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¡Despertad! 1975
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La Sra. Araña teje su tela

SE DICE que la belleza está en el ojo del contemplador. Bien puede decirse eso de la Sra. Araña.

Cuando la Sra. Araña por casualidad se pone en contacto con uno de esos gigantes de la Tierra —hombre o mujer— casi siempre se le recibe con un puntapiés, escobas y objetos voladores. Su mano de obra, una de las maravillas del “mundo de las cosas pequeñas,” se denomina telaraña y es barrida con el plumero.

Desde luego, algunas personas sí hablan de la belleza de una telaraña cubierta de rocío al alba. Y algunos individuos sí saben que la Sra. Araña es normalmente amiga del género humano, pues ayuda a controlar la población de insectos y por lo general trata de mantenerse alejada del camino del hombre.

Pero si más personas conocieran sus habilidades arquitectónicas, ¿no cambiarían más de ellas su manera de pensar? A pesar de sus ocho patas peludas y de su figura matronal, ¿acaso no verían la belleza de sus cualidades artísticas? Consideremos solo unos pocos de los diseños hechos por algunas de estas damas arquitectas.

Diseños de telas

A primera vista muchas telarañas parecerían ser poco más que una mezcla de hilos delgados. Pero un examen más detenido a menudo revela gran ingenio.

Por ejemplo, la Sra. Plataforma Araña (siempre es Sra., puesto que el macho no teje telas) extiende muchas “retenidas de alambre” en forma entrecruzada. Debajo de éstas construye una lámina de seda fuertemente entretejida. Los insectos voladores chocan con el “alambrado” y caen en la red abajo.

Otras construyen una lámina en forma de arco; y aún otras, una cúpula redonda bajo la cual se esconde la araña. Los insectos capturados son arrastrados a través de estas láminas. Después la Sra. Araña —a menudo un ama de casa muy ordenada— repara su “mantel” sedoso.

Pero no todas las telas son trampas inmóviles. En realidad hay cierta araña que forma un lazo. Esta pequeña tela elástica es puesta tirante entre las ramitas de un árbol siempreverde y la mantiene en su lugar la “vaquera” hasta que algún mosquito confiado dé contra la tela. ¡Relámpago! ¡Ella disminuye un poco la tensión de la línea y la tela salta hacia adelante, enredando al intruso! Con una serie de esos movimientos repentinos, el mosquito es acorralado completamente.

Si bien no todas las variedades de arañas construyen telas, las que sí lo hacen son numerosas entre las más de 29.000 clases conocidas. Y sin embargo, entre todas ellas, una sola “familia” es considerada distinguida, las artistas por excelencia. Son las tejedoras de telas circulares (o redondas). Éstas, según una autoridad, “construyen las más hermosas y complicadas de todas las telas.”

¿Le gustaría observar una tejedora de tela circular y ver cómo la hace? Observemos la Aranea, la “reina de las arañas arquitectas,” al dedicarse vigorosamente a su próximo proyecto.

La Aranea teje su tela

Ante todo, habrá que observar atentamente, porque se mueve rápidamente y en forma decidida. Su primer cometido tiene que ser el asegurar la línea mayor o “línea de puente” desde la cual tender las líneas principales de su tela.

Quizás se pregunte usted en cuanto a la elección de su ubicación... ¡justamente sobre una pequeña corriente! ¿Por qué no escoge un lugar más fácil? Pero parece que ella conoce el valor de colocar su red sobre una “línea aérea de insectos.”

¿Cómo tenderá una línea a través de la corriente? ¿La ve posada en esa ramita y cómo levanta su vientre al aire? Está lanzando un hilo de seda, que la brisa levantará igual que un barrilete o cometa mientras ella continúa “soltando más hilo.” Sosteniendo el hilo con la garra de una pata, siente cuando da contra algo en el otro lado del arroyo. Al alcanzar el objetivo, pone tensa la línea y así tiene su cuerda tesa sobre el agua.

Trabajando desde la línea del puente, ¡qué rápidamente tiende las líneas principales, formando un rectángulo (otros apoyos se añadirán después haciendo de éste un modelo de muchos lados)! Ahora notemos cómo se va al centro de la línea superior de este rectángulo y, uniendo un hilo de seda, se deja caer por el aire hasta el medio de la línea de abajo.

Con el rectángulo dividido así en dos partes, se dirige al centro de esta línea divisoria y ata otro hilo. ‘¿Cómo encuentra el centro sin una cinta de medir?’ pregunta usted. ¡Una pregunta muy buena, pero nadie ha descubierto la respuesta!

De cualquier modo, desde este punto medio la Aranea extiende su línea y se dirige a la línea principal superior. Viajando a lo largo de esta línea una corta distancia del centro, se detiene y ata la nueva cuerda. (Vea Diagrama Núm. 1.) El primer “rayo” de una rueda geométrica se ha formado.

Para cada rayo regresa al centro o cubo de la rueda y extiende una línea andando por la tela recién trazada. Observe que esta pequeña ingeniera coloca un rayo en el lado derecho y después el siguiente en el lado izquierdo... ¡alternando para mantener la tensión equilibrada hasta que estén colocados todos los rayos! Todos los veinticinco (o más) son maravillosamente equidistantes, cuando uno considera la velocidad y las condiciones de trabajo.

Después de fortalecer el centro con unas pocas líneas en espiral, parece que la Sra. Araña ahora pierde interés. Comenzando desde cerca del centro, coloca una espiral ruda, ampliamente espaciada a través de los rayos. ¿Mano de obra chapucera? No, porque esta espiral es simplemente un “andamiaje”... una plataforma desde la cual realizar la obra terminal más difícil. La Aranea irá desmantelando este andamiaje a medida que ya no necesite cada sección.

Ahora, comenzando desde un punto cercano al borde del rectángulo, trabaja en espiral hacia el centro. Para este tejido circular ha cambiado a una seda elástica, revestida de cola. Durante años este tejido pegajoso ha asombrado a los naturalistas. ¿Por qué? Porque cada segmento tenía bolitas de cola exactamente equidistantes una de la otra.

¿Cómo podría esta criatura pequeñita medir en forma tan precisa? Entonces, por fin, el secreto salió a luz. Después que la Sra. Araña ha tendido su línea untada de cola entre dos rayos, le da un tirón o la “puntea” como una cuerda de violín. ¡La vibración separa la cola en gotas equidistantes!

Así la Aranea se mueve lentamente de rayo en rayo en círculos concéntricos, atando, encolando y punteando unos 13.000 de estas líneas cortas pegajosas. Finalmente, después de algunos toques finales, está lista para el paso final: instalar un servicio “telefónico.”

Ahora tiende una “línea telefónica” sedosa desde la tela a su escondite... a menudo bajo una hoja cercana. Puesto que la Aranea no puede ver muy bien, depende mucho de su excelente sentido del tacto. Cuando un insecto vuela dentro de la tela y es atrapado allí, la sacudida envía vibraciones por la “línea telefónica,” informando a la Sra. Araña que su “almacén de provisiones” acaba de ser abastecido.

En realidad, puesto que estas vibraciones señalan la hora de la comida, cuando el Sr. Araña viene a hacer la corte, sabiamente tamborilea una pequeña “melodía” en el borde de la tela. ¡Esta “serenata” evita que se lance sobre él su amante corta de vista!

Al considerar la obra de arte e ingeniería de la Aranea, quizás se le haga difícil creer que se necesitó menos de una hora para toda la operación. ¿Podemos imaginarnos a cualquier hombre que sea capaz de extender y montar una red a través de un río ancho en una hora... fabricando a la vez su propia cuerda, cola y sistema “telefónico”?

Todavía más asombroso es el hecho de que la Aranea no se molesta en efectuar reparaciones cuando los insectos destrozan su tejido de red. ¡Quita toda la tela de su marco y fabrica una nueva! Por lo común hace esto una vez cada veinticuatro horas. ¿Cómo puede seguir haciendo esto? ¿De dónde viene toda esa seda?

Su “aparato de hilar”

Aunque todas las arañas tienen glándulas o “fábricas” de la seda, algunas tienen más que otras. De los siete diferentes tipos posibles, la mayoría de las arañas tienen de tres a cinco clases. Cada una produce una seda diferente. ¿Pero, cómo controla y elabora estas sedas la Sra. Araña?

Pues bien, bajo su abdomen generalmente hay seis órganos en forma de tubo llamados hileras. Es desde éstas que se expulsan las diferentes clases de sedas. No obstante, no es como si ella tuviera simplemente seis mangueras movibles.

Cada una de las hileras es una pequeña protuberancia compuesta de más de cien tubos pequeñitos... ¡y cada tubo puede controlarse individualmente! Comentando sobre los hilos producidos por este intrincado “aparato,” dice un naturalista: “La máquina de hilar de la araña es muy superior a lo ideado por el hombre para retorcer cables para puentes, porque la araña puede variar el tamaño y resistencia de su cable a voluntad simplemente separando las [hileras] o colocándolas muy juntas.”

El dilema de la “inteligencia”

‘Asombroso,’ declara el científico que estudia la anatomía de la araña. Pero, si el científico es un adepto a la evolución, la Sra. Araña también le presenta un serio dilema.

¿Cómo pudo este pequeñito animal (no es insecto, los cuales tienen seis patas en vez de ocho como la araña) “descubrir” y “evolucionar” las glándulas en sus “patas” que secretan aceite para evitar que se pegue a su propia cola de pegar? ¿Quién le enseñó ingeniería y geometría?

‘Instinto,’ quizás digan. Cierto, la habilidad para hacer telas es instintiva, porque muchas arañas bebés hacen “miniaturas perfectas no mayores que un timbre postal.” Pero aún nos enfrentamos al dilema de cómo esa criatura pequeña “evolucionó” o “desarrolló” esa amplia gama de instrucciones.

‘Bueno, las evolucionó a través de los siglos,’ replica el evolucionista. Pero, como uno de ellos francamente hace notar: “No hay base científica para suponer que los hábitos de las arañas en general hayan cambiado mucho.” De modo que con cada descubrimiento acerca de la araña, vuelve a surgir la pregunta: ¿Por qué despliega una “inteligencia” que no se halla en criaturas mucho más grandes y “más adelantadas,” según se llaman?

Para otras personas no existe dilema alguno. Aceptan la respuesta concisa que se halla en la Biblia, en Génesis 1:25: “Y procedió Dios a hacer . . . todo animal moviente del suelo según su género.”

Así, al fin de cuentas, usted tiene que tomar una decisión. La próxima vez que vea la diáfana tela de la Sra. Araña, pregúntese: ¿Qué Maestro Arquitecto le enseñó a tejer?

[Ilustraciones de la página 21]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

TEJIENDO UNA TELA CIRCULAR

línea mayor

líneas principales

primer rayo

línea central

(1) Las líneas principales cuelgan de la línea mayor

(2) “Rayos” construido (simplificado)

(3) Telaraña completada (simplificado)

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