Un andar que es muy provechoso
● El andar por parques y bosques hermosos puede ser un verdadero deleite y también proveer ejercicio provechoso. Para muchos es un gran placer andar con amigos íntimos o con miembros de su familia. Sin embargo, el mejor compañero con quien se puede andar es el Altísimo. Pero, ¿cómo puede uno andar con el Dios invisible?
La Biblia dice: “¿Andarán dos juntos a menos que se hayan encontrado por cita?” (Amós 3:3) ¿Cómo aplica esto a nuestro andar con Dios? El Altísimo ha extendido a los seres humanos la invitación de andar con él como sus siervos y amigos aprobados. Uno acepta esa invitación o hace una “cita” para andar con Dios esforzándose por entrar en una relación con él. Desde entonces, uno debe conducirse en sus tratos diarios como si estuviera en la presencia literal de Dios. Debe seguir la admonición bíblica que dice: “Sea que estén comiendo, o bebiendo, o haciendo cualquier otra cosa, hagan todas las cosas para la gloria de Dios.” (1 Cor. 10:31) Al andar así tenemos que ser modestos. (Miq. 6:8) Esto significa reconocer que los caminos de Dios son superiores a los nuestros y humildemente someternos a éstos.
Por medio de andar con Dios podemos confiar en que él continuará guiándonos y ayudándonos. También podemos esperar con anhelo la expectativa de andar con él en modestia por toda la eternidad. (Juan 17:3) Ciertamente, tanto ahora como en el futuro, no hay nada más provechoso que el andar con Dios.