Cuidado: ¡culebras!
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en las Filipinas
RECIENTEMENTE, mientras unos trabajadores estaban haciendo excavaciones en una antigua ciudad murada en Manila, encontraron un viejo cañón que todavía tenía balas que podían estallar. De pronto, los trabajadores salieron corriendo de la excavación. ¿Se debió aquello al cañón? No, era porque habían encontrado unos cuantos huevos de culebra, y las culebras crecidas muchas veces permanecen cerca de los huevos hasta que termina la incubación de éstos. Se oyó el grito de advertencia: “Cuidado: ¡culebras!” Los trabajadores temían más a las culebras que al cañón cargado.
A menos que usted viva en Irlanda, Nueva Zelanda, algunas islas apartadas, o en zonas donde el subsuelo está permanentemente congelado, como en el Ártico, en su país hay culebras. Pero la mayor concentración de ellas se encuentra en los trópicos, y por eso en las Filipinas son muy comunes. Sin embargo, de las casi 3.000 variedades conocidas, menos de 200 son peligrosas al hombre.
Un examen del asunto revela que las culebras son una parte valiosa de la creación, aunque deben ser tratadas con precaución. Las hay en todos los tamaños, desde la delgada de 15 centímetros de largo hasta la voluminosa que puede extenderse por 12 metros. Son de sangre fría, lo que quiere decir que la temperatura de su cuerpo cambia con la temperatura del ambiente que las rodea. No son viscosas al tacto. Más bien, sus brillantes escamas son secas y duras al tacto.
Al observar a un gimnasta, usted quizás quede impresionado por la flexibilidad del cuerpo humano. Pero, mientras que nuestra espina dorsal puede tener 33 o 34 vértebras, una culebra puede tener más de 300. ¡A una se le contaron 565! Por eso, la culebra puede retorcerse y adoptar posiciones sorprendentes. A cada vértebra está unido un par de costillas largas y movibles. La culebra se mueve por la acción concertada de estas costillas y sus escamas. Por lo general tienen una velocidad de tres a cinco kilómetros por hora, pero unos corredores pudieran tener dificultad en mantenerse al frente de unas culebras conocidas como “corredoras.”
Lo que las culebras comen no parece muy atractivo: lombrices de tierra, insectos, peces, sapos, aves, otras culebras y mamíferos... especialmente ratas y ratones. Pero eso es lo que a ellas les gusta. Por la manera en que sus quijadas están unidas por ligamentos elásticos, las culebras pueden tragar objetos enteros que son más anchos que sus bocas. Como nosotros, a ellas les gusta comer regularmente, pero, a diferencia de nosotros, pueden pasarla con solamente tres o cuatro grandes comidas al año. De hecho, algunas serpientes pueden ayunar por todo un año y sobrevivir.
Los sentidos de la culebra
Nuestras impresiones del mundo exterior dependen grandemente de lo que vemos, oímos, gustamos, olemos y tocamos. ¿Qué hay de las culebras? Bueno, ellas también pueden ver, pero no pueden ver muy claramente a larga distancia. Sin embargo, notan inmediatamente el movimiento súbito. Muchas personas se preguntan si la culebra puede oír, ya que no tiene orejas. Por medio de estimular el nervio auditivo de la culebra, unos investigadores han podido detectar impulsos eléctricos, lo cual indica que puede oír. Además, la culebra percibe las vibraciones del terreno.
¿Tiene olfato la culebra? Sí. De hecho, los machos reconocen a las hembras por medio del olor. Además, la lengua bífida de las culebras es un instrumento extraordinario. La culebra mueve la lengua a un lado y otro y recoge del ambiente partículas pequeñas que van a dar en pequeñas cavidades de su boca. Estas cavidades están conectadas con el sentido del olfato. Gracias a esto, la culebra puede seguir un rastro frío donde el olor que se ha dejado podría ser demasiado tenue para ser detectado hasta por un sabueso.
Hay una víbora de la familia de los crótalos que tiene unos “hoyuelos” distintivos y que posee otra habilidad notable. El “hoyuelo,” que es una depresión peculiar entre el ojo y la ventana nasal a cada lado de la cabeza de la culebra, es altamente sensitivo a la radiación del calor y las vibraciones del aire. Provista con estos “hoyuelos,” esta víbora puede seguir la pista de una presa de sangre caliente y atacarla hasta de noche. Esta víbora se distingue también porque sus colmillos no son permanentemente erectos. Normalmente están retraídos dentro de la boca; pero, cuando la culebra ataca, los mueve a su posición de ataque y arremete con un movimiento de estocada que le permite atravesar la ropa. Estas dos características hacen de esta víbora una de las culebras más peligrosas de las Filipinas.
Esté alerta
Muchas de las personas que viven en los países tropicales han tenido experiencias con culebras. En las Filipinas la cobra probablemente sea la más peligrosa, porque muy a menudo vive cerca de las zonas pobladas y porque tiene muy mal genio.
Por ejemplo, ¡una mañana un niño de 14 años de edad venía bajando las escaleras hacia la tienda de comestibles de su padre cuando pisó una cobra de Luzón! La culebra se preparó para atacar. Otra culebra salió apresuradamente de un cajón de botellas cercano para unirse al ataque. Mientras las culebras le seguían, el niño corrió hasta detrás de unos sacos de arroz y finalmente escapó. Con el tiempo, las cobras fueron acorraladas. En una defensa frenética, una de ellas escupió veneno y dio con él en la frente de uno de los perseguidores. El objetivo de la serpiente era que el veneno cayera en los ojos del atacante. Si el veneno de la cobra cae en los ojos, causa mucho dolor y puede causar daño a la vista, a menos que el ojo sea lavado inmediatamente. Al fin, ambas culebras fueron muertas.
En otra ocasión una cobra de Samar se presentó en una asamblea de los testigos de Jehová. Parece que la yerba fresca y sombreada que había debajo de la plataforma de los oradores la atrajo. Después de la asamblea, muchos delegados a la asamblea se aglomeraron alrededor de la plataforma para tomarse fotografías. Estaban los delegados todavía allí, cuando unos trabajadores comenzaron a desarmar la plataforma. Esto molestó a la cobra, y ésta, furiosa, se levantó para atacar. Al oír el sonido causado por el movimiento de la culebra, uno de los delegados, de la tribu mansaka, inmediatamente tomó un pedazo de madera y la mató.
También tenemos en este país otra cobra que no es tan común... la cobra real. Esta tiene la distinción poco envidiable de ser la más larga serpiente venenosa del mundo. Esta cobra, también, es fiera y agresiva.
En cambio, la culebra de mar, aunque es venenosa, generalmente es apacible e inofensiva. En cierta ocasión, cuando unas personas estaban de vacaciones en las islas Samal, vieron una de estas culebras nadando al lado de ellas. Le echaron mano y la pusieron en un jarro y se la mostraron a todo el mundo. Después, la pusieron en libertad. Estas serpientes apacibles, que usualmente son de color dorado y negro, viven en aguas costaneras de poca profundidad.
Use su sentido común
Las culebras no suelen atacar a menos que se les provoque. Por lo tanto, la persona que usa su sentido común por lo general puede evitarlas. Al caminar por donde se sabe que hay culebras es prudente usar ropa protectora. Muchas personas sufren mordidas de serpientes que están escondidas en la yerba cuando, descalzas o con sandalias, las pisan, o cuando recogen un haz de yerba en el que hay una culebra escondida.
Pero, ¿qué pasa si alguien recibe una mordida a pesar de tomar precauciones? Ante todo, no se llene de pánico. Recuerde, la mayor parte de las culebras no son venenosas. Y aun si una culebra venenosa muerde a alguien, hay esperanza.
El veneno de las culebras tiene dos ingredientes básicos. Uno, llamado veneno hemolítico, ataca el tejido interior de los vasos sanguíneos y desintegra los corpúsculos sanguíneos. El otro veneno, neurotóxico, ataca el sistema nervioso, especialmente los nervios que tienen que ver con la respiración. De cada cinco personas que han sido mordidas por culebras con venenos predominantemente neurotóxicos —como la cobra— tres no sufren envenenamiento significativo, ni es de manera alguna inevitable el que las otras dos mueran. Hasta en el caso de personas que han sido mordidas por culebras que tienen los venenos hemolíticos más peligrosos predominantes, una víctima de cada cinco no queda severamente envenenada.
¿Cómo se debe tratar con una mordedura de serpiente? Bueno, primero acueste el paciente. No le dé bebidas alcohólicas, y manténgalo tan inmóvil como pueda. Si la mordedura se halla cerca de una extremidad, ate una tira o atadura firmemente en el lado de la mordedura que más cercano esté al tronco del cuerpo. Esta tira debe apretarse lo suficientemente como para retardar el fluir de la sangre por las venas de regreso al cuerpo, pero no tanto como para obstruir los vasos sanguíneos que se encuentran más profundos. Afloje la tira por minuto y medio cada 15 minutos.
Entonces lleve al paciente inmediatamente a un médico, especialmente si puede notar marcas grandes y prominentes de dientes al lado del círculo o círculos de mellas pequeñas. Esto por lo general es indicio de una mordida venenosa. Si es posible, mate la culebra y llévela consigo; así ayudará al médico a identificar el tipo del veneno.
No todo es malo en las culebras
Las pocas variedades de culebras venenosas hacen que la gente tienda a subestimar las buenas cualidades de estos reptiles. Para muchas personas, son una fuente de alimento. Se puede usar su piel como cuero para hacer ciertos artículos; el veneno se usa para producir anticoagulantes y sedantes para el dolor. Posiblemente su contribución más valiosa sea la de controlar los roedores. Su alimento consiste principalmente en ratas y ratones... roedores que echan a perder grandes cantidades de productos alimenticios.
Mientras tanto, los trabajos de excavar continúan en la antigua ciudad de Intramuros. Los cavadores han descubierto muchas habitaciones y túneles antiguos. Pero usted puede estar seguro de que, mientras penetran en estos vínculos con el pasado, recuerdan la advertencia: Cuidado: ¡culebras!