Circuncisión femenina... ¿por qué?
¡“SE CIRCUNCIDA a mujeres en clínica de Londres”! No hace mucho que titulares como este asombraron al público de Inglaterra y otros países. Los lectores se enteraron de que médicos de la prestigiosa calle Harley, de Londres, habían estado efectuando una operación que era desconocida para la mayoría de las personas: la circuncisión femenina.
Sin embargo, la circuncisión femenina es común en otras partes del mundo... especialmente en África. La costumbre tiene por lo menos 2.000 años de antigüedad y se ha practicado en un tiempo u otro en los cinco continentes. Se calcula que la cantidad de mujeres vivas hoy día que han sido circuncidadas asciende hasta a 70.000.000.
Si usted vive en un país donde no se practica la circuncisión femenina, quizás se pregunte en qué consiste esta costumbre, y por qué la efectúa la gente. Si dicha práctica sí existe donde usted vive, tal vez usted se haya preguntado: ‘¿Debería yo permitir que mi hija sea circuncidada?’. Vecinos, parientes y el simple peso de una tradición antiquísima pueden ejercer presión en los padres para que sigan la costumbre. No obstante, la operación implica ciertos riesgos. Por lo tanto, los padres, antes de dar su consentimiento para que se efectúe dicha operación, tienen que considerar el asunto cuidadosamente. Deberían saber exactamente en qué consiste la operación, qué se intenta lograr con ella, y cuáles son los riesgos. Entonces, ¿qué es la circuncisión femenina?
¿En qué consiste?
En realidad, el término es inapropiado. “Circuncisión” significa “cortar alrededor” y se refiere a la operación que se efectúa en un niño. En el caso de una niña, la operación consiste más bien en efectuar una “excisión”, es decir, cortar parcial o totalmente el clítoris, y quizás también los labios menores, los labios interiores de la vulva. Esta operación, efectuada en niñas entre las edades de una semana y diez años o más, es la forma menos severa de la circuncisión femenina.
Pero existe una operación más severa, que se llama infibulación. He aquí una descripción de la infibulación, tal como se efectuó en una niñita de Djibouti: “La anciana extirpa el clítoris con una navaja. A esto sigue la infibulación: la que efectúa la operación hace un corte vertical en el labio pequeño [de la vulva] y entonces raspa la piel de la parte interior del labio grande [...] Luego aplica una pasta y asegura la adhesión de los labios grandes con espinas de acacia”. (Del Grupo para Derechos Minoritarios, informe núm. 47, citado en The Economist.) El tejido de la cicatriz cierra la vagina casi por completo, y cuando la muchacha se casa, hay que abrirla de nuevo, quizás con una navaja.
La operación es peligrosa
Ambas operaciones son dolorosas y peligrosas. Recientemente, un malí tuvo que comparecer ante un tribunal de Francia porque su hijita de tres meses de nacida casi murió después de una excisión que él efectuó en ella. ¿Cuántas niñas mueren debido a esta operación? No hay estadísticas disponibles, pero las muertes deben ser comunes, ya que la operación generalmente la efectúan mujeres que tienen poco conocimiento de la higiene adecuada, y a menudo se efectúa sin anestesia. En 1982 varios periódicos informaron que el presidente Moi, de Kenia, prohibió la práctica en su país después de la muerte de 14 niñitas allí.
Si la niña sobrevive a la operación, existen otros peligros. En un informe de la UNESCO (siglas en inglés para la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) se enumeran algunos de ellos: un choque severo debido al temor y al dolor; hemorragia incontrolable; tétanos y otras infecciones; menstruaciones dolorosas durante la adolescencia; infección cuando se rompen las cicatrices después del matrimonio; dificultades durante el parto. La revista World Health añade: “Los cambios permanentes en los órganos genitales femeninos, el desarrollo de quistes dermoides y de fístulas en la vejiga, así como otras condiciones patológicas [...] pueden afectar las relaciones sexuales normales e interferir con las relaciones maritales, y pueden llevar a infertilidad o resultar en divorcio”.
Sí, este es un procedimiento peligroso. Entonces, ¿por qué lo hacen los padres?
‘Siempre se ha hecho’
En algunos lugares, la práctica va acompañada de ritos supersticiosos, pero parece que ninguna religión manda específicamente que se haga. Miembros de diferentes religiones observan esta práctica, incluso los de la cristiandad.
Algunos consideran que la operación es necesaria para mitigar las inclinaciones sexuales de la mujer o para hacerla verdaderamente femenina (puesto que el clítoris se considera un órgano viril). Una madre egipcia lo explicó como sigue a un investigador: “Estamos circuncidadas e insistimos en que nuestras hijas sean circuncidadas para que no haya mezcla de varón y fémina. La mujer tiene que ser verdaderamente femenina, y el hombre tiene que ser masculino. Toda mujer tiene que ser circuncidada a fin de que no tenga deseos sexuales excesivos y no esté en un constante estado de excitación”. Dijo a continuación: “Es vergonzoso no estar circuncidada. No somos extranjeras; solo las extranjeras no se circuncidan”.
La revista Ivoire Dimanche, de Costa de Marfil, sugiere que la circuncisión femenina es un rito de iniciación: “La excisión llegó a ser un acto social mediante el cual la joven se unía al grupo de las mujeres, o simplemente llegaba a ser mujer”. También se cree que la circuncisión femenina es provechosa para la salud. Dos nigerianas abordaron a un médico de Inglaterra y le pidieron que las circuncidara. Una no había podido concebir, y la otra había tenido que dar a luz por cesárea. Ambas creían que sus respectivos problemas se debían al hecho de que no habían sido circuncidadas de niñas.
Hay quienes insisten en que la circuncisión femenina es necesaria por motivos de higiene, mientras que otros sostienen que protege la castidad de la muchacha. También se dice que las partes genitales externas de la mujer son “inmundas y feas”, y que la circuncisión es “un esfuerzo por obtener un cuerpo terso, y por lo tanto limpio”. Se supone que un hombre no querría casarse con una muchacha incircuncisa. No obstante, a menudo no son los hombres, sino las mujeres quienes insisten en conservar la costumbre. Por lo general, la madre o parientas hacen los arreglos para la operación, y una mujer de la localidad la efectúa. La publicación Sunday Times Magazine informa que en Sudán, donde dicha operación es ilegal, esta se “lleva a cabo mediante una conspiración ilegal de mujer con mujer”.
La verdad es que desde hace mucho tiempo se han olvidado las razones por las cuales originalmente se efectuaba la circuncisión femenina, y probablemente la razón principal por la que aún se practica es que ‘siempre se ha hecho’. Si los padres no circuncidan a sus hijas, tal vez los abuelos hallen los medios para lograrlo. Puede que niñas incircuncisas pidan a sus padres que las circunciden para que ellas puedan ser como las demás.
Grupos internacionales como la Organización Mundial de la Salud y la UNESCO recomiendan enérgicamente que no se practique la circuncisión femenina, pero algunas personas consideran que dichas recomendaciones son una intromisión en sus asuntos personales. Dos africanas dijeron a corresponsales del periódico The Globe and Mail: “Representa un rito de transición para las muchachas y debería continuar. Es asunto nuestro, y nosotras decidiremos qué vamos a conservar y de qué vamos a deshacernos”.
La posición cristiana
Los padres tienen que considerar todos estos puntos de vista al determinar su propio parecer respecto a la circuncisión femenina. En el caso de los padres cristianos, tienen que considerar otra pregunta: ¿Está en armonía con los principios bíblicos la circuncisión femenina?
De acuerdo con las Escrituras, todo varón israelita tenía que ser circuncidado como indicio del pacto entre Jehová y los hijos de Abrahán (Génesis 17:10-14; Levítico 12:2, 3). Sin embargo, no se requiere que los hijos de padres cristianos sean circuncidados (Gálatas 5:6). Por lo tanto, ciertamente no se requiere que las hijas de los cristianos se sometan a la excisión ni a la infibulación. ¿Es entonces meramente cuestión de conciencia la circuncisión femenina?
Bueno, algunos gobiernos han prohibido dicha práctica. En tales países los cristianos deberían obedecer la ley y no circuncidar a sus hijas (Romanos 13:1-5). Pero ¿qué hay si se acostumbra la circuncisión femenina y esta no es una violación de la ley? Recuerde que la circuncisión femenina es peligrosa. Niñitas mueren como resultado de esta práctica. De acuerdo con la Biblia, si deliberadamente ponemos en peligro la vida de otra persona sin necesidad, pudiéramos llegar a ser culpables de derramamiento de sangre. (Compárese con 1 Crónicas 11:17-19.) Los padres cristianos no querrían incurrir en culpabilidad de derramamiento de sangre por haber puesto en peligro la vida de sus hijas de esta manera. (Salmo 51:14.)
Además, la circuncisión femenina es muy dolorosa. El sufrimiento mental y físico que ocasiona puede durar durante la adolescencia y aun hasta el casamiento y el parto. ¿Es así como padres amorosos tratan a sus hijas? No. Las madres cristianas ‘acarician a sus propios hijos’ (1 Tesalonicenses 2:7). Los padres cristianos ‘dan buenos dones a sus hijos’ (Mateo 7:11). Puede que la circuncisión femenina sea una tradición antigua, pero no es un ‘buen don’.
Los médicos no han podido hallar ningún beneficio para la salud en dicha operación. Esta tampoco es necesaria para la higiene. En el caso de los israelitas, la limpieza personal era parte de su adoración, y, sin embargo, Jehová no les dijo que circuncidaran a sus hijas. ¿Qué se puede decir respecto a conservar la castidad de las muchachas? De nuevo, Jehová manda a las mujeres cristianas a que sean modestas, pero no dijo que para esto fuera necesario la circuncisión (1 Timoteo 2:9). Además, no hay prueba alguna de que la operación haga que la muchacha sea más femenina. De hecho, le deja los órganos sexuales desfigurados y con cicatrices.
Es cierto que la circuncisión femenina es una costumbre antigua, y se pueden respetar las costumbres con tal que no violen la conciencia cristiana. Pero ¿no violaría su conciencia el someter a su hija a sufrimiento innecesario? Así se sintió un anciano cristiano del país africano de Burkina Faso.
Él fue a visitar la aldea donde se crió, y mientras estuvo allí, sus padres le instaron a que trajera o enviara a la aldea a su hija de nueve años de edad para que fuera circuncidada. De manera bondadosa, pero con firmeza y valentía, el Testigo explicó las razones médicas y bíblicas por las cuales él no se adhería a dicha costumbre. Aunque esto causó algo de fricción en la familia, él se mantuvo firme en defensa de sus principios y protegió a la niña de ser circuncidada. La familia de Testigos decidió no enviar a sus hijos a solas a la aldea a fin de que no se ejerciera presión sobre ellos para que se ajusten a costumbres contra la voluntad de sus padres.
Este cristiano maduro mostró que el conocimiento, junto con amor profundo, da a los padres la valentía y la sabiduría para hacer lo correcto a favor de sus hijos. Es bueno que otros padres cristianos sigan este ejemplo.
[Comentario en la página 26]
Los médicos no han podido hallar ningún beneficio para la salud en dicha operación
[Comentario en la página 27]
Puede que la circuncisión femenina sea una tradición antigua, pero no es un ‘buen don’
[Ilustraciones en la página 25]
¿No violaría su conciencia el someter a su hija a sufrimiento innecesario?