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¡Despertad! 1984
g84 8/4 págs. 7-9

La no violencia en un mundo violento

VIVIR en Bombay es vivir constantemente entre una multitud. Durante el día las calles están atestadas. De noche más de cien mil personas duermen en el pavimento.

Así son la mayoría de los pueblos y ciudades de la India: atestados y excepcionalmente pobres. Escasean las viviendas y el agua potable. El alimento es un artículo precioso.

Imagínese por un momento que usted vive en una habitación de tres metros por cuatro (nueve pies por doce), ¡junto con otras cinco u ocho personas! Se alquilan los rincones de la habitación o tal vez las personas duerman por turnos. Usted pasa la mayor parte de su vida en las calles o aceras. Cada mañana usted camina a donde se mantiene el abastecimiento de agua de su localidad y acarrea un cubo de agua. El agua está contaminada. Usted trabaja muchas horas efectuando alguna labor dura, pero el dinero que gana casi no basta para proporcionar el alimento que su familia necesita para el día. Usted no puede cambiar las cosas, por más que se esfuerce. A diario usted ve morir a personas en su derredor debido al hambre o la enfermedad. Usted se siente frustrado y desamparado.

Por lo menos, usted está establecido. Tiene un hogar. Pero, como siempre, existe otra India: Personas que no tienen ningún lugar que puedan considerar suyo ocupan rincones y escondrijos cerca de las cunetas y al borde de las carreteras. Forman colonias de personas desahuciadas. Entre ellas hay viejos y jóvenes, mujeres e infantes, que están medio vestidos y muriéndose. Es una raza de gente que nunca ha tenido suficiente alimento. Lo único que quieren hacer es sobrevivir un día más.

Éste no es un cuadro agradable. Por supuesto, en la India, como en otras partes, existen personas ricas y educadas. Pero constituyen una minoría. Con relación al constante aumento de la población, la cantidad de pobres ha aumentado muchísimo más que la de los ricos. El notable consumo de éstos en comparación con la simple supervivencia de los primeros prepara el escenario para la violencia.

La naturaleza de la violencia

“Enredada en los torcidos alambres del estancamiento y el cambio, la India es ahora una sociedad violenta, cruel y deplorable”, dice Bhabani Sen Gupta en su artículo “Is India Civilised?” (¿Es civilizada la India?). En la India todavía hay casos cada año de suegros y esposos que queman vivas a esposas jóvenes por no haber aportado suficiente dote. Aproximadamente dos millones de mujeres son violadas. Se cometen centenares de miles de otros delitos. Cincuenta mil personas, mayormente hombres y mujeres jóvenes, cometen suicidio debido a la desilusión y la desesperación. En 1978 hubo 96.488 motines. Hay pocas estadísticas generales de los delitos que se cometieron en todo el país más allá de 1978. No obstante, tales informes parciales ponen de manifiesto que se siguen cometiendo delitos constantemente.

El sociólogo indio S. C. Dube opina que la naturaleza de los delitos y la violencia es la gran diferencia que existe entre lo que la gente quiere y lo que realmente consigue, y del hecho de que, ante las crecientes demandas de los desheredados, que exigen que se les dé mayor participación de las ganancias, la clase privilegiada está resuelta a preservar sus propias ganancias acumuladas.

La violencia y los actos brutales no se limitan a las ciudades, sino que también estallan en las zonas rurales de la India. El alto porcentaje de violencia rural resulta de la “ensanchada brecha que existe entre los terratenientes y los obreros desprovistos de tierra”, de acuerdo con el economista indio B. M. Bhatia. Esto lleva a grandes pérdidas en términos de vidas, propiedad y valores. “Los débiles y pobres ya no están dispuestos a someterse al poder y la codicia de los poderosos y ricos. Han empezado a devolver los golpes y hacer valer sus derechos. A la violencia antigua y tradicional de los ricos se une la violencia de los pobres recién excitados”, escribe Gupta.

Un sueño desvanecido

“Hasta exhalar el último suspiro tengo que [...] esperar que la India adopte como suyo el credo de la no violencia y preserve la dignidad del hombre”, escribió Gandhi en 1938. Cuarenta y seis años después, la India está tambaleando bajo muchos tipos de violencia social. Además, de acuerdo con Gupta, “tampoco ha podido preservar la dignidad del hombre”.

Conforme dice el periódico The Times of India, a pesar de la popularidad del mensaje de Gandhi, “la violencia sin precedente se ha extendido por todo el país y el bandidaje, la violación y el robo están llegando a ser lo común”.

Esta descripción de la India es aplicable a otras partes del mundo. La educación, negada a muchos indios, está al alcance de la gente en muchos otros países. Sin embargo, el resto del mundo también es culpable de cometer los siete pecados sociales que señala Gandhi: ‘la política sin principios, las riquezas sin trabajar, los placeres sin conciencia, la educación desprovista de carácter, el comercio sin moralidad, el culto sin sacrificio y la ciencia sin humanidad’. Sí, el ideal de Gandhi de un mundo basado en la no violencia ha llegado a ser un sueño desvanecido.

Se calcula que de aquí a 15 años la población de la India aumentará a mil millones de habitantes. De éstos, 600.000.000 serán pobres. Tal vez haya entre 30.000.000 y 50.000.000 de jóvenes desempleados. Tales estadísticas pintan un futuro horrible.

El mensaje noble de Gandhi sobre la no violencia no ha logrado arraigarse en la India, donde germinó. ¿Por qué? El fracaso no tiene que ver con el mensaje. Tampoco tiene Gandhi la culpa. Sus miras ciertamente fueron benévolas. No obstante, Gandhi era meramente un hombre. Él solo podía compartir una enseñanza limitada con una cantidad limitada de personas. La gente aprende algo y luego lo olvida fácilmente. La historia testifica al respecto.

¿Significa esto que sea imposible que las personas obren consecuentemente de manera no violenta? ¿Quién puede enseñar no solo a los indios, sino a todas las razas de la humanidad a vivir en paz? ¿Qué tipo de educación estaría implicada en esto? ¿Habrá algún día un mundo no violento?

[Ilustración en la página 8]

Una escena típica de una calle en una ciudad india

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