Perspectivas energéticas para el futuro
¿QUÉ le aguarda en el futuro a un mundo hambriento de energía? ¿Cuál de las muchas fuentes que hemos examinado habremos de usar en años venideros?
La respuesta a la pregunta depende de lo lejos que usted desee mirar hacia el futuro. También debemos tener presente que la humanidad está ahora al borde de la “grande tribulación” que traerá cambios de largo alcance a la sociedad humana.
Si usted es una persona de edad avanzada, quizás esté muy interesada en lo que traerá la próxima década más o menos. En el futuro cercano, no hay manera de escapar de las escaseces en aumento. La era de la energía barata y abundante ha quedado atrás. Usted puede esperar no verla de nuevo durante su vida. El petróleo se está acabando. La energía nuclear pudiera estar lista para llenar una gran parte del vacío, pero las polémicas políticas no han permitido que eso suceda. El carbón ofrece el único remedio inmediato, pero la renuencia a abrir nuevas minas y proveer transporte quiere decir que la crisis solo puede empeorar.
Los altercados y la violencia reinantes entre los individuos que se alinean en las estaciones de servicio para automóviles aptamente representan la lucha desesperada por obtener una parte mayor de los menguantes suministros de petróleo. Esa misma actitud predomina en las confrontaciones que hay entre las naciones. Los países productores de petróleo, que explotan su nueva riqueza, intercambian airadas acusaciones con los frustrados países industriales. Se culpan unos a otros de acelerar la inflación. Del lado de los productores, los líderes se reúnen y argumentan sobre cuánto aumentar el precio. Del lado de los consumidores, los aliados se reúnen y riñen en cuanto a cómo dividir un “pastel” que no es lo suficientemente grande para todos. Parece que no se encuentra remedio. Parece que lo único que pudiera pasar sería que la situación empeorara.
Si usted es joven, quizás le interese pensar en lo futuro. ¿Cuál es el porvenir de la energía de aquí a 25 ó 50 años? Por la información de los artículos anteriores, quizás llegue a la buena conclusión de que el cuadro de la energía de nuevo será brillante para ese entonces. Si los problemas que rodean a la energía nuclear pueden resolverse, es posible que la energía disponible pueda satisfacer gran parte de la necesidad que existe. Pero parece más probable que la energía solar, sea que se recoja directamente en forma de calor o electricidad, o se adquiera indirectamente por medio de molinos de viento, puede ser una importante fuente de energía en el próximo siglo.
Pero cuando hablamos del siglo 21, usted quizás se pregunte si la humanidad podrá sobrevivir al siglo 20 para disfrutar de la dádiva prometida. Se ve aumentar el desafuero en todo nivel de la sociedad humana, a veces hasta el punto de la anarquía. Cada grupo de miras estrechas clama por sostener sus derechos en desatención a los principales intereses nacionales. A las naciones se les hace más difícil hacer pactos y más fácil anularlos.
En este escenario, la crisis energética agrava más la “angustia de naciones, no conociendo la salida” de los problemas que Jesucristo predijo que abrumarían al mundo en este siglo. (Luc. 21:25) Los esfuerzos vacilantes de líderes nacionales para resolver el problema de la energía menguan hasta llegar a la parálisis. El fracaso de ellos confirma indisputablemente la declaración bíblica de que el hombre no puede gobernarse a sí mismo. (Jer. 10:23) Los problemas son demasiado grandes para él. Solo por medio de la gobernación del reino de Dios sobre esta Tierra vendrá la solución a los problemas del hombre, incluso la cuestión de la energía.
La Biblia muestra que el “temor y la expectativa de las cosas que vienen sobre la tierra habitada” están bien fundados. (Luc. 21:26) Estas cosas venideras incluyen el fin absoluto de las organizaciones políticas, económicas y religiosas del hombre, tras de lo cual vendrá la gobernación del reino de Jehová bajo Cristo sobre la Tierra.
La energía en el paraíso
Si usted es una de las personas que aceptan el punto de vista bíblico, la cuestión acerca de fuentes de energía futuras tiene para usted un significado que va más allá de la crisis inmediata. Usted se interesa en lo que el hombre usará por los próximos 1.000 años, sí, por la eternidad.
Nuestro propósito aquí no es especular sobre los detalles que solamente el futuro revelará. No obstante, el razonar sobre principios bíblicos indica que algunas clases de energía son más compatibles que otras con el estilo de vida que esperamos que exista en el nuevo sistema de cosas.
Primero, considere que la Tierra será hecha un paraíso. No se permitirá que nada estropee la belleza de ese jardín edénico global ni lo contamine.—Luc. 23:43; Rev. 11:18.
Hemos visto que el uso difundido del carbón causa daño a la campiña, tanto donde éste se extrae como donde se quema. Además, la extracción comercial del carbón es peligrosa en sentido físico y perjudicial a la salud de los mineros. En la actualidad lo que mayormente vicia el aire es el uso excesivo de combustibles derivados del petróleo. Los químicos han descubierto que la gran variedad y complejidad de las moléculas de hidrocarburo del petróleo provee un punto de comienzo para la síntesis de toda clase de sustancias útiles y maravillosas. Realmente muestra una completa falta de aprecio a ese tesoro natural el destruirlo por medio de quemarlo sin pensar cuidadosamente en lo que se hace.
Recuerde también que no se permitirá que nada cause daño, ni siquiera el temor a un desastre de parte de los habitantes de la Tierra. (Miq. 4:4) La potencialidad de daño inherente al uso de la energía nuclear parecería hacerla indeseable para la nueva tierra.
Considerando que el hombre vivirá para siempre sobre la Tierra, esperaríamos que obtuviera su energía de fuentes que no se usaran a plenitud más rápidamente de lo que les toma formarse. (Sal. 37:29; Ecl. 1:4) Esto también excluiría la extensa quema del carbón o el petróleo, así como la fisión del uranio. Esto favorece en cambio el uso de fuentes de energía renovable. En Eclesiastés 1:5-7 se recalcan los ciclos de la naturaleza por medio de los cuales todo se conserva y renueva. La energía que el hombre use lógicamente debería estar garantizada por cosas que encajen con esos ciclos naturales, cosas que nunca se acaben. Note que en esos versículos de Eclesiastés se menciona específicamente al Sol, el viento y las corrientes de agua como cosas que están disponibles de continuo. (Note además Job 38:24-27.) Cada una de esas cosas puede usarse como fuente de energía que se renueva constantemente. Además, son cosas limpias. No contaminan los alrededores naturales. Las maneras de usarlas pueden combinarse armoniosamente con el paisaje.
Otro punto que se debe considerar es que la explotación comercial de los recursos naturales con el fin de lucro no continuará al finalizar este sistema de cosas. El incentivo para desarrollar diversas fuentes de energía no será el amor al dinero, sino el amor al semejante. (1 Tim. 6:10; Mat. 22:39) Este principio dará un punto de vista completamente diferente a la conveniencia comparativa de varias fuentes de energía que existen bajo el presente sistema económico.
Finalmente, y sobre todo, toda persona viva reconocerá que depende de Jehová para vida y para todas las cosas buenas que hacen deleitable la vida. Jehová es la Fuente fundamental de toda clase de energía, y esta fuente es infinita e inagotable. (Isa. 40:28-31) Como “Padre de las luces celestes,” él es el Creador del Sol, que provee luz y calor incesantemente como dádiva amorosa de Dios a la humanidad.—Sant. 1:17; Sal. 74:16.
Jehová inventó el proceso nuclear que da al Sol su energía. Él lo entiende y controla perfectamente. Con anterioridad ha aprovisionado de energía al Sol para miles de millones de años. Antes de que se le acabe el combustible al Sol, Dios puede reponérselo tan fácilmente como nosotros nos quitamos una pieza de ropa vieja y nos ponemos una nueva. (Sal. 102:25, 26) No habría crisis en el uso de la energía solar.
Porque Jehová es eterno, su promesa de vida eterna para sus súbditos obedientes no es promesa vacía. Él puede sostener su creación hasta tiempo indefinido, hasta para siempre. (Sal. 104:5) Bajo su beneficiosa gobernación, nunca tendremos que preocuparnos en cuanto a dónde hallar energía para el futuro.
[Comentario en la página 14]
El incentivo para desarrollar diversas fuentes de energía no será el amor al dinero, sino el amor al semejante
[Comentario en la página 14]
Jehová es la Fuente fundamental de toda clase de energía, y esta fuente es infinita e inagotable