Descubra el valor de los tallos nutritivos
¿NO LE gustaría tener hortalizas frescas o sus equivalentes durante todo el año y a una fracción del precio que tendría que pagar por ellas en la tienda de comestibles? ¿No le gustaría asegurarse de que su alimento siempre le proporcione las vitaminas, microminerales, enzimas y proteínas que necesita? ¿No le gustaría darles nuevo sabor y sustancia a muchos de sus platos? Y, ¿no le gustaría darles a sus hijos, aun al pequeñuelo de cinco años de edad, una tarea que de veras les interese, una que sea tanto útil como instructiva? Pues, sin falta investigue las posibilidades de los tallos recién brotados de las habichuelas y otras semillas.
No hay duda en cuanto al valor nutritivo de estos tallos. Imagínese, los investigadores nos dicen que algunos de estos tallos contienen de 50 a 1.350 por ciento más de ciertas vitaminas, microminerales y enzimas que las mismas semillas en su estado seco. Se ha descubierto que los tallos son superiores al jugo de limón en el tratamiento del escorbuto. O, ¿está usted interesado en vigilar sus calorías?
Una vez que las semillas hayan brotado contienen menos hidratos de carbono, y, por lo tanto, menos calorías, y más proteínas que las semillas que no han echado brotes. Hasta se dice que estos tallos son un alimento “completo,” pues contienen los aminoácidos esenciales que no se encuentran en las semillas en estado seco. En Utah, EE. UU., una familia de siete miembros se mantuvo viva con nada más que tallos nutritivos durante seis meses y todos permanecieron saludables y fuertes. No debemos pasar por alto el hecho de que cuando uno cultiva sus propios tallos no hay por qué preocuparse acerca de los aditivos químicos y las sustancias que se añaden a los productos para conservarlos.
Además, estos tallos son muy convenientes porque son muy económicos. Las diferentes clases de judías o habichuelas y otras semillas o granos por lo general cuestan de aproximadamente treinta centavos a cuatro dólares el kilo, que es lo que cuesta la alfalfa. Los tallos más populares son cierta clase de habichuelas que algunos llaman frijoles chinos que se pueden obtener por aproximadamente dos dólares el kilo. ¿Qué cantidad de tallos produce un kilo de estas habichuelas? ¡Ocho kilos! Puesto que de cada kilo se pueden sacar unas ocho porciones, cada porción de tallos de frijoles chinos cuesta aproximadamente tres centavos. En el caso de las semillas que cuestan treinta centavos el kilo, cada porción saldría en aproximadamente medio centavo. ¡Para la familia de siete miembros de Utah que se mantuvo viva a base de tallos nutritivos durante seis meses el costo fue solamente $52,50!
Si como ama de casa a usted le gusta dar variedad a sus comidas, los tallos nutritivos serán su deleite; éstos añaden algo exótico, por decirlo así, a sus platos. En el barrio chino de la ciudad de Nueva York todos los días se cosechan cuatro o cinco toneladas de tallos de habichuelas para los aproximadamente 2.000 restaurantes chinos de Nueva York y sus alrededores. Estos tallos también añaden placer al comer debido a su gusto delicado y porque crujen al mascarlos. Sin una buena cantidad de ellos, los panecillos de huevo chinos no tendrían nada de ligeros.
Cultivando sus semillas
Por supuesto, los que solo están interesados en añadir tallos nutritivos a sus comidas sin cultivarlos, quizás puedan comprarlos en la tienda de comestibles, si se venden en su zona. Pero eso es un gran SI.
Este asunto de cultivar semillas nos recuerda lo que Dios le dijo a la primera pareja humana en el jardín de Edén: “Les he dado toda vegetación que da semilla que está sobre la superficie de toda la tierra . . . Que les sirva a ustedes de alimento.” (Gén. 1:29) Es a la fuerza vital en las semillas que se puede atribuir todo el valor nutritivo de estos tallos, pero ésta yace latente hasta que se satisfacen ciertas condiciones. Una de éstas es cierto grado de humedad. Otra es la temperatura correcta, entre los 21 y los 27 grados centígrados. Otro requisito es el aire, y aún otro es la oscuridad; sin este último los tallos nutritivos pierden algo de su buen sabor y su gusto delicado.
¿Qué necesita usted para cultivar las semillas? Lo mínimo sería un tarro grande (de 1 ó 2 litros) con una boca muy ancha, un retazo de estopilla para cubrirlo, una faja de caucho y un plato con borde.
Entre las semillas que usted puede usar para obtener tallos nutritivos se encuentra la alfalfa (la cual, aunque es más cara, correspondientemente rinde más tallos por kilo debido a que sus semillas son tan pequeñitas), las diversas clases de habichuelas, entre ellas el frijol blanco ordinario, los frijoles chinos, las habas de soja y así por el estilo, los garbanzos o chícharos, las lentejas, el mijo, el trébol morado, el centeno, el maíz tierno y el trigo. Es posible que usted pueda obtener algunos de éstos en la tienda de comestibles de la esquina, pero para otras semillas quizás tenga que ir a una tienda donde se venden alimentos especiales para la salud o a una tienda donde se venden semillas. Si las obtiene en esta última, asegúrese de que las semillas no hayan sido tratadas con una sustancia química para mantener alejados a los insectos.
Siendo un principiante, quizás sea mejor experimentar con los frijoles chinos (si los puede conseguir). El primer paso es ponerlos en remojo durante toda la noche en agua tibia (en el barrio chino los ponen en remojo en agua caliente). Comience con la cuarta parte de una taza de frijoles en aproximadamente medio litro de agua.
Para la mañana siguiente esta agua contendrá minerales que usted quizás desee utilizar al cocinar o al regar sus plantas. Después de verter el agua, enjuague los frijoles con agua fresca y entonces póngalos en el tarro, cubriendo la boca con la estopilla y asegurándola con la paja de caucho. Incline el tarro sobre un plato a fin de que ninguna de las semillas quede en el agua (también asegúrese de que las semillas estén esparcidas, y que ninguna esté sobre otra). Entonces colóquelas en un sitio oscuro o cúbralas con un paño para no dejar pasar la luz. Al mediodía derrame agua sobre la estopilla, y entonces viértala; haga lo mismo al anochecer, repitiéndolo tres veces al día hasta que los tallos tengan unos cinco centímetros o más de largo. Se precisa el enjuague para eliminar las sustancias químicas tóxicas que se forman a medida que las semillas crecen. El encargarse de esta tarea mientras observa cómo crecen los tallos es algo que casi cualquier niño hallaría muy interesante.
El método del tarro es el más sencillo de todos. A fin de cultivar simultáneamente varias clases de tallos, y también ahorrar espacio, algunos construyen pequeñas vasijas o cajitas de madera, de 15 por 6 por 4 centímetros, con agujeros en el fondo, y las amontonan una sobre la otra, elevando ligeramente la vasija de abajo con una bandeja de cristal o metal. Al regar la vasija de arriba se riegan todas las otras... cuatro veces al día. Otras personas construyen un marco de 40 por 30 por 23 centímetros y lo entierran a unos 7 centímetros de profundidad en su huerto. Se esparcen las semillas dentro del marco, se cubren con una capa ligera de tierra; el marco tiene una tapa que no deja pasar la luz pero permite entrar el aire. Si le añade una base a este marco usted puede cultivar sus tallos en tierra en su apartamento de la ciudad. Este método no requiere más atención que el segar los tallos, que según se dice son más nutritivos que los que se cultivan solamente en agua. Unas cuantas horas de luz una vez que los tallos estén listos para comer les añade clorofila.
En cuanto a cómo servirlos: la manera más sencilla y nutritiva es servirlos crudos por sí solos o con verduras o cebollas y con alguna clase de aderezo. Después de ésta, la manera más sencilla es saltearlos con cebollas. Y, por supuesto, los puede agregar a cualquier platillo de hortalizas, huevos, carne o pescado para añadirle sabor, variedad y valor nutritivo.
Sí, cada vez más personas aprecian los tallos nutritivos, que desde hace mucho han deleitado el paladar de los chinos, y que ciertamente son muy recomendables por su valor alimenticio, economía y buen gusto.