BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • g78 22/8 págs. 9-11
  • Así cruzamos el Nullarbor

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • Así cruzamos el Nullarbor
  • ¡Despertad! 1978
  • Subtítulos
  • Información relacionada
  • El pasado escabroso
  • Cruzando el Nullarbor hoy día
  • Cuando el predicar presenta un verdadero desafío
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1976
  • Jehová me provee todo lo necesario
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1988
  • ‘Por causa de tu nombre me guiaste’
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1967
  • 3. Aceptar ayuda
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 2009
Ver más
¡Despertad! 1978
g78 22/8 págs. 9-11

Así cruzamos el Nullarbor

Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Australia

EL 29 de septiembre de 1976, el corte de una cinta marcó el ‘casamiento’ que unió las dos mitades del más árido de los continentes y uno de los más escasamente habitados del mundo... Australia. En una tierra que es 43 por ciento desértica y 20 por ciento semidesértica, la terminación de la carretera Eyre —el único enlace directo entre los estados orientales y occidentales de este vasto continente— fue un gozo para el turista y el residente.

La terminación de una carretera quizás no parezca algo muy excitante, pero para los que habían viajado en ella antes de su terminación, es el fin de una pesadilla. Por ejemplo, hace quince años más de 1.127 kilómetros de ella era un camino sin pavimentar. ¡Una distancia mayor que la que separa a París de Berlín o a Nueva York de Detroit!

La sección sin sellar (que no estaba cubierta de brea) cruzaba el singular Nullarbor, la mayor llanura de lecho de piedra caliza del mundo. Este nombre proviene del latín Nullus arbor, que significa “No árbol,” y describe bien los muchísimos kilómetros de paisaje generalmente plano, desprovisto de árboles y agua. Pedazos de terreno plantados de arbustos salpican vastos tramos en una zona que como promedio solo recibe 20 centímetros de lluvia al año. Y no hay mucha más gente que árboles, ¡pues solo se encuentra aquí una persona por cada 111 kilómetros cuadrados!

Imagínese el viajar estos centenares de kilómetros sobre una superficie que con un fuerte aguacero puede convertirse en un lodazal. Los automóviles podían resbalar de un lado a otro del camino, cosa que los hacía viajar a paso de tortuga. Por otra parte, en verano el calor calcinador de mucho más de 38 grados centígrados era casi sofocante, en particular con las ventanas del automóvil cerradas para no dejar entrar el fino polvo del Nullarbor.

El polvo presentaba una dificultad en otro sentido, también. Llenaba los muchos baches y daba la falsa impresión de que el camino era liso. El pasar por sobre estos baches a menudo resultaba en llantas perdidas, muelles o ejes de dirección rotos y casas remolques dañadas o destruidas. Si sucedía algo así a centenares de kilómetros de un pueblo, podían pasar muchas horas antes de que otro chofer pasara y proveyera ayuda o llevara un mensaje.

El fino polvo también podía afectar la visibilidad, y se perdieron vidas debido a choques que ocurrieron por los remolinos de polvo que los vehículos formaban. Así es que la expectativa de cruzar el Nullarbor llenaba de temor hasta al viajero experimentado. Pues, ¡tan recientemente como en 1974 todavía había unos 400 kilómetros de camino en esas condiciones! ¡Y esa era la única manera en que uno podía ir desde la Australia oriental a la occidental en automóvil!

El pasado escabroso

El primer cruce de oriente a occidente del Nullarbor del que hay registro lo efectuó el explorador John Eyre en 1841. En 1877 se estableció un circuito telegráfico que iba de un lado al otro del continente. Durante las próximas décadas, los hombres cruzaron el Nullarbor montados a caballo, en camellos y hasta en bicicleta, siguiendo la línea telegráfica, en pos del oro que había sido descubierto en Australia occidental.

Entonces, en 1912 se comenzó a construir una línea ferroviaria que cruzaría la vasta llanura, al norte de la actual carretera. Tres mil quinientos hombres trabajaron durante cinco años para colocar 1.600 kilómetros de rieles. Muchos murieron y otros enloquecieron debido a las salvajes condiciones desérticas. Nos da un buen ejemplo del terreno el hecho de que un tramo de 480 kilómetros de largo de ese ferrocarril se extiende sin curva alguna y casi sin subidas o bajadas.

Por décadas el camino a través del continente fue poco más que una ruta de abastecimiento. Durante el año de 1941, debido a la guerra, la carretera Eyre llegó a estar bajo la amenaza de invasión, pero gran parte de ella permaneció sin sellar. En ese mismo año, un grupo de 54 testigos de Jehová se abrieron paso con dificultad a través de toda la llanura, de Perth a Sydney, para asistir a una asamblea cristiana, ¡viajando unos 4.480 kilómetros de ida y otro tanto de vuelta! Debido a la escasez de gasolina durante la guerra, esos Testigos avanzaron lentamente con pesados gasógenos de carbón sujetados a sus automóviles y camiones para proveer el combustible necesario. Ciertamente cualquiera que poseyera tremenda determinación podía cruzar el Nullarbor. ¡Pero el hacerlo no era cosa fácil!

Hombres, mujeres y niños cruzaron Australia en aquel convoy de Testigos que se dirigían a la asamblea en 1941. Concerniente a su arduo viaje, el 1943 Yearbook of Jehovah’s Witnesses declara:

“Por toda una semana los viajeros tuvieron que soportar las penalidades del desierto de Nullarbor. El polvo impregnaba su pelo y ropas, y el lavarse en el limitado abastecimiento de agua solo servía para convertir el polvo en lodo. Los automóviles tenían que parar cada ochenta kilómetros para reabastecerse de combustible. Algunos de los vehículos que se movían más lentamente estaban en movimiento 24 horas al día, y los choferes se turnaban, comiendo y durmiendo mientras el convoy estaba en marcha.

“Al comenzar a cruzar el desierto y en el profundo silencio de la noche, miembros del ejército, la policía y los funcionarios de la Junta de Combustible tomaron por sorpresa el convoy acampado, llevándose hasta la última gota de la gasolina de emergencia. Queda manifiesto lo trivial y la crasa estupidez de esta acción cuando se toma en cuenta que estos funcionarios tienen que haber gastado 190 litros de gasolina en el camino desde Perth. ¡Confiscaron tan solo unos 22 litros! Intrépidamente, el pequeño grupo de publicadores se hizo responsable de la tarea impuesta, empujar el primer automóvil de tres a cinco kilómetros cada mañana hasta que echara a andar el motor con gas de carbón de leña, y volver para ayudar a este automóvil a empujar a los otros hasta que arrancaran. . . .

“La vigilancia, cuidado y protección de Jehová se pusieron de manifiesto en una lluvia que por varios días precedió a los viajeros a través del desierto, y en vientos transversales fuera de tiempo, sin los cuales el polvo hubiera sofocado a los pasajeros y vehículos. ¡Para el gran asombro ‘del mundo,’ los ‘australianos occidentales’ llegaron a tiempo para la sesión inicial de la Asamblea!”

Cruzando el Nullarbor hoy día

En la carretera hermosa, ancha y sellada de hoy día, es mucho más fácil cruzar la distancia de 1.672 kilómetros a lo largo del Nullarbor. Pero aún así es un viaje largo, agotador y aburrido, y por 1.207 kilómetros de esa distancia, solo hay unos cuantos lugares a lo largo del camino en los cuales se puede parar para obtener provisiones, así como algunos tanques de agua (que pueden quedar secos en el verano). No hay ni un solo pueblo. De vez en cuando, hay un desvío a una de las enormes fincas de ovejas a lo largo del camino. Una de éstas tiene una extensión de 324.000 hectáreas y está rodeada de 483 kilómetros de cerca contra los dingos (perros salvajes de Australia), aunque en 1976 solamente sostenía a unas 3.000 ovejas. La proporción usual del ganado en la tierra allí es de aproximadamente una oveja por cada 14 hectáreas. Por otra parte, ¡los conejos y moscas parecen ser innumerables!

Debido a las grandes extensiones inhabitadas, se aconseja a los viajeros que siempre lleven combustible adicional, agua sobrante y alimentos enlatados. Además de tener sus automóviles en condición excelente para el viaje, los choferes deben tener piezas de repuesto básicas y las herramientas necesarias para cualesquier reparaciones al borde del camino.

¿Qué hay si se necesita ayuda en el camino? Bueno hay teléfonos de emergencia cada unos cuantos kilómetros. Estos están conectados con altas torres de microondas y son accionados por la electricidad producida por pequeños molinos de viento... una innovación ideal que no produce contaminación y solo requiere mínima atención. Se puede proveer atención médica urgente por medio del servicio del “Médico Volador” que usa pequeños aviones que pueden aterrizar en la carretera.

A principios del viaje a través del Nullarbor, pasamos por la reserva Yalata de aborígenes, donde no es insólito ver a un grupo de estos habitantes típicos de piel oscura. Unas pocas horas más tarde, la carretera lleva al litoral y entonces lo sigue. ¡Qué imponente escena vemos! El azul profundo de la Gran Ensenada (bahía) Australiana parece precipitarse en contra de los escabrosos riscos que se elevan dramáticamente a una altura de 91 metros. ¡Estamos viendo la más larga hilera de arrecifes marinos del mundo!

En el camino hallamos letreros que nos advierten de los peligros. De vez en cuando hay camellos salvajes, descendientes de los camellos que se trajeron aquí en el siglo diecinueve para ayudar en la exploración y transportación. Pero quizás no siempre son peligrosos. A veces sencillamente son curiosos. Si usted se detiene para comer algo, ¡uno pudiera meter la cabeza por la ventana e invitarse a cenar!

También están los canguros. Pueden salir de súbito de la maleza que se encuentra cerca de la carretera, y ocasionar graves choques. Pero también pueden ir saltando a lo largo del camino junto con el automóvil, o sencillamente sentarse, de noche, en medio del camino, aparentemente hipnotizados por las luces del automóvil. ¡Así es que hay que tener cuidado!

No obstante, el peligro mayor —ese viejo y escabroso camino polvoriento— ya no existe. Aunque pueden ocurrir accidentes debido a la velocidad o a la falta de cuidado, en la actualidad la ancha carretera Eyre con su excelente superficie hace que el viaje a través del Nullarbor sea seguro y agradable.

[Mapa de la página 9]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

Perth

Coolgardie

Norseman

LLANURA DE NULLARBOR

Adelaida

Melbourne

Sydney

Brisbane

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir