Marihuana... ¿qué efectos realmente produce? ¿a qué se deben las opiniones contradictorias?
Por el corresponsal de “¡Despertad! en el Canadá
DE TODAS las drogas que se han usado en el transcurso de los siglos, ninguna ha provocado más controversia en años recientes que la marihuana. Los que defienden su uso citan diferentes estudios e insisten en que no es tan peligrosa como otras drogas. Así, harían de la marihuana un caso especial.
Los que están opuestos a su uso citan sus propias fuentes de información y están en desacuerdo con las interpretaciones que se dan a ciertos otros estudios. En realidad, parece que de continuo se lleva a cabo una batalla tanto verbal como en forma impresa respecto a si la marihuana causa daño alguno cuando se usa con moderación. ¿Hay modo de saberlo con seguridad?
El uso de ella aumenta cada vez más y, en la actualidad, hasta en lugares públicos. El hecho de que personas con educación superior y de estado profesional fuman marihuana hace que a algunos les parezca que el uso de ella es diferente, hasta una acción elegante, de moda. Y actualmente en los Estados Unidos 11 estados han alterado sus leyes de modo que ya no consideran delito el tener en su poder una pequeña cantidad de marihuana. Ahora se aplican penas civiles más leves para las primeras convicciones. ¿Significa todo esto que la aceptación de la marihuana se está haciendo más general y que, con el tiempo, se le clasificará junto con la nicotina, la cafeína y el alcohol?
¿Qué es la marihuana?
La marihuana es una droga que se prepara por medio de secar las hojas, las partes superiores florecientes, los tallos y las semillas de la planta cáñamo que se llama Cannabis sativa. Por eso, a veces se refieren a ella como cannabis. En algunos lugares se le llama vulgarmente “hierba,” y en México “Juanita.” En la India se le llama bhang. El hachís es otra forma de la cannabis; pues éste se hace de la resina de la planta que generalmente prensan para formar pellas de diferentes potencias. El hachís y un aceite que se hace de él son más fuertes que la marihuana.
La historia del uso de la marihuana en la China retrocede unos 4.000 años. Se extendió a la India, donde fue empleada en ceremonias religiosas. En algunos lugares tenía uso medicinal. Pero en Egipto, los efectos que Napoleón vio que produjo su uso lo incitaron a proscribirla allí tras su conquista. Puesto que tiene una historia tan larga, ¿no es posible saber ahora si la marihuana realmente perjudica la salud y el bienestar? ¿Por qué hay tantas contiendas entre los que defienden la marihuana y los que quisieran proscribir su uso?
Informes contradictorios
En una fecha tan reciente como 1975, el Consumer Reports, que generalmente es objetivo, tendió a indicar que la droga era relativamente innocua. Un informe preparado en el Canadá por la Comisión LeDain (1973) dio a entender lo mismo. Un informe emitido por el gobierno de los Estados Unidos, Marijuana: a Signal of Misunderstanding, junto con otras publicaciones similares, tal como Marijuana Reconsidered, han hecho que algunas personas digan que no hay pruebas definitivas de que su uso, aun en cantidades grandes, produzca daño físico o estorbe los procesos corporales.
A los expertos que opinaban que la marihuana era innocua se les ha citado libremente: el Dr. David H. Powelson, anterior jefe de siquiatría, Universidad de California en Berkeley; el Dr. Harold Kalant de la Universidad de Toronto; el Dr. Robert L. DuPont, anteriormente asociado con el Instituto Nacional del Abuso de las Drogas en los Estados Unidos. También hubo otros del mismo parecer. Frecuentemente se ha hecho referencia a estos peritos para mostrar que no hay base válida para preocuparse por el aumento en el uso de la marihuana.
No obstante, desde el principio se han proferido advertencias: la Organización Mundial de Salud ha persistido en declararse en contra del uso de la marihuana. En 1972 el Dr. Olav J. Braenden, director del Laboratorio de Narcóticos de las Naciones Unidas en Ginebra, Suiza, advirtió que la marihuana es una droga peligrosa. Basó sus conclusiones en los resultados que se habían obtenido en 26 laboratorios en diferentes partes del mundo.
Sin embargo, en los años sesenta y durante los primeros años de la década siguiente regía la idea general de que todavía no se sabía lo suficiente acerca de la marihuana para decir con certeza alguna que era dañina, nociva. Por supuesto, hay una gran diferencia entre decir que todavía no se ha probado que cierta cosa sea nociva y decir que realmente es innocua.
Varias drogas que en un tiempo se tenían por innocuas, aun beneficiosas, ya no se consideran así en absoluto. Por ejemplo, hubo tiempo en que se consideraba que la heroína y los barbitúricos eran una bendición para la medicina, pero tal ya no es el caso respecto a ninguna de las dos drogas. No debe pasarse por alto que, según se informa, Keith Stroup, director ejecutivo de la Organización Nacional para la Revocación de las Leyes sobre Marihuana (cuyas siglas en inglés son NORML), y uno de los principales partidarios en remover la marihuana del alcance de los estatutos penales, ha admitido: “Todavía hay mucho que tenemos que aprender acerca de la droga.”
Pero, ¿a qué se deben los informes que patentemente son contradictorios? ¿Por qué han estado en lados opuestos de la controversia fuentes que se aceptan como autoridades? El Dr. Andrew Malcolm, siquiatra con más de 20 años de experiencia en atender a personas que dependen de las drogas, lo explica así: “Parte de la confusión que existe hoy sobre la cannabis se debe a los primeros experimentos que recibieron amplia publicidad y aceptación... notablemente, los que se realizaron a fines de los años sesenta. Estos experimentos indicaron que la cannabis era una sustancia que embriagaba ligeramente y que tenía pocos efectos adversos. Pero no había método para medir el contenido de tetrahidrocannabinol (THC), el ingrediente activo presente en la droga, antes de 1971 cuando éste se sintetizó. De modo que es solo desde entonces que la investigación ha tenido verdadero valor.”
¿Qué está manifestándose ahora?
Pero ahora están acumulándose los hechos. En un artículo que salió en el Star de Toronto, Sidney Katz, que se especializa en escribir sobre temas médicos y sociales, dio atención a uno de los peligros definidos. Según lo expresó él: “Un resultado indisputable de las investigaciones es que el conductor de un automóvil que esté intoxicado con marihuana es un conductor peligroso. Su percepción de tiempo y espacio, así como su coordinación, se deteriora. . . . Estudios cuidadosos que se realizaron de motoristas en el tránsito urbano, que estaban embriagados solo con marihuana, revelaron que pasaban por alto los semáforos y las señales de parada, adelantaban a otros automóviles de modo imprudente, manejaban mal sus vehículos donde había tráfico y, a veces, solo estaban vagamente conscientes de los peatones y vehículos estacionados.”
Ya se sabe, también, que el ingrediente activo en los productos de la cannabis (THC) se deposita en los tejidos grasosos del cerebro. Permanece ahí por un tiempo considerable, pues según una autoridad “por lo menos tres días en forma activa,” y algunas partículas todavía están eliminándose “por lo menos durante ocho días.” Otros hablan de que hay alguna retención en las células del cerebro por unos 8 a 18 días. De modo que el efecto persiste más allá del tiempo inmediato en que se usa, y causa el menoscabo fluctuante de los sentidos por varios días. El uso repetido de la droga trae consigo otro peligro: una acumulación gradual de la sustancia química y el efecto de ésta en todo el sistema.
También hay prueba del efecto del THC en los órganos de reproducción, con acumulaciones de la sustancia en los ovarios y en los testículos. Se notó daño cromosómico en las pruebas que se hicieron de personas que no habían usado otras drogas. Esta es razón sólida para que no usen la droga en absoluto las personas que están planeando preñeces. La revista Seventeen de marzo de 1979 añade esto: “Ya sabemos que cuando la madre usa la droga, el THC puede atravesar la placenta (el órgano que une el feto con el útero, mediante el cual se alimenta al infante no nacido), de modo que cualquier muchacha o mujer que está encinta y que usa marihuana —o toma cualquier otra droga— es una tonta.”
No se puede disputar que la marihuana tiene efectos graves en los pulmones y en el sistema respiratorio de los seres humanos. Las pruebas han demostrado que el contenido de brea en el humo de la cannabis es “50% más alto que el del tabaco.” Eso presenta peligros del cáncer pulmonar, bronquitis crónica y enfisema. El Instituto de Suiza para la Investigación Experimental del Cáncer realizó una investigación que indica un grado más elevado de daño al que fuma marihuana que al que fuma tabaco. Las autopsias han revelado una grave desintegración de la estructura pulmonar.
Investigadores cambian de opinión
En los últimos años, como resultado de la creciente cantidad de información que indica los malos efectos de la marihuana, algunos peritos han cambiado de opinión. El Dr. David H. Powelson, a quien hicimos referencia antes, ya reconoce que la marihuana no es innocua y que él estaba equivocado. El Dr. Harold Kalant y el Dr. Robert L. DuPont, a quienes mencionamos antes, también han cambiado de parecer. Usted mismo puede ver, en el recuadro de la página 13, lo que dicen actualmente.
La preocupación que expresan ahora es válida. El Dr. DuPont dice: “Mientras los estadounidenses debatían la cuestión de imponer penas criminales por la posesión de marihuana, la tragedia verdadera nos ha sobrecogido casi desprevenidos: los niveles alarmantes del consumo de marihuana en grandes cantidades entre nuestros jóvenes.” Hay prueba actual de que cada vez más niños escolares de las clases primarias están usando la cannabis. En el Canadá es “la droga preferida” de los niños de 12 y 13 años de edad. ¿Qué efecto tendrá la cannabis en los adolescentes que la usan, sí, en su mente y cuerpo que están en desarrollo?
El Dr. Robert Petersen del Instituto Nacional contra el Abuso de las Drogas, de los Estados Unidos, después de mencionar gran preocupación por los usuarios más jóvenes de la marihuana, dijo: “Son mucho más vulnerables, tanto sicológica como fisiológicamente, a los efectos de cualquier droga, y para ellos existe un peligro potencialmente mayor que para las personalidades cabalmente desarrolladas e integradas.” Un estudio que se realizó en la Universidad de Bristol, que abarcó a 10 casos consecutivos de jóvenes que usaban la marihuana y en quienes se habían notado cambios de comportamiento, reveló que todos sufrían de atrofia cerebral. El grado de atrofia estaba en correlación con la cantidad de tiempo que se había usado la marihuana.
En vez de aprender a enfrentarse con éxito a los problemas de la vida, estos usuarios tratan de escapar por medio de recurrir a las drogas. Pero, como dijo un director de los estudios sobre la marihuana en la Universidad de California en Los Ángeles: “La juventud es un tiempo en que se aprende a enfrentarse a la vida, a arreglárselas, a hacerle frente a la tensión, a no dejarse vencer por la angustia. Si no se aprende entonces, ¿cuándo se aprende?”
¿No es más nociva que el alcohol?
Hay quienes dirían que los puntos de vista que se han expresado aquí son extremos, y que uno se deja excitar indebidamente en cuanto a los efectos de la marihuana en lo que tal vez sea la minoría, no la mayoría de los que la usan, especialmente de los que la usan con moderación. Los que se expresan así consideran que el uso de marihuana durante el fin de semana o en una fiesta no encierra más peligro que el beber alcohol. ‘¿Por qué,’ preguntan, ‘deberían criticarnos por el uso de marihuana cuando el uso del alcohol no acarrea estigma?’ En realidad, estos afirmarían que los argumentos que se emplean contra la marihuana serían igualmente válidos contra el consumo del alcohol. ¿Es cierto que hay poca o ninguna diferencia?
“Molécula por molécula, el THC es 10.000 veces más fuerte que el alcohol en cuanto a la capacidad que tiene para producir una intoxicación leve,” dice un médico en la publicación Executive Health de octubre de 1977. ‘Bueno,’ protestan los defensores de las drogas, ‘los que usan marihuana simplemente no tienen que usar una cantidad grande de la droga para conseguir el mismo efecto que los que beben mucho. El uso de un poco no perjudica.’ Pero el mismo médico añade: “Requiere décadas para que ocurran cambios irreversibles en el cerebro de la persona que bebe mucho. En las que fuman marihuana, cambios irreversibles pueden ocurrir en el cerebro dentro de tres años.”
Este es otro punto: el THC es soluble en la grasa y por lo tanto permanece en las zonas grasosas, y, como hemos visto, va acumulándose con el uso continuo. Por otra parte, el alcohol, puesto que es soluble en el agua y se realiza su metabolismo en un período relativamente corto, recibe tratamiento diferente en el cuerpo. Sobre ese asunto, un científico del Laboratorio Donner de Investigación Médica explica lo siguiente: “El alcohol es un alimento soluble en el agua y se transforma por metabolismo para proveer energía celular.” [Las bastardillas son nuestras.] El cuerpo puede eliminar fácil y rápidamente los productos finales del alcohol, a saber, dióxodo de carbono y agua. Por eso, es bueno observar el punto de vista de un sico-farmacólogo que dijo: “La marihuana es una droga sumamente potente, y el mayor error que cometemos es compararla con el alcohol.”
¿Cuánta prueba precisa usted?
No se puede echar a un lado la prueba creciente de que la marihuana es peligrosa. Puede que alguien trate de argüir que él mismo es quien conoce mejor su propio caso y no ve en su propia vida efectos desagradables, por eso, no hay por qué debería dejar que lo preocupen informes de daño a otros. Pero, si el THC tiene efectos adversos en el cerebro, ¿puede él confiar en su propia valoración del efecto? Este aspecto de la marihuana es lo que un médico cita como razón seria para creer que la marihuana es la droga más peligrosa con que se trata hoy día, pues dice: “Al principio su uso es engañador, seductor. El usuario recibe la ilusión de sentirse bien; no puede advertir la degeneración de sus procesos mentales y fisiológicos.” Pero otros se dan cuenta de ello.
En un artículo intitulado “Usted se está engañando si cree que la marihuana es innocua,” que se publicó en el Star de Toronto, la escritora Joan Sutton hace notar estas palabras del Dr. Norman Doorenbos respecto a la prueba de este efecto: “La [prueba] más inmediata es que afecta al proceso de pensar. El que empiecen una oración, luego no puedan terminarla porque se les ha olvidado de qué hablaban, es característico de los que fuman marihuana.”
¿Significa el hecho de que en algunas zonas se ha legalizado el uso de la cannabis que realmente no hay nada que temer? Roy McMurtry, fiscal general del Tribunal Supremo de Ontario, dijo que evidentemente algunos ven dicha legalización como un legítimo “sello de aprobación.” Como resultado, el uso de cannabis ha aumentado en estas zonas. Pero en vista de las últimas pruebas que se han producido respecto al asunto, dijo: “Tiene que hacerse sumamente claro al público que hoy hay más, no menos, preocupación por la posibilidad de daño como resultado de usar marihuana.” ¿Suena eso como si todo estuviera a salvo respecto a la marihuana?
Considere de nuevo los efectos: Deterioro del juicio respecto a tiempo y distancia. Efectos adversos sobre la memoria, la duración de la atención, el pensar lógico. Daño al sistema de inmunidad, los pulmones y el sistema respiratorio. Peligro de perjudicar a los hijos que vayan a nacer. ¿Representa eso simplemente el uso inocente de una sustancia innocua que permite a uno descansar un poco y que hace más llevadera la vida?
Si hay quienes estén dispuestos a argüir que los riesgos valen la pena en vista de los placeres que se reciben, que recuerden que todas las sensaciones de placer realmente ocurren en el cerebro. Las maravillosas funciones del cerebro son el resultado de una serie sumamente compleja de controles que está regulada por sustancias químicas. Por eso, cuando lo que se considera agradable ha sido ocasionado por una droga, realmente no es nada más que una alteración de las funciones normales del cerebro que se ha inducido químicamente. ¿Sorprende, entonces, que de unos 40.000 casos admitidos para tratamiento en 1974 en clínicas estadounidenses financiadas por el gobierno, se haya clasificado el uso de marihuana como la razón principal después de los narcóticos, pero antes del alcohol?
No se equivoque: La marihuana es una droga. Como tal, lo mismo que otras drogas, constituye un verdadero peligro a su salud y vida.
[Ilustración en la página 10]
‘el conductor intoxicado con marihuana es peligroso’
[Ilustración en la página 11]
el TCH causa daño a los sentidos por varios días
[Ilustración en la página 12]
‘cualquier mujer que está encinta y usa marihuana es una tonta’
[Ilustración en la página 14]
‘el mayor error es el comparar la marihuana con el alcohol’
[Recuadro en la página 13]
Cambio de opinión sobre la marihuana
Algunos de los expertos a quienes se citaba con más frecuencia y que decían que la marihuana era innocua han cambiado de opinión. Entre ellos están los siguientes:
El Dr. David H. Powelson:
“En aquel tiempo, yo no había tenido ninguna experiencia directa como médico con personas que usaran marihuana. . . . Dentro de cinco años me di cuenta de que estaba equivocado; me di cuenta de que la marihuana era dañina.”
El Dr. Harold Kalant:
“Me preocupo considerablemente más por el uso de la cannabis ahora que allá en 1966 y 1967 cuando por primera vez llegó a ser una cuestión pública. Las pruebas disponibles en aquel tiempo parecían indicar que era innocua. Ahora solo hay una cosa que puedo decir con certeza, y es que no existe tal cosa como una droga que no sea peligrosa.”
El Dr. Robert L. DuPont:
“El punto de verdadera importancia es el peligro que esta epidemia [del uso generalizado de la marihuana entre la generación más joven] presenta a la salud, peligro de por lo menos dos clases. Una tiene que ver con los efectos de la intoxicación, que van desde las temibles consecuencias al conducir automóviles hasta la actitud de no importarles nada. La otra área es netamente física. Las preocupaciones respecto a ésta van desde casos regulares de bronquitis crónica entre los usuarios de la marihuana hasta las posibilidades muy reales de efectos hormonales dañinos, efectos en el sistema de inmunidad y posiblemente hasta el cáncer.”