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¡Despertad! 1975
g75 22/3 págs. 16-20

¿Debe volverse a escribir la historia?

LA MISMÍSIMA idea de “volver a escribir la historia” altera a algunas personas. Lo consideran un intento fraudulento de manipular el pasado para hacerlo armonizar con una teoría actual o para glorificar a una nación, raza o religión. ¿Es ése el caso?

Sí, lo es... algunas veces. El registro del pasado del hombre “se ha vuelto a escribir” de vez en cuando para concordar con ciertas ideologías políticas o religiosas. Pero esto no siempre es así. También hay circunstancias en las cuales la historia se debería revisar.

La cosa importante que hay que tener en mente es ésta: ¿Por qué se vuelve a escribir? ¿Cuál es el espíritu o la razón motivadora para reajustar la historia? Veamos.

Obteniendo los hechos

Una razón legítima para volver a escribir la historia es el que haya salido a luz más información. Prescindiendo de lo que piensen algunas personas, frecuentemente para un escritor es difícil obtener los “hechos” de la historia. ¿Por qué?

Es un hecho sorprendente el que un problema en particular sea la superabundancia de material al que se enfrenta el escritor moderno; ésta puede actuar como una barrera a su investigación. Humanamente le es imposible examinar toda la información disponible sobre algunos temas. Al mismo tiempo, aunque parezca paradójico, el material muy básico concerniente a acontecimientos de tiempos relativamente recientes frecuentemente falta o su significado no es claro.

Por ejemplo, ¿sabe usted quién descubrió el polo norte? Una verificación de las referencias le revelará que hay alegaciones y contraalegaciones de por lo menos dos hombres, Robert E. Peary y Frederick A. Cook. Muchos libros se han escrito sobre el tema. Pero, ¿quién en la actualidad puede decir a ciencia cierta quién llegó primero al polo norte... un incidente que sucedió hace menos de setenta años?

Y hace un poco más de diez años, el presidente norteamericano John F. Kennedy fue asesinado ante la vista de muchas personas. ¿Fue asesinado por un solo asesino, como se cree en general? ¿O hubo en realidad varios conspiradores responsables por la muerte del presidente? La respuesta a estas preguntas todavía se debate en algunos círculos.

Sí, según lo muestran estos ejemplos, el sencillamente seleccionar los “hechos” hace que el desafío al historiador moderno sea grande. Suponga que se pudiera resolver cualquiera de los puntos aquí mencionados. Sería necesario volver a escribir la historia bajo esa luz. Pero a veces hay que reajustar los libros de historia por otras razones.

Nuevos puntos de vista

El tiempo puede hacer que las naciones y la gente adopten nuevos puntos de vista del pasado. Por medio de la diplomacia y los acuerdos comerciales los anteriores enemigos se convierten en aliados. Varía la perspectiva desde la cual se examina el pasado y los libros de historia y los monumentos escritos en períodos anteriores llegan a parecer pasados de moda o ásperos. Lo que antes se creía malo, con el paso del tiempo, puede parecer bueno. En esos casos frecuentemente se vuelve a escribir la historia para amoldarla a una situación posterior.

Así es que, allá en 1868 la legislatura territorial de Nuevo México quiso honrar a sus soldados muertos. Se les dedicó un obelisco de once metros de alto: “A los héroes que han caído en batalla con los indios salvajes en el territorio de Nuevo México.” Ahora más de un siglo después, hasta la mayoría de los norteamericanos blancos reconoce que los indios que vivían en ese territorio no eran más “salvajes” que los invasores. Así es que varios funcionarios del actual Nuevo México quieren erigir otro mojón que explique que el lenguaje original del monumento ‘refleja el modo de pensar de una época pasada.’

Otro aspecto en el que también se ve cómo el cambio de actitud afecta los puntos de vista históricos, es el llamado espíritu religioso ecuménico actual. Anteriormente, las historias católicas con respecto a la Inquisición se inclinaban a defender las acciones del tribunal de la Iglesia durante los siglos quince y dieciséis. Pero ahora, según la descripción de los escritores católicos, un reciente libro intitulado The Inquisition, por John A. O’Brien, de la universidad de Notre Dame, adopta “la nueva posición favorable del catolicismo posterior al [concilio] Vaticano II” y por lo tanto es “notablemente más honrado y libre de una alegación especial.”

Semejantemente, el espíritu ecuménico parece haber afectado la manera en que las publicaciones judías se refieren a Jesucristo. Por siglos la tradición judía prohibía hasta pronunciar el nombre de Jesús. Pero actualmente, un estudio judío revela que los actuales libros de texto que usan los israelíes jóvenes presentan algunas de las semblanzas más comprensivas de Jesús que jamás se hayan ofrecido a los judíos modernos.

El tiempo ha alterado los puntos de vista de los funcionarios del estado de Nuevo México, de la Iglesia Católica y del judaísmo. Cada uno ha considerado prudente “volver a escribir la historia.”

El otro lado

Hay otro asunto. Un punto de vista quizás sea bien conocido; es historia popularizada. Pero puede hacer aparecer a otro país u otra raza como atrasada o tonta. Estos con el tiempo también querrán contar su lado de la historia. Esto es de esperarse, ¿no es cierto? De modo que se vuelve a escribir la historia.

Por supuesto, obviamente hay aquí un peligro. La tendencia corriente cuando se vuelve a escribir la historia en un esfuerzo para sustentar cierto punto de vista es la de “escoger y elegir” la información, encontrando la que pinta un cuadro noble del lado de parte del cual está el historiador. Esto se parece al método de un abogado listo que examina minuciosamente la evidencia y solo selecciona el material que beneficiará a su cliente mientras que pasa por alto o suprime toda otra información. Cuando predomina este espíritu de “escoger y elegir,” la versión de la historia que se ha vuelto a escribir probablemente es tan tendenciosa como lo era la anterior.

Entonces, si una persona lee el libro de historia de una nación es probable que obtenga una impresión; al leer un libro de otro país recibirá un punto de vista totalmente diferente. Actualmente, por ejemplo, una comisión de alemanes y polacos está revisando los libros de texto escolares de historia relacionados con la frontera entre los dos países. Por generaciones en esta vecindad se ha infiltrado un aborrecimiento duro. Ahora ambos lados dicen que quieren nuevos libros de historia para ayudar a mitigar las ardientes polémicas de frontera del pasado. Pero no están de acuerdo en ciertos puntos.

Si uno le pregunta a los alemanes acerca de las incursiones teutónicas hacia el este dentro de Polonia hace aproximadamente 600 años, quizás las llamen una “misión civilizadora.” Pero pregúntele a los polacos. Quizás le digan que esas mismas actividades fueron una “agresión bajo el disfraz de una obra misional.” Cada lado, por lo tanto, tiene cierto punto de vista de lo que aconteció en el pasado. Cada uno puede señalar a cierta evidencia en apoyo de su lado de la historia.

Es parecido a lo que sucede con la historia africana. Pregúntese: ‘¿Cuánto sé en realidad acerca del pasado de África?’ Francamente, la mayoría de las personas hoy en día han aprendido la historia africana a través de los ojos de los europeos. Para el europeo, África fue un lugar donde el mercader, el misionero, el explorador y el conquistador se hicieron nombres para sí mismos. Los europeos frecuentemente consideraron a África atrasada y la llamaron el “Continente Oscuro.”

Pero, ¿consideran los africanos que ellos realmente eran tan atrasados como sugieren los europeos? Una respuesta la da Nwabueze Chukwemeka Okoye del Departamento de Estudios Africanos y Afroamericanos de la Universidad del estado de Nueva York. De la expansión europea en África, él dice: “El esfuerzo claramente fue el de justificar el dominio europeo de los africanos no en términos de pura fuerza (lo que fue) sino en términos de una superioridad cultural (lo que no fue).”

Hoy día, los africanos y los europeos sabios reconocen que algunos europeos tuvieron razones honradas para ir a África y verdaderamente hicieron cierta cantidad de bien. Por otra parte, reconocen que es evidente que después de la llegada de los extranjeros, una gran parte de la población africana fue explotada.

La persona que lee la historia y trata de ser tan objetiva como es posible aprecia que todos los lados —alemanes y polacos, europeos y africanos— tienen una historia que contar. Sabe que comúnmente hay un grado de exactitud en cada punto de vista. Pero también está consciente de que, para apegarse lo más posible a la verdad, debe equilibrar apropiadamente una historia con su opuesta.

En busca de un modelo

Los hombres vuelven a escribir la historia, también, porque están buscando un modelo en todos los acontecimientos que han ocurrido. Se han desarrollado teorías complicadas en un esfuerzo por explicar por qué las cosas sucedieron como sucedieron. Las narraciones históricas se rehacen con el fin de amoldarlas a esas ideas.

Así es que un historiador moderno considera la aparentemente cíclica subida y caída de los imperios como “olas” que se siguen unas a otras, alcanzando la cresta y después desplomándose. Otro escritor quizás analice toda la historia humana como un crecimiento o una constante acumulación de ideas e ideologías que llegaron a su cenit con la civilización occidental contemporánea. Otros aseveran que el mismo crecimiento de ideas, sin embargo, señala hacia el comunismo mundial. Los hombres que han escudriñado el pasado en busca de algún modelo han llegado a muchas conclusiones diferentes, y cada uno ha escrito y vuelto a escribir la historia en conformidad.

Sin embargo, ¿verdaderamente existe algún modelo de historia? Bueno, muchos de los alegados modelos de la historia existen mayormente en la mente de sus creadores. A menudo se ven confusos y artificiales, aunque algunos contienen algún elemento de verdad. Pero hay un modelo sobre el cual casi todos los estudiantes concuerdan. ¿Cuál es ése?

El que la historia humana en su mayoría ha sido mala. Baños de sangre, crisis económicas, escándalos, y toda forma de crueldades y torturas sádicas han sido las herramientas de la humanidad. Pocos estudiantes dejan de ver ese modelo.

¿A qué se debe este modelo de iniquidad?

La mayoría de los historiadores señalan a algo impersonal, que ellos llaman “fuerzas históricas,” y dicen que éstas son las responsables de lo que ha ocurrido. Pero, ¿a qué se debe que las “fuerzas históricas” hayan hecho tanto daño, creado tanta dificultad e intranquilidad cuando comúnmente la gente prefiere la paz y la calma? Las teorías de historia de los hombres, aunque atiborran los estantes, no han producido respuestas verdaderamente satisfactorias esa pregunta.

Pero la Biblia explica por qué es que este modelo tumultuoso se ha imprimido tan indeleblemente en la historia del hombre. Explica claramente qué han sido las “fuerzas históricas” verdaderas que han motivado a los hombres. Ante todo, la Biblia no pasa por alto el resultado natural de las cosas y las circunstancias; muestra que las personas y las naciones ‘siegan lo que siembran.’ Tanto las acciones buenas como las malas tienen una manera de alcanzar a las naciones —así como lo hacen con las personas— y las recompensan en conformidad. (Compare el ejemplo de los amorreos a los que se alude en Génesis 15:16.) Además, la Biblia revela que muchos de los problemas del hombre se originan en el pecado y la codicia del hombre, y solo la Biblia explica el origen de éstos. (Gén. cap. 3; Rom. 5:12) Pero la Biblia coloca gran parte de la culpa de la condición de los asuntos del hombre, no en una ‘fuerza histórica’ ciega, sino en una persona, el invisible Satanás. Muestra que él ha agravado las malas condiciones durante la historia, empeorándolas por medio de crear ayes. Ninguna otra cosa explica satisfactoriamente el consistente modelo de iniquidad de la historia.—Juan 8:44; Hech. 10:38; Rev. 12:10-12; 13:1, 2.

El propósito de Dios a través de la historia

Sin embargo, un avalúo correcto de la historia solo se puede hacer a la luz de algo más. ¿Qué es eso? La voluntad y el propósito de Dios. Un punto de vista apropiado de la historia debe tomar en cuenta la verdad que se le declaró al rey de Babilonia hace siglos: “El Altísimo es Gobernante en el reino de la humanidad, y . . . a quien él quiere dárselo se lo da.” (Dan. 4:32) Cuando su propósito ha estado envuelto él ha intervenido en los asuntos humanos. Cualquiera que pasa por alto este hecho de la historia tiene que revisar gran parte de su opinión del pasado.

El apóstol cristiano Pablo estuvo consciente de este importante factor. Al hablar acerca de Dios, Pablo dijo: “Él creó de un solo linaje a todas las razas de los hombres, para poblar la entera superficie de la tierra. Estableció las épocas de la historia de ellos y los límites de su territorio.” (Hech. 17:26, New English Bible) ¿En qué sentido fue que Dios ‘estableció las épocas de la historia del hombre’?

Entre otras cosas en que él ha previsto el nacimiento y la caída de varios imperios políticos y la relación de éstos con su pueblo. (Compare con Deuteronomio 32:8.) El libro bíblico de Daniel muestra particularmente esto. (Lea los Dan. capítulos 2, 4, 7, 8, 11.) Por varios miles de años Dios ha permitido que los hombres pongan a prueba todas las formas de gobierno. Ninguno ha producido paz duradera para la tierra, ¿no es verdad? Ninguno ha solucionado los problemas sociales básicos tales como el crimen y la inmoralidad. Ninguno ha pues fin a las enfermedades y la muerte. Pero Dios ha permitido que los pongan a prueba. Él juzga que el registro que éstos han hecho ha sido ‘bestial.’—Dan. 7:2-14.

Ahora tenemos sobre nosotros una ‘época’ diferente. ¡Ha expirado el tiempo que Dios concedió para que las naciones gobiernen en el mundo de la humanidad! Pronto actuará decisivamente para cumplir la profecía de Daniel 2:44: “En los días de aquellos reyes el Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos.” Bajo el gobierno duradero de ese reino de Dios la Tierra se convertirá en un paraíso para los que aman la justicia. Y usted puede vivir entonces.—Mat. 6:9, 10.

Sí, ciertamente hay ocasiones en que debe volverse a escribir la historia. Sin embargo, es más importante aun que revisemos nuestro propio punto de vista de la historia, si fuera necesario, para que corresponda con el de Aquél que ha ‘establecido las épocas de la historia del hombre.’

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