El mundo desde 1914
Quinta parte: 1943-1945 — La segunda guerra mundial... su encarnizada y ardiente conclusión
RAY rememora sus tiempos de colegial a comienzos de 1940 cuando él y su hermano solían ponerse cómodos frente al receptor de radio cada noche en su hogar de California para escuchar las noticias de las diez. La diferencia de horario entre California y Europa les permitía escuchar los informes de los bombardeos que habían tenido lugar esa misma noche sobre Alemania. Para esos dos jóvenes el tratar de localizar Essen, Berlín, Stuttgart, Hamburgo y otras ciudades alemanas en el gran mapa de Europa que tenían extendido ante ellos en el suelo, llegó a convertirse en una costumbre de cada noche.
Mientras tanto, los jóvenes alemanes se iban enterando de la guerra de una forma más directa. Su costumbre de cada noche era tratar de conciliar el sueño en los tristes confines de los refugios antiaéreos. Por segunda vez en menos de treinta años, a Alemania se la estaba obligando a doblegarse. En un periódico alemán apareció tiempo después el siguiente comentario: “Lo que hasta entonces se había temido, ahora se puso de manifiesto... a más tardar durante el invierno de 1942 a 1943: Alemania ya no podía ganar una guerra que se había perdido desde hacía tiempo”.
Fuego procedente del cielo
Las bombas de los ejércitos aliados que caían como fuego procedente del cielo ayudaron a los alemanes a convencerse de que la derrota era inevitable. Se calcula que durante la guerra casi una vivienda de cada cinco del país fue destruida o sufrió tantos desperfectos que quedó inhabitable. Más de un millón de civiles perdieron la vida o resultaron gravemente heridos, y entre siete y ocho millones quedaron sin hogar.
Mientras las noticias procedentes de los frentes de la guerra fueron buenas y mientras las personas no se vieron obligadas a pasar la noche en refugios antiaéreos, la mayor parte de ellas estuvo dispuesta a apoyar tácitamente a Hitler y su política. Pero como explica el periódico alemán Süddeutsche Zeitung: “Cuando comenzaron a amontonarse las malas noticias, hubo un punto de viraje”. Un informe del servicio secreto alemán fechado el 9 de agosto de 1943 reconoció que la guerra aérea estaba surtiendo efecto. En él se decía que las personas “confrontadas con el problema aparentemente insoluble de la supervivencia”, ahora se estaban planteando la pregunta que no se habían hecho hasta ese momento: “¿Por qué?”. Los movimientos clandestinos cuyo propósito era derrocar a Hitler o bien obligarle a pedir la paz, recibieron nuevo apoyo. Se intentó infructuosamente asesinarlo varias veces, entre estas el conocido atentado del 20 de julio de 1944.
Se hicieron cada vez más frecuentes las expresiones de descontento a puerta cerrada, que a menudo se expresaban de modo humorístico. Por ejemplo, uno de los relatos decía que un habitante de Berlín y otro de Essen hablaban acerca de la cuantía de los daños que las bombas habían causado a sus respectivas ciudades. El berlinés dijo que el bombardeo de Berlín había sido de tales dimensiones que durante cinco horas después de haber terminado siguieron cayendo cristales de las ventanas de las casas. A esto el habitante de Essen respondió: “Eso no es nada. Después del bombardeo de Essen, estuvieron saliendo disparadas por las ventanas fotografías del Führer durante dos semanas”.
A medida que se acercaba la esperada invasión de Europa por parte de las fuerzas aliadas, estas intensificaron su bombardeo sobre Alemania, al que llamaron “Pointblank”. Esta ofensiva continuó hasta el mismo fin de la guerra, y uno de los bombardeos más controvertidos de la guerra no tuvo lugar sino hasta febrero de 1945. El periódico alemán Stuttgarter Zeitung informa: “Al principio se consideró como objetivo Berlín. Luego se decidió escoger una ciudad que hasta ese entonces hubiese permanecido prácticamente intacta [...], la ciudad de Dresde. [...] La magnitud de la destrucción, como un anticipo de la de Hiroshima, hizo a este bombardeo diferente de todos los demás”. El semanario Illustrierte Wochenzeitung añade: “Dresde, una de las ciudades más bellas de Europa, se convirtió en una ciudad muerta. Ninguna otra ciudad de Alemania fue bombardeada tan sistemáticamente hasta quedar reducida a ruinas”.
Compárense las descripciones de dos testigos oculares de este bombardeo en el recuadro adjunto. Luego pregúntese: ¿Podría algo describir más gráficamente la crueldad y locura de la guerra?
Así pues, antes de la época de “la guerra de las galaxias”, ya era evidente que los cielos encerraban otros peligros aparte de las inclemencias del tiempo. ¡Cómo evoca esto lo que Cristo Jesús profetizó acerca de los últimos días!: “Y habrá escenas espantosas, y del cielo grandes señales. [...] También, habrá señales en el sol y en la luna y en las estrellas”. (Lucas 21:11, 25; compárese con Revelación 13:13.)
Un arma secreta que no logra traer la paz
Después de expulsar a las potencias del Eje del norte de África, los aliados invadieron Sicilia en julio de 1943. En septiembre ya estaban en la península italiana. El gobierno italiano, que en el ínterin había depuesto a Mussolini, capituló. En octubre, dicho gobierno llegó a declararle la guerra a Alemania, su anterior aliada.
A finales de ese mismo año, Hitler, previendo una invasión procedente del oeste, hizo regresar a una parte de las tropas que tenía en el este. Era imperativo que él mantuviese el control de las costas septentrionales de Francia y Bélgica, puesto que desde allí se proponía lanzar lo que, según él creía, cambiaría de nuevo el curso de la batalla a su favor... ¡Un arma secreta!
¿De qué podría tratarse? Supuestamente dicha arma era capaz de arrasar en muy poco tiempo a una ciudad del tamaño de Londres. El rumor que circulaba en el mes de diciembre del año 1943 era que se les había dicho a los habitantes de las regiones occidentales de Alemania que estuviesen preparados para permanecer sesenta horas en los refugios antiaéreos. Luego, después de que el arma secreta de represalia hubiese cumplido su propósito, las personas podrían salir a un mundo de paz bajo un régimen nazi.
Pero a primeras horas de la mañana del 6 de junio de 1944, antes de que el arma secreta de Hitler fuese usada, las tropas aliadas desembarcaron en Normandía, tomando por asalto las playas francesas. Los ejércitos de Hitler se vieron ahora acosados desde el este, el oeste y el sur. Una semana después, el 13 de junio, Hitler atacó con su prometida arma secreta. En realidad, eran dos armas. Una de ellas era una bomba volante denominada V-1, y la otra, el proyectil teledirigido V-2, precursor de los modernos misiles balísticos de largo alcance. La letra “V” era la inicial de la palabra alemana Vergeltungswaffen, que significa “armas de represalia”. Desde entonces, y hasta el siguiente mes de marzo, siguieron lanzándose estas bombas sobre Gran Bretaña y Bélgica, causando más de veintitrés mil heridos graves, entre ellos varios miles de muertos. Pero pronto se hizo evidente que el arma secreta de Hitler llegaba demasiado tarde y tenía poco que ofrecer.
También era obvio que Hitler quería culpar a otros de su derrota. Algunas de las últimas palabras que escribió fueron las siguientes: “Muchas personas han abusado de mi confianza. La deslealtad y la traición han socavado la resistencia durante toda la guerra”. Demostró que eso era lo que creía al expulsar del partido y destituir de su cargo a sus anteriores camaradas Hermann Göring y Heinrich Himmler, puesto que ahora los consideraba traidores. Pero en realidad, según Sebastian Haffner, un periodista alemán y autor galardonado, fue Hitler mismo el “traidor deliberado”. No deben minimizarse jamás el grado y gravedad de las atrocidades de Hitler en contra de otras naciones o grupos, pero “cuando se considera de manera objetiva —sigue diciendo Haffner— la que resultó más perjudicada a causa de Hitler fue Alemania”.
Hitler se suicidó el 30 de abril de 1945 en su refugio subterráneo de Berlín, al tiempo que se libraba una encarnizada batalla para obtener el control de la ciudad. Según sus instrucciones, fue incinerado en el jardín de la cancillería. Tanto Hitler como su delirio de grandezas se convirtieron en humo.
Algo peor que Dresde
Mientras tanto, los aliados conseguían victorias notables en la guerra contra Japón. Su plan de tomar isla tras isla hasta llegar a la isla principal japonesa era sencillo, pero llevarlo a cabo era difícil, y además, sumamente costoso. Se calculaba que una invasión de las islas principales japonesas significaría como mínimo más de medio millón de muertos por parte de los aliados, y probablemente muchos más por parte de los japoneses. ¡Si hubiera un medio más rápido para poder terminar con la guerra! ¿Podría lograrlo el arma secreta que estaban desarrollando los Estados Unidos?
Antes del estallido de la segunda guerra mundial, Albert Einstein había informado al presidente de los Estados Unidos que los científicos alemanes estaban investigando la posibilidad de utilizar energía atómica en los armamentos. Einstein puso sobre aviso al presidente de que si los alemanes lo conseguían, poseerían un tremendo poder que podría usarse militarmente para conseguir sus fines. Para contrarrestar este peligro, el Departamento de Guerra de los Estados Unidos puso en marcha en 1942 un proyecto que llegó a conocerse después como el Proyecto Manhattan, y que tenía como propósito desarrollar una bomba atómica.
Por primera vez, el 16 de julio de 1945 se consiguió hacer explotar una bomba de tales características en Nuevo México. Era demasiado tarde para usar esta arma secreta en Europa, pero no para usarla en Asia.a De modo que el día 6 de agosto se arrojó una bomba atómica sobre Hiroshima, Japón, y tres días después, otra sobre Nagasaki. Si el ataque sobre Dresde había sido objeto de polémica, ¡cuánto más lo fueron esas dos destrucciones! Algunas personas dicen que fueron justificadas, desde el punto de vista de que probablemente a largo plazo salvaron centenares de miles de vidas. No obstante, otros han indicado que una explosión de prueba efectuada sobre una zona no habitada podría haber sido suficiente como para obligar al Japón a rendirse. De todas formas, el Japón, dándose cuenta de que la situación era desesperanzada, capituló. ¡La guerra finalmente había terminado!
Dando respuesta a la pregunta: “¿Por qué?”
A los que los aliados consideraron los principales responsables del estallido de la guerra y su continuación se les juzgó por crímenes de guerra. Los que resultaron culpables fueron castigados.b El nazismo ciertamente había perpetrado algunas de las más horribles atrocidades de toda la historia. Pero, ¿qué factores pudieron haber llevado a todo esto? El historiador suizo Walter Hofer, comentando acerca de la subida al poder del nazismo, afirma que “generalmente se distorsionan las respuestas demasiado sencillas a las preguntas históricas; en este caso, sucede especialmente así, —y añade— sin las enormes consecuencias de la guerra total y el ambiente militar que existió entre 1914 y 1918, habrían sido inconcebibles la gobernación e ideología nacional socialista”.
Esto apoya el argumento de que las catastróficas condiciones mundiales que han existido durante la mayor parte de este siglo pueden originarse en los sucesos acaecidos entre 1914 y 1918. Según la cronología bíblica, este fue el tiempo cuando “el que es llamado Diablo y Satanás, que está extraviando a toda la tierra habitada”, fue arrojado de su posición celestial de gobernación sobre las naciones. “Fue arrojado abajo a la tierra”, dice el escritor bíblico, que entonces da la siguiente advertencia: “¡Ay de la tierra [...], porque el diablo ha descendido a ustedes, teniendo gran cólera, sabiendo que tiene un corto espacio de tiempo”. (Revelación 12:9, 12; compárese con Rev 11:18.)
La primera guerra mundial fue una expresión de la cólera del Diablo, tal como lo fue la segunda. Por lo tanto él es la causa básica de ambas guerras y de todas las calamidades que causaron. Es comprensible que a muchas personas se les haga difícil superar sentimientos negativos hacia los alemanes a causa de Auschwitz, o hacia los japoneses a causa de Pearl Harbor. Por otra parte, algunos pueden tener los mismos sentimientos contra los británicos a causa de Dresde, o contra los americanos a causa de Hiroshima. Los odios nacionales así como los personales tardan mucho en desaparecer. Pero no deben afectar el modo de pensar del cristiano, cuyos sentimientos negativos deben dirigirse más bien contra Satanás el Diablo.
Pronto el Reino de Dios destruirá al Diablo y solucionará todos los problemas de la humanidad. Estas son las buenas nuevas que los testigos de Jehová, cuyas filas aumentaron de 71.509 en el año 1939 a 141.606 en 1945, querían predicar de una manera más amplia ahora que la segunda guerra mundial había terminado. “La prosperidad engañosa en medio de una paz ficticia” no les iba a impedir que lo hiciesen. Lea acerca de ello en nuestro próximo número.
[Notas a pie de página]
a Si Hitler hubiese resistido durante otros tres meses, Alemania hubiese tenido la controvertible distinción de ser el primer país sobre el cual se hubiese hecho estallar una bomba atómica.
b De los 22 nazis prominentes que fueron procesados en los juicios de Nuremberg, 12 fueron sentenciados a muerte, solo tres fueron absueltos, y los demás recibieron sentencias de prisión que variaban entre diez años y cadena perpetua.
[Fotografías en la página 18]
Preparación de un proyectil alemán V-1 (derecha) y proyectil teledirigido V-2 (abajo) empleados en la segunda guerra mundial
[Reconocimiento]
Museo Imperial de la Guerra, Londres
[Reconocimiento en la página 19]
Fotografía de la Fuerza Aérea de los EE.UU.
[Recuadro en la página 17]
Un monumental mar de llamas
“La entera ciudad de Dresde se estremecía. Las bombas incendiarias esparcían gasolina y fósforo como lluvia. Las llamas procedentes de los edificios lamían las calles, incendiando el asfalto y haciendo que los raíles de los tranvías se pusieran al rojo vivo. Era un inmenso mar de llamas de cuatro kilómetros [2,7 millas] de ancho y siete kilómetros [4,5 millas] de largo. Setenta mil personas murieron quemadas vivas, destrozadas por las bombas, aplastadas por los muros que se desplomaron o asfixiadas por el humo. El impresionante remolino de fuego que se produjo hizo saltar todo por los aires... sí, incluso la gente era lanzada al aire en espirales de fuego. Había un depósito de agua de tres metros en cuadro en la vieja plaza del mercado. Las personas enloquecidas se lanzaron al agua como última esperanza, solo para hallar la muerte ahogadas o asfixiadas; pocos salieron con vida. Solo se recuperaron cadáveres carbonizados. Era imposible enterrar a tantos muertos; así que sencillamente se les apilaba en montones, se les rociaba con gasolina y se les prendía fuego; los montones ardieron durante días. Nuestra casa fue completamente consumida por el fuego. También perdimos a nuestra querida Josie y a su hijito de cinco años.”— H, y S. M., residentes de Dresde
“Desde el aire la ciudad tenía un aspecto muy hermoso, iluminada [...] en el centro por incendios de diferentes colores. [...] En realidad no me pareció tan horrible, debido a su grotesca belleza.”— Piloto no identificado de un bombardero de la Royal Air Force (Real Fuerza Aérea británica)
[Recuadro en la página 20]
Otros temas que fueron noticia
1944: El Papa solicita a las naciones beligerantes que se abstengan de
bombardear Roma
1945: Se establece la Organización de las Naciones Unidas para mantener la paz
y seguridad internacionales
Se funda CARE (siglas en inglés para Cooperativa de Ayuda Americana a
otros países) para enviar alimento, ropa y medicinas a Europa a medida que
florece el mercado negro.
Durante los últimos meses de la segunda guerra mundial, 13 países más,
siete de ellos sudamericanos, le declaran la guerra a Alemania
Llega a constituirse ley en Francia el derecho de las mujeres al voto
Una revolución incruenta derroca al presidente Getúlio Vargas tras 15 años
de gobernación en Brasil