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¡Despertad! 1980
g80 8/3 págs. 20-23

“Hombrecitos” de la Antártida

Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Uruguay

“¡AH, VEO dos ‘hombrecitos’ en aquel témpano!” gritó un tripulante. A medida que aquellos exploradores de la Antártida se acercaron al iceberg, otro vistazo a través de sus prismáticos les permitió ver a cinco “hombrecitos.” Pronto hubo siete. Pero a aquellos primeros exploradores de la Antártida les esperaba una sorpresa cuando se dieron cuenta de que aquellos “hombrecitos” en realidad eran pájaros bobos, o pingüinos de la Antártida. En cuanto a los pájaros bobos, continuaron saliendo del agua helada con ímpetu para dar un mejor vistazo a aquellas extrañas criaturas que invadían su helado dominio.

Los pájaros bobos son a la Antártida lo que los osos polares son a las tierras árticas. Sin embargo, no todos los pájaros bobos son iguales, y cada clase tiene sus propias peculiaridades y hábitos que la hacen diferente de las otras.

El emperador

El más grande e impresionante de todos es el pájaro bobo emperador, que pesa aproximadamente 40 kilos y alcanza una altura de 120 centímetros. Hasta donde se conoce, ninguna otra criatura procrea y empolla sus polluelos en circunstancias más difíciles... en un ambiente de temperaturas de -55° C. bajo constantes ventarrones y severas tempestades de nieve.

La hembra pone un solo huevo. Entonces el macho y la hembra se turnan para sostener el huevo bien abrigadito entre sus pies, en una colcha compuesta de los pliegues de piel que les cuelgan del cuerpo. Mientras uno cuida el huevo, el otro va al mar a alimentarse. Cuando el compañero regresa y el huevo se pasa de un pájaro bobo al otro, se ejerce sumo cuidado para que el huevo no toque el hielo sobre el cual los pájaros están.

Para protegerse de los fieros vientos de su región, los pájaros bobos tienen que cooperar entre sí. Por eso, grandes cantidades de pájaros bobos emperadores suelen juntarse en apiñamientos. Y periódicamente cambian de posición a fin de que las mismas aves no sean las que siempre soporten lo más recio de la tempestad de nieve en el exterior del círculo.

El de Adelia

El pájaro bobo de Adelia también vive en la Antártida, pero es mucho más pequeño que el emperador, y sus criaderos están separados de los de ellos. Este es el payaso de la familia de los pingüinos antárticos. Es muy curioso, y sus payasadas son cómicas, especialmente la manera en que se balancea al andar... al estilo de Charlie Chaplin.

Al igual que otros pájaros bobos, éstos tienen en la lengua púas agudas dirigidas hacia dentro. ¡Qué práctico les resulta esto cuando atrapan un pez para la cena! El pez, con la cabeza apuntando hacia la garganta del ave, no puede moverse en ninguna otra dirección.

Se ha llevado a varias de estas aves a grandes distancias de sus criaderos a fin de estudiar su aptitud como navegantes. Como es cierto de otras aves, el Creador ha dotado a éstas de un sistema incorporado de navegación. Parece que este sistema tiene que ver principalmente con el Sol. Cuando está nublado, las aves vagan como si no estuvieran seguras de la dirección que deben seguir. Pero cuando el Sol está visible, inmediatamente se orientan y toman la dirección correcta para llegar a casa.

El gentú o juanito

En las Islas Malvinas, hay varias especies de pájaros bobos. Cerca de Puerto Stanley los pájaros bobos llamados gentú o juanitos, que son de alta talla, vienen a tierra a procrearse.

Desde la cercana playa de York Bay podemos observar a estos “hombrecitos” cuando llegan a sus criaderos. Han pasado meses en el mar, viajando miles de kilómetros en busca de alimento, y jugando en las heladas aguas del Atlántico meridional. Al acercarnos para observar, podemos ver a estos pingüinos antárticos nadando para mantenerse al paso con las olas hasta que éstas están a punto de romper. Al romper la ola, saltan rápidamente hacia adelante y caen derechos sobre sus pies palmípedos. Se apresuran desordenadamente por llegar a la orilla con la mayor rapidez posible, a fin de que la próxima ola no los derribe y se los lleve de vuelta al mar. Sin embargo, de vez en cuando sucede precisamente eso, y tienen que volver a tratar, corriendo un poco más rápido esta vez.

Una vez que el gentú está más allá del alcance de las olas, se pone en fila con centenares o miles de otros pájaros bobos a medida que éstos se balancean de camino a los criaderos, que están entre las dunas de arena y ciertos grupos de arbustos y montecillos de hierbas a cientos de metros de la orilla. Si uno de ellos se agota y decide detenerse o tomar una siesta de unos cuantos minutos, los que van detrás de él también se detienen y, sin quejarse, esperan hasta que éste se despierta y reanuda el viaje.

El cortejo y las ceremonias nupciales entre estas aves son interesantes. Al buscar esposa, el macho trae un guijarro y lo deposita a los pies de su presunta novia. Si ella lo acepta, se convierten en marido y mujer. Pero es sumamente difícil saber cual ave es macho y cuál hembra. A veces esto es difícil hasta para los pájaros bobos, y un macho quizás le entregue por error un guijarro a otro macho. Desde luego, eso se considera un insulto y el resultado es una acalorada batalla.

Una vez apareada, la pareja de juanitos forma un nido tosco con algunas hierbas, varillas y, en su mayor parte, guijarros; entonces la hembra pone dos huevos. Cada pareja tiene sus limites particulares de propiedad y celosamente protege su territorio durante la incubación. Pero no es insólito el que un pájaro bobo “tome prestados” guijarros y otros materiales de construcción del nido de su vecino mientras este no está vigilando. Esto hace que el criadero sea sumamente ruidoso. Mientras algunos participan en disputas territoriales, otros se esfuerzan por recobrar la propiedad robada. Por tales asuntos a menudo llegan a darse golpes violentos con pico, aletas y garras. La Biblia describe esa clase de conducta como ‘animal,’ y no se supone que los seres humanos la imiten.—Sant. 3:14-18.

Los padres se turnan para atender a los hijuelos, lo cual permite que uno de los cónyuges vaya a alimentarse de peces, calamares, camarones u otros mariscos. Cuando el compañero que ha ido al mar regresa, alimenta a los polluelos por medio de regurgitación.

Al principio los polluelos están cubiertos de plumón y son bastante indefensos. Cuando crecen y están a punto de ir al agua, les crecen plumas de adultos... muy pequeñitas, de textura suave e impermeables.

Puesto que los pájaros bobos son torpes en tierra, cuando el gentú tiene prisa y sus patitas no pueden transportarlo con suficiente rapidez, a menudo se arroja sobre la panza y, dándose impulso con las aletas y los pies, se desliza sobre la arena como un tobogán.

La gente de las Islas Malvinas solía llevarse huevos de los criaderos de pájaros bobos, pues muchas personas los consideraban como una verdadera golosina. Sin embargo, el gobierno de la localidad ha expresado desaprobación de esta práctica de los nativos para que el gentú no llegue a estar entre las “especies en peligro de extinción” y más tarde se una a las muchas otras especies de pájaros bobos y pingüinos que en la actualidad están extintas.

El gorfú o moñudo

En las Islas Malvinas también se encuentra el pájaro bobo moñudo, o gorfú, que tiene un penacho de plumas como tocado. Mientras que los gentú eligen zonas arenosas para sus criaderos, los moñudos prefieren un litoral rocoso. En vez de tratar de hallar la manera más fácil de subir por un risco, les gusta saltar y arrastrarse de un saliente a otro mientras suben por la parte más empinada del risco.

Se mantienen vigilantes en cuanto a la presencia de sus enemigos, especialmente la foca leopardo. Una vez que están listos para regresar al mar, examinan cuidadosamente el agua para ver si hay seguridad allí. Docenas de moñudos se reúnen a lo largo del borde de un risco o roca y escudriñan el agua para tratar de avistar a la Sra. Foca. Los pájaros bobos que siguen a estos primeros continúan reuniéndose detrás y la multitud va haciéndose cada vez más grande. De súbito se da un empujón a una víctima que nada sospechaba y ésta cae al agua. Los que permanecen sobre la superficie vigilan para ver lo que le sucede a su “amigo caído.” Si de súbito se revuelve el agua y éste desaparece, saben que no es conveniente saltar al agua entonces. De modo que regresan al criadero y vuelven a tratar más tarde. Pero si ven que el que ha caído al agua nada tranquilamente, saben que no hay peligro, y los demás saltan a las aguas y se dirigen de nuevo al mar.

Sin embargo, de vez en cuando una foca vieja que es sabia y experimentada deja nadar a los primeros pájaros bobos sin hacerles daño alguno. ¡Ya se puede usted imaginar lo que viene después! La foca y sus amigas tienen un verdadero banquete después que centenares de moñudos saltan a lo que consideran “aguas seguras.”

Diferentes variedades

Como hemos observado, hay diferentes variedades de pájaros bobos... hoy en día se conocen 17, y cada una tiene sus características identificadoras. El de pies negros, o pájaro bobo del Cabo, se encuentra en las costas del África meridional y en las muchas islas del Atlántico meridional.

El pingüino real antártico es el segundo en tamaño entre todos los pájaros bobos. También se le encuentra en las Islas Malvinas y en otros lugares cercanos.

El pájaro bobo de Humboldt ha tomado ese nombre de la corriente de Humboldt en el océano Pacífico. Las aguas frías de esta corriente le permiten a este pájaro bobo vivir en Chile, el Perú y tan al norte como en las islas Galápagos. Este parece ser el punto más septentrional en el cual se encuentran los pingüinos antárticos. En el lado del Atlántico de la América del Sur, a veces se les encuentra tan al norte como en Uruguay y el sur del Brasil.

El más pequeño de ellos, el pájaro bobo menor o enano, solo tiene unos 15 centímetros de alto cuando está plenamente desarrollado, y vive en solo unas cuantas islas de Oceanía. Todos ellos tienen en común el hecho de que no pueden volar como otras aves. Sin embargo, sí usan sus poderosas aletas para “volar” debajo de las aguas. Al viajar a través del agua mueven las aletas alternativamente, tal como un nadador mueve los brazos, más bien que simultáneamente como las aves mueven las alas al volar.

Gente de muchas partes del mundo ha visto a los pájaros bobos en los zoológicos. Pero es especialmente conmovedor ver a miles de ellos en sus alrededores naturales.

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