por lo tanto es necesario un equilibrio en su pensar. Como dijo el profesor Levenstein: “Es necesario pensar tanto estrechamente como ampliamente.” ¿Cómo?
Uno puede lograr un pensar equilibrado por medio de tener una norma con la cual medir la nueva información que se nos presenta. De esta manera un individuo controla lo que entra en su mente y no se distrae de lograr su meta, sin embargo no excluye la información nueva que vale la pena.
En esto el cristiano también tiene una fuente de gran ayuda. ¿Cómo es eso? Tiene la Biblia como una guía segura para su pensar. Por una parte, su mente está “abierta,” esto es, receptiva a información nueva de virtualmente todo campo del esfuerzo humano, incluso las artes y las ciencias. El cristiano examina apropiadamente esa información nueva comparándola con su norma bíblica y la amolda a su manera de pensar. Por otra parte, su mente está “cerrada” a información que es completamente inconsistente con su meta basada en la Biblia; puede ser rechazada por ser indigna de recibir más atención.
Cada día la persona de pensar claro tiene que filtrar o colar lo que es malo, a lo cual su mente apropiadamente está “cerrada.” El constante bombardeo de la propaganda por la prensa pública, periódicos y revistas, así como por medio de libros, televisión y los programas radiales, hacen que esto sea más esencial ahora que nunca antes.
Por supuesto, muchas cosas publicadas hoy día inmediatamente muestran que son indignas de la atención de uno. Por ejemplo, entre éstas, están las novelas, obras de teatro, o programas de televisión que glorifican la perversión sexual, la inmoralidad o la violencia. Puesto que éstos satisfacen los deseos viles, su propósito por lo general es desanimar el pensar que vale la pena, pues adormecen la mente a favor de la pasión irrazonable.
Pero aun los libros y programas de los cuales uno sí obtiene alguna información útil requieren que se ejerza precaución. A menudo sutilmente revelan una errónea tendencia de pensar, pues tal vez han sido influidos por teorías que no han sido probadas, como la evolución. Así es que algunas publicaciones sobre el cuidado de los niños, historia, ciencias naturales, arqueología, medicina, psicología, libros de texto de la escuela primaria y hasta algunas llamadas obras de referencias bíblicas, hacen alusión a la evolución o presuponen que ésta sea un “hecho” al considerar sus variadas materias. En esto, particularmente, el individuo de “mente abierta” tiene que ejercer precaución al leer si quiere evitar ser influenciado adversamente o, como algunos proponentes de doctrina incorrecta del primer siglo fueron descritos, llegar a estar ‘mentalmente enfermos.’—1 Tim. 6:3-11.
¿Está aprendiendo a pensar claramente? Si uno tiene una meta definida en la vida y si tiene una norma por la cual juzgar la información nueva que viene a su atención, entonces ha comenzado bien. Pero puede que usted diga: ‘Yo tengo una meta y una norma en la vida. No son estas cosas grandes las que confunden mi pensar. Más bien, es la multitud de pequeñas decisiones diarias... éstas son las cosas que me confunden. ¿Cómo puedo instar a mis facultades de pensar a fin de hacer frente a estas pequeñas inquietudes cotidianas de la manera más eficiente?’
[Ilustración de la página 4]
NORMAS CORRECTAS
META EN LA VIDA