¿Se debe observar el sábado?
“¿A QUIÉN le interesa el sábado?” Así se expresan personas que consideran el sábado simplemente como una ocasión para divertirse. Pero para los judíos y para miembros de algunas organizaciones religiosas de la cristiandad el sábado es un asunto muy serio. Por ejemplo, en Jerusalén, ciertos judíos que conducían automóviles en el día de descanso o sábado fueron apedreados recientemente por otros judíos más estrictos que afirman que la combustión o quema que ocurre en el motor del automóvil viola la ley sabática.
Algunos protestantes todavía sienten gran respeto por el domingo, pues lo consideran el día de descanso. Por ejemplo, en África del Sur muchas personas se abstienen piadosamente de actividades como los deportes en domingo, y desaprueban el echar maldiciones en ese día. En cambio, no les parece incorrecto conducir sus automóviles a la iglesia y dejar que sus sirvientes, quienes en muchos casos son protestantes como ellos, trabajen duro en preparar la cena del domingo. Los católicos en general adoptan un punto de vista menos rígido. El papa Juan dijo que el participar en los deportes después de asistir a los servicios dominicales de la iglesia puede ser bueno para el cuerpo y el espíritu.
Obviamente son divergentes las opiniones sobre el día de descanso. ¿Es éste el sábado, o el domingo? Y ¿deberían los cristianos observarlo? Para contestar estas preguntas, remontémonos al origen del día de descanso o día sabático tal como se relata en el más confiable libro de historia de todos los tiempos... la Biblia.
En el año 1513 a. de la E.C. los israelitas estaban viajando por el desierto con rumbo al monte Sinaí y el alimento se les estaba acabando. Por eso Dios les proveyó maná por seis días consecutivos, pero no les proveyó ninguno el séptimo día. (Éxo. 16:22-30) Por primera vez Jehová hizo una ley para que su pueblo descansara durante el séptimo día.
Luego, en el monte Sinaí, esta ley fue incluida en los Diez Mandamientos, el cuarto de los cuales dice: “Acordándote del día del sábado para tenerlo sagrado, seis días . . . tienes que hacer todo tu trabajo. Pero el séptimo día es un sábado a Jehová tu Dios.” Esta ley aplicaba también a los sirvientes y a los animales domésticos. (Éxo. 20:8-11) El día había de ser un día de descanso total, no se recogería madera ni se encendería fuego alguno, y el castigo por violar esta ley era la muerte. (Éxo. 35:1-3) Además, este arreglo era solamente para Israel: “Entre yo y los hijos de Israel es una señal hasta tiempo indefinido.”—Éxo. 31:16, 17.
¿Era todo esto simplemente cuestión de practicar una serie de ritos? No; el sábado era muy beneficioso para los israelitas. Desde el punto de vista físico, el descanso semanal era bueno para ellos. Más importante aún era la oportunidad que el día de descanso les proporcionaba de participar en actividades que renovaban el espíritu, como las de leer y considerar la Palabra de Dios. El día sabático era bueno para las familias también, porque daba a los padres la oportunidad de enseñar a sus hijos acerca de Dios.
¿Observó el sábado la nación de Israel? A veces. Pero después que los israelitas regresaron del cautiverio en Babilonia (en 537 a. de la E.C.), los líderes religiosos judíos impusieron muchas restricciones adicionales de origen humano. ¡Hasta declararon que era ilegal atrapar una pulga en el día de descanso! En vista de que los líderes religiosos tenían una actitud tan fanática y quisquillosa, no es sorprendente que Cristo les ofendiera. Porque él no apoyaba el concepto que ellos tenían del sábado, “se pusieron furiosos,” y planearon asesinar a Jesús.—Mat. 12:9-14; Luc. 6:6-11, Nueva Biblia Española.
Después de la muerte de Jesús ocurrieron grandes cambios. Bajo la guía del espíritu de Dios los cristianos primitivos se dieron cuenta de que ya no estaban bajo la Ley y que “Cristo es el fin de la Ley.” (Rom. 10:4; 6:14, 15) Por lo tanto, ya no estaban obligados a hacer sacrificios animales, pagar diezmos, circuncidarse ni observar el sábado. El apóstol Pablo escribió: “Por medio de su carne abolió . . . la Ley de mandamientos.”—Efe. 2:15.
Vez tras vez la Biblia muestra claramente que los cristianos no están bajo la Ley, que ésta fue ‘quitada del camino,’ clavada al madero de tormento de Cristo. “Por lo tanto que nadie los juzgue en el comer y beber, o respecto de una fiesta . . . o de un sábado.”—Col. 2:13-16.
Claro, los apóstoles sí usaron el sábado como tiempo oportuno para predicar a los judíos que estaban reunidos en las sinagogas. Pero ya no estaban bajo la obligación de observar el sábado o día de descanso. Cuando los gentiles se hicieron cristianos no se les puso bajo ley sabática alguna; no obstante, recibieron espíritu santo. (Hech. 10:44, 45) Es interesante que, en un concilio que se reunió en Jerusalén para considerar los requisitos que habrían de satisfacer los gentiles, algunos creyentes que habían sido fariseos querían que los gentiles que se habían convertido al cristianismo ‘observaran la ley de Moisés,’ que incluía tanto la circuncisión como la observancia del sábado. Pero ninguna de las dos cosas fue incluida en la decisión de los apóstoles. (Hech. 15:1, 2, 5, 28, 29) Por eso, Pablo escribió lo siguiente a los cristianos, tanto judíos como gentiles, de Roma: “Un hombre juzga un día como superior a otro; otro juzga un día como todos los demás; cada uno esté plenamente convencido en su propia mente.”—Rom. 14:5.
En el siglo segundo de la E.C., la apostasía que se había predicho se infiltró entre los cristianos. Después, en el año 321 E.C., el emperador romano Constantino, deseoso de dar su apoyo al cristianismo ya corrupto de su día, hizo una ley según la cual debía observarse el domingo. Insistió en que era un día sagrado al Sol. Esta era una idea pagana, no cristiana. ¡Hoy en día, con entusiasmo vacilante y puntos de vista divergentes, la cristiandad apóstata todavía da reconocimiento al dies solis, el día del Sol!
Un estudio cuidadoso de la Biblia saca a relucir los siguientes puntos importantes: que si tuviera que observarse algún día, éste sería el sábado, el séptimo día;a que la ley sabática fue solamente para el Israel antiguo; que nunca se repitió ni se dio esta ley a los cristianos (como sí se hizo en el caso de la ley relacionada con la santidad de la sangre—Hech. 15:19, 20); y que “Cristo es el fin de la Ley,” incluso el sábado. (Rom. 10:4) Por lo tanto, a los que “están observando escrupulosamente días y meses,” el apóstol Pablo escribió: “Temo por ustedes, que de algún modo me haya afanado en vano con respecto a ustedes.”—Gál. 4:10, 11.
Pero se tiene que admitir que la ley sabática fue beneficiosa. Si los cristianos no tienen que observarla, ¿no se perderán los beneficios de ella? De ninguna manera.
Por ejemplo, en sectores donde es popular el asistir a la iglesia los domingos, la gente se queja acerca de “cristianos dominicales.” Con esta expresión se refieren a personas que van a la iglesia el día que, según ellas, es el día sabático, porque creen que al hacerlo compensan por la manera no cristiana en que se comportan durante toda la semana. Esas personas no pueden engañar a Dios, ¿verdad? No tienen el punto de vista correcto acerca del día de descanso.
¿Cuál era el propósito del sábado o día de descanso?
Al desistir de sus otras actividades durante el sábado, el pueblo fiel de Dios de la antigüedad mostraba que la adoración de Él era lo más importante en la vida de ellos. A medida que en el transcurso de ese día leían y consideraban la Palabra de Dios, manifestaban su convicción de que “no de pan solamente debe vivir el hombre, sino de toda expresión que sale de la boca de Jehová.”—Mat. 4:4.
Realmente, ¿no deberían los cristianos demostrar que creen estas mismas cosas cada día de su vida? Si un cristiano rehúsa permitir que su trabajo seglar interfiera con su servicio a Dios, ¿no está él obrando conforme al espíritu del sábado? ¿Qué hay del cristiano que saca tiempo cada día para leer la Palabra de Dios y aplicar los principios de ésta a su conducta diaria?
Jesús curó a personas tanto en el día de descanso como en otros días, por eso ¿no es cada día un buen día en el cual aplicar la exhortación: “Realmente, pues, mientras tengamos tiempo favorable para ello, obremos lo que es bueno para con todos”? (Gál. 6:10) Los cristianos sinceros que obran de esta manera quizás no guarden un día especial... ¡pero ciertamente honran el sábado de Dios!
[Nota a pie de página]
a Cristo fue resucitado el primer día de la semana (domingo); pero la Biblia no contiene instrucción alguna de que se deba apartar ese día de la semana como sagrado.