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  • “Lluvias buenas” en la Grecia antigua
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¡Despertad! 1985
g85 22/5 pág. 20

“Lluvias buenas” en la Grecia antigua

Casi todos los pueblos antiguos tenían de una forma u otra bailes y oraciones para invocar la lluvia, y los griegos no fueron la excepción. Entre sus muchos ritos, uno que era especialmente popular entre los campesinos era perperuna, una petición de “lluvias buenas” a los dioses.

Perperuna es sencillamente la amapola roja que crece por todos los campos de Grecia en la primavera. Pero la primavera es también la época en que debe descender la lluvia para que haya una cosecha abundante en el otoño. Si la lluvia no cae, podría significar desastre para los aldeanos. Para suplicar el favor y la bendición de los dioses —y su dádiva de la lluvia—, los campesinos de las aldeas efectuaban su rito de perperuna.

En la celebración, se reunía en la plaza de la localidad a todas las muchachas de la aldea. Se escogía a una de ellas para vestirla de perperuna. Como medio de apelar a la misericordia de los dioses, generalmente se escogía a una muchacha pobre y huérfana. Entonces le ponían una prenda de vestir vieja y la adornaban con ramitas de mimbre, hojas, flores y hierba verde hasta que literalmente la cubrían de pies a cabeza. La cubierta era tan tupida que la joven apenas podía ver a través de ella. De hecho, la perperuna se llevaba por la aldea luciendo como una planta ambulante.

Según la tradición, perperuna era el símbolo de la tierra reseca. A fin de aplacar su sed para que diera su cosecha, los aldeanos la llevaban de casa en casa, con las demás muchachas siguiéndola de cerca, cantando esta canción tan fuerte como podían:

Perperuna anda en derredor

Orando a Dios con gran clamor.

Señor, que la lluvia caiga

Y que a todo vida traiga,

Para que las siembras crezcan,

Y grandes cosechas vengan.

Cuando la procesión llegaba a un hogar, el ama de casa saludaba a la perperuna derramándole agua por encima mientras clamaba: “¡Lluvias buenas! ¡Lluvias buenas!”. Después de quedar bien empapada, la perperuna respondía sacudiéndose violentamente para que el agua que había quedado en la hierba y las hojas salpicara y cayera como lluvia.

Finalmente, después de hacer las visitas en la aldea, los aldeanos conducían a la perperuna a un riachuelo. Allí la zambullían tres veces en el agua, mientras gritaban: “¡Lluvias buenas! ¡Lluvias buenas!”.

Para el tiempo de la primera guerra mundial, todavía se practicaba por toda Grecia la costumbre de la perperuna. Esta costumbre se observaba en diferentes partes con una variedad de nombres parecidos, como paparuna, perperitsa, ververitsa. Aunque se dice que esta costumbre ya ha desaparecido, excepto en algunas aldeas remotas, en muchas zonas meramente ha sido reemplazada con procesiones religiosas que aprueba la iglesia y que tienen el mismo propósito. La mezcla de la magia, la superstición y la religión está arraigada profundamente en la vida de la gente hasta de los llamados países cristianos.

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