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¡Despertad! 1976
g76 22/11 págs. 20-23

Una mirada a la ‘tortuga del Lord Mayor’

Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Costa Rica

¿QUÉ sabe usted de la ‘tortuga del Lord Mayor’? De hecho, no hay ninguna especie de tortuga que se llame así oficialmente. Pero en Inglaterra el banquete del Lord Mayor, el alcalde de Londres, tradicionalmente comenzaba con una escudilla de sopa de tortuga verde, así es que ese nombre se le aplicó a la tortuga verde del Caribe.

Quizás usted haya saboreado la sopa de tortuga, que se hace con la sustancia amarillenta y gelatinosa que se halla debajo del caparazón de las tortugas de mar verdes. En Alemania Occidental, los Estados Unidos y otros países opulentos del mundo la consideran un bocado exquisito. Pero por ser la tortuga verde la fuente de esa gollería y también ofrecer una provisión de carne rica en proteínas se halla amenazada en la actualidad con la extinción. Venga y considere desde cerca la interesante vida de estas criaturas. Aquí en Costa Rica uno tiene la oportunidad excepcional de hacerlo.

Durante siglos la gente buscaba los huevos y la suculenta carne de la tortuga verde como alimento. Pero con la llegada de los españoles a las Américas, comenzó en gran escala la caza de estos grandes reptiles anfibios. Según una autoridad en tortugas de mar, el zoólogo Archie Carr, “más que ningún otro factor dietético, la tortuga verde sustentó la apertura del Caribe.” Se dice que durante el primer siglo después de la invasión de los españoles más del 75 por ciento de las colonias de cría fueron destruidas. Ahora Costa Rica posee el único lugar grande de desove que queda en el Caribe.

Hasta hace poco en Costa Rica se cazaban las tortugas descuidadamente. Entonces el gobierno, reconociendo los peligros de la extinción, aprobó leyes que prohíben la caza de las tortugas o de sus huevos en las playas. Esta no fue la primera vez que se trató de detener la destrucción desenfrenada. Ya en 1620 la Asamblea de las Bermudas aprobó una ley que protegía a “tan excelente pez.” Esta ley prohibía la matanza de las tortugas pequeñas en las playas de esas islas o cerca de ellas. Los transgresores recibían como castigo una multa de 5,8 kilos de tabaco, la mitad del cual era para el uso público y la otra mitad para el delator.

Visitando Tortuguero

La tortuga verde (Chelonia mydas) usa como su terreno de cría y anidar una faja de 32 kilómetros de playa en la costa atlántica de Costa Rica, que se llama Tortuguero. Durante los meses de julio a octubre, las tortugas verdes de todo el Caribe convergen en esta solitaria franja de playa para realizar sus ritos de apareamiento. El verdadero apareamiento se lleva a cabo a corta distancia de la costa y rara vez logra verlo el hombre. Después de eso las hembras se ven obligadas a arriesgar su vida para depositar sus huevos en la arena tibia, que sirve como una incubadora. Con intervalos de dos semanas una hembra quizás efectúe esta peligrosa misión hasta siete veces durante la época de apareamiento.

Decidí que podría describir mejor la escena si iba a verla personalmente. Llegué a la playa de Tortuguero en lancha justamente cuando estaba por oscurecer. Con la ayuda de la linterna pude hallar mi camino a través de las ramas de árboles y otros obstáculos arrojados por la marea. Después de caminar por unos quince minutos encontré dos huellas paralelas a unos 60 centímetros una de la otra. Mi corazón dio un salto. ¿Podría ser éste el rastro de una tortuga en busca de un lugar donde anidar? Decidí seguir los rastros y, efectivamente, me llevaron a una tortuga media escondida en la arena. Por cierto que era grande, pero debería haberlo previsto, porque una tortuga verde madura puede pesar hasta 113 kilos.

Sin embargo, descubrí que teníamos compañía. Tres policías armados con rifles estaban de guardia en contra de los cazadores furtivos. Cuando les dije que solo quería tomar fotografías, se mostraron muy cooperativos. El sonido de las voces y la luz de las linternas y la cámara no interrumpieron a la tortuga que silenciosamente siguió cavando un hoyo apropiado. Hundía las patas alternadamente en la arena, las arqueaba y con un movimiento rápido arrojaba la arena a distancia del hoyo.

Cuando no pudo llegar más abajo comenzó a depositar sus huevos. Caían como pelotas de ping-pong, dos o tres a la vez, dentro del nido. Después de depositar unos cien huevos se dedicó a la tarea de llenar el hoyo y cubrir sus rastros con diferentes movimientos de sus patas. Ciertamente estábamos intrigados nosotros los observadores.

Para este tiempo habían llegado a la escena algunos muchachitos de la aldea. Ayudan a las autoridades en su programa de conservación recibiendo tres colones (aproximadamente 35 centavos de dólar) por cada tortuga que voltean patas arriba. Esto no daña a las tortugas y por la mañana se les marca con un marbete de metal antes de soltarlas en el mar. Estos marbetes ayudan a rastrear las rutas migratorias de las tortugas y sus lugares de alimentación. Esa noche vi unas ocho tortugas en diferentes etapas del proceso de poner huevos.

Peligros que les esperan

Cien huevos pueden parecer como una buena cantidad para una sola puesta. Pero probablemente menos de una entre mil tortugas jóvenes sobrevive. Si sucede que la arena está demasiado húmeda o demasiado seca, los huevos pueden ser atacados por los hongos o por las bacterias. Los cazadores furtivos de huevos también son una constante amenaza, ya que los huevos son una boca o aperitivo favorito y se sirven con las bebidas en los bares locales.

El período de la incubación dura unos dos meses. Entonces los animalitos comienzan a usar sus picos agudos para liberarse de sus cascarones. La tarea siguiente es alcanzar la superficie. Esto requiere que todos trabajen juntos. Así es que los que salen primero del cascarón esperan hasta que sus hermanos y hermanas hayan salido y se hayan endurecido sus caparazones. En un experimento se enterraron separadamente veintidós huevos. De éstos solo seis tortuguitas lograron llegar a la superficie.

Pero, ¿cómo se las arreglan para llegar a la superficie los grupos de cien o más? A medida que las tortugas jóvenes salen de sus huevos, aumenta el espacio disponible en el nido. El espacio ocupado por los que salen del cascarón y las cáscaras de huevo desmenuzadas es menor que el que ocupaban los huevos mismos. Cuando todos han salido del cascarón y las condiciones son precisamente las apropiadas, las tortuguitas comienzan a agitar violentamente sus patas minúsculas. Las que están arriba de todo rompen el techo, las que están a los costados socavan las paredes y las que están debajo aprietan en el suelo la arena que cae. De este modo todas ellas suben a la superficie en grupo.

Las pequeñas criaturas, que solo pesan unos 85 gramos, ahora tienen que precipitarse al mar. Instintivamente sus minúsculas patas comienzan a llevarlas tan rápidamente como les es posible hacia el océano que nunca han visto. Por encima de sus cabezas, buitres negros pueden estar esperando el momento para caer sobre ellas y tragárselas. Los perros y otros animales también cobran sus víctimas. Así es que, aunque el mar esté tan solo a unos minutos de distancia, no todas las tortugas llegan. Si una tortuguita puede sobrevivir a este peligroso período, quizás viva más de cien años.

Se sabe muy poco acerca de lo que les sucede a las tortuguitas después que entran en el océano. Cuando se tiene a los recién empollados en cautiverio y los sueltan en tanques, por lo general nadan por unos diez días sin siquiera detenerse para comer. Así es que en el océano podrían estar a cientos de kilómetros de la costa para ese tiempo. Después de unos seis años de vida en el océano las hembras vuelven a la misma playa para realizar la escena de la postura de huevos ejecutada por sus madres.

Habilidad para navegar

Aunque sabemos muy poco acerca de lo que les sucede a las tortugas jóvenes después que entran al agua, podemos estar muy seguros de que no se pierden. Según los naturalistas, tienen una habilidad para navegar y volver a casa que rivaliza con la de las palomas, abejas y salmones. Tortugas hembras han sido marcadas en las playas de Costa Rica y en poco más de un año han aparecido a 2.250 kilómetros de distancia. No obstante, los estudios han probado que siempre regresan a la misma playa para poner sus huevos, quizás a unos 180 metros de donde ellas mismas fueron empolladas. Según A Natural History of Sea Turtles, jamás se ha hallado a una tortuga marcada en Tortuguero anidada en otro lugar.

¿Cómo se las arregla la tortuga para hallar su camino de regreso a esta playa después de haber viajado miles de kilómetros en el océano? Se han propuesto muchas teorías, pero hasta ahora no se ha hallado una respuesta satisfactoria. Considere algunas de las posibles soluciones a este maravilloso misterio.

Una leyenda nativa dice que las tortugas son guiadas por el cerro Tortuguero. Ese es un monte de roca volcánica en el extremo al norte de la playa donde anidan. Tiene 152 metros de alto y está cubierto de vegetación tropical. Pero las tortugas de mar no pueden ver bien muy arriba del agua, y muchas tortugas regresan a lugares de la playa de 32 kilómetros para anidar donde no se puede ver la montaña.

Otra teoría es que las tortugas verdes usan la navegación celeste, orientándose por medio de observar las estrellas. El hallar su posición guiadas por lo celeste requeriría un sentido de cartografía fantásticamente complicada. Sin embargo, su visión defectuosa al sacar la cabeza del agua ofrece un problema en cuanto a esta posible explicación.

Un profesor de zoología que ha estudiado a nuestras tortugas verdes de Costa Rica por muchos años especula que las tortugas “huelen” su camino de regreso a la misma playa. ¡Imagínese eso! Pero, ¿cómo? ¿Hay algo acerca de las características químicas de la arena o del agua subterránea de esta zona que reconocen las tortugas? ¿Y cómo se guían de ida y vuelta en el transcurso de los años a los “terrenos de pastoreo” oceánicos a muchos cientos de kilómetros de distancia? Este especialista de las tortugas verdes llega a esta conclusión: “En realidad hemos hecho muy poco progreso en explicar la navegación de largo alcance de las tortugas o su habilidad para reconocer su lugar de empollar.”

El futuro de nuestras tortugas

A pesar de las leyes que prohíben la destrucción desenfrenada de estas agradables criaturas, su cantidad continúa disminuyendo. La especie está amenazada con la extinción. Algunos cazadores todavía desafían la ley, porque es difícil patrullar largos trechos de la playa aislada. A menudo los cazadores furtivos no se molestan en llevarse todo el animal, sino que cortan las sustancia gelatinosa y abandonan el resto. Cuando se seca, esta sustancia puede pesar menos de 2,2 kilos. Sin embargo, debido a la gran demanda que hay de ella para hacer sopa, se les hace fácil a los cazadores furtivos ganar dinero así más bien que hacer trabajo honrado.

La evidencia histórica que se halla en los diarios de navegación de los barcos indica que en el pasado existían otros campos de cría. La Corporación Conservadora del Caribe organizó la operación “Tortuga verde” con el propósito de aumentar la población de tortugas y con la esperanza de reabrir algunos de estos anteriores campos de cría. Cientos de miles de tortugas verdes fueron incubadas en cautiverio, transportadas y puestas en libertad cerca de anteriores lugares de anidar con la esperanza de que las hembras regresaran allí para poner sus huevos. Sin embargo, se abandonó el proyecto ya que no se vio ningún aumento en la población de las tortugas y no se establecieron nuevos campos de cría.

Además, algunas naciones en cuyas aguas se alimentan las tortugas no han cooperado con los esfuerzos por conservar esta fuente en disminución. Cazan las tortugas infatigablemente en las aguas cerca de sus zonas de alimentación, ya sea arponeándolas o atrapándolas en las redes cuando suben por aire. ¿Continuarán los hombres explotando estas interesantes criaturas hasta que, igual que el pájaro “dodo” y la paloma silvestre “passenger,” las hayan extinguido? Esperemos que no, porque las tortugas verdes prestan apoyo a la veracidad de esta declaración de alabanza acerca de su Creador:

“¡Cuántas son tus obras, oh Jehová! Con sabiduría las has hecho todas. . . . En cuanto a este mar tan grande y ancho, allí hay cosas movientes sin número, criaturas vivientes, pequeñas así como grandes. . . . Jehová se regocijará en sus obras.”—Sal. 104:24, 25, 31.

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