BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • g83 8/9 págs. 20-22
  • El amamantamiento... “sacrificio” amoroso de la madre

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • El amamantamiento... “sacrificio” amoroso de la madre
  • ¡Despertad! 1983
  • Subtítulos
  • Información relacionada
  • El ajuste
  • Nuestra primera separación
  • Vale la pena el sacrificio
  • ¿Por qué no amamanta a su bebé?
    ¡Despertad! 1976
  • ¡Usted puede amamantar a su bebé!
    ¡Despertad! 1986
  • Fundamentos de la lactancia materna
    ¡Despertad! 1994
  • El amamantar a su bebé... ¿carga o placer?
    ¡Despertad! 1974
Ver más
¡Despertad! 1983
g83 8/9 págs. 20-22

El amamantamiento... “sacrificio” amoroso de la madre

MI ESPOSO y yo teníamos que tomar ciertas decisiones. ¡Íbamos a tener nuestro primer bebé! Pero el hecho de que faltaba poco tiempo para que éste naciera hizo surgir varios asuntos que tenían que resolverse. ¿Nacería la criatura por parto “natural”? ¿Estaría mi esposo conmigo en la sala de partos? ¿Cuál hospital escogeríamos? La lista de decisiones era interminable.

Pero una decisión en particular me produjo mucho gozo... la de amamantar a mi bebé. Quizás a usted le interese saber cómo y por qué llegamos a tomar dicha decisión... y por qué me alegro que la hayamos tomado.

En primer lugar, leí varios libros sobre el asunto y hablé con muchas amigas que estaban amamantando o que habían amamantado a sus hijos. Me enteré de que la mayor parte de los médicos y los pediatras concuerdan en que el amamantar es un método de alimentación superior no solo en lo que tiene que ver con la nutrición, sino también en lo que tiene que ver con el aspecto emocional. Estudié acerca de los cambios que experimenta el cuerpo de la mujer durante la preñez. Mi esposo y yo hasta asistimos juntos a clases sobre el parto.

El ajuste

Las “tareas” relacionadas con dichas clases me ayudaron a hacerme un cuadro más realista de cómo sería amamantar a un bebé; me di cuenta de que significaría mucho trabajo. ¡Éste es un aspecto de la crianza del niño que la esposa no puede compartir ni con el esposo más compasivo! No obstante, mi esposo y yo consideramos el asunto juntos y decidimos que yo alimentaría al infante exclusivamente con el pecho.

Nunca olvidaré cómo me sentí al tener a nuestro primer bebé. Después que me habían pasado los dolores de parto, el doctor me presentó a una nueva persona... ¡una hijita! Examiné cada uno de los deditos de las manos y de los pies antes de que la enfermera se la llevara para limpiarla. A decir verdad, me sentí algo ansiosa respecto a alimentar a mi bebé por primera vez. Había oído decir que al principio algunos bebés no muestran mucho interés en que se les amamante, y que hasta se le duermen a la madre.

Pero no fue así en el caso de nuestra hijita. Quedé sorprendida al ver lo fuerte que era su instinto de chupar. Sentí un poquito de dolor. Pero me acostumbré a la sensación y descubrí que si amamantaba a la criatura cuando ella pedía el pecho, en vez de adherirme a un horario fijo, evitaba que se me congestionaran los pechos, lo cual puede causar dificultades a la mujer que acaba de tener su primer bebé.

Tienen que pasar unos cuantos días después del nacimiento del infante antes de que los pechos comiencen a producir leche. Pero esto no presenta ningún problema para la criatura, puesto que ella se alimenta de un líquido amarillento llamado colostro, que el cuerpo de la madre produce mientras tanto. Como dice el libro Nursing Your Baby, el colostro “desempeña un papel particularmente vital en lo que tiene que ver con proteger al infante contra enfermedades. El colostro contiene anticuerpos, especialmente anticuerpos que combaten enfermedades causadas por algún virus, y, según se ha llegado a saber ahora, dichos anticuerpos son provechosos para los bebés y los protegen contra enfermedades específicas durante los primeros seis meses de vida, sea que se siga amamantando al bebé después de los primeros días o no”.

El saber esto le da a una el ánimo que se necesita para amamantar, pues, francamente, hallé que a veces casi sentía terror de que llegara la próxima ocasión de dar el pecho a la criatura. El doctor me aconsejó que me aplicara lanolina pura a los pechos después y antes de dar el pecho. Yo, por mi parte, hallé que era mejor simplemente soportar estoicamente la incomodidad hasta que el cuerpo se acostumbrara. Felizmente, nunca me sangraron los pechos, aunque esto sí sucede en el caso de algunas mujeres. Además, a las mujeres de piel clara generalmente se les hace más difícil acostumbrarse a dar el pecho, puesto que tienen la piel un poco más sensible. Se requiere resolución de parte de tales mujeres para que no abandonen la labor de amamantar a sus bebés.

Una también tiene que acostumbrarse a cómo el cuerpo continuamente reemplaza la leche que el bebé saca. La primera vez que mi hijita durmió más de la cuenta, sentí tanto dolor que tuve que levantarme y exprimir un poco de la leche yo misma. Pero generalmente en el transcurso de las primeras cuatro a seis semanas, la criatura y la madre se ajustan la una a la otra y desde allí en adelante todo marcha bien.

Debo admitir que a veces yo casi cedí a la tentación de dar el biberón a mi bebé. La criatura recién nacida necesita que se la alimente casi 24 horas al día. Esto significaba que no había descanso para mí. Cuando una tiene que despertarse en medio de la noche para alimentar al bebé, a veces desearía que fuera el turno de otra persona para hacerlo. Pero yo me había decidido a no suplementar mi leche con una fórmula preparada. Por eso me pareció mejor ni siquiera tener dicha fórmula en la casa.

Claro, observadores bien intencionados a veces ofrecían “ayuda” sin que yo se la pidiera, al decir: “Tal vez tu leche sea demasiado débil”, o: “¿Cómo puedes saber si la criatura está bebiendo lo suficiente, ya que no puedes calcular cuánto bebe?”. O hasta decían: “Quizás tu leche contenga demasiada materia grasa”. Pero si el bebé está ganando suficiente peso y respondiendo de manera normal, y si la madre misma está en buena salud y sigue un régimen alimentario apropiado y equilibrado, ella puede estar segura de que su leche ciertamente es el alimento perfecto para su criatura.

Nuestra primera separación

La primera vez que salí de casa después de tener al bebé fue cuando hice un viaje al mercado. Al regresar, encontré al papá esperándome frente a la ventana con el bebé, ¡y ambos estaban muy disgustados! Yo había exprimido bastante leche en caso de que surgiera una emergencia, pero no había previsto que todo el contenido de la botella se derramaría. El papá no había previsto esto tampoco. No tardé en decidir que durante los primeros seis meses, o siquiera hasta que mi hijita pudiera comer alimento sólido, yo no me separaría de ella por más de unas cuantas horas.

No obstante, el llevar a la criatura a lugares públicos encierra problemas también. A menudo el bebé decide que quiere alimentarse antes de lo que una esperaba, lo cual, claro, pone a la madre en una situación embarazosa. Algunas madres son bastante discretas al amamantar a sus bebés, de modo que no ofenden a nadie. Pero parece que a algunos niños no les gusta que los cubran mientras se les amamanta. La madre tal vez tenga que resignarse a sentarse a solas con su bebé en un cuarto de baño hasta que la criatura quede satisfecha.

Vale la pena el sacrificio

Obviamente, la decisión de amamantar a su bebé es importante. El hacerlo exige bastante sacrificio. Pero, en mi caso, eran más las ventajas que las desventajas. Por ejemplo, recuerdo que una amiga mía quedó entrampada en una congestión de tráfico. Jamás olvidará lo inútil que se sintió estando sentada en el automóvil, sin poder alimentar a su bebé que lloraba. Pues, su bebé estaba acostumbrado al biberón. ¡Cuánto le pesa no haber amamantado a su bebé! Claro, en ciertos casos tal vez sea aconsejable la alimentación artificial, especialmente si la madre tiene una enfermedad grave o es adicta a drogas.

El amamantar tiene aun otras ventajas. Una nunca tiene que preocuparse de que se le acabe la leche. Cuanto más leche necesite el bebé, tanto más produce la madre de semana en semana. No se tienen que esterilizar ningunas botellas. (Me pregunto cuántos padres o madres accidentalmente habrán hecho caer, a las 2 de la madrugada, el último biberón que tenían preparado y literalmente habrán tenido que decir: “A lo hecho pecho”.) Tampoco tiene una que preocuparse en cuanto a cambiar las fórmulas para conformarse a las necesidades del bebé a medida que éste vaya creciendo. Puede estar segura de que el bebé se está alimentando debidamente, con tal que usted siga una dieta alimenticia y equilibrada y beba suficientes líquidos.

Pero me parece que la mayor ventaja del amamantar es el hecho de que contribuye a crear una relación estrecha entre madre e hijo. El constante intercambio de tacto, atención y afecto entre la madre y la criatura es algo que es simplemente irreemplazable.

Pero no creo que yo pudiera haber logrado esto sin la amorosa cooperación de mi esposo y el ánimo que él me dio. Algunos esposos aparentemente se resienten debido a la atención continua que la madre da al recién nacido. Además, el tener un bebé definitivamente limita las actividades en las que una pueda participar. Por ejemplo, en algunos restaurantes claramente se indica que los niños no son bienvenidos. El esposo que impacientemente pregunte: “¿Cuándo vas a destetar a la criatura?”, puede desanimar grandemente a su esposa. Pero cuando él le ayuda a ella, por ejemplo, mediante llevarle el bebé para que lo amamante, o por medio de cambiarle los pañales, se gana el amor de su esposa.

Por eso me es grato reflexionar sobre mi experiencia. En mi caso, el gozo y los maravillosos recuerdos que tengo de haber amamantado a mi bebé compensan por mucho cualesquier sacrificios que haya tenido que hacer. (Contribuido.)

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir