¿Cuál es la mayor ganancia de todas?
NO HACE muchos años atrás era algo común el que los hombres casados en las provincias meridionales de China dejaran a su familia, sabiendo muy bien que no volverían a ver a su esposa e hijos por diez, veinte o más años. Viajaban a un país extranjero y allí trabajaban día y noche como esclavos, viviendo frugalmente y ahorrando tanto como fuera posible para el tiempo cuando volvieran al hogar. Su gran meta era retirarse. Esto significaba comprar una porción de terreno para poder disfrutar de su producto durante los restantes años de su vida. Ellos consideraban que ganar esa meta era un gran logro.
¿Qué hay acerca de las personas que no iban al extranjero en pos de fortuna, sino que se quedaban en su propio país? También iban en pos de una meta similar en la vida. Trabajaban muy duro, frecuentemente siete días a la semana, diez o doce horas por día, ganando dinero y ahorrándolo con la esperanza de retirarse y vivir cómodamente hasta su muerte.
A la postre, ¿obtuvieron felicidad y satisfacción estas personas que hicieron de las riquezas su principal meta en la vida? Habían gastado enormes cantidades de tiempo y energía en su esfuerzo. Como miembros de familia, tuvieron muy poco tiempo para estar juntos y para hacer cosas juntos, y, por lo tanto, se dedicaba poca atención a edificar una relación familiar afectuosa y amorosa. A menudo su salud se debilitaba por trabajar excesivamente durante largas horas, año tras año, sin descanso apropiado. Frecuentemente sufrían de deficiencias en su alimentación, debido a su frugalidad. Como resultado, para cuando habían ganado suficientes riquezas para adquirir las comodidades materiales que deseaban, ya no tenían la salud o la capacidad de disfrutar de los lujos que su dinero podía comprar.
Esa búsqueda frenética de las riquezas materiales de ningún modo es algo del pasado. Hoy día, en Hong Kong, muchos jóvenes estudian arduamente en las escuelas, frecuentemente en perjuicio de su salud, para poder obtener buenas notas y graduarse con honores. Aun después de completar su educación básica, y después de ir a trabajar para ganarse el sustento, muchos todavía van a escuelas nocturnas para mejorar su educación. No, no tanto por obtener el conocimiento en sí, sino para obtener un trabajo mejor pagado.
Esta búsqueda apasionada de los bienes materiales como un gran premio es un concepto que penetra en la mente y las actividades de una gran parte del pueblo chino. Esto, a su vez, influye en sus opiniones acerca de asuntos como las relaciones de familia. Por ejemplo, consideran el criar hijos como sacar una póliza de seguro. Los padres proveen a los hijos jóvenes los artículos de primera necesidad y la educación, para que cuando éstos sean adultos, a su vez, puedan pagar su deuda por medio de mantener a sus padres, aunque los padres estén plenamente capacitados para trabajar.
En un caso un niño le preguntó a sus padres: “¿No me criaron ustedes por amor?” Ellos le replicaron: “¡No, por dinero!” En otro caso se le dijo a un turista mientras viajaba por el Oriente: “Ustedes los norteamericanos tienen el seguro social para encargarse de ustedes en la vejez, ¡pero nosotros tenemos hijos!”
Que nadie piense que esta búsqueda del materialismo es algo que solamente aflige a la gente en el Oriente. ¡De ningún modo! Es una enfermedad que se ha esparcido por todo el globo terráqueo y de un modo u otro plaga a la mayor parte de la población de la Tierra. Millones de personas hacen del dinero su dios, su objeto de adoración, y así se hacen víctimas de una religión falsa que esclaviza a sus devotos. Como reza el dicho: “El Dinero es el más grande dueño de esclavos en el mundo.”
¿Vale la pena el costo?
No hay duda de que la gente paga mucho cuando se esfuerza desesperadamente por acumular riquezas materiales. Esto hace surgir la pregunta: ¿Vale la pena? ¿Ganan verdaderamente estas personas una gran meta, o en realidad se pierden el verdadero propósito de vivir? ¿Están verdaderamente engañados por un falso concepto de lo que realmente es la mayor ganancia de todas? “Es un gran simplón,” escribió alguien una vez, “el que imagina que el poder principal de la riqueza es el de satisfacer los deseos. En noventa y nueve casos de cada cien crea más deseos de los que satisface.”
Hay un dicho chino: ‘Los pájaros mueren por alimento, pero los hombres mueren por dinero.’ ¡Desde tiempos remotos, cuán frecuentemente los hombres han arriesgado su vida, o aun pagado con su vida, por ir en pos de las riquezas materiales! Muchos tratan de hacerse ricos rápidamente participando en actividades ilegales o peligrosas, resultando en su encarcelamiento por agentes de la ley o hasta en su muerte. Otros trabajan como esclavos para acumular riquezas, arruinando su salud y dejando poco o ningún tiempo para pasarlo con sus familiares queridos. Muchos jóvenes creen, no sin razón, que el énfasis excesivo en el materialismo dentro de la familia debilita el cariño de los padres por sus hijos así como el respeto de los hijos por sus padres.
Así es que se debe concluir que un punto de vista materialista de la vida, con la búsqueda de los bienes como la meta principal, es tanto irrazonable como impráctico. En contraste con el punto de vista desequilibrado que tantas personas despliegan hacia la búsqueda de las riquezas materiales, la enseñanza de la Palabra de Dios, la Biblia, acerca del asunto es tanto razonable como satisfactoria. Si se sigue, puede contribuir mucho a mejorar las relaciones de familia y a traer felicidad personal en la vida.
Punto de vista bíblico
Contrario a lo que piensan muchas personas, la Biblia no condena la posesión de bienes materiales. Algunos de los fieles y aprobados siervos de Dios en el pasado, como Abrahán y Job, fueron hombres de gran riqueza. La Biblia reconoce que el dinero puede servir un propósito útil, “para una protección,” en el actual sistema de cosas.—Ecl. 7:12.
Al mismo tiempo la Palabra de Dios condena un codicioso “amor al dinero,” diciendo que algunos “haciendo esfuerzos por realizar este amor . . . han sido descarriados de la fe.” Y además “se han acribillado con muchos dolores.” Por eso advierte enfáticamente: “Los que están determinados a ser ricos caen en tentación y en un lazo y en muchos deseos insensatos y dañinos, que precipitan a los hombres en destrucción y ruina.”—1 Tim. 6:9, 10.
En vez de señalar hacia los bienes materiales como la ganancia más grande, la Biblia aconseja: “Ciertamente es un medio de gran ganancia, esta devoción piadosa junto con el bastarse con lo que uno tiene. Porque nada hemos traído al mundo, y tampoco podemos llevarnos cosa alguna. Teniendo, pues, sustento y con qué cubrirnos, estaremos contentos con estas cosas.” (1 Tim. 6:6-8) O, como este mismo escritor, el apóstol Pablo, dice en otra carta: “Que su modo de vivir sea exento del amor al dinero, estando contentos con las cosas presentes. Porque él ha dicho: ‘De ningún modo te dejaré y de ningún modo te desampararé.’”—Heb. 13:5.
Jesús señaladamente preguntó: “Realmente, ¿de qué provecho le es al hombre si gana el mundo entero pero se pierde a sí mismo o sufre daño?” (Luc. 9:25) Como cualquier persona razonable puede ver sin dificultad, la vida es mucho más valiosa que las posesiones materiales, puesto que sin vida no se puede disfrutar absolutamente de nada. La vida es un don del gran Creador, Jehová. Amorosamente, él ha hecho arreglos definitivos para que todos los que lo aman y lo adoran obtengan vida eterna rodeados de condiciones justas. De modo que, recibir este maravilloso don de vida eterna en el justo nuevo sistema de Dios... ¿no es ésta verdaderamente la mayor ganancia, el don más precioso, que el hombre jamás puede aspirar a obtener?
Con esta evaluación apropiada de los asuntos uno no dejará de ‘pagar de vuelta a Dios las cosas de Dios,’ a saber, la adoración y devoción que le deben sus criaturas, y así probar que es digno del precioso don de la vida, procedente de la gran Fuente de la vida.—Mat. 22:21; Sal. 36:9.
Además, Jesús declaró: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo.” (Juan 17:3) Esto muestra claramente la importancia de adquirir conocimiento de la Palabra de Dios la Biblia. Una de las cosas más importantes que la Biblia nos enseña a hacer es ‘trabajar con nuestras manos, para andar decentemente en lo que tiene que ver con los de afuera y no estar necesitando nada.’ Dios ciertamente odia a los que son holgazanes.—1 Tes. 4:11, 12; Pro. 6:6-11; 21:25.
Lo que es más, la Biblia le muestra a los miembros de la familia su lugar apropiado en el hogar, cómo pueden vivir en paz y armonía, tratándose los unos a los otros con genuino amor y respeto. (Col. 3:18-21) La Palabra de Dios también nos muestra cómo hacer frente a los muchos problemas que afligen a la humanidad en todas partes, como la delincuencia moral que se extiende por todo el mundo. Así es que en todos los asuntos la Biblia nos ayuda a mantener un punto de vista equilibrado, poniendo en primer lugar en nuestra vida los intereses espirituales. Al hacer de nuestra primera preocupación el mantener una relación apropiada con nuestro Padre celestial tenemos un verdadero propósito en la vida... servir a nuestro gran Creador Jehová y hacer el bien a nuestros semejantes.
Todos nos podemos beneficiar del consejo que Jesús dio en su Sermón del Monte cuando dijo: “Dejen de acumular para ustedes tesoros sobre la tierra . . . Más bien, acumulen para ustedes tesoros en el cielo, donde ni polilla ni moho consumen, y donde ladrones no entran por fuerza y hurtan.” Y prescindiendo de si somos ricos o pobres nos podemos beneficiar grandemente de la admonición bíblica a los ricos en lo material: “Da órdenes a los que son ricos en el presente sistema de cosas que no sean altaneros, y que cifren su esperanza, no en las riquezas inseguras, sino en Dios, que nos proporciona todas las cosas ricamente para que disfrutemos de ellas; que trabajen en lo bueno, que sean ricos en obras excelentes, que sean liberales, listos para compartir, atesorando para sí mismos con seguridad un fundamento excelente para el futuro, para que logren asirse firmemente de la vida que lo es realmente.”—Mat. 6:19, 20; 1 Tim. 6:17-19.
¡El lograr “asirse firmemente de la vida que lo es realmente” por medio de satisfacer los requisitos establecidos por el Creador de la vida... ciertamente es la mayor ganancia que se puede obtener!