La búsqueda de la seguridad en la era de la bomba
EN LA noche del 27 de julio de 1943 se lanzaron miles de bombas incendiarias sobre la ciudad de Hamburgo, Alemania. Esto produjo algo nuevo en la guerra: un enorme incendio consumidor, una tormenta de fuego. Se levantaron corrientes de aire, tan fuertes como los vientos de un huracán, que esparcieron el fuego por todas partes; la gente se consumía en las llamas. El calor era intenso. Los refugios contra bombardeos aéreos se convirtieron en hornos que consumían a la gente. Otros se atascaban en el asfalto derretido. Más de 40.000 personas perecieron, una cifra que es 20 veces mayor que la de los que por lo general morían en un bombardeo aéreo ordinario.
Dos años después, al otro lado del globo terráqueo, otra tormenta de fuego consumió a la ciudad japonesa de Hiroshima. Esta vez la conflagración provino de un solo avión que dejó caer una sola bomba.
Fue una bomba atómica a la que le dieron el nombre de “Little Boy” (El muchachito). Pero el efecto que produjo no fue nada pequeño. Fue espantoso. La brillante luz del estallido causó ceguera. Muchos murieron o quedaron mutilados por el fuego, el calor y la explosión. La mortífera radiación causó envenenamiento.
Tres días después, otra bomba, la cual llamaron “Fat Man” (El gordo), destruyó a la mitad de la ciudad de Nagasaki. La otra mitad fue protegida por una cordillera que corre por el centro de esta ciudad montañosa.
El arsenal nuclear hoy día
Hoy día hay alrededor de 50.000 de estas armas de destrucción en masa. Considere lo siguiente:
◻ Si las dos superpotencias utilizaran tan solo un 5% de sus armas nucleares estratégicas contra ciudades en ambos lados, en pocos minutos morirían 200.000.000 de personas, lo cual es cuatro veces la cantidad de las que murieron en la II Guerra Mundial. La enorme cantidad de heridos recibiría muy poca atención médica, si la hubiera, de los sobrecargados centros médicos.
◻ Tan solo un submarino estadounidense Trident está equipado con suficientes misiles nucleares como para bombardear 192 objetivos en diferentes lugares. Cada una de las explosiones sería ocho veces más poderosa que la de la bomba que estalló en Hiroshimaa.
◻ El arsenal nuclear del mundo tiene 2.600 veces más poder destructivo que el total de explosivos que se usó en la II Guerra Mundial.
Estas estadísticas son espantosas y subrayan la magnitud del problema.
Un proverbio africano dice: “Cuando los elefantes pelean, el césped también sufre”. Del mismo modo, las consecuencias de una guerra nuclear no solo afectarían a los combatientes. En un ensayo que se publicó recientemente en la revista Foreign Affairs, el científico Carl Sagan dijo que una guerra nuclear “pondría en peligro a todo sobreviviente del planeta. Realmente la humanidad está en peligro de extinguirse”.
[Nota a pie de página]
a Al tiempo de escribirse este artículo, la flota naval de los Estados Unidos tenía 36 submarinos estratégicos, equipados con 616 misiles que llevan más de 4.928 ojivas. La Unión Soviética tiene una flota naval similar.
[Diagrama en la página 3]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
El arsenal nuclear de hoy día tiene 2.600 veces más poder destructivo que el total de explosivos que se usó en la II Guerra Mundial
16.000 millones de toneladas
6.000.000 de toneladas