El amamantar a su bebé... ¿carga o placer?
CADA segundo, como promedio, nacen unos cuatro bebés. En una hora hay más de 14.000 nuevas boquitas que alimentar... ¡en una semana más de 2.000.000! ¿Cómo serán alimentados?
La mayor parte de ellos serán amamantados. Todos los días los bebés consumen millones de litros de leche materna. Sin embargo la tendencia es a sustituirla con preparados de leche de vaca, los cuales los bebés chupan de un biberón.
En lugares como los Estados Unidos la vasta mayoría de las madres alimentan a sus bebés con biberón. Sin embargo, la Organización Mundial para la Salud (WHO), llama a esta tendencia a la lactancia artificial “uno de los principales problemas alimenticios del mundo actual.” ¿Por qué?
Una tendencia desafortunada
Entre otras cosas, porque la leche de pecho indudablemente es mejor para el niño que la leche de vaca.a Otra razón es económica. Aproximadamente el 87 por ciento de todos los bebés nacen en las zonas del mundo donde la mayor parte de la gente no puede costear la leche de vaca.
Señalando a estas razones, un informe de la organización WHO del año pasado dijo: “La leche de pecho no solo es única e imposible de imitar —a pesar de las afirmaciones de los fabricantes— sino que el costo de las preparaciones de leche de vaca permanecen más allá de los medios de la familia promedio del mundo en desarrollo.”
Para un obrero en el mundo en desarrollo el comprar leche de vaca para un bebé puede requerir tanto como el 50 por ciento de su salario diario. Así es que, de continuar esparciéndose la tendencia de dar el biberón, la crítica escasez de alimento empeoraría aun más. “Si todas las mujeres en el continente asiático cesaran de amamantar,” señala el informe de la WHO, “se necesitaría un rebaño adicional de 114.000.000 cabezas de ganado para compensar esta pérdida.”
El nuevo método se hace popular
¿Cuándo comenzó la tendencia de dar el biberón? ¿Por qué se ha hecho popular?
El tiempo lo identifica una experiencia de la vida real. En 1907 una niña norteamericana, al ver a una vecina dar el biberón a su bebé corrió a casa a preguntar a su madre la razón para esta acción peculiar. Más tarde, en los años 1920, esta misma joven, mientras servía como enfermera, dijo que se sorprendió cuando vio a una madre amamantar. En algunos lugares de los Estados Unidos el cambio de amamantar a los bebés a la lactancia artificial ocurrió con esa rapidez.
El perfeccionamiento de las fórmulas de leche de vaca, la refrigeración, esterilización y propaganda extensa fueron los principales responsables. Pocas familias evidentemente querían parecer anticuadas, de modo que aceptaron el nuevo método de lactancia. Muchas madres hallaron que se adaptaba a su nuevo estilo de vida industrializada.
Pero con el cambio de estilo de vida y la popularidad de dar el biberón, se observó una circunstancia extraña. The Encyclopedia Americana (1927) explicó: “La vida moderna —y especialmente la vida de ciudad— de algún modo ha incapacitado a cierta proporción de mujeres para producir leche de pecho para su prole.”
Más recientemente, un estudio hecho en la India halló que más del 80 por ciento de las mujeres con una buena educación académica no podían dar el pecho por tanto como seis meses. Sin embargo, entre las madres pobres esa incapacidad de dar el pecho era prácticamente desconocida.
Es comprensible que una madre que tiene dificultad en amamantar, o que teme que no lo podrá hacer, quizás considere que amamantar sería una carga. Pero, ¿a qué se debe que la mujer “moderna” fracase frecuentemente al amamantar, mientras que otras lo dan por sentado y disfrutan de amamantar a sus bebés? ¿Cómo ha interferido la vida moderna con esta función básica de la madre?
Grandes obstáculos para amamantar
Los obstáculos son mayores de lo que uno pudiera imaginarse. Los métodos en los hospitales modernos hacen especialmente difícil el amamantar. A una madre nueva por rutina se le dan inyecciones de hormonas para secar su provisión de leche. Aun en los casos en que ella pueda evitar éstas, puede enfrentarse a obstáculos abrumadores.
Por ejemplo, durante el parto una madre frecuentemente recibe grandes cantidades de anestesia, lo cual la pone en un estado de inconsciencia o sopor. Las drogas afectan al bebé también, dejándolo embotado y perezoso por días. Por lo tanto chupa mal, y puesto que es la succión lo que estimula la producción de leche, su producción se dificulta.
Además, por lo general al bebé se le separa de la madre y se le mantiene en una guardería central. Puesto que es trabajo extra el traer al bebé a su madre para la frecuente alimentación, las enfermeras a veces dan alimentación suplementaria de biberón. Como resultado, el bebé no tiene hambre y por lo tanto no chupa vigorosamente el pecho, lo cual hace aun más difícil la producción de leche materna. No es de asombrarse que debido al desaliento ella cese de tratar de amamantar.
Recientemente, en una carta a los publicadores de ¡Despertad! una madre explicó: “El dar el pecho a mi hijo produjo toda clase de sentimientos molestos con mi médico, las enfermeras en el hospital, los parientes y los amigos. Toda esta gente actuó a veces como si yo fuera repulsiva por hacer algo muy natural. Desde el principio mi médico estuvo en contra de amamantar, y las enfermeras en el hospital no fueron de ninguna ayuda con sus horarios rígidos.”
Esas experiencias son comunes. De hecho, el Dr. Jean Mayer, profesor de nutrición en la Universidad de Harvard, admitió: “En los hospitales dominados por varones, oficialmente se desanima el amamantar.”
Imagínese cómo ese desaliento de parte de la gente profesional puede afectar a la madre. Ella puede desarrollar ansiedad, turbación, duda acerca de su capacidad para amamantar, o aun pensar que el amamantar es “animalismo.” Cualquiera de esos sentimientos negativos puede suprimir las funciones productoras de leche.
De hecho el factor más provechoso para amamantar con éxito es una actitud mental calmada y confiada. La mayor parte de las mujeres en el mundo tienen esa actitud, puesto que donde ellas viven se acepta al amamantar como el único modo de alimentar a un bebé. Pero en los lugares industrializados del mundo es diferente, como lo señala un médico de Nueva York:
“¿Cuándo fue la última vez que vio a alguien amamantar? Parece que ha desaparecido toda mujer que alguna vez amamantó, y la mujer que decide amamantar necesita a alguien con quien hablar. Algunas veces, sencillamente la presencia de alguien ayuda.” Pero el triste hecho es que, muchas madres no reciben este apoyo, y por lo tanto no pueden amamantar a sus bebés.
Sin embargo, ¿se debe este fracaso a que la madre es incapaz de producir leche? ¿Hay razón para que una madre tema que ella no tiene suficiente leche para su bebé?
Las mujeres tienen asombrosas capacidades para amamantar. Por ejemplo, la Biblia, revela que la envejecida esposa de Abrahán Sara no destetó a su hijo Isaac sino hasta que éste tuvo cinco años de edad. ¿Le sorprende eso? Sin embargo comúnmente las mujeres han amamantado por más tiempo. Saturday Review of the Sciences de mayo de 1973 declara:
“Los antiguos indios creían que cuanto más tiempo recibía un niño leche de pecho, tanto más viviría. No era raro, por lo tanto, que los niños fueran amamantados hasta la edad de ocho o nueve años. Hace solo 40 años, las madres chinas y japonesas amamantaban a sus hijos tanto como 5 y 6 años.”
Solo relativamente unas pocas madres, aquellas que tienen un raro desequilibrio hormonal, no pueden producir leche. El hecho de que aun las madres en las naciones industrializadas tienen la capacidad de amamantar fue ilustrado durante la II Guerra Mundial. Antes de ésta se informa que solo el 38 por ciento de las madres nuevas en Francia amamantaban a sus bebés. Sin embargo, bajo las condiciones de tiempo de guerra, cuando no se podían obtener fórmulas artificiales, casi todas las madres lograron dar el pecho.
Es notable que las mujeres pueden amamantar con buen éxito a varios niños al mismo tiempo. Observó el Dr. Benjamin Spock: “me ha interesado saber de las madres de mellizos que por lo menos una proporción tan grande como la proporción de madres con un solo hijo pueden amamantar satisfactoriamente a ambos bebés.”
Aun cuando su régimen alimenticio es severamente restringido, las madres pueden amamantar con buen éxito.
Esto lo demostró un estudio de madres que amamantaban en la India. Aunque subsistían con un régimen diario de solo 1.400 y 2.400 calorías, amamantaron a sus bebés con buen éxito por más de un año. El valor alimenticio de la leche era casi el mismo que el de la leche producida por mujeres que recibían un régimen adecuado. Sin embargo, en esos casos el cuerpo de la madre que amamanta se agota para satisfacer las necesidades del bebé.
Aun cuando una mujer no haya amamantado recientemente, sus pechos pueden ser estimulados a producir leche. Por ejemplo, se halló que un infante muy enfermo de once semanas de edad, alimentado a biberón requería leche de pecho para sobrevivir. Para proveerla, la madre, “seca” por más de dos meses, comenzó a dejar que su bebé chupara sus pechos. En ocho días su leche comenzó a fluir, y en seis semanas pudo alimentar a su bebé completamente.
Es obvio que las madres han sido maravillosamente equipadas por su Creador para amamantar a los bebés. Los obstáculos, creados por los estilos y las actitudes del vivir moderno, no tienen por qué ser insuperables.
Superando obstáculos
En el hospital una madre puede bondadosa pero firmemente dar a conocer su deseo de amamantar. Puede solicitar que no se le administren las inyecciones para ‘secarla.’ Es posible que también se le permita amamantar en la mesa de partos, puesto que esto ayuda a estimular la producción de la leche. También se pueden hacer arreglos para que su bebé solo sea alimentado a pecho, sin que el personal del hospital le dé el biberón.
La madre no tiene por qué temer que no tendrá suficiente leche para su bebé. Aun si ella ha recibido inyecciones para ‘secarla,’ y en el hospital ha sido imposible amamantar apropiadamente, la insistente succión del infante pronto establecerá suficiente producción de leche. Algunas madres, sin embargo, se preocupan cuando ven a sus bebés chupar su mano después de darle el pecho. Piensan que todavía tiene hambre. Pero por lo general esto solo es el instinto de chupar del bebé, no hambre.
No obstante, si hay duda, la madre puede dejar que el bebé mame otra vez, aunque solo haya terminado unos pocos minutos antes. Si tiene hambre volverá a vaciar completamente los pechos. Esto estimulará a los pechos a producir una mayor cantidad de leche. Este realmente es un maravilloso sistema diseñado por un Creador sabio en que el suministro satisface la demanda. El estímulo de la succión acciona los pechos de la madre para satisfacer las necesidades alimenticias del niño... aun las necesidades de dos bebés sanos, si eso fuera necesario.
De modo que no hay razón para preocuparse. La provisión de leche materna es exactamente ideal para su bebé. En realidad, ¿no sería tonto el que ella dude de que puede hacer lo que prácticamente ha hecho toda mujer como parte natural de su vida desde que lo hizo Eva?
Pero, ¿qué hay acerca de las actitudes de otros, personas hoy en día que erróneamente creen que el amamantar es algo degradante? Las costumbres y las actitudes no deben pasarse por alto... no sería prudente amamantar de tal modo que ofendiera las sensibilidades públicas. Sin embargo, el amamantar se puede hacer discretamente, sin que el pecho esté expuesto y que personas cercanas se den cuenta de que se está alimentando a un bebé. Como lo señaló una madre: “Hay un modo correcto de hacerlo. . . . una debe tomar en cuenta los derechos de otros.”
El placer de amamantar
Por lo general las mujeres esperan con anhelo amamantar a sus bebés. La bien conocida experta en alimentación Adelle Davis declaró: “He entrevistado a más de 2.000 futuras mamás y todavía puedo contar con los dedos de una mano las que dijeron que no querían amamantar a sus bebés.” El satisfacer este deseo puede proporcionar un genuino placer.
En primer lugar, hay una satisfacción emocional. Una madre escribió: “Mi principal razón para optar por amamantar fue emocional. Me era profundamente satisfactorio acunar a nuestro primer bebé en mis brazos y alimentarlo de mi propio cuerpo.” El infante también recibe gran beneficio emocional, como lo señala el respetado volumen médico Current Therapy 1972: “Las ventajas psicológicas para el infante y la madre son ampliamente aceptadas.” El contacto regular, estrecho con la madre es inapreciable para el desarrollo de un niño.
La madre que amamanta también puede hallar placer en el hecho de que le está proveyendo a su bebé la mejor alimentación posible. Su leche es ideal para su bebé, pues fue diseñada de ese modo por el Creador. Por lo tanto, la evidencia muestra que los bebés a los que se les da el pecho son más sanos y tienen una proporción de mortandad menor que los que son alimentados artificialmente.
También está el placer de la conveniencia. Como escribe una madre: “Hallé que podía llevar a nuestros hijos a cualquier parte cuando eran pequeños y siempre tener a la mano leche limpia esterilizada y nunca tener que calentar un biberón.” Además, muchas familias están contentas con el dinero ahorrado, pues no hay necesidad de comprar biberones y alimento.
Es verdad, los obstáculos creados por la vida moderna han hecho que algunas consideren que el amamantar es una carga. Pero lo cierto es que es una de las experiencias agradables arregladas por el Creador para el bien de sus criaturas.
[Nota]
a Vea ¡Despertad! del 22 de octubre de 1973, para una consideración de las ventajas de dar el pecho.