Cómo disfrutar más de la vida en la edad avanzada
TODO el mundo desea poder disfrutar de la vida. La situación no es diferente en el caso de la gente que se encuentra en los años postrimeros de la vida. Estas personas, aunque quizás estén más restringidas en cuanto a lo que pueden hacer en sentido físico, ciertamente desean disfrutar al máximo de la vida.
Personas que han estado mejor preparadas que otras para la jubilación dicen que, aunque echan de menos ciertos aspectos de su trabajo anterior, ahora disfrutan de un ritmo de vida menos agitado. Pueden hacer cosas por las cuales anteriormente habían cultivado una afición pero que, por falta de tiempo, no habían podido hacer.
Hay muchos que aprecian el tener más tiempo disponible para disfrutar de las maravillas de la creación. Disfrutan de trabajar en jardines, viajar, observar los árboles, plantas, flores y animales. Hallan que el dar paseos resulta en estímulo mental y físico, y disfrutan de esa actividad tanto solos como en compañía de otras personas.
También hay quienes derivan mucho placer de tener tiempo para leer más. Y si no tienen la visión muy aguda, les gusta escuchar grabaciones, programas de radio, o que otros les lean. Y disfrutan de buenas conversaciones con personas de diferentes edades.
Cuando Malcolm Cowley, escritor sobre historia de la literatura, pasó de los 80 años de edad, hizo este comentario sobre lo que para él era otra actividad placentera:
“Hay otros placeres también, incluso algunos que a los jóvenes se les hace difícil apreciar. Uno de ellos es sencillamente sentarse quieto, como una serpiente en una piedra que ha sido calentada por el sol, y disfrutar de una deliciosa sensación de indolencia de la cual raras veces yo podía disfrutar cuando más joven.
“En esas ocasiones la persona anciana está en completo reposo.”
Mantener la actividad
Pero también es cierto que se necesita actividad. Generalmente se reconoce que el que la persona se mantenga física y mentalmente activa es importante para la salud física y mental. Cualquier persona cuya salud le permita más actividad, pero que simplemente esté sentada constantemente, llegará a sentirse bastante deprimida. El individuo que esté en esa situación también puede desmejorar físicamente.
A este respecto, el Dr. Robert Butler, director del Instituto Americano sobre Envejecimiento, declaró:
“Cualquier tipo de actividad provechosa en la cual uno experimente un sentimiento de logro o de estar haciendo algo que vale la pena puede hacer que la jubilación sea más significativa.
“Sencillamente imagínese el que usted literalmente hubiese cerrado el taller y no estuviese haciendo nada que le diese un sentido de propósito o de solidez. Eso puede ser muy abrumador.”
Una señora que tenía unos 75 años comentó que no podía comprender por qué una persona de su edad que tuviera salud y recursos económicos comparables a los de ella debiera tener problema alguno en cuanto a llevar una vida interesante. La clave para ella era participar en una variedad de actividades. La misma señora dijo en cuanto a los que no disfrutaban de la vida: “Quizás simplemente no tienen suficiente variedad de actividades, . . . pero yo estoy disfrutando mucho.” Ella reconoció que cuando el pasar de los años comenzara a limitar su agilidad tendría que reducir algunas de sus actividades. Pero no hasta entonces.
La necesidad de estar con otras personas
Las personas de edad avanzada bien pueden disfrutar de pasatiempos y de nuevas actividades. Y es posible que también les agrade tener más tiempo para estar a solas. Pero nada puede tomar el lugar del compañerismo con otras personas. Por eso es necesario equilibrar los períodos de estar a solas con períodos de estar con otras personas.
Se nos creó con la necesidad de estar con otras personas. Nadie puede sentirse verdaderamente feliz si se aísla por completo, sin importar cuánto dinero tenga. El que alguien se aísle debido a la vejez, cuando su estado físico no exige que lo haga, puede ser muy perjudicial para la mente y el espíritu, y de hecho puede acelerar la muerte. Un proverbio bíblico dice: “El que se aísla buscará su propio anhelo egoísta; contra toda sabiduría práctica estallará.” (Pro. 18:1) Un caso pertinente fue la vida del difunto millonario Howard Hughes.
Un anciano aconsejó: “No se sienta fastidiado por estar solo. Sencillamente salga.” Con eso quiso decir que uno debería tomar la iniciativa y buscar a otras personas. De manera similar, el Dr. Constance Freiss, de Nueva York, aconsejó: “Relaciónese. Relaciónese con la gente. Esa es la cosa más importante [especialmente] para los ancianos que viven solos. Les digo a mis pacientes que salgan cada día y hablen con alguien... aunque solo sea con la cajera del supermercado.”
Así mismo, el Dr. Butler recomendó actividades que pongan a uno en contacto con la gente. Dijo acerca de las personas de edad avanzada:
“Se les puede estimular a participar en actividades en las cuales ayuden a otras personas. También se les puede instar a afiliarse a organizaciones sociales, a estar activos físicamente y a desarrollar o mantener amistades.
“La gente necesita estar en buen estado físico, mantenerse personalmente en buenas condiciones, y eso significa mantener la mente activa, y en buen estado en sentido social... y mantenerse en comunicación con otros.”
Manteniendo buenas relaciones
Una clave para comenzar y mantener buenas relaciones con otros es verlos con perspectiva positiva. El que la persona no esté dispuesta a esforzarse por ser compatible con otros puede perjudicar sus tratos con los demás. Por ejemplo, puede ser que algunas personas de edad avanzada no quieran escuchar los puntos de vista de otras personas, y solo deseen exponer los suyos.
Eso no quiere decir que siempre hay que estar de acuerdo con otros sin importar lo que digan. Pero hay muchas cosas que no son asuntos de ‘vida o muerte’; puede dejarse lugar para diferentes puntos de vista. Uno no debe hacerse irrazonablemente inflexible al tratarse de asuntos que realmente no valen la pena.
Cuando otras personas ven que una persona de edad avanzada despliega humildad, y está dispuesta a escuchar, se sienten más propensas a hablarle. Como dijo un hombre entrado en años: “Hallo que puedo disfrutar más de la compañía de los jóvenes cuando no actúo como si lo supiese todo, ni me ofendo por opiniones diferentes a las mías. Más bien, me aseguro de preguntar cuáles son sus puntos de vista en cuanto a las cosas y los encomio cuando expresan ideas interesantes y útiles. Por hacer esto, encuentro que frecuentemente ellos también toman mayor interés en mí, y vez tras vez piden mi opinión, y también muestran interés en mis experiencias personales de años anteriores.”
Además, es necesario que la persona de edad avanzada luche contra el impulso de quejarse cuando está en compañía de otros. Aunque tal persona quizás tenga más de lo cual quejarse debido a los problemas que trae la vejez, un espíritu de quejarse constantemente puede alejar a los demás. Por el contrario, “los dichos agradables son un panal de miel, dulces al alma y una curación a los huesos.” (Pro. 16:24) El que ‘uno siega lo que siembra’ es realmente cierto de las relaciones humanas, ¿no es verdad? (Gál. 6:7, 8) Si somos hostiles con otros, y siempre nos quejamos y constantemente estamos de humor amargo, puede ser que los demás nos eviten.
Hechos innegables
El tratar de hacer que la vida sea más significativa e interesante es excelente. Ciertamente debemos hacer eso. Y otras personas pueden ayudar a uno a hacerlo. Sin embargo, un hecho innegable, y al que tenemos que enfrentarnos, es éste: Sin importar cuán interesantes o productivos sean los años de nuestra vejez que sigue avanzando, tarde o temprano la vida cesa. En la actualidad, la muerte alcanza a todo el mundo. Por eso la Biblia dice que “la muerte se extendió a todos los hombres.”—Rom. 5:12.
Sin importar la delicadeza con que elijamos expresarlo, la existencia humana hoy día puede compararse a una sentencia de muerte. El día en que nacemos se nos “sentencia” a la vejez y la muerte, pues ambas cosas avanzan implacablemente. ¡Qué triste que la vida sea tan corta y llena de dificultades, en vista de que puede disfrutarse tanto de ella cuando hay buena salud, seguridad y alrededores deseables!—Job 14:1.
Lo que verdaderamente necesitamos es algo que logre lo que Ponce de León tenía presente cuando buscaba la “Fuente de la Juventud.” Lo que necesitamos es un “adelanto” que combine el vigor de la juventud con la sabiduría que viene con los años.
No obstante, otro hecho innegable es éste: Aun si tuviésemos eso, todavía no habría verdadera felicidad si estuviésemos rodeados de pobreza, inflación, delitos y crímenes, vecinos desagradables, guerras horribles y todas las otras incertidumbres de este presente sistema. Lo que verdaderamente necesitamos es tener esa maravillosa combinación de vigor de la juventud y la sabiduría que viene con los años, pero en un mundo de completa paz y seguridad, rodeados de gente decente.
No es sencillamente una ilusión
¿Es esa esperanza solo una ilusión? ¡No, no lo es! ¡Lejos de ser solo una ilusión, pronto será una realidad! Pero, ¿cómo podrá ser eso posible cuando todo indica que los problemas de la vida están empeorando, no mejorando?
Los mismísimos acontecimientos que van agravándose en nuestro tiempo son una clara indicación de que vivimos en la era en la cual la profecía bíblica predijo que se vería el fin de este deficiente sistema actual. Las calamidades que le han sobrevenido a nuestra generación desde la primera guerra mundial son evidencia visible de que este sistema de cosas lleno de problemas ha entrado en sus “últimos días.”—2 Tim. 3:1-5; Mat. 24:3-12.
¿Qué vendrá a continuación? “El día de juicio y de la destrucción de los hombres impíos,” según lo expresa la profecía bíblica. Después que se limpie de la Tierra la iniquidad que hay en ella, Dios introducirá un nuevo orden de Su hechura, uno en el cual la “justicia habrá de morar.” (2 Ped. 3:7, 13) En ese nuevo sistema que Dios establecerá, “la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor.”—Rev. 21:4.
Por lo tanto, podemos hacer ahora lo que, consoladoramente, Jesús dijo que hiciéramos: “Levántense erguidos y alcen sus cabezas, porque su liberación se acerca.” (Luc. 21:28) Cuando ese justo nuevo orden comience, no existirán ya los efectos desagradables del envejecimiento. En cambio, a los envejecidos se les devolverá el vigor de la juventud. Hasta los muertos serán levantados para que tengan la oportunidad de vivir para siempre bajo el nuevo sistema de cosas de Dios. (Hech. 24:15) Por eso, hoy día las personas de edad avanzada no tienen que desesperarse. En cambio, pueden tener la espléndida y sostenedora esperanza de que los estragos de la edad avanzada y la muerte serán removidos.
En vista de lo ya mencionado, los Testigos cristianos que se encuentran en edad avanzada se mantienen activos, caminan a los hogares de la gente para hablarles, obtener sus puntos de vista acerca de lo que se puede esperar en la vida y decirles lo que la Biblia dice respecto al futuro cercano. De este modo disfrutan al máximo de la edad avanzada.