¿Es el aborto la solución?
QUIZÁS usted haya oído esa pregunta antes, o hasta la haya hecho usted mismo. Surge a menudo en conexión con una variedad de problemas. Por eso, puede preguntarse: ¿Es el aborto legalizado la mejor manera de contener la explosión demográfica de la Tierra? ¿Podría acabar con los ultrajes que les cuesta la vida a muchas mujeres que buscan el aborto fuera de la ley? Y, ¿es el aborto legal la manera de resolver los problemas personales que están asociados con la preñez no deseada?
Las actitudes y leyes sobre el aborto difieren mucho de un lugar a otro. El aborto es ilegal en los países árabes que son principalmente musulmanes. Está proscrito en Nigeria, a menos que un médico certifique que la vida de la mujer está en peligro. La Corte Constitucional de Alemania Occidental legisló contra el aborto el 25 de febrero de 1975. A la inversa, el 22 de enero de 1973, la Corte Suprema de los Estados Unidos afirmó el derecho legal de una mujer a someterse a un aborto durante la primera etapa del embarazo. Y las mujeres del Japón pueden conseguir abortos legales casi a solicitud hasta fines del séptimo mes de su embarazo. Naturalmente, las regulaciones que gobiernan el aborto varían mucho en las naciones que lo permiten.
¿Una solución a los problemas demográficos?
Como usted probablemente sepa, millones de mujeres tienen abortos dentro de la ley o fuera de ella. La División Demográfica de las Naciones Unidas informa que “el aborto quizás sea hoy el método singular de control de la natalidad más ampliamente usado en el mundo.” Pero, ¿significa esto que el aborto es una solución deseable a los problemas demográficos del hombre?
En 1948 la Dieta del Japón aprobó una ley muy liberal sobre el aborto. ¿Qué ha resultado de ello? Un freno demográfico, naturalmente. Sin embargo, después de un cuarto de siglo de aborto fácil, el profesor T. S. Ueno de la Universidad Nihon, en Tokio, hizo notar: “El aborto ha llegado a ser un modo de vivir. La vida moral se ha vuelto desordenada. Es una era de libertad sexual, y no se respeta la vida del no nacido.”
Sí, el aborto ha ayudado a contener el crecimiento demográfico. Pero al mismo tiempo ha resultado ser moralmente corrosivo. Ciertamente no ha engendrado respeto profundo por la vida humana. Por eso, ¿es el aborto realmente una solución deseable a los problemas demográficos? ¿No dicen la razón y la lógica que No?
¿Una solución a los ultrajes?
Especialmente si uno conoce a una mujer que haya sido lesionada por un aborto ilegal desea saber si la legalización del aborto en algunas partes ha acabado con los peligrosos ultrajes. Por ejemplo, ¿qué efecto tuvo la decisión de la Corte Suprema de los Estados Unidos en 1973 al reemplazar el aborto ilegal con el aborto legal? Según el Dr. Christopher Tietze, consultor mayor del Consejo Demográfico, la decisión redujo las muertes por aborto de más de 300 por año en la década de los sesenta a 47 en 1973. Pero esa decisión del tribunal no puso fin a las muertes por aborto ilegal. El Dr. Tietze dijo que siguieron ejecutándose abortos ilegales ese año, los cuales resultaron en 25 de esas 47 muertes.
Consideremos a la India como otro ejemplo. Se calcula que cada año 5.000.000 de mujeres tienen aborto allí, ya sea legal o ilegalmente. En 1971, se le dio a la mujer india el derecho legal de tener un aborto, a solicitud, en un hospital. Sin embargo, puesto que un 80 por ciento de ellas no viven en las ciudades sino afuera donde no existen arreglos para eso, sus abortos a menudo son operaciones peligrosas que no son ejecutadas por médicos.
Pues bien, ¿ha acabado con los ultrajes la legalización del aborto? No; todavía existe gran peligro en millones de casos.
¿Una solución sin peligro a los problemas personales?
Sin embargo, los problemas demográficos mundiales y los peligros del aborto ilegal pueden ser relativamente de poca importancia para una mujer que tiene un embarazo no deseado. Quizás sea soltera y se sienta emocionalmente incapaz de dar a luz y criar un niño concebido fuera de los lazos matrimoniales. ¿Es el aborto la solución?
Obviamente, ella necesita considerar varios factores. Por ejemplo, aun en las condiciones supuestamente sin peligro del aborto legalizado, podría estar poniendo en peligro su salud y su vida. Naturalmente, los puntos de vista profesionales varían, pero, según el profesor T. S. Ueno, los abortos legales no son desde todo aspecto “notablemente más seguros” que los ilegales. Él cree que el rápido cambio de un estado de embarazo resulta en desequilibrio del sistema nervioso simpático de la mujer. Entre otros malos efectos, incluye el agotamiento, el insomnio, el dolor de cabeza, el vértigo, calambres, neuralgias, enfermedad psicosomática, embarazos extrauterinos, abortos espontáneos habituales y esterilidad.
Aunque la mujer vaya a una clínica para abortos, es probable que le informen que existen peligros. Pueden ocurrir infecciones y hemorragias. Puede que le digan francamente que algunas mujeres mueren como resultado de tener un aborto. De modo que un aborto legal no es una solución sin peligro a los problemas personales.
Reacciones congojosas
No se deben pasar por alto las congojosas reacciones emocionales que a menudo experimentan las mujeres que tienen abortos. Sin duda usted hallará que le da algo en que pensar el caso de una estudiante universitaria soltera de veintidós años de edad. Evidentemente ella no esperaba una reacción emocional desfavorable como resultado de someterse a una operación en una clínica de abortos. No obstante, mientras esperaba empezó a sentir ansiedad. Luego vino el verdadero aborto. “Irrumpió el médico... rostro inexpresivo, silencioso, desprovisto de emoción,” dijo ella posteriormente. “No dijo hola y ni siquiera me echó un vistazo a la cara.” La operación empezó... y de veras que era dolorosa. Finalmente, terminó.
“Entonces me deshice en lágrimas,” confesó la joven. “Pensaba que estaba completamente sosegada.” Con respecto a su viaje a casa, dijo, en parte: “Como si fuera para purgarme al fin de la subyugación y de tres horas de una experiencia que no debiera haber tenido, asomé la cabeza por la ventanilla del ómnibus y vomité.”
Sin embargo, la reacción de una mujer puede ser más seria que esa. Un aborto puede dejar profundas y duraderas cicatrices emocionales. En realidad, puede tener efectos profundos también en las personas que desempeñan la profesión de enfermeras. Considere: Un médico ejecutó un aborto para una joven de veintiún años de edad que se encontraba en la decimoctava semana del embarazo, empleando inyecciones de líquido que por lo general sofocan al feto en la matriz de la madre. Después de ocho horas, expulsó el feto que realizaba movimientos musculares y tenía un corazón activo. Después de veintisiete minutos el feto expiró. “Este incidente desconcertó mucho al cuerpo de enfermeras” comentó el médico.
Al aumentar el número de abortos en Southampton, Inglaterra, algunas enfermeras jóvenes abandonaron su trabajo. Se sentían especialmente perturbadas cuando existían signos de vida en el feto. “Entran en la profesión llenas de idealismo, ansiosas de conservar la vida,” comentó un jefe de las enfermeras. “Puede ser una experiencia desgarradora cuando se encuentran en una situación en que, en realidad, están ayudando a destruir la vida.”
¿Cuándo comienza la vida?
¿Realmente está envuelta la destrucción de la vida? Una madre soltera, perturbada, hasta desesperada, quizás no considere el aborto de esa manera. No obstante, el Dr. B. N. Nathanson, que antes fue firme defensor del aborto, reparó en lo que él llamó “la verdad infinitamente angustiosa.” ¿Cuál es esa? “Estamos quitando vida.”
La pregunta crítica es: ¿Cuándo comienza la vida? El Dr. Nathanson comentó: “Sabemos que hay vida humana allí dentro desde el mismo comienzo del embarazo.” Otro médico, el Dr. Frank P. Bolles, dijo en una carta al Post de Denver: “Es mucho más fácil enviar a un hombre a la oficina de beneficencia que compartir con él lo de nuestra propia mesa; u ofrecer un aborto para la preñada que tiene problema más bien que cuidar a la mujer durante su tiempo de necesidad . . . El aborto no es una cuestión legal, biológica ni económica. No es el Estado contra el individuo, sino más bien el individuo o los individuos contra Dios. Lo instaría a usted a considerarlo a Él y Sus pensamientos al decidir el valor de la vida de su prójimo, (tanto nacido como no nacido, deseado y no deseado, íntegro o deforme) y la propia vida de usted.”
Bueno, pues, ¿qué indica la Palabra de Dios, la Biblia? Muestra que Jehová Dios tiene alto respeto por la vida humana desde su mismo comienzo. Su ley al antiguo Israel declaraba: “En caso de que haya hombres luchando el uno con el otro y realmente lastimen a una mujer encinta y efectivamente salgan sus hijos pero no ocurra un accidente fatal, sin falta ha de imponérsele el pago de daños conforme a lo que le imponga el dueño de la mujer; y tiene que darlo por medio de los jueces. Pero si ocurre un accidente mortal, entonces tienes que dar alma por alma.”—Éxo. 21:22-25.
Significativamente, nada de lo que se dice aquí o en ninguna otra parte de las Escrituras indica que la edad del embrión o feto debiera ser factor para decidir si debiera hacerse un aborto o no. Puesto que Jehová Dios no establece requisitos en cuanto a eso, sería inapropiado el que cualquier otro tratara de hacerlo.
Es importante darse cuenta de que la vida no se trasmite al tiempo del nacimiento, sino más bien cuando ocurre la concepción. La Encyclopædia Britannica dice que es entonces que “comienza la historia de la vida del individuo, como entidad distinta y biológica.” Jehová ciertamente tiene respeto por la vida humana antes del nacimiento, pues el salmista David fue inspirado divinamente a decir de él: “Tus ojos vieron hasta mi embrión, y en tu libro todas sus partes estaban escritas, respecto a los días cuando fueron formadas y no había todavía ni una entre ellas.”—Sal. 139:16.
Es interesante el que David continúe diciendo: “Así es que, para mí ¡cuán preciosos son tus pensamientos! ¡Oh Dios, hasta cuánto llega la gran suma de ellos!” (Sal. 139:17) Sí, se ve claramente que David tenía el deseo de hacer lo que era la voluntad de Dios, quien se interesa tanto en la vida humana. ¿Es usted del mismo parecer?
En tal caso, probablemente haya concluido correctamente que el aborto provocado es un pecado contra el Dios Todopoderoso, un acto criminal a sus ojos. Por lo tanto, no es la solución piadosa a problemas vinculados con la concepción fuera de los lazos matrimoniales. La solución es que uno debiera evitar la conducta que puede llevar a ese estado de gravidez. Entre las “obras de la carne” desaprobadas por Dios están la “fornicación, inmundicia, conducta relajada.” Por lo contrario, los frutos del espíritu santo de Dios incluyen “gobierno de uno mismo.” No es imposible evitar o desistir de las “obras de la carne.” El apóstol cristiano Pablo declara: “Los que pertenecen a Cristo Jesús fijaron en el madero la carne junto con sus pasiones y deseos.”—Gál. 5:19-24.
Pero, ¿qué pasa si una mujer soltera ya ha seguido un derrotero que ha resultado en embarazo? La solución no es el aborto provocado, especialmente si ella ahora desea actuar en armonía con las Santas Escrituras. Algunas jóvenes podrían mudarse a otra comunidad debido al estigma social, pero, ¿estarían en mejor situación alejadas de todos los que han conocido y que podrían ayudarlas de diversas maneras? ¿Qué hay de permitir que otros adopten la criatura? Puede que más tarde lamenten mucho haberlo hecho, pues va en contra del instinto maternal. Cierto, en estos “últimos días” muchas personas no tienen “cariño natural.” (2 Tim. 3:1-3) No obstante, una madre soltera hace bien en no reprimir su cariño maternal. En realidad, puede sentir culpa constante si no cuida a un niño que ella participó en traer a la existencia. Naturalmente, se necesitaría valor para tener su bebé y quedarse con él. Sin embargo, esto es deseable si ella quiere armonizar su vida con la Palabra de Dios y enseñarle las verdades bíblicas a su hijo.
¿Y qué hay de la preñez no planeada dentro del matrimonio? En vez de considerar el aborto, ¡cuánto mejor es adoptar el punto de vista expresado por el salmista inspirado! “¡Miren!” declaró el rey Salomón del antiguo Israel, “Los hijos son una herencia de parte de Jehová; el fruto del vientre es un galardón.” (Sal. 127:3) Sí, el alumbramiento y la maternidad y paternidad tienen sus ansiedades, pero no el dolor y la culpa psicológicos que tan a menudo siguen al aborto. Apropiadamente, dijo Jesucristo: “La mujer, cuando está dando a luz, siente desconsuelo, porque ha llegado su hora; mas cuando ha dado a luz el niñito, ya no se acuerda de la tribulación por el gozo de que un hombre ha nacido en el mundo.”—Juan 16:21.
No, el aborto no es la solución correcta. El casamiento lo es, para los individuos que desean la intimidad sexual. Entonces los que están unidos en matrimonio hallarán que pueden conseguir verdadera felicidad a medida que planean su vida con miras a agradar a Jehová Dios, el que originó la vida humana, el amor y el matrimonio.
[Ilustración de la página 5]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
ABORTOS
E.U.A. UN MILLÓN EN UN AÑO
JAPÓN UN MILLÓN QUINIENTOS MIL EN UN AÑO