¿Es su vida verdaderamente satisfaciente?
UNA madre de seis hijos en un país de la América Latina sabe que su esposo ha estado teniendo relaciones sexuales con otra mujer durante los últimos diez años y que está tratando de “conquistar” aun a otra. No puede ir a los tribunales para divorciarse de él; en ese país no hay provisión para el divorcio. Tampoco puede separarse de él, porque necesita el sostén económico de su esposo para criar a sus hijos. Si usted tuviera que vivir en esas condiciones, ¿hallaría la vida verdaderamente satisfaciente?
Quizás su caso no sea tan grave. Pero, ¿es usted un ama de casa? ¿No la cansa a veces la rutina, al parecer sin fin, de limpiar, cocinar, hacer las compras, zurcir, lavar y planchar? ¿Y qué hay acerca de vivir con lo que se gana cuando uno se enfrenta al constante aumento del costo de la vida? Estas cosas han ocasionado que muchas amas de casa sientan que su vida está lejos de ser satisfaciente.
Los hombres, también, se sienten frustrados. Los trenes subterráneos y autobuses colmados, las congestiones de tráfico, los problemas de estacionamiento diariamente ponen a prueba la paciencia de millones. Algunas veces la causa del disgusto es más profunda, como en el caso de un funcionario de una compañía de medicamentos en una gran ciudad de la América Latina.
Este hombre dedicó toda su vida a su trabajo, trabajando por años sin tomar vacaciones. El trabajar horas extras fue para él la regla más bien que la excepción. Pero ahora, después de veinticinco años de fiel servicio de su parte, la compañía sufre de fricciones internas y está al borde de la bancarrota. La inquietud y desesperación resultantes han afectado adversamente la salud y el ánimo de este hombre. Después de todos esos años de servicio él se pregunta: “¿Realmente ha valido la pena?”
¿Qué hay en cuanto al lector? ¿Es su vida verdaderamente satisfaciente? ¿Parecen valer la pena sus metas en la vida? ¿Qué puede hacer uno para combatir las frustraciones que, para muchos, han empañado el gozo de vivir?
Algunas causas de la frustración
Aunque algunas personas sufren por circunstancias sobre las cuales no tienen control, en gran parte la gente se causa sus propias inquietudes. Es tal como lo declara la Biblia: “Porque cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará.”—Gál. 6:7.
Parte del problema quizás sea la actitud personal de uno. ¿Tiende usted a enfatizar el aspecto negativo de las cosas? Esto puede ser perjudicial, porque hace surgir sentimientos de autocompasión y un espíritu de queja. ¿No sería mejor meditar en los beneficios de su rutina diaria? La Biblia dice que la gente debería ‘ver el bien’ por todo su duro trabajo. (Ecl. 5:18) El ver el aspecto positivo de las cosas debería serle muy útil para obtener más satisfacción de la vida.
Aun con un punto de vista positivo, sin embargo, el ir en pos de la seguridad material como la meta principal en la vida puede robarle la satisfacción. Eso es lo que le sucedió al funcionario que hemos mencionado. Él y millones como él por todo el mundo han aprendido por la dura experiencia que la Biblia dice la verdad cuando dice: “Un simple amador de la plata no estará satisfecho con plata, ni ningún amador de la riqueza con los ingresos. Esto también es vanidad.” (Ecl. 5:10) ¿Giran sus principales metas alrededor de las cosas materiales? ¿No le sería provechoso adquirir una nueva perspectiva de la vida?
La inmoralidad sexual, también, se ha hecho común, pero, ¿cuáles son sus resultados? Si una persona está casada, la inmoralidad abre una brecha entre los miembros de la familia. Puede que la persona inmoral sufra de horribles enfermedades venéreas u otras enfermedades físicas debido a una conciencia culpable. Lo que es más serio, esta clase de conducta destruye la relación del individuo con Dios. ¿Es realmente ésa la clase de vida que uno desea?
Por otra parte, es posible que las circunstancias que roban el significado verdadero a su vida no sean todas de su propia hechura. El actual sistema de cosas es una principal causa de disgustos para muchos. La gente sufre debido a las presiones producidas por la escasez de vivienda, los precios de alimentos que suben por las nubes, y los impuestos elevados. Hay injusticias. La tensión racial, el abuso de las drogas, el crimen y la violencia plagan las ciudades por todo el mundo. Al saber que son impotentes para llevar a cabo un cambio, algunos se desilusionan de la vida.
La clave para la satisfacción en la vida
Muchas personas, aunque insatisfechas con su vida no hacen nada, ni siquiera acerca de las situaciones que sí podrían mejorar. Algunos alcohólicos, por ejemplo, se dan cuenta del daño que se hacen a sí mismos y a sus familiares queridos. Pero, ¿cuántos cambian solo debido a estas cosas? Un elemento clave que podría proveer motivo suficiente para cambiar es algo que falta en la vida de esas personas. ¿Qué es eso?
El deseo sincero de agradar al Creador de la humanidad. Cientos de miles de personas por todo el mundo han hallado que ese deseo les ha dado el ímpetu para cambiar todo su proceder en la vida. Pero este deseo no se convierte en una fuerza impulsora sin esfuerzo personal. ¿Está dispuesto a hacer ese esfuerzo? ¿Qué requeriría eso?
Ante todo, una persona debe estudiar la Biblia, la cual puede ayudarla a familiarizarse con la personalidad distintiva de Dios y Su punto de vista de los asuntos. Aprende por qué ha habido enfermedad y muerte, por qué se ha permitido la iniquidad, también concerniente al propósito del Creador, de destruir el actual corrupto sistema de cosas y de proveer un gobierno para toda la humanidad, un gobierno justo que gobernará desde el Cielo. (Dan. 2:44; Isa. 11:1-5) Aprende acerca de la provisión de Dios de traer de vuelta a la vida en esta Tierra a millones de muertos, y eso en un tiempo cuando la Tierra haya sido hecha un paraíso.—Luc. 23:43; Hech. 24:15.
¿Cómo afecta ese conocimiento a una persona honrada? Bueno, ¿cómo se siente uno cuando conoce a una persona afectuosa, compasiva, imparcial, atenta y generosa? ¿No se siente uno atraído a ella con el deseo de devolver de algún modo pequeño la bondad que ésta le haya mostrado? Sucede igual cuando la gente llega a conocer los tratos compasivos de Dios con la humanidad y su propósito amoroso para el bien eterno de ella. Ese conocimiento impulsa a la gente a hacer cambios en su vida. Hacen esto voluntariamente, sabiendo que el modo de demostrar amor por Dios es ‘observando sus mandamientos; y, sin embargo, sus mandamientos no son gravosos.’—1 Juan 5:3.
La gente en cada continente y de toda condición social ha hallado que el amor a Dios impulsado por el conocimiento exacto de su Palabra ha sido la clave para lograr una vida satisfaciente. Los mandamientos de Dios no solo “no son gravosos,” sino que proporcionan beneficios definidos ahora a los que los observan. Considere algunos de éstos.
Beneficios de la “nueva personalidad”
El apóstol Pablo, en Colosenses 3:9, 10, 12, 13, aconseja: “Desnúdense de la vieja personalidad con sus prácticas, y vístanse de la nueva personalidad, . . . vístanse de los tiernos cariños de compasión, bondad, humildad de mente, apacibilidad y gran paciencia. Continúen soportándose los unos a los otros y perdonándose sin reserva los unos a los otros si alguno tiene causa de queja contra otro.” Puede que uno diga que sencillamente no es de esa clase de persona. Pero la Biblia puede ayudarlo a cambiar, ¡y ciertamente vale la pena hacerlo! Estas cualidades piadosas pueden ayudarlo a enfrentarse calmadamente con las muchas situaciones irritantes que le ocurren a una persona cada día, aun si los asuntos fueran tan dificultosos como los de la señora que se mencionó al comienzo de este artículo.—Vea también Efesios 4:20-32.
Piense, también, en los beneficios de obedecer el mandamiento de las Escrituras: “Amortigüen, por lo tanto, los miembros de su cuerpo que están sobre la tierra en lo que toca a fornicación, inmundicia, apetito sexual, deseo perjudicial y codicia.” (Col. 3:5) ¡Y qué notables bendiciones resultan de observar este mandato: “Mas ahora realmente deséchenlas todas de ustedes, ira, cólera, maldad, habla injuriosa y habla obscena de su boca”! (Col. 3:8) La conciencia limpia, el respeto de uno mismo, la salud mejorada y la seguridad emocional que pueden resultarle a una persona y a sus familiares queridos de este cambio hacen que bien valga la pena el esfuerzo.
“Nunca se inquieten” por los artículos de primera necesidad
Las inquietudes de obtener cosas necesarias como el alimento y la ropa roban la satisfacción a la vida de millones de personas. Pero, como se registra en la Biblia en Mateo 6:31-33, Jesucristo aconsejó: “Nunca se inquieten y digan: ‘¿Qué hemos de comer?’ o ‘¿qué hemos de beber?’ o ‘¿qué hemos de ponernos?’ . . . Sigan, pues, buscando primero el reino y Su justicia, y todas estas otras cosas les serán añadidas.” No es que los cristianos esperan que Dios les provea milagrosamente sin ningún esfuerzo de parte de ellos. La regla de las Escrituras es: “Si alguien no quiere trabajar, que tampoco coma.” (2 Tes. 3:10) Pero la Biblia les ha ayudado a tener fe firme en Dios, así es que no se desesperan por estas cuestiones.
Aun desaparecen más frustraciones en la vida cuando uno desarrolla el punto de vista bíblico de lo que verdaderamente es valioso. Leemos en el Salmo 119:72: “La ley de tu boca [de Dios] es buena para mí, en mayor grado que miles de piezas de oro y plata.” Los que consideran las cosas espirituales de más valor que las materiales concuerdan con el apóstol Pablo, quien dijo: “Teniendo, pues, sustento y con qué cubrirnos, estaremos contentos con estas cosas.” (1 Tim. 6:8) Prescindiendo de sus circunstancias, aprenden a sacar el mejor partido de ellas.
Hallaron satisfacción en la vida
Hoy día, en más de 200 países por toda la Tierra la Biblia ha ayudado a la gente a sobreponerse a las frustraciones y a vivir una vida que verdaderamente es satisfaciente. La experiencia de un veterano de la Real Marina Canadiense es un ejemplo:
“Cuatro años de experiencia militar durante la II Guerra Mundial me transformaron de un joven e ingenuo marino voluntario a un veterano consciente de la política, ansioso de luchar en el frente civil por las libertades y la justicia por las cuales habíamos combatido... supuestamente.
“Parecía esencial una educación seglar superior para lograr mi meta; así es que me dirigí a la universidad. Pero pronto comprendí que las instituciones políticas existentes y los sistemas económicos dejaban mucho que desear en lo que respecta a satisfacer la necesidad del hombre de justicia imparcial, igualdad de oportunidades, y hermandad genuina. Me sentí desilusionado y frustrado.
“A mediados de mi educación universitaria mi esposa y yo comenzamos a estudiar la Biblia con los testigos de Jehová. Por fin empezamos a obtener respuestas a nuestras preguntas. Aprendimos que el gobierno humano jamás podrá satisfacer las necesidades del hombre, porque ‘no le pertenece al hombre que está andando siquiera dirigir su paso.’ (Jer. 10:23) Solo el gobierno del reino celestial de Jehová Dios puede administrar los asuntos terrestres con justicia. Pronto el reino de Dios reemplazará el actual sistema corrupto con uno nuevo en el cual ‘la justicia habrá de morar.’—2 Ped. 3:13.
“La esperanza dada por Dios de un nuevo sistema de cosas llenó una gran brecha en nuestras vidas. Nos emocionó, también, hallar en los testigos cristianos de Jehová una organización que se rige por los principios bíblicos que prevalecerán en ese nuevo orden. Esto ha satisfecho nuestra sed de justicia por los pasados veintitrés años.
“Todavía entró más satisfacción en nuestras vidas cuando decidimos mudarnos a la América del Sur. Aquí disfrutamos plenamente del privilegio de buscar y enseñar a ‘los mansos’ a vivir vidas llenas de significado mientras esperamos las bendiciones venideras bajo el reino de Dios.—Sal. 25:9.
“¡Cuán agradecidos estamos de que se nos haya evitado el sufrir las frustraciones de los que se esfuerzan en vano por enderezar el sistema de cosas actual!”
Más felices con menos
Hace cuatro años una familia de ocho hizo un arreglo diferente de sus asuntos para dedicar más tiempo a ayudar a otros a aprender la voluntad divina. Esto ha resultado en mucha satisfacción personal. Los cinco hijos mayores ahora dedican todo su tiempo a enseñar la Palabra de Dios a otros. ¿Qué indujo a esta familia a hacer esto? La madre relata:
“Después de la II Guerra Mundial mi esposo y yo dejamos Holanda y nos mudamos al Canadá buscando seguridad económica. Nuestra meta era criar a nuestra familia en una granja allí. Considerábamos que la labranza era el modo de vivir más natural, y pensábamos que una granja sería la mejor herencia que podíamos pasar a nuestros hijos.
“Por un tiempo las cosas parecieron prometedoras; pero el costo de la vida continuaba aumentando, y nuestra familia crecía más rápidamente que nuestra cuenta bancaria. Nos preguntábamos: ¿Alcanzaríamos alguna vez nuestra meta o estábamos corriendo tras el viento?
“Entonces aconteció un gran cambio en nuestras vidas. Por medio de un estudio de la Biblia con los testigos de Jehová aprendimos que el nuevo sistema de cosas que Dios ha prometido se convertirá en realidad dentro de la actual generación. Esto cambió por completo nuestra perspectiva de la vida.
“Llegamos a comprender que no era necesario que siguiéramos desgastándonos para edificar una herencia material apreciable para nuestros hijos. En el futuro cercano Dios se encargará de que todos tengan un hogar confortable y suficiente alimento, junto con verdadera paz y seguridad. Ahora la cosa importante es ir y compartir con nuestro prójimo las maravillosas verdades bíblicas que hemos aprendido.
“Aunque nuestros ingresos modestos nos permiten pocos de los bienes del mundo, estamos satisfechos con tener suficiente para comer, suficiente ropa y una casa en la cual vivir. Personalmente hemos experimentado que ‘hay más felicidad en dar que la que hay en recibir.’—Hech. 20:35.
“Ya no me siento atollada con las innumerables obligaciones domésticas relacionadas con cuidar de una familia grande. Nuestros hijos ayudan de buena gana con la cocina, el lavado y los otros quehaceres domésticos. Esto nos permite a todos tener tiempo para participar en la más importante actividad de ayudar a otros a aprender ‘la verdad que libera a la gente’ para que ellos, también, puedan disfrutar de una vida verdaderamente satisfaciente.”—Juan 8:32.
¿Es su vida verdaderamente satisfaciente? ¿Por qué no da pasos para que sí lo sea por medio de disfrutar de un estudio de la Biblia gratis en su hogar con los testigos de Jehová? Comuníquese con ellos localmente o escriba a los publicadores de esta revista.