La encrucijada del mundo petrolero
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en las Antillas Holandesas
BARCOS grandes, algunos de los cuales son los más grandes del mundo, llegan a la bahía de Bullen, en Curazao. No vienen a esta isla tropical de las Antillas Holandesas llenos de turistas ni de personas que estén de vacaciones. Más bien, llegan con un artículo de comercio precioso que está en gran demanda por todo el mundo... el petróleo.
Para comprar petróleo crudo a buen precio, se tienen que transportar cantidades muy grandes en petroleros gigantescos. Estos VLCC (siglas en inglés para Portadores Grandísimos de Petróleo Crudo), como son conocidos en los círculos comerciales, pueden llevar entre 150.000 y 500.000 toneladas de petróleo y requieren puertos en los que la profundidad del agua sea de entre 15 y 29 metros. No son muchos los puertos alrededor del mundo que puedan acomodar esta clase de barco. De hecho, en todos los Estados Unidos, que es el mayor consumidor de petróleo, no hay ni un solo puerto que pueda acomodar aun el más pequeño de los VLCC, los cuales pesan unas 150.000 toneladas. Esto nos lleva a hablar de la bahía de Bullen.
El petróleo crudo del Oriente Medio y de África Occidental se transporta a esta bahía en los VLCC. Aquí se transfiere a tanques más pequeños y se envía a los Estados Unidos y a otros lugares. De igual manera, el petróleo de Venezuela y México se envía a ésta en tanques relativamente pequeños y entonces se transporta en los VLCC a diferentes lugares por todo el mundo. Pocas personas saben que en la bahía de Bullen está la terminal más grande del mundo para transbordar petróleo; por eso es la encrucijada del mundo petrolero.
Ventajas naturales
Lo que hace que Curazao sea un lugar ideal para tales operaciones es el hecho de que la costa alrededor de la isla casi no tiene piedras, arrecifes ni bancos de arena escondidos. La atractiva agua cristalina de color azul verdoso es tan profunda que hay una historia que la gente de la localidad cuenta, la cual dice que la isla de Curazao es como un hongo en el mar Caribe. Algún día, según dice el cuento, el tallo se romperá, y la isla caerá al mar. Pero mientras tanto puertos de aguas profundas alrededor de la isla, como el de la bahía de Bullen, sirven de vínculo vital en el mundo del petróleo.
Otra ventaja natural es el clima favorable de Curazao. Todo el año la temperatura es de entre 26 y 29 grados Celsio, hay poca humedad, nunca hay un día de neblina, y la marea casi nunca varía más de un metro. En pocas palabras, el clima es estable... lo cual es exactamente lo que los capitanes de barcos desean. De hecho, ¡nunca se ha perdido un día de trabajo en la bahía de Bullen debido a que haya habido mal tiempo! El único accidente que se ha registrado tuvo que ver con un tanque sobre el cual cayó un rayo en cierta ocasión, pero aquello no causó daño grave alguno.
Tanques grandes y oleoductos
La parte central de las instalaciones que hay en este lugar consiste en 61 lustrosos tanques plateados. Uno de ellos es tan enorme que, cuando fue construido, se llevó a cabo un juego de fútbol dentro de él a fin de dar a conocer su tamaño de manera dramática. Es el más grande de todo el hemisferio occidental. Este tanque tiene capacidad para un millón de barriles de petróleo. En conjunto, los tanques pueden contener 17.500.000 barriles. Esto equivale a más del doble de la cantidad de petróleo que los Estados Unidos importa cada día.
Una red complicada de oleoductos y bombas conectan todos los tanques y los seis muelles o malecones donde los tanques se llenan y se vacían de su carga. “Lo hermoso del sistema de oleoductos —dice el gerente de operaciones de la terminal— es que el petróleo puede pasar por cualquier tanque, por cualquier vía, por cualquier bomba y por cualquier muelle.” Gracias a esta flexibilidad, la terminal puede tratar con hasta 20 diferentes tipos de petróleo crudo a la misma vez.
Uno de éstos es el grueso petróleo crudo de Venezuela. Éste es tan denso que se solidifica en temperaturas normales. Se utilizan tres tanques calientes especialmente aislados, cuya capacidad es de un millón de barriles, junto con un sistema independiente de oleoductos aislados, para mantener este petróleo grueso en forma líquida mientras se descarga de tanques más pequeños o se vuelve a cargar en los VLCC antes del largo viaje a Europa, Japón o alguna otra parte. Parece que esta característica única es tan remuneradora que alguien inventó el lema: “Petróleo líquido en tanques calientes produce ganancias sólidas”.
Aunque el negocio principal de la bahía de Bullen es el petróleo, este negocio se combina con el agua... agua que sirve de lastre. Los petroleros que vienen a buscar petróleo se llenan de agua fresca, la cual sirve de lastre. No se echa esta agua fresca al mar, sino que se recupera hasta un millón de toneladas de ella cada año, gracias a la estación eficiente que hay en la terminal para la remoción del lastre. Ésta es una contribución importante al bienestar de la isla, ya que la única otra manera de obtener agua fresca es por medio de destilar el agua del mar, que es un proceso muy caro.
Es todo parte de un día de trabajo
Cada día pasan por la bahía de Bullen aproximadamente un millón de barriles de petróleo. Cuando llega un petrolero gigantesco, tal vez se necesiten hasta tres de los tanques grandes para descargarlo. Al descargarlo tal vez se obstruya uno de los seis muelles, las bombas y los oleoductos asociados con éste, por 40 o hasta 48 horas. Puede que lleguen otros petroleros para llevarse el petróleo. Además, cualquier día pueden entrar y salir de la terminal una docena de petroleros, o más. Cuando se trata de hacer un horario, “es como trabajar con un rompecabezas”, dice el gerente de un proyecto.
Todo esto está bajo la dirección del cuarto de operaciones que se halla dentro del edificio de oficinas. Mediante 10 pantallas de video y controles remotos, operadores adiestrados pueden comprobar y controlar todo lo que sucede. Por medio de un laboratorio bien equipado y equipo electrónico portátil complicado, se puede vigilar constantemente la calidad de cada embarque. Todo esto ha hecho que la terminal se gane el título envidiable de ‘Rolls Royce [automóvil de lujo] de las terminales petrolíferas’.
La terminal de la bahía de Bullen nunca cierra. Petroleros de toda clase y de todo tamaño llegan y parten a todas horas del día y de la noche. Pero los miles de turistas que van y vienen apenas notan todo esto, mucho menos los millones de personas que viven en otras partes, cuyo sustento depende de la carga que fluye por la terminal de trasborde petrolífero más grande del mundo.
[Mapa en la página 19]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
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