¿Por qué y cómo ahorrar?
ES UNA pareja de edad, septuagenarios, que viven en una casa modesta, pero atractiva, de cinco habitaciones no lejos de Boston. Su hogar tiene un espacioso sótano y está ubicado en un gran terreno en una esquina adornado con árboles y arbustos. Viven cómodamente y disfrutan de la vida como dos ciudadanos jubilados de la comunidad.
¿Qué les permite vivir de este modo? ¿Reciben el Seguro Social? Sí, pero éste no alcanza para cubrir todos sus gastos, ya que los impuestos tan solo de su casa llegan a más de 1.000 dólares por año. ¿Reciben los beneficios de alguna pensión? No. La razón por la cual lo están pasando holgadamente en estos días es que durante los cincuenta años que él trabajó como jefe de cocina en un hotel acostumbraban ahorrar; vivieron económicamente; fueron ahorrativos.
En la actualidad no se le respeta a uno por ser ahorrativo como solían hacerlo en otro tiempo. Hubo una época cuando los padres recomendaban a sus hijos: “No desperdicies nada, y nada te faltará.” El poeta idealizó a aquel de quien pudo decir: “Nunca ocioso un instante, pero ahorrativo y considerado de otros.” Pero en estos días se oye muy poco en son de alabanza del ahorro y se ve aun menos en la práctica.
Hoy todo parece estimular al despilfarro más bien que al ahorro. El orgullo y el deseo de “no ser menos que el vecino” impulsa a muchas personas. La publicidad no solo hace que los lujos parezcan indispensables, sino que las facilidades de pagar a plazos atraen a los compradores incautos. La comodidad de la tarjeta de crédito también desempeña un papel en cultivar el gastar.
Por supuesto, hay que reconocer que existe tal cosa como el ir a un extremo en este asunto de ser ahorrativo, como cuando un individuo se convierte en cicatero, miserable, tacaño y mezquino. Sabio y feliz es el que evita ambos extremos, que no es ni avariento ni derrochador.
La Palabra de Dios, la Biblia, nos dice que “brinda . . . protección el dinero.” (Ecl. 7:12, Bover-Cantera) Y eso es cierto.a El practicar la economía con el dinero y otros asuntos materiales realmente le brinda a uno protección y seguridad hasta cierto punto. Así, cuando surgen emergencias, tales como enfermedad, accidentes o desempleo, uno no se enfrenta al embarazoso procedimiento de declararse concursado, como lo hicieron unos 200.000 estadounidenses en 1972.
Otra razón para ser ahorrativo es que uno obtiene más por su dinero. Cuando uno ahorra y compra después, uno ahorra los costos del crédito. ¡Los intereses sobre las cuentas no pagadas por lo general son de 1 1⁄2 por ciento por mes o 18 por ciento al año! Y si acaso uno tiene que solicitar un préstamo de una pequeña compañía de préstamos, quizás esté pagando intereses aun más elevados Así es que por medio de ahorrar su dinero y entonces comprar, uno no solo evita pagar el interés sino que su dinero gana interés hasta que lo gaste.
Fueron buenas nuevas para las personas con disposición ahorrativa cuando la Unión de Consumidores ganó un juicio que había entablado contra la compañía American Express, una de las principales empresas que extienden tarjetas de crédito. Unos seis millones de personas por todo el mundo llevan su tarjeta, y tan solo en los Estados Unidos 87.000 establecimientos comerciales las aceptan. La persona que lleva la tarjeta paga anualmente 15 dólares por la comodidad, y el establecimiento que reconoce estas tarjetas paga del 3 a 6 por ciento de las cantidades compradas por los usuarios de las tarjetas de crédito. Hasta ahora los establecimientos comerciales no podían ofrecer descuentos por pago al contado si querían mantener el negocio de la tarjeta de crédito de la compañía American Express. Pero ahora pueden hacerlo. El cliente de pago al contado ya no paga por la comodidad del crédito que se le extiende al usuario de la tarjeta de crédito. Una semana más tarde la prensa informó de un juicio similar que se había entablado contra otra importante compañía de tarjetas de crédito.
La industria de la aviación anuncia: “Vuele ahora, pague después.” Pero un mejor consejo es éste que se vio una vez en Vancouver, Colombia Británica: “Ahorre ahora, vuele después.” ¿Por qué? Porque por medio de adquirir el hábito de la economía uno descubrirá que puede hacer o conseguir muchas más cosas, y eso sin ningún temor acerca de no poder pagar por ellas.
Economía en el cuidado de la casa y el auto
Se ve que la economía también le es remuneradora a uno respecto a tales posesiones como su casa o auto. La casa que se descuida pronto se hace tan ruinosa que no es adecuada para vivir en ella. En ciertos sectores de las ciudades grandes uno ve edificios de apartamentos abandonados que ahora albergan a intrusos y/o ratas en vez de inquilinos que pagan. ¿Por qué? En parte, se debe a que los inquilinos anteriores fueron tan descuidados en su mantenimiento, que los propietarios sencillamente abandonaron los edificios. De hecho, esta falta de interés por la propiedad de otros de parte de gente de ciertas clases es una de las razones principales por la cual los propietarios de casas en zonas bien cuidadas de la ciudad a menudo tratan de impedir que cierta gente compre en sus vecindarios, no debido a algún prejuicio racial, sino debido a la preocupación por el valor de sus propiedades.
Una prominente revista mensual estadounidense relató de como las casas y los vecindarios sufrían debido a esa falta de aprecio económico: “La basura, botellas rotas y viejos colchones de muelles se acumulan en muchos patios traseros . . . por semanas sigue sin arreglarse una tabla suelta del porche, aunque todo lo que se necesita es un clavo y dos golpes de martillo . . . los agujeros en los vidrios rotos de las ventanas se llenan con trapos. Lo que es más, las mismas familias que no tienen dinero para un cubo de pintura o un vidrio de ventana se las arreglan de algún modo, con frecuencia sorprendente, para conducir vistosos autos y comprar una botella de whisky cada fin de semana.” Se menciona lo siguiente como caso específico: Un hombre, con su familia, vivía en un edificio abandonado que carecía de luz, calefacción y agua, ¡y sin embargo se compró un Cadillac para pasear! Pero solo por unas pocas semanas, hasta que se lo robaron.
La economía en el uso de un automóvil también es remuneradora. Muchos astutos compradores se enorgullecen al contarle a uno de la ganga que obtuvieron al comprar un buen auto usado. ¿Por qué? Porque había pertenecido a una persona ahorrativa que lo había cuidado muy bien, no se expuso a riesgos con él y no tuvo ningún accidente grave. No abusó del motor y mantuvo limpio el auto por dentro y por fuera; además, lo hacía lustrar de vez en cuando. Tanto el vendedor como el comprador se beneficiaron de esa economía.
El asunto de ser económico también entra en la conducción del auto. El tener los neumáticos inflados un poco más de lo que se recomienda ahorra gasolina así como los neumáticos. Debe conducir de tal modo que use los frenos lo menos posible. Cada vez que usa los frenos usted está desperdiciando gasolina; así es que reduzca la marcha cuando se aproxima a una luz roja.
Mejores razones para economizar
El caso es que no todas las razones para practicar la economía son de índole material. La persona que es ahorrativa se hace más apreciativa del valor de las cosas y por eso tiene más gozo y satisfacción de lo que adquiere y posee. Además, en caso de que sobrevengan tiempos difíciles y quiebren los bancos y se desvaloricen las acciones y los bonos, es más probable que la persona que ha practicado la frugalidad acepte esas adversidades como vengan. Esos tiempos difíciles no le sobrevendrán como golpe tan severo al que ha sido ahorrativo como al que ha sido un derrochador o despilfarrador.
Otra razón para practicar la economía tiene que ver con nuestra relación con el Creador, Jehová Dios. De hecho, todos recibimos Su bondad. Él hizo la Tierra y al hombre sobre ella, y proveyó todas las cosas necesarias para sustentar la vida y para que se disfrute de ella, como lo muestra repetidamente su Palabra misma. (Sal. 104:14, 15; Mat. 5:45; Hech. 14:15-17) Por eso, a lo más, somos meramente mayordomos de Su bondad, y se requiere de los mayordomos que sean fieles y prudentes. (1 Cor. 4:1, 2) Jesús estableció esta regla en dos de sus parábolas. En cada una de éstas había un sirviente que no proporcionó ganancia a su amo y fue censurado por ello. En cuanto al dinero que el amo le había encomendado al sirviente, éste por lo menos pudiera haberlo depositado en un banco para que su amo hubiera recibido de vuelta el capital más el interés.—Mat. 25:14-30; Luc. 19:12-23.
¿Y qué hay en cuanto a tener medios para poder ayudar a otros? La persona ahorrativa está en posición de ayudar a los que pasan por una necesidad. Respecto a esto el consejo del apóstol Pablo a uno que había sido un ladrón viene a la mente: “Que el que hurta ya no hurte más, sino más bien que haga trabajo duro, haciendo con las manos lo que es buen trabajo, para que tenga algo que distribuir a alguien que tenga necesidad.” (Efe. 4:28) Bien se podría adaptar este consejo al que no es ahorrativo: ‘Que el derrochador manirroto ya no derroche más, sino más bien que practique la economía, así tendrá algo ahorrado para un día malo y podrá hacer algo bueno para alguien que lo necesite.’
Y no solo dé a los que lo necesitan sino también a los que se sabe que son merecedores, como los que dedican todo su tiempo a hablar a otros acerca del reino de Jehová. Los filipenses dieron generosamente al apóstol Pablo aunque él dijo que se las podía arreglar fuera que tuviera poco o mucho. (Fili. 4:10-13) Más que eso, también hay causas dignas a las cuales uno puede contribuir... la más valiosa de todas es la que adelanta la predicación de las buenas nuevas del reino de Dios. (Mat. 24:14) Indudablemente, los que practican la economía se ponen a sí mismos en una posición en que pueden ser “ricos en obras excelentes” y así experimentar ‘la mayor felicidad que proviene de dar.’—1 Tim. 6:18; Hech. 20:35.
La crisis de gasolina enseña a economizar
La escasez de gasolina con sus largas filas de espera y precios más altos resultantes hizo que muchos adoptaran hábitos más ahorrativos. La prensa informó sobre algunos de los hábitos en la economía que la gente adoptó debido a esta escasez. Por ejemplo, un hombre que diariamente conducía su auto al trabajo aprendió a guiar una motocicleta. En tres meses de ahí en adelante él y su esposa condujeron el auto de la familia solo 320 kilómetros. Una pareja de Florida que acostumbraba conducir de 300 a 500 kilómetros cada fin de semana por placer y descanso halló que podía disfrutar de sus fines de semana al mismo grado en casa. “Uno podría decir que la escasez de gasolina nos ha acostumbrado a la vida doméstica,” es como lo expresó la esposa.
Un señor que viajaba diariamente de un suburbio hasta Filadelfia organizó un autobús de mancomún y así cuarenta y seis personas, cada una de las cuales antes conducía su auto al trabajo, podían viajar con regularidad por medio de este autobús. No solo hallaron este arreglo muy económico sino que también lo hallaron más descansado y placentero, ya que no tenían que preocuparse del tráfico y podían disfrutar de la lectura del diario o de conversación uno con otro.
¿Ahorrativos? Sí, según dijo un diario: “Los informes de 14 ciudades por todo el país indican que muchos estadounidenses siguen permaneciendo en casa los fines de semanas, caminan hasta el trabajo o la tienda, cultivan hábitos de compra más eficientes, andan en bicicletas, autobuses y trenes, compran autos pequeños y piensan en mudarse del suburbio de vuelta a la ciudad.” Indudablemente es posible que para millones de personas la vida jamás vuelva a ser como antes era.
Debido a que esta tendencia hacia el economizar redujo mucho la demanda de los automóviles grandes y aumentó la popularidad de los pequeños, un semanario publicó un artículo que trató de los efectos de esto en la industria automovilista de Detroit y lo que ésta pensaba hacer en cuanto a ello. Habló de planes para hacer frente a los problemas que han resultado en despedir permanentemente a unos 100.000 hombres y en tener a tantos como 66.000 temporariamente sin trabajo. También se ha informado que en la primavera de 1974 el negocio de bienes inmuebles de clase media en las afueras de Miami fue “muy malo.” Por otra parte, el negocio de vender casas en el centro de Nueva Orleáns fue descrito como “floreciendo... todavía están en gran demanda.” Verdaderamente, la escasez de gasolina y su aumento de precio hizo que muchas personas cambiaran su estilo de vida.
Otros aspectos de la economía
Bien puede ser que en la mayoría de los casos el que uno no sea ahorrativo se debe sencillamente a la irreflexión o a proceder de la manera que requiere el menor esfuerzo. El ser ahorrativo significa ser cuidadoso en cuanto a las cosas pequeñas así como en las grandes. Significa apagar las luces y la TV cuando éstas no se usan. Significa no desperdiciar el agua, sea caliente o fría. Significa mantener limpios, pintados y reparados los bienes de la casa.
El alimento a menudo consume la mayor parte del presupuesto de la familia. Por lo tanto, la economía significa ser cuidadoso en primer lugar en la compra de alimentos; entonces en su preparación y luego en lo que se hace con las sobras. Concerniente al uso de las sobras, se puede aprender una lección de Jesucristo. Después de milagrosamente alimentar a 5.000 hombres él dio instrucciones: “Recojan los trozos que sobran, para que nada se desperdicie.” (Juan 6:12) Y la economía también recomendaría comprar alimentos sencillos, saludables, sin refinar, que contengan su cuota natural de vitaminas y minerales.
La persona ahorrativa también pensará en ahorrar dinero cuando se trata de la ropa. Cuanto más extremo sea el diseño, los modelos y los colores, tanto más pronto se cansa uno de ellos. Como regla, es sabio pagar un poco más por la calidad... si uno espera usar la prenda por mucho tiempo. El mantener la ropa presentable, limpia, planchada y remendada hace que dure más tiempo. Lo mismo es cierto de sus zapatos. Si uno los mantiene lustrados, y les pone nuevas suelas y tacones antes que se gasten demasiado, puede aumentar al doble o al triple el uso que consigue de ellos.
Ciertamente son muchas las razones para practicar la economía. Debido a que somos criaturas sensatas, lógicas, el practicar la economía produce cierto grado de satisfacción y placer. Y puesto que requiere meditación así como disciplina de sí mismo, verdaderamente es una virtud; especialmente cuando tenemos presente que en realidad somos mayordomos, responsables ante Dios por el modo en que usamos los dones otorgados a la humanidad.
[Nota]
a Por supuesto, no es que el dinero brinde la mejor protección, porque Salomón, el escritor del libro bíblico de Eclesiastés, pasa a decir que es el conocimiento (de Dios) que hace eso.