Cirugía mayor sin usar sangre
HASTA no hace mucho, las transfusiones de sangre se consideraban como algo de rutina en la cirugía mayor. Casi todos los médicos pensaban que tenían que usarla.
Hoy en día ya no es así. Más y más médicos reconocen ahora que pueden operar con buen éxito sin administrar sangre. Han perfeccionado técnicas nuevas para hacerlo. Y los pacientes que no desean transfusiones de sangre, que cada vez se hacen más numerosos, aprecian mucho estos nuevos métodos.
Además, los médicos han descubierto que los métodos nuevos son superiores a los más antiguos en ciertos aspectos importantes. Así es que, en la actualidad, como regla general, frecuentemente recomiendan estos nuevos procedimientos a sus pacientes.
¿A qué se debe esta tendencia hacia la cirugía sin usar sangre? Se señalan algunas razones en un despacho de la Prensa Asociada que declara: “Las dos metas de la cirugía sin sangre son el evitar los riesgos en potencia de las transfusiones, incluso la transmisión de la enfermedad del hígado, hepatitis, y reducir la necesidad de donantes de sangre.”
Ahora por todas partes se reconocen los peligros de las transfusiones. Según se informó en la ¡Despertad! en su número del 22 de agosto de 1974, cada año mueren miles de personas y decenas de miles de otras son dañadas por las transfusiones de sangre. Esto se debe a factores como las impurezas y enfermedades transportadas por la sangre (particularmente la hepatitis), errores técnicos (por ejemplo, sangres desiguales) y reacciones alérgicas. Los expertos reconocen francamente que ninguna prueba conocida puede eliminar totalmente estos riesgos. Es por eso que el Dr. Stanley Dudrick, cirujano jefe en un hospital de Filadelfia, dijo: “Ya no suministramos botellas de sangre irresolutamente.”
Sin embargo, hay otra razón por la cual se han desarrollado nuevas técnicas para eliminar la transfusión de sangre en la cirugía. Como señala el Times de Palo Alto en California: “La necesidad de perfeccionar técnicas quirúrgicas que no requirieran transfusiones de sangre fue estimulada en parte por las limitaciones que la fe de los testigos de Jehová impuso en los modos usuales de operar, pues su religión se opone a la transfusión de sangre de donantes.”
Los testigos de Jehová no aceptan sangre. Ellos rechazan esta forma de tratamiento médico debido a que la Palabra de Dios, la Santa Biblia, requiere que los cristianos se “abstengan . . . de la sangre.” (Hech. 15:20) Por consiguiente, buscan médicos que provean un tratamiento alternativo cuando necesitan una cirugía.
Al principio, casi todos los médicos que no eran testigos de Jehová rehusaron realizar las operaciones más difíciles sin sangre. Pero gradualmente algunos llegaron a apreciar la necesidad de ayudar a los testigos de Jehová lo mejor que podían y aceptaron el desafío de hallar modos de operar sin usar sangre. A medida que los métodos nuevos tenían buen éxito, más médicos comenzaron a usarlos.
Muchos de estos médicos son bien conocidos en sus comunidades locales. En los Estados Unidos los nombres de muchos de ellos están incluidos en una lista que se guarda en la central mundial de los testigos de Jehová en Brooklyn. Esa lista no implica una recomendación del médico, sino que se mantiene para la conveniencia de las personas que necesitan una operación y que no conocen a un médico que la realizaría sin sangre.
¿Pueden usarse los métodos nuevos en toda clase de operaciones? Sí. Y tales operaciones incluyen los órganos vitales más delicados y complicados.
Cirugía de corazón al descubierto “sin sangre”
Hubo un tiempo en que los médicos consideraban inconcebible el realizar una cirugía de corazón al descubierto sin tener la opción de usar sangre. Por lo tanto, es de interés el ver cómo se desarrolló con el pasar de los años la cardiocirugía sin el uso de sangre.
Entre los precursores en el campo se encontraban equipos de médicos de Houston, Texas. Comprendieron que era irrazonable el sencillamente rehusar operar a los testigos de Jehová, dado que, en algunos casos, esta negación representaría una sentencia de muerte automática.
Así es que, en 1962 estos médicos comenzaron a idear métodos para aceptar los casos de los testigos de Jehová que otros médicos habían rechazado. Uno de los primeros informes de esta clase de cirugía fue publicado en The American Journal of Cardiology de junio de 1964. En un artículo intitulado “Cirugía de corazón al descubierto en los Testigos de Jehová,” los Dres. Denton A. Cooley, E. Stanley Crawford, James F. Howell y Arthur C. Beall, hijo, explicaron algunas de sus técnicas.
Para permitir que el equipo de cirujanos opere en él, a veces hay que detener el corazón por un período de tiempo. La acción de bombeo es traspasada a una máquina “cardio-pulmonar,” la cual mantiene la sangre, con su oxígeno vital, fluyendo a todas partes del cuerpo. Había sido la práctica común el usar aproximadamente un litro y medio de sangre para cebar las bombas y llenar la tubería y reserva de sangre de la máquina, antes de conectarla al paciente. ¿Qué usaron estos médicos en su lugar? Ellos informaron:
“La técnica desarrollada en nuestra clínica también permite el uso de 5% de dextrosa [un azúcar simple] en agua destilada para cebar la unidad extracorporal [fuera del cuerpo] sin necesidad de añadir sangre. La solución contiene 25 mg. de heparina por cada 1.000 ml. de solución para evitar las acumulaciones de fibrina en el oxigenador. El volumen cebador consiste de 20 a 30 ml. de solución de dextrosa por cada kilogramo de peso del cuerpo.”
Además, puesto que no se puede usar sangre alguna durante la operación, los cirujanos tenían que ser más meticulosos, prestando más que la acostumbrada atención a la “hemostasia.” Esto es la detención del flujo sanguíneo en los vasos sanguíneos seccionados. De esta necesidad se han desarrollado varias técnicas nuevas que ahora se usan extensamente.
La continua experiencia con los testigos de Jehová ha confirmado las creencias de estos primeros precursores de la cirugía sin sangre. Entonces, después de casi una década de operaciones de cirugía de corazón al descubierto sin usar sangre, The American Journal of Cardiology de febrero de 1972 publicó un informe acerca del trabajo de estos médicos de Houston. En particular abarcó la cirugía realizada en el Instituto Cardíaco de Texas de los hospitales St. Luke y el Hospital de Niños de Texas de Houston. El informe, escrito por los doctores R. Zaorski, Grady L. Hallman y Denton A. Cooley, decía, en parte:
“Desde 1962 el cebar sin sangre se ha utilizado rutinariamente en más de 5.000 operaciones en esta institución con excelentes resultados; y varios cientos de estas operaciones fueron realizadas electivamente sin transfusiones de sangre en pacientes que por la mayor parte no eran Testigos de Jehová. . . .
“Los pacientes Testigos de Jehová en esta serie recibieron el mismo tratamiento que todos los otros pacientes salvo que todos los pacientes Testigos recibieron inyecciones de hierro antes y después de la operación, y no se les guardó sangre de reserva alguna en el banco de sangre. El único fluido que recibieron fue la solución cebadora y la administración intravenosa de dextrosa en una solución salina diluida o en una solución de lactato de Ringer.”
El informe mostró que en todo el período abarcado, solo un testigo de Jehová murió donde la causa se “atribuyó a anemia.” Murió tres días después de la operación.
La conclusión general de este informe fue la siguiente: “Creemos que nuestra experiencia demuestra la posibilidad de la cirugía de corazón al descubierto en los Testigos de Jehová y, lo que es más, indica que la transfusión de sangre puede y debe usarse frugalmente para reducir la morbididad y la mortandad en los pacientes.”
Otros comienzan a usar métodos nuevos
A medida que se ganaba experiencia y se publicaba, otros cirujanos comenzaron a usar métodos similares sin sangre (sin transfusiones) en casos de corazón al descubierto como un servicio a los testigos de Jehová. Por ejemplo, en 1970 el Dr. Charles W. Pearce realizó una cirugía de corazón al descubierto sin usar sangre en un testigo de Jehová en el Hospital Methodist en Nueva Orleáns. El Dr. Pearce, que sirvió por varios años como investigador para la Asociación Cardíaca Americana, fue asistido en la operación por el Dr. White Gibson. Concerniente a esta cirugía, una interesante explicación en la primera plana del The Sentry News de Slidell, Luisiana, relata lo siguiente:
“Muchos médicos residentes y que visitan no entendían cómo se podía realizar y se les permitió entrar en la sala de operaciones para presenciar esta extraordinaria operación. De hecho, tantos entraron que el hospital quedó sin túnicas quirúrgicas.”
El hecho de que otros médicos no podían comprender cómo se podía efectuar esta cirugía demuestra que ellos tienen la necesidad urgente de mantenerse al día con las mejoras en las técnicas quirúrgicas. Además, muestra que ellos no deben rechazar todas las técnicas que se apartan de lo que se considera como los métodos “acostumbrados y aceptados.”
En el caso de este paciente, observado por tantos otros médicos, se expresó el asombro ante su rápida recuperación. De hecho, una enfermera auxiliar lo apodó “Prontito.” Solo diez días después de la operación se le dio de alta del hospital. Los periódicos declararon lo siguiente acerca de las experiencias de cirugía sin usar sangre del Dr. Pearce:
“El cirujano dijo que él cree que el método que se usó ha demostrado ser una dádiva no solo para los Testigos de Jehová sino para la mayor parte de los pacientes que se someten a una cirugía de corazón al descubierto.
“‘Recientemente usamos esta técnica en 100 operaciones consecutivas de corazón al descubierto con defectos congénitos de corazón,’ explicó él, ‘y solo hubo una muerte.’
“El afamado cirujano dijo que este método sin el uso de sangre virtualmente elimina la posibilidad de la hepatitis infecciosa. Dijo que también reduce la posibilidad de una reacción alérgica . . . que reduce las más serias reacciones del choque . . .
“Cuando se usa sangre, las funciones del corazón, pulmones y riñones a veces disminuyen durante el primer período que sigue a la cirugía de corazón al descubierto, explicó el Dr. Pearce. ‘Pero con la técnica que se usa . . . el funcionamiento de estos órganos es casi siempre satisfactorio,’ añadió él.”
Más ampliamente esparcida ahora
Informes procedentes de todo el mundo muestran que en los pasados pocos años, la cirugía sin usar sangre en las operaciones más difíciles, como en los casos de corazón al descubierto, se ha llegado a usar muy extensamente y tiene gran aceptación en las instituciones médicas de buena reputación. Por ejemplo, un especialista de corazón de Johannesburgo, en la República Sudafricana, realizó una operación en una niña de catorce años, una testigo de Jehová. El Sunday Times de ese país informó que ella tuvo una “recuperación fantástica,” pasando solo un día en la sala de terapia intensiva.
En Spokane, Washington, un equipo de cirujanos ahora realiza operaciones de corazón al descubierto en los testigos de Jehová sin usar sangre. El Times de Seattle describe su método: “Los médicos adoptaron una técnica de cebar sin sangre, usando dextrosa (azúcar) y una solución de agua sola o la solución de azúcar y agua con lactato de Ringer (una solución terapéutica común de cloruro de sodio, cloruro de potasio y cloruro de calcio).” Observaron que no hubo resultados negativos.
En San Francisco, California, un paciente de 54 años de edad necesitaba urgentemente una operación cardíaca. Era un testigo de Jehová. Fue la primera experiencia del Dr. Elias Hanna y su equipo con esa clase de cirugía sin sangre en un caso de corazón al descubierto. Después de la operación de menos de una hora y cuarto de duración, el Dr. Hanna dijo del paciente: “Tomando en cuenta todo lo que le hicimos lo está pasando maravillosamente bien.”
En una carta que el Dr. Jerome H. Kay de Los Ángeles escribió a la revista ¡Despertad! en noviembre de 1973, él también señaló que su equipo ahora realiza cirugía de corazón al descubierto sin usar sangre en la mayor parte de sus pacientes. El Dr. Kay añadió: “Ha sido un placer operar en pacientes que son Testigos de Jehová. A estos pacientes no les damos ninguna sangre o sustitutos de sangre.”
Es obvio que si operaciones tan complejas como las que se hacen en el corazón se pueden realizar con buen éxito sin usar sangre, también se pueden hacer otras. Así se ha demostrado. Fortalecidos por la experiencia y el buen éxito de otros, más médicos que nunca antes están estudiando y aplicando las nuevas técnicas.
Otras operaciones sin usar sangre
En Wellington, Nueva Zelanda, a una niña de quince años de edad le extirparon un tumor cerebral en una complicada operación... sin usar sangre. La operación fue todo un éxito, ¡y se le permitió volver a su hogar tan solo una semana más tarde!
En Milwaukee, los médicos operaron a un muchacho de dieciséis años de edad que se había desgarrado una arteria principal en el pecho. Había perdido más de un litro de sangre y perdería más durante la cirugía. El Free Press de Detroit informó que los médicos “usaron agua salada para reemplazar la sangre perdida mientras que reemplazaban la parte desgarrada de su aorta con un tubo de dacrón.” Cuando se completó la cirugía, la cuenta de los glóbulos rojos del paciente era solo un tercio de lo normal. Pero los médicos dijeron que con suplementos de hierro y un régimen alto en proteínas el cuerpo del joven reemplazaría la sangre que había perdido en unas pocas semanas.
El Journal of Medicine del estado de Nueva York publicó un artículo intitulado “Extensa cirugía urológica sin transfusión de sangre.” Fue escrito por los doctores Philip R. Roen y Francesca Velcek del Departamento de Urología en el Hospital St. Barnabas en Nueva York. Los médicos dijeron lo siguiente:
“Nuestras experiencias con los Testigos de Jehová que requieren procedimientos operatorios nos han demostrado que las transfusiones de sangre no son necesariamente esenciales ni siquiera cuando los niveles de hemoglobina son bajos... ¡tan bajos como 5 Gm. por 100 ml. en uno de nuestros casos!
“Esto indica que esta experiencia en evitar las transfusiones de sangre puede aplicarse a un abrumador porcentaje de casos aun en los casos en que el paciente estaría dispuesto a tal transfusión. El único requisito es una técnica operatoria más cuidadosa y meticulosa. Hemos adoptado este abordamiento en todos nuestros casos, y con nosotros las transfusiones de sangre son un suceso insólito. . . .
“Aunque otros han empleado técnicas especiales para reducir la hemorragia y los riesgos operativos, como la hipotermia dirigida, hipotensión dirigida, el uso de coloides como ensanchadores de sangre, y así por el estilo, nosotros no hemos recurrido a esas medidas. El enfoque quirúrgico ha sido el de la técnica operativa más meticulosa con énfasis en ahorrar cada mililitro posible de sangre y reemplazar la pérdida de sangre con una sencilla solución cristaloide, a saber, la solución de lactato de Ringer. Los resultados han sido muy satisfactorios.
“Por otra parte, es muy satisfactorio el no tener que estar preocupado con las complicaciones de las transfusiones de sangre entera o total, como las reacciones alérgicas o hemolíticas, obstrucción renal, y hepatitis.”
¿Qué “fórmula” específica usan estos médicos para reemplazar la pérdida de sangre antes o durante la operación? Dicen:
“Nuestro propio método al cuidar a estos pacientes ha sido el de emplear solo la solución de lactato de Ringer para reemplazar la sangre. No empleamos ninguna fórmula específica, sino que por lo general el volumen que usamos de este fluido es el triple de toda la sangre perdida. . . .
“Aunque la solución isotónica de dextrosa y la solución isotónica se usan extensamente, es mejor usar una fórmula ‘equilibrada’... la solución de Ringer contiene potasio y calcio además del sodio y cloruro. Se debe notar que el calcio y el potasio solo están presentes en una concentración ‘fisiológica’ y que este preparado no está diseñado para reemplazar las insuficiencias de estos iones.
“La solución de Ringer ‘mejorada’ contiene lactato de sodio. La solución de Ringer acostumbrada tiene un tenue efecto de acidificación; el lactato de Ringer tiende a superar esta influencia acidificante y por lo tanto es la solución cristaloide preferida para administración intravenosa.”
Además, las extensas operaciones abdominales, como las extirpaciones del estómago e intestinos en casos de una enfermedad maligna ya se han hecho muchas veces sin el uso de sangre.
En vista de todos estos éxitos, es digno de tenerse en cuenta el siguiente comentario de los doctores Roen y Velcek. Dijeron: “En la mayoría de los casos los médicos y las autoridades de los hospitales han rehusado operar a los Testigos de Jehová debido al problema de las transfusiones de sangre. Sostenemos que es incorrecto el negar las operaciones a esta gente, prescindiendo de cuán extensa sea la cirugía en perspectiva.”
Estos médicos citan caso tras caso de Testigos a quienes se les negó la operación en otra parte, y entonces al venir al Hospital St. Barnabas se les operó con buen éxito sin usar sangre. Los éxitos en la cirugía sin usar sangre realizadas por otros cirujanos diestros por todo el mundo confirman la conclusión de ellos.
De hecho, hay que decir que hoy en día los médicos que todavía rehúsan operar en los testigos de Jehová a menos que se use sangre se traicionan a sí mismos. Aunque indudablemente son sinceros, uno ahora tiene que preguntar: ¿Por qué se niegan? ¿No están familiarizados con lo que cirujanos prominentes, altamente respetados, están haciendo en otras partes del mundo, o en su propio país, a veces hasta en su propio estado o ciudad? ¿Es posible que su entrenamiento y acondicionamiento pasados los hayan hecho de mente estrecha, reacios a progresar con los más recientes desenvolvimientos en el campo de la medicina? ¿Pudiera ser, en algunos casos, que sencillamente les falte confianza en su propia habilidad? ¿O quizás pudiera hasta intervenir el prejuicio religioso en el asunto?
A la luz de los modernos desenvolvimientos en la medicina, no hay excusa para que ningún médico insista en dar transfusiones de sangre a las personas que no las quieren.
Procedimientos adicionales
Los ejemplos susodichos no son los únicos métodos que ahora se están usando, o se están investigando en la cirugía sin usar sangre. Otra práctica que ha resultado muy útil tiene que ver con fortalecer la sangre del paciente mucho antes de la cirugía cuando el tiempo lo permite, y también después de ésta. Al paciente se le dan varios alimentos, como el hierro, las vitaminas y los aminoácidos. De este modo, aunque quizás haya pérdida de sangre durante la cirugía, la sangre restante estará mejor equipada para sobrellevar la carga. Los alimentos también ayudarán al cuerpo a reemplazar la sangre perdida. Un médico que usa este aditamento a la operación misma declaró: “Es asombroso cuán rápidamente se reponen los pacientes” en respuesta a este fortalecimiento.
El Dr. James E. Eckenhoff, decano del Colegio de Medicina de la Universidad Northwestern, ha introducido otro procedimiento. En éste se usa la hipotensión, disminuyendo la presión sanguínea para reducir la pérdida de ésta. Se dice que este método es provechoso en la cirugía de la cabeza y el cuello y en las extremidades superiores, en neurocirugía y en la cirugía plástica.
Además está el modo de cirugía sin usar sangre que se llama criocirugía. En éste se usa frío intenso para disminuir la pérdida de la sangre. Se ha usado para extirpar malignidades y para tratar otras condiciones. Uno de los médicos que han trabajado en este método es el Dr. Irving S. Cooper del Hospital St. Barnabas de Nueva York.
Otra idea fue originada por un físico de Nueva York, Lewis Balamuth. Se le concedió una patente por un bisturí que vibra a una velocidad muy alta, más de 30.000 vibraciones por segundo. La distancia que recorre el movimiento solo es de aproximadamente una dos milésima de centímetro. Los vasos sanguíneos que se cortan son cauterizados al mismo tiempo, clausurados por el calor de la fricción. Se dice que este método es útil en eliminar la necesidad de atar ciertas venas y arterias cortadas, y quizás represente una mejora sobre las técnicas de electrocauterización que muchos cirujanos han estado usando en los años pasados.
Fluoruros de carbono
También es de interés un desarrollo que todavía está en la etapa experimental. Tiene que ver con la necesidad de oxígeno del cuerpo. Normalmente, los glóbulos rojos satisfacen esta necesidad, pues éstos recogen el oxígeno de los pulmones. El corazón bombea la sangre oxigenada a través de todo el cuerpo, donde el oxígeno es liberado a las miles de millones de células que lo necesitan para su funcionamiento normal. Sin embargo, los ensanchadores de volumen del plasma que se utilizan ahora no pueden transportar oxígeno.
Los experimentos tienen que ver con lo que se llaman fluoruros de carbono capaces de transportar oxígeno. Estos son compuestos orgánicos en los cuales todos los átomos de hidrógeno han sido reemplazados por fluorina. Un inconveniente ha sido su tendencia a acumularse en los tejidos del cuerpo con efectos impronosticables. No obstante, la revista Science informa que se han desarrollado nuevos fluoruros de carbono que son eliminados rápidamente de los cuerpos de los animales que se usan en la experimentación.
Sin embargo, los científicos advierten que actualmente no es posible relacionar estos experimentos en animales con efectos prácticos en los humanos. Además, señalan que estos fluoruros de carbono están lejos de ser sustitutos totales de sangre. La sangre contiene centenares de otras sustancias químicas y estructuras además de los glóbulos rojos con su habilidad de transportar oxígeno. Así es que todavía queda por verse si esas investigaciones resultarán en ayuda práctica para los humanos.
Por lo tanto, de todos los esfuerzos mencionados en este artículo, así como otros, se desprende que se está haciendo un buen trabajo para respetar los deseos de los pacientes que no quieren transfusiones de sangre. Cirujanos altamente capacitados ya han desarrollado métodos para eliminar el uso de la sangre durante la cirugía, con resultados muy satisfactorios. Mientras más trabajo se haga en esa dirección, más resultados provechosos habrá.