Tréveris... crisol de religiones
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en la República Federal de Alemania
¿LE GUSTARÍA acompañarme en una gira por la ciudad de Tréveris? Se me ha dicho que aquí uno pudiera aprender algunas cosas interesantes... hasta reveladoras. Nuestro grupo está listo para partir.
“¡Hola!, mi nombre es Pedro,” comienza nuestro guía. “Espero que disfruten de su gira por la ciudad más antigua de Alemania.”
Ante nosotros está Porta Nigra, que significa “puerta negra,” un enorme monumento de arenisca negra como el carbón. Se construyó aquí en Tréveris cerca de la frontera de Luxemburgo, en el cuarto siglo, y muestra claramente la influencia que el imperio romano tuvo en Tréveris, su cultura, su idioma, su arquitectura y su religión. Tréveris derivó su nombre de los treviros, pueblo de la antigua Galia que fue conquistado por Julio César.
¿Cuán antigua es Tréveris? La leyenda dice que un hijastro de la reina Semíramis llamado Trebeta fundó la ciudad. No hay prueba definitiva de eso. Sin embargo, en una casa del Gran Mercado se encuentra una inscripción en letras de oro que declara: “Ante Romam treviris stetit annis mille trecentis perstet et aeterna pace fruatur,” que significa: “Tréveris existió 1.300 años antes de Roma. Que continúe existiendo y que siga disfrutando de paz eterna.”
Tréveris no es solo la ciudad más antigua de Alemania, sino que durante el siglo tercero estuvo, junto con Roma, Alejandría y Constantinopla, entre las capitales del mundo. Constantino el Grande comenzó a gobernar aquí en 306 E.C., después de lo cual la ciudad adquirió mayor importancia. Durante el reinado de 31 años de Constantino —se dice que éste vivió en Tréveris hasta el año 312— la ciudad experimentó un tremendo programa de construcción. Es probable que en ningún lugar al norte de los Alpes se puedan encontrar tantos edificios romanos como en Tréveris, que lleva el sobrenombre de “Roma Secunda,” la segunda Roma; y el poeta Ausonio la llamó “la Roma de más allá de los Alpes.”
Antecedentes religiosos
Cuando los romanos llegaron, algunos de los nombres de los dioses del pueblo galo-celta de este lugar se combinaron con los nombres de los dioses de Roma, y se crearon designaciones compuestas como Mars-Jovantucarus y Apollo-Grannus. Lenus, dios tribual de los treviros, se combinó con Marte, el dios romano de la naturaleza y la guerra, y se erigió un templo extraordinario a este “dios doble.” Aún existe un altar con la inscripción de este nombre. Las estatuas también indican que las representaciones romanas y galas de sus dioses y de las características de éstos estuvieron mezclándose gradualmente durante el primer y segundo siglo E.C. El paganismo galo y el paganismo romano se estaban uniendo para formar una nueva religión. Interrumpe mis pensamientos ahora esta pregunta de alguien:
“Pero, ¿no llevaron los romanos el cristianismo a esta gente?”
“No; no realmente,” contesta nuestro guía, “porque los romanos mismos no eran realmente cristianos. De hecho, en 303 E.C. el emperador Diocleciano dio comienzo a una cruel persecución de cristianos. Sin embargo, anteriormente este hombre había allanado el camino para importantes cambios religiosos que envolvían a la religión cristiana. Dividió su imperio en cuatro partes. Después de 285 E.C. él hizo de Tréveris la capital del Imperio Occidental, que incluía a Galia (Francia), España, Inglaterra y dos provincias germánicas. Diocleciano renunció en 305 E.C., y el año siguiente Constantino el Grande estableció su residencia en Tréveris.”
A medida que Pedro explica el papel que había desempeñado Constantino el Grande en unir la mezcla ya pagana de la religión galo-romana con el cristianismo apóstata, escuché cuidadosamente:
“Constantino pronto se dio cuenta de que los pueblos variados y los grupos preeminentes de su imperio necesitaban algo que los uniera. Llegó a la conclusión de que la religión cristiana pudiera servir para esto. Por lo tanto, extendió reconocimiento a la religión cristiana en un edicto emitido en Nicomedia en 313 E.C. Esto no quiso decir que él se hubiera convertido al cristianismo. Muchas autoridades afirman que sus motivos fueron principalmente políticos, y que él simplemente usó la religión cristiana como instrumento para lograr estabilidad en su imperio. Las enseñanzas bíblicas no hicieron ningún cambio en él como individuo, pues él recurrió a la traición, el engaño, hasta el asesinato, para alcanzar sus metas. Era supersticioso y estaba constantemente buscando portentos y augurios. Por eso, en el verdadero sentido de la palabra nunca llegó a ser cristiano.
“Sin embargo, para el cuarto siglo los cristianos estaban en desacuerdo entre sí sobre varios puntos; por eso, ante todo Constantino tuvo que esforzarse por unirlos. En un intento por eliminar las diferencias, organizó en 325 E.C. el Concilio de Nicea, el cual adoptó el Credo de Nicea como explicación de la doctrina de la Trinidad.”
Me pregunto cuántos católicos y protestantes sabrán que esta doctrina se remonta hasta los tiempos de este emperador pagano que, con fines políticos, la había usado para unir una religión pagana de doble aspecto, romano y galo, con el cristianismo apóstata.
Ante nosotros está un imponente edificio de ladrillos que mide por lo menos 30 metros de alto, con sus paredes llenas de grandes ventanas en forma de arco. Pedro ya está explicando: “. . . la basílica, parte del palacio imperial de Constantino el Grande, donde él, sentado bajo un pabellón, recibía a sus invitados para sus reuniones festivas y políticas. Este pabellón se usó luego como el patrón arquitectónico para el arco del triunfo, símbolo de majestad, que se incorporó en muchas iglesias cristianas. Desde 1856 la basílica se ha usado como iglesia protestante.”
Cuando nos detenemos para descansar unos minutos en los jardines, uno de los miembros de nuestro grupo no puede decidir si seguir hacia el museo o esperarnos allí y disfrutar del sol y el aire fresco. Dice: “No estoy muy interesado en los museos. ¿Es ahí donde tienen la ‘túnica santa’?”
Las llamadas reliquias cristianas
Yo había leído que más de 1.700.000 peregrinos habían venido a Tréveris durante festividades especiales en 1959 para ver esta “túnica santa,” o “manto santo.” Puesto que solo se exhibe en ocasiones especiales, yo estaba bastante seguro de que no estaría en el museo para que la viéramos.
Pedro oyó la pregunta de mi compañero y verificó lo que yo había pensado. “No, los artefactos o reliquias cristianos se mantienen en otra parte. Pero Tréveris sí los tiene. La madre de Constantino, la emperadora Elena, tenía una afición particular por las reliquias. Según la tradición, ella hizo arreglos para que el primer embarque de estas reliquias llegara a Tréveris durante el cuarto siglo; en el embarque venían uno de los dientes de Pedro, una sandalia del apóstol Andrés, los restos del apóstol Matías, un clavo que se usó para fijar a Jesús en el madero y el manto sin costuras de Jesús, llamado la ‘santa túnica.’”
Un hombre de nuestro grupo no vacila en expresar su incredulidad. “Pero por todo el mundo las iglesias exhiben más reliquias de las que pudieran haber existido.” Este señor, por supuesto, no está del todo equivocado. Recuerdo haber leído en el libro Der Heilige Rock in Trier—Geschichte und Religiöse Bedeutung des heiligen Gewandes Christi (La túnica santa de Tréveris... significado histórico y religioso de la santa túnica de Cristo) que las túnicas de Jesús, o partes de éstas, se encuentran no sólo en Tréveris, sino también en Aquisgrán, Bamberg, Brema, Lokum, Abbeville, Constantinopla, Londres, Moscú y en más de 30 otras iglesias y monasterios por todo el mundo. Realmente, ¿cuánta probabilidad hay de que alguno de los mantos originales de Jesús haya sobrevivido hasta nuestro día? Y de seguro que no es razonable creer que una cantidad tan grande de ellos haya sobrevivido. Los cristianos primitivos se oponían a la práctica de conservar reliquias, puesto que ésta no estaba en armonía con la enseñanza cristiana de andar, no por vista, sino por fe. (2 Cor. 5:7) Y si los cristianos no las conservaron, ¿podríamos esperar que sus opositores lo hubieran hecho, y las hubieran atesorado como si fueran algo que debiera considerarse “extremadamente santo”?
El museo resulta sumamente interesante y revelador, rico en esculturas antiguas y artefactos romanos primitivos. Entre otras cosas, vemos el torso de una diosa pagana. Pedro explica por qué está desfigurada: “Por siglos los peregrinos le han estado arrojando piedras para simbolizar su rechazo del paganismo.”
¡Pienso en lo extraño que es esto cuando en realidad muchos de estos mismos peregrinos han estado apoyando las mismas doctrinas y prácticas del paganismo debido a la fusión del paganismo galo-celta con el paganismo romano, que luego fue seguido por la unión entre esta religión combinada y el cristianismo apóstata del día de Constantino! Ciertamente Tréveris ha sido un crisol de religiones.
Volvemos a pasar por los jardines, pasamos por la basílica y llegamos a una calle bien transitada que ha sido nombrada en honor de Constantino. Durante el trayecto, Pedro titubea y señala hacia una esquina a la izquierda: “De paso, cabe decir que, varias manzanas más abajo en esa calle, queda la casa donde nació Karl Marx en 1818. Desde que ésta fue abierta al público en 1965, la han visitado más de 100.000 personas.”
Puede parecer paradójico el que la ciudad más antigua de Alemania, “Roma Secunda,” con una población que todavía es más de 85 por ciento católica, sea el lugar donde nació uno de los precursores del enemigo más grande de la Iglesia Católica, el comunismo. Pero después, pensándolo bien, quizás no sea tan contradictorio como se pudiera pensar, pues el comunismo es fruto, no del cristianismo verdadero, sino más bien de la religión combinada que se produjo por la unión del paganismo y el cristianismo apóstata, unión en la cual Tréveris desempeñó un papel interesante ¿Era posible que resultara algo bueno de tal mezcla? Quizás este hecho de la historia ilustre bien el resultado que había de esperarse.
Hemos encontrado que nuestra gira ha sido interesante y nos ha dado materia para meditación. Esperamos que a usted le haya parecido así.
[Ilustración en la página 21]
PORTA NIGRA