¿Es todo asunto mental?
EL MEDICO escuchó atentamente mientras la mujer deprimida describía sus síntomas... constantes dolores de cabeza, irritabilidad, estreñimiento, pérdida de apetito, insomnio y cansancio continuo. Se deshacía en lágrimas y, a veces, quería morir. “Todo eso es mental,” dijo el médico. “Hasta que usted no se encuentre a sí misma, no hay nada que yo pueda hacer. Le recomiendo enérgicamente que consulte con un siquiatra.”
Aunque este médico tenía buenas intenciones, expresó un punto de vista común. Sin embargo, al igual que esta mujer que estaba sufriendo de una depresión grave, muchos quedan sumamente desalentados cuando se les dice que su agonía solo es el resultado de su propio modo de pensar. Cierto, nuestros pensamientos pueden afectar nuestro cuerpo... para bien o para mal. No obstante, aumenta la evidencia de que las enfermedades físicas pueden afectar a los procesos del pensar.
Pero es preciso que antes de considerar esta evidencia, reconozcamos que el término “depresión”a abarca una gama amplia de emociones (vea el recuadro).
¿Cómo se puede reconocer?
“En la clase de depresión que, digamos, ha sido provocada por la muerte de alguien en la familia, se consigue algún alivio de ella,” informó el Dr. Nathan S. Kline, director del Departamento de Higiene Mental del Instituto de Investigación Rockland del Estado de Nueva York, en una entrevista que hace poco se celebró con un escritor del personal de ¡Despertad! “Si hay una buena comida, una luna hermosa o alguna otra cosa, se consigue algún alivio. En el caso de la depresión grave, no se consigue alivio. Uno pudiera ganar dinero o ser elegido presidente; eso no produce ningún placer en particular. El futuro parece desesperado.”
¿Qué síntomas tiene la sicosis maníacodepresiva? El Dr. Ronald Fieve, profesor de la siquiatría clínica en el Colegio de Médicos y Cirujanos de la Universidad de Columbia, dijo esto a ¡Despertad!: “Tiene que haber repetidos casos en que de repente ocurre una exaltación del estado de ánimo. La persona está en un estado anormal de optimismo durante el cual está demasiado activa, habla demasiado, duerme menos y tiene una enorme cantidad de energía que nunca tuvo antes. Este cambio repentino puede durar de dos semanas a, por lo general, uno o dos meses. Entonces la persona pasa a una depresión severa.”
Ahora hay muchos científicos que creen que cambios químicos específicos en el cerebro acompañan algunas formas de depresión severa y que en sí pueden ser lo que provoca la depresión. (Lo explican los diagramas acompañantes.) El proceso es complejo y los científicos no concuerdan en cuanto a él. Pero, ¿qué puede causar semejante trastorno químico? Muchos factores diferentes contribuyen a ello.
La relación entre la enfermedad y la depresión
“La depresión puede derivarse de inequívocos —o, más exactamente, bien definidos— males orgánicos,” declara Lawrence Galton, escritor de temas médicos. “Incluye infecciones tales como la hepatitis, la mononucleosis y la influenza; desórdenes hormonales (glandulares) como los del tiroides, de la paratiroides y de las glándulas adrenales; malignidades, estados de deficiencia, anemias y otros problemas relacionados con la sangre.”—You May Not Need a Psychiatrist (1979).
Por ejemplo, una señora había estado recibiendo tratamientos por 15 años por una depresión grave, a veces suicidal. Recibió drogas para combatir la depresión y hasta terapia de electrochoque, pero nada le daba alivio duradero. Por fin se descubrió que el problema se debía a una glándula paratiroides que no funcionaba bien. Cuando se trató este desarreglo con éxito, mejoró. Su problema elemental había sido físico.
Tensión
El agotamiento nervioso causado por la tensión también puede producir depresión. Entre las situaciones que causan tensión los especialistas alistan las siguientes: ‘un matrimonio infeliz, el vivir en los barrios bajos sin esperanza de alivio, un patrón exigente, conflicto crónico,’ y el tratar de atenerse a una rutina diaria “que obviamente está más allá de las capacidades mentales, emocionales y físicas de uno.” Un ambiente desprovisto de amor, en el que uno se siente solo, desanimado y desesperado, también puede producir la depresión. Muchas personas se hallan en situaciones como éstas.
Un suceso específico lleno de tensión, como una muerte o un divorcio, puede causar una depresión grave. No obstante, una investigación reciente reveló que de 185 personas deprimidas, cuyo análisis de depresión se basó en observación clínica, solo en la cuarta parte de ellas se pudo discernir que hubo un suceso lleno de tensión antes de la depresión. El siquiatra Dr. Fieve cree que el suceso lleno de tensión que se experimentó en la vida “no es más que una parte pequeñita de la causa del problema.”
El Dr. Kline dice lo siguiente al comparar una persona deprimida a un automóvil que se descompone al subir una colina empinada: “Ahora bien, en cierto sentido el automóvil se descompuso debido a que usted subió una colina. Por otra parte, si el motor hubiese estado en buenas condiciones, no hubiera surgido la dificultad. De modo que la tensión ambiental puede precipitar la depresión nerviosa, pero, para que eso suceda, ya tiene que existir la deficiencia biológica, o sea, la debilidad del motor.”
Sin embargo, ¿es posible que la mente misma pueda crear este desequilibrio químico sin que haya existido de antemano algún defecto físico?
El papel de la mente
Hay evidencia sólida de que muchas personas han obtenido alivio aun de depresión grave por medio de acudir a consejeros adiestrados que les han ayudado a ajustar su modo de pensar. Esto parece indicar que en algunos tipos de depresión grave el modo de pensar de la persona, o lo que ella pone en su mente, no algún defecto físico, desempeña el papel vital.
La investigación que se ha realizado últimamente revela que nuestro modo de pensar puede afectar a la química de nuestro cerebro. Por ejemplo, en un estudio que se efectuó en 1979 se les pusieron inyecciones de una solución salina, un placebo, a unos pacientes a quienes se les acababa de extraer las muelas del juicio, y se les dijo que ésta aliviaría el dolor. A pesar de que esta inyección carecía de virtud analgésica, se informa que la tercera parte de los pacientes “pronto hallaron que su dolor estaba mitigándose dramáticamente.” Se opinó que los pensamientos de la persona activaron las sustancias químicas analgésicas (endorfinas) que ocurren naturalmente en el cerebro. Esto quedó comprobado cuando se administró otra droga que obstruye los efectos de los analgésicos naturales del cerebro. Volvió el dolor.
En numerosos casos se ha visto el poder que la mente tiene para responder al amor. También se ha hallado que, a la inversa, la cólera, el odio, la envidia o los celos y otras emociones negativas producen cambios bioquímicos en el cuerpo.
La Biblia reconoce el papel importante que desempeñan nuestros sentimientos y actitudes. Declara: “El espíritu [los sentimientos y los pensamientos] del hombre puede aguantar su dolencia [enfermedad]; pero en cuanto al espíritu herido, ¿quién puede soportarlo?” (Proverbios 18:14) Si el “espíritu del hombre” está “herido” por un modo de pensar incorrecto (que se considera en las páginas 8-10); si está quebrantado debido a celos, resentimiento o una mala conciencia, entonces la situación mala se hace insoportable. Puede que la siga una depresión grave.
Además, si la persona alimenta su espíritu con pensamientos depresivos —tal vez por medio de la televisión, películas cinematográficas o literatura pornográfica— esto altera su genio y engendra la depresión. Especialmente si la persona pasa mucho tiempo con regularidad ante un televisor, esto puede tener un efecto adverso en su punto de vista o concepto de la vida. Pero en el caso de otras personas, puede que algo diferente sea la raíz del problema.
Puede haber otras causas
“El cerebro es mucho más sensible que los otros órganos a cambios en las concentraciones de ciertas sustancias nutritivas en el plasma [sanguíneo],” declararon dos investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts. En su libro Nutrition and the Brain (tomo 3, 1979) estos médicos, Wortman y Wortman, publicaron información que muestra el efecto que tiene en nuestro genio lo que comemos, y cómo ciertas deficiencias nutritivas pueden alterar el equilibrio químico del cerebro y producir depresión.
Aunque uno coma comidas equilibradas con regularidad —y mantenga al mínimo las golosinas o lo que carezca de valor nutritivo— uno todavía puede tener deficiencias nutritivas que resulten en la depresión. Algunos medicamentos, los anticonceptivos orales, el esfuerzo a que someten al cuerpo tales cosas como la preñez, la contaminación y la tensión excepcional... todos éstos pueden crear deficiencias nutritivas.
El ser alérgicos a ciertos alimentos o a emanaciones químicas y, en la mujer, sus cambios hormonales, han originado depresión. Además, se descubrió por medio de un estudio que se hizo de 1.100 pacientes que estaban recibiendo tratamiento para hipoglucemia (cantidad de azúcar en la sangre inferior a lo normal) que el 77 por ciento de éstos se quejaban de depresión.
De modo que hay muchas cosas que causan la depresión aparte de simplemente abrigar una actitud incorrecta. Una persona que se siente gravemente deprimida puede estar padeciendo de cualquiera de una combinación de factores. Los factores hereditarios de la persona y las experiencias que tuvo en su niñez también pueden desempeñar un papel. Todos estos factores ejercen influencia que puede afectar cómo se responde a un suceso o ambiente lleno de tensión.
Aunque es beneficioso tratar de entender las cosas que pueden causar la depresión, una pregunta que plantean con más persistencia los que padecen del mal es ésta: ¿Qué puedo hacer para vencerla?
[Nota a pie de página]
a Las denominaciones empleadas en el recuadro de abajo se basan, en parte, en la publicación Diagnostic & Statistical Manual of Mental Disorders (3.a edición, 1980).
[Recuadro/Ilustraciones la página 4]
Las diversas caras de la depresión
Desmoralización y pesar
El sentir se abatido debido a algún suceso desconcertante como una muerte, divorcio, pérdida de empleo, problemas de salud u otra situación llena de tensión.
Depresión crónica de grado inferior (neurosis depresiva)
Persiste la tristeza. Hay un sentimiento general de descontento y una actitud negativa. Uno se siente fatigado y pierde interés en la familia y en los amigos. A menudo hay sentimientos de inutilidad, de ansiedad y de cólera.
Depresión mayor
“Le parece a uno que está en los abismos de la Tierra,” dijo un paciente. No hay alivio. Cambian los hábitos de dormir; se pierde el apetito. La persona se siente cargada de culpa y tal vez desee estar muerta. Tiene sentimientos abrumadores de temor, de ansiedad, y no puede concentrarse. En algunos casos esto puede alternarse con períodos de comportamiento normal.
Sicosis maniaco-depresiva
Períodos de gran júbilo —se hacen muchas compras, se trabaja día y noche sin cesar, hay acción constante— seguidos por depresión profunda.
[Recuadro/Diagrama en la página 5]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
Nuestros pensamientos fluyen de una célula nerviosa a la próxima en la forma de impulsos electroquímicos. La disposición de ánimo correcta depende de que éstos fluyan sin distorsión. Los extremos de los nervios no se tocan. El impulso nervioso estimula la producción de neurotransmisores químicos que salvan el vacío, y nuestro pensamiento sigue libre de distorsión. El equilibrio químico en esta área, que se llama la sinapsis, es vital.
[Diagrama]
impulso nervioso
célula nerviosa
célula nerviosa
sinapsis
impulso nervioso
receptores
neurotransmisores químicos
impulsos nerviosos siguen libres de distorsión
[Recuadro/Diagramas en la página 5]
Lo que puede marchar mal
Una abundancia de ciertos neurotransmisores (transmisores químicos de los impulsos nerviosos) causa distorsión del impulso nervioso, lo cual produce estímulo excesivo, y tal vez alguna manía.
[Diagrama]
impulso nervioso
neurotransmisores químicos
impulso nervioso en distorsión
Niveles bajos de ciertos neurotransmisores causan distorsión del impulso nervioso, y esto a su vez quizás tenga por resultado la depresión.
[Diagrama]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
impulso nervioso
neurotransmisores químicos
impulso nervioso en distorsión