Familias en crisis, sociedades en deterioro
EN LOS Estados Unidos más de la mitad de los crímenes graves los cometen jovencitos entre los 10 y 17 años de edad. Asesinato, violación, asalto provocado, robo con allanamiento de morada, robo de automóviles... todo lo han hecho ellos. Los crímenes juveniles están aumentando dos veces más rápidamente que los crímenes adultos, y más muchachas están envolviéndose en crímenes violentos.
Los tribunales juveniles y las leyes que gobiernan a los criminales jóvenes hacen de ellos una clase privilegiada. Los tribunales se deshacen de ellos casi al mismo paso que se los traen, de modo que estos delincuentes de nuevo están haciendo víctimas de los muy jóvenes, de los muy viejos, de los cojos y de los ciegos —o, en pandillas, y armados con cuchillos y pistolas— de cualquiera. Diariamente hay el esfuerzo de inculcar en uno la idea de que el castigo no es freno para el crimen. Pero el que no haya castigo les quita a los criminales jóvenes toda restricción. Un muchacho de 12 años de edad, que se especializaba en hacerles robos a las ancianas, dijo más tarde: “Era joven y sabía que no me iban a dar una sentencia larga. Así es que, ¿por qué preocuparme?” Otro muchacho, de 15 años de edad, recordó por qué disparó a un hombre: “No era nada. Ni pensé en ello. . . . Era joven. Lo más que podían darme entonces era 18 meses.”
Sin duda hay varios factores que son causa de esta epidemia moderna de criminales jóvenes. La revista Time del 11 de julio de 1977 presentó un relato sobre “La plaga de crímenes juveniles,” y dijo: “Lo más importante es la desintegración de la familia.” Un juez que ve mil causas juveniles al año dijo: “Buscamos soluciones rápidas, pero la estabilidad de la familia es una respuesta a largo plazo.”
Muchos alegan que el crimen violento que la televisión ofrece es un factor grande. Empapa a los televidentes jóvenes de sexo, violencia y asesinato, y ciertamente tiene su mal efecto. Sin embargo, la revista TV Guide del 28 de enero de 1978 publicó un artículo interesante. Entre sus declaraciones estuvieron las siguientes: “La televisión japonesa se parece mucho a la nuestra, no solo en lo de violencia, sino en todo lo demás.” “Los japoneses están tan irrevocablemente aficionados a la TV como nosotros.” “Cada semana la TV japonesa envía por sus ondas aéreas suficiente violencia para convertir a la entera generación más joven de ese país en asesinos, enviciados y sádicos... sí. Pero es de interés que eso no ha sucedido.” La revista cita estas declaraciones de otros: “La televisión simplemente no afecta así a los jóvenes japoneses.” “No hay manera de relacionar la violencia que se presenta en la TV con los crímenes en el Japón porque el crimen que hay es muy poco.”
Y, ¿a qué se debe esto? El artículo cita al Dr. Iwao: “Los medios de comunicación que generalmente influyen sobre las masas no tienen el mismo impacto en el Japón. La familia todavía es demasiado fuerte, ejerce demasiada influencia en la vida y conducta de los jóvenes. En el Japón, si un miembro de la familia, aunque sea jovencito, comete un crimen, dicho acto acarrea oprobio a todos los miembros de la familia. Esto sirve de poderoso freno al comportamiento malo.” La familia es demasiado fuerte. Provee inmunidad para el virus de la violencia que se presenta en la televisión. No se le debe acarrear oprobio o vergüenza a la familia. Recuerda a uno el proverbio bíblico: “El muchacho que se deja a rienda suelta le estará causando vergüenza a su madre.”—Pro. 29:15.
La familia en la historia
En la parte II de The Story of Civilization por Will Durant, se explica que en la antigua Grecia la corrupción moral destruyó a la familia. La prostitución, homosexualidad, bailes de mujeres desnudas... todo era acepto. En los dramas se representaba la vida ateniense como una ronda de trivialidades, seducción y adulterio... recordatorio de los melodramas televisados en la actualidad. A medida que las mujeres se emanciparon, se rebelaron contra la maternidad al por mayor. El aborto fue el medio de limitar las familias y solo se castigaba si se practicaba sin permiso del esposo, o era instigado por el seductor de la mujer. Durant sigue: “Hemos tratado de manifestar que la principal razón por la cual los romanos pudieron conquistar a Grecia fue la desintegración interna de la civilización griega. Nunca se vence una nación grande sino hasta que se haya destruido a sí misma.”—Págs. 567, 568, 659.
En la parte III de la historia de Durant, se refiere a la fuerza de la familia en tiempos romanos, como endureció el carácter romano e hizo fuerte al imperio de modo que pudo conquistar al mundo. Pero al pasar los siglos se debilitó la vida de familia y la fuerza del imperio menguó. La página 364 dice esto del deterioro de la familia: “Se practicaba la contracepción tanto en su forma mecánica como química. Si estos métodos no surtían efecto había muchas maneras de procurar el aborto. Los filósofos y la ley lo condenaban, pero las mejores familias lo practicaban. ‘Las mujeres pobres,’ dice Juvenal, ‘soportaban los peligros del alumbramiento, . . . pero ¿cuántas veces contiene una cama dorada a una preñada? ¡Tan grande es la pericia, tan poderosas las drogas, del que provoca abortos!’ Dice al esposo: ‘Regocíjate; dale la poción . . . pues si ella diera a luz pudieras llegar a ser padre de un etíope.’”
Sin embargo, en el mundo romano que iba deteriorándose, “la vida familiar de los judíos era ejemplar, y las pequeñas comunidades cristianas con su piedad y su decencia perturbaban al mundo pagano enloquecido por los placeres.” (Pág. 366) Las comunidades judías se apegaban a los principios bíblicos relacionados con la vida de familia, como también lo hacían las familias cristianas. Hoy no se hace tan patente esa ‘vida de familia ejemplar.’ El Times de Nueva York dijo en un informe sobre ‘Crisis en la familia judía ortodoxa’:
“A pesar de su adherencia a la tradición, las familias judío-americanas ortodoxas actualmente están experimentando un aumento en el sexo sin matrimonio, alcoholismo, abuso de drogas, desbarato de la familia extendida, rebeldía de los jóvenes y, en particular, divorcio. El rabino Wurzburger dijo que en un estudio reciente el tribunal religioso de divorcio (Beth Din) indicó que cuatro de cada diez matrimonios judíos estaban disolviéndose. Aunque la proporción era un poco menor entre las familias ortodoxas, el rabino Wurzburger llamó la tendencia ‘el peligro más formidable a la supervivencia judía que nos amenaza hoy día.’ . . . la desviación se trataba tradicionalmente dentro de la estructura de una familia y comunidad segura... con acuerdo general respecto a lo correcto e incorrecto. Ahora parece que esa autoridad unilateral está deteriorándose cada vez más rápidamente, y los líderes no están seguros en cuanto a lo que la reemplazará.”
Nada la reemplazará. Grecia no halló nada que la reemplazara. Roma no halló nada. Semejantemente, el mundo actual está experimentando un colapso moral y un deterioro de la estabilidad de la familia. La historia es enfática: Cuando el arreglo de familia se deteriora, la fuerza de las comunidades y naciones se arruina. The World Book Encyclopedia (1978) bajo “Familia” (Tomo 7, pág. 24), resume el asunto así:
“La familia es la institución humana más antigua. De muchas maneras es la más importante. Es la unidad más básica de la sociedad. Enteras civilizaciones han sobrevivido o desaparecido, según la fortaleza o debilidad de la vida familiar. Las familias han existido desde los tiempos más primitivos, y sin duda existirán mientras haya gente en la Tierra.”
Básicamente, la desintegración de la vida de familia en nuestra sociedad actual es la principal causa de la epidemia de criminales jóvenes.