La depresión mental... “el poder de la enfermedad”
UN HOMBRE que estaba sufriendo de depresión visitó a un médico en busca de ayuda. Se relata que el médico le hizo un reconocimiento cuidadoso y luego dijo: “Usted necesita diversión; vaya a oír al comediante Grimaldi; él le hará reír, y eso le beneficiará más que cualesquier drogas.” El hombre, viéndose aún más desanimado, contestó: “¡Soy Grimaldi!”
¡Sí, la verdad es que nadie está inmune a la depresión! Y cualquiera que haya sufrido de ella sabe que no es cosa de risa. Todos pasamos por períodos en que nos sentimos decaídos, tal vez debido a alguna pena, desilusión o el cansancio. Pero casi siempre nos recuperamos dentro de poco. Sin embargo, a veces la depresión persiste. Hasta puede hacerse destructiva.
Por ejemplo, Irene luchó por tres años con este mal del cual se dice que causa “más sufrimiento que cualquier otra enfermedad.” En un momento de desespero completo mató a sus hijos y luego se quitó su propia vida. En el funeral de Irene, en un esfuerzo por explicar lo que le había acontecido a esta pobre que anteriormente había sido una madre devota, el rabino dijo: “Fue la enfermedad que la abrumó a ella y trastornó su vida.” Entonces hizo una pregunta escalofriante: “¿Quién puede comprender el poder de la enfermedad?”
La enfermedad de que ella padeció fue una depresión mayor o grave... un humor destructivo e implacable que además produce síntomas físicos. El Dr. Leonard Cammer informa lo siguiente:
“La depresión puede atacar a cualquiera... a un ama de casa, a un taxista, a un hombre de negocios, a un maestro o maestra de escuela, a un jugador, a una actriz, a un albañil, a una vendedora . . . y así por el estilo. Y les sobreviene a personas estables y maduras, a neuróticos y a niños. Además, puede atacar a personas en cualquier nivel de las escalas económica, social o intelectual, y a personas de toda clase de personalidad.”—”Up from Depression.”
¿Pudiera este mal afectarle a usted o a los que usted ama? Los cálculos indican que cada año de cada 10 personas, una experimenta un humor deprimido aparente en observación clínica. En estos “tiempos críticos, difíciles de manejar” en que vivimos hoy, un estudio realizado por la Organización Mundial de Salud informó que había 200 millones de personas por todo el mundo que sufren de la “enfermedad.”—2 Timoteo 3:1.
Aunque la gran mayoría de las personas que sufren de este mal no van al extremo al que llegó Irene, muchas concuerdan con una paciente anterior que explica cómo se sintió antes de hallar alivio: “No disfrutaba de nada. Me sentía atrapada en una terrible pesadilla sin esperanza alguna de un cambio. Me parecía que estaba colgada de un hilo cada momento de cada día, y me aferraba de él desesperadamente. No quería morir, pero tampoco quería vivir bajo estas condiciones.”
¿A qué se debe tal sufrimiento? ¿Es simplemente asunto mental?