¿Cuánto sabe usted acerca del mal de Chagas?
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Bolivia
AL EXTENDER la manita para alcanzar sus juguetes, un niño en una aldea remota de Bolivia toca el antepecho en la casucha de adobe y se pone en contacto con un insecto, la vinchuca, o con su excremento. Más tarde, el niño sufre de hinchazones inflamatorias, síntomas del mal de Chagas. A un hombre, dormido en el piso de tierra de su domicilio, lo muerde un insecto de la misma clase. Años después tiene un caso avanzado de la enfermedad de Chagas. Según cálculos, desde la frontera meridional de los Estados Unidos hasta las regiones centrales de la Argentina, 12.000.000 de personas sufren de esta aflicción. Se le llama “uno de los mayores problemas de la América Latina.”
Bueno, pues, ¿cuáles son los síntomas de la enfermedad de Chagas? Una vez que se ha contraído, ¿cómo es posible mitigar la enfermedad? ¿Qué medidas preventivas pueden tomarse para evitar la contracción de la aflicción? Especialmente si uno vive en los países tropicales de la América Central o del Sur, sería bueno conocer las respuestas a estas preguntas. Aunque uno no viva donde sea común la enfermedad de Chagas, hay razones sólidas para aprender más acerca de ella.
La vinchuca es uno de los principales portadores de la temida Tripanosoma cruzi, un diminuto parásito unicelular que se multiplica en los seres humanos y animales y que produce la enfermedad de Chagas. Fue en 1908 que Carlos Chagas descubrió por primera vez el parásito en el intestino de la vinchuca. Pero los perros y gatos también pueden transmitir la enfermedad a los seres humanos.
Los países de América Central y del Sur han participado, por separado y también unidamente, en estudios respecto a la enfermedad de Chagas y su erradicación. En Bolivia, los estudios se han intensificado desde los años cuarenta. Según una investigación boliviana, en ese país de casi 5.000.000 de habitantes 1.800.000 personas están expuestas a la posibilidad de picaduras de vinchuca, y 600.000 han sido picadas.
El daño que causan la vinchuca y el mal de Chagas
Estos estudios han revelado que algunas vinchucas no son portadoras de los parásitos, y las que sí lo son no infectan a una persona con la picadura original. El insecto portador, al llenar su cuerpo con la sangre de la víctima, puede dejar su excremento cerca de la punzada. Puede arrastrar su parte posterior sobre la picadura y así introducir los parásitos en la corriente sanguínea de la víctima. O, a veces, la víctima se rasca inmediatamente la zona de la punzada y se infecta a sí misma.
¿Por qué no se da cuenta la víctima de la presencia de la vinchuca? Este insecto es activo de noche. Muchas veces se deja caer desde el cielo raso sobre la víctima dormida. Mete su hocico agudo y parecido a puñal en la víctima, generalmente cerca de los ojos donde la piel es muy suave, o en la piel flexible del cuello. La picadura no causa dolor. Por eso, sin que la víctima se dé cuenta de lo que está aconteciendo, la vinchuca puede chuparse una pequeña cantidad de sangre. Sin embargo, más tarde se desarrolla una inflamación alrededor de la punzada. El ojo hasta puede quedar cerrado de la hinchazón. Puede que también haya hinchazón glandular.
Una vez introducidos en la corriente sanguínea, los parásitos se reproducen rápidamente. Durante las primeras cuantas semanas, un análisis de laboratorio revela la presencia de los parásitos. Después de eso, debido a la producción de anticuerpos en la víctima, los parásitos se multiplican con menos rapidez, haciendo más difícil detectar la enfermedad mediante un examen médico.
En las etapas finales de la enfermedad, los parásitos causan dificultades que varían desde el colapso cardiaco hasta infecciones del hígado y bazo. Pueden dañar los ganglios linfáticos y el cerebro. La presión sanguínea de la víctima baja. A veces los parásitos logran meterse en el corazón. A medida que empiezan a multiplicarse y crecer, causan coágulos u oclusión en los vasos sanguíneos. Peor aún, hacen estallar las venas. Algunas víctimas sufren del agrandamiento del intestino grueso. Como resultado pueden producirse problemas de digestión y eliminación.
Algunas víctimas del mal de Chagas desarrollan estas reacciones graves más tarde en la vida. El progreso de la enfermedad se ha comparado a un gran témpano de hielo en agua. Solo emerge sobre el agua una parte pequeña de su masa total, mientras que la mayor porción está sumergida. Lo mismo es cierto con los síntomas de la enfermedad de Chagas. Muchas veces la víctima y su médico ignoran el hecho de que el paciente ha contraído la enfermedad, y los efectos por lo general se manifiestan unos 15 ó 20 años más tarde, cuando la enfermedad está mucho más avanzada.
La enfermedad de Chagas no es necesariamente contagiosa. El que un miembro de la familia la tenga, no quiere decir que todos van a contraerla. La principal manera en que se transmite la enfermedad es por la picadura de un portador del parásito. No obstante, los bebés que nacen de madres contagiadas pueden adquirir la enfermedad puesto que el parásito penetra en la placenta de la madre y alcanza al infante en desarrollo durante los últimos meses de la preñez. También se sabe que un niño de pecho puede adquirir el parásito por medio de la leche de la madre contagiada.
La vinchuca no está limitada a arrastrarse, sino que también puede volar. También pica a los animales, aunque vive principalmente de la sangre humana. Es de interés que las aves de corral, pichones y otras aves domesticadas no desarrollan la enfermedad. No obstante, el que haya animales o aves en la casa o cerca de ella les sirve de invitación a los insectos chupadores de sangre para que entren en la casa y después de eso les comuniquen la enfermedad de Chagas a sus ocupantes.
Otro peligro... transfusión de sangre
El libro Usted y la enfermedad de Chagas señala otro peligro: la transmisión de los parásitos del donante al paciente por medio de una transfusión de sangre. Según la publicación Tropical Diseases Bulletin, la enfermedad de Chagas, junto con la trypanosomiasis africana (enfermedad del sueño africana), frambesia y filariosis (gusanos parecidos a pelos de cinco a ocho centímetros de largo), pueden transmitirse por medio de las transfusiones de sangre. En zonas donde el público dona sangre indistintamente, existe un grave peligro de contraer la enfermedad de Chagas. Por eso, los que obedecen la ley de la Biblia de abstenerse de sangre, tanto la de animales como de seres humanos, tienen más posibilidad de permanecer en buena salud.—Hech. 15:28, 29.
Se debe notar también que por medio de los viajes internacionales se pueden transportar rápidamente los parásitos portadores de enfermedad desde la América Latina a cualquier otra parte del globo. Por lo tanto, los que evitan las transfusiones de sangre están eliminando, hasta ese grado, el riesgo de ser infectados por la enfermedad.
Prevención
Hasta la fecha, no se ha podido dar con una manera de curar esta enfermedad completamente. A menudo las drogas producen problemas que son casi tan malos como la enfermedad misma.
Algunos sugieren el uso interno y externo de ciertas hierbas medicinales para contrarrestar los efectos de la enfermedad. Se recomienda usar las hierbas y flores de las plantas del género Spilanthes. También se sugiere comer plantas oceánicas, como algas marinas, puesto que el organismo puede asimilar su contenido de yodo. Las hierbas parecen mitigar el efecto de la enfermedad, pero no eliminan los parásitos.
La limpieza es la medida preventiva más importante. Esto se debe a que la vinchuca establece su hogar en los lugares oscuros, antihigiénicos de las casas hechas de lodo, paja, hojas de palmera y otros materiales rudimentarios. Por lo tanto se ha sugerido que las nuevas estructuras se hagan de cemento, yeso o enlucido y cal para eliminar los posibles hábitats de la vinchuca. También es de suma importancia que se efectúe con regularidad la limpieza de las casas y edificios anexos.
Carlos Chagas, el descubridor del insecto portador, recomendó la destrucción de la vinchuca como la única solución para eliminar la enfermedad. Puesto que no hay modo satisfactorio de curar la infección, muchos concuerdan con él. Actualmente hay insecticidas que destruyen la vinchuca en todas sus etapas, incluso la etapa del huevo.
Sin embargo, en un nivel personal, le es provechoso a uno reflexionar en la ley que Dios dio a la nación de Israel. Esa ley, junto con lo dicho en las Escrituras Griegas Cristianas, exige santidad, limpieza. (Lev. cap. 19; 2 Cor. 7:1; Rev. 21:8) Cuando ciertas enfermedades se desarrollaban en las moradas israelitas, se demolía la estructura entera. (Lev. 14:43-45) Como resultado de estas leyes, la nación de Israel permaneció libre de las enfermedades de las naciones que la rodeaban en la tierra de Canaán. Lo mismo es cierto hoy día: una norma elevada de limpieza desempeña un papel principal en la prevención de la enfermedad de Chagas y otros males.
“¡Miren! Éste es nuestro Dios. Hemos esperado en él, y él nos salvará. Éste es Jehová. Hemos esperado en él. Estemos gozosos y regocijémonos en la salvación por él.”—Isa. 25:9.