Los jóvenes preguntan...
¿Puedo ser feliz siendo hijo único?
“¡ODIO esta situación, sí, la odio!”, gritó Sue Ann de dieciséis años. Pero Al, que es dos años más joven, dijo: “Me gusta ser hijo único”.
Por supuesto, ambos tenían sus motivos. Pero, ¿podría ser que Sue Ann exagerase los inconvenientes, mientras que Al se fijase principalmente en las ventajas? ¿Cómo consideras tú esta situación, especialmente si eres hijo único? ¿Te sientes como Sue Ann o como Al? ¿O quizá un poco como ambos?
Trata de comprender la razón
Una familia con un hijo único no suele ser lo corriente en el mundo. Pero en algunos países, particularmente en Norteamérica y Europa, el índice de natalidad ha descendido tanto que eso es lo que les tocará ser a millones de niños que nazcan. En China, donde desde 1979 se ha llevado a cabo un programa drástico de control de la natalidad, se calcula que hay 35.000.000 de familias que solo tienen un hijo. Mientras que a algunos hijos se les hace difícil aceptar esta situación, Elke, una joven que se crió como hija única, dice que le fue de ayuda conocer el porqué. “Entendí —dijo ella— los motivos que tenían mis padres, y creo que esto es importante para que un hijo único se sienta feliz y satisfecho.”
Los motivos pueden ser sociales, de salud, o de cualquier otra índole personal. O podría sencillamente deberse a causas económicas. ¿Sabías que, por ejemplo, en Gran Bretaña o los Estados Unidos el coste implicado en criar a un hijo hasta que llega a ser adulto puede ascender a más de cien mil dólares? Multiplica esta cifra por dos, tres, o cuatro veces, y comprenderás por qué algunos padres dicen que con ‘uno es suficiente’.
Prescindiendo del motivo, no es preciso que un hijo único se sienta indebidamente preocupado por su futuro. Un estudio que publicaron en 1954 los educadores Cutts y Moseley reveló que, al parecer, un hijo único no resulta ser muy diferente de otros niños. Y más recientemente, la doctora Alice Loomer, en un artículo que escribió para la revista Parents’ Magazine, dijo que aunque ser hijo único afectará al niño, “más importante que el hecho mismo de ‘ser único’ es cómo se conjugan todas las circunstancias de la vida de un niño para convertirle en la persona única que es”.
Obviamente, ya que tú no puedes cambiar la situación, el secreto de la felicidad radica en que disfrutes de las ventajas de ser hijo único, y le restes importancia a sus inconvenientes. Mejor aún, intenta beneficiarte de esos inconvenientes. ¿Cómo?
Convierte en positivas las cosas negativas
FALTA DE COMPAÑERISMO. El tener hermanos y relacionarte con ellos te enseña que cada persona es diferente y que uno debe aprender a respetar el modo de pensar de otros. También puede ayudarte cuando asistas a la escuela, haciéndote más fácil el relacionarte con otros niños. Pero si en el hogar no tuvieses con quién asociarte, entonces has de buscar compañerismo en otro lugar. De otro modo te sentirás muy solo y podrías tender a retraerte, convirtiéndote en un solitario. Esto es algo que debes evitar, pues como advirtió un rey sabio de la antigüedad: “El que se aísla buscará su propio anhelo egoísta; contra toda sabiduría práctica estallará”. (Proverbios 18:1.)
En realidad, tu situación te permite escoger tus propios “hermanos” y “hermanas”; por supuesto, contando con la aprobación de tus padres. Al, el joven que hemos mencionado antes, ve en esto una verdadera ventaja; él dice: “Veo que mis amigos tienen hermanos mal educados, se odian entre sí y siempre están peleándose. ¡Qué barullo!”. Por supuesto, esto no sucede en todas las familias, pero probablemente sucede con suficiente frecuencia como para que sea una razón que merezca ser considerada.
Al tener menos asociación dentro del hogar, dispondrás de más tiempo para estudiar, meditar, o para desarrollar ciertas habilidades. Muchos hijos únicos han superado la falta de compañerismo o los sentimientos de soledad, convirtiéndose en lectores ávidos. Tal vez sea por eso, y no sin razón, que al hijo único se le considera a menudo un niño precoz, con mayores probabilidades de desarrollar un vocabulario extenso, y que puede sobresalir en los estudios.
DEMASIADA ATENCIÓN. Según Thomas, para él esto es una ventaja; él dijo: “Al ser hijo único mis padres me prestaban toda su atención”. Naturalmente, prestar excesiva atención a un hijo puede hacer de él un consentido y convertirlo en una persona egocéntrica. Por otra parte, el exceso de atención podría llegar a ser opresivo. Pero mirándolo desde un punto de vista positivo, si crees que tus padres tienen poco tiempo para ti —como muchos hijos creen— sería mucho peor si tuvieses que compartir a tus padres con varios hermanos. En realidad, la atención indivisa de tus padres puede ayudarte a madurar más rápidamente, a desenvolverte bien entre personas adultas, y a conversar fácilmente con ellas a su nivel.
CONTACTOS SOCIALES. Una de las razones por las cuales Sue Ann se lamenta de ser hija única es la siguiente: “Cuando eres hija única no tienes contactos. [...] Es muy difícil citarse con alguien. Tienes que salir con el amigo del amigo de tu mejor amiga, o lo que salga. [...] Lo que me hace falta son hermanos, hermanos mayores”. Sin embargo, es prudente que esperes hasta que tengas edad suficiente para casarte antes de concertar citas. Y si lo que deseas es compañerismo, recuerda que los contactos sociales también sirven para cultivar buenas amistades. Por otra parte, el no tener relaciones sociales con miembros del sexo opuesto durante los años susceptibles de la adolescencia no es necesariamente algo perjudicial. En nuestro mundo actual dado al placer y saturado de sexo, hasta pudiera ser una protección.
Piensa en otros
Como hijo único quizá estés de acuerdo con Jay, quien se expresó así: “Es agradable porque no tengo que compartir mi ropa, el coche ni ninguna otra cosa”. Puede que sea agradable, pero a la larga lo que te va a producir mayor felicidad es aprender a compartir, incluso cuando no tengas necesidad de hacerlo. Es cierto que quizás no tengas hermanos con quienes compartir, pero probablemente tengas primos u otros parientes. Y seguramente tienes amigos. Y, además, ¿por qué no compartir con tus padres?
Pedro aprecia el tiempo que pasaron sus padres enseñándole a hacer trabajos manuales: “Confeccioné muchas cosas, todo cuanto se me ocurría, y luego las regalaba”, dice, “y esto me enseñó que uno puede hacer felices a otros, y como consecuencia, ser el más feliz de todos”. Sí, el axioma: “Hay más felicidad en dar que en recibir”, es una verdad innegable. (Hechos 20:35.)
Sé consciente de las necesidades de otros. ¿Puedes dirigirle a alguien unas palabras de estímulo? ¿Puedes ayudar a alguien que tenga dificultades económicas? ¿Puedes hacerle los recados a alguna persona enferma o de edad avanzada? Si eres testigo de Jehová, ¿compartes el conocimiento bíblico que tienes con otros, o ayudas a tus compañeros cristianos a asistir a las reuniones o a participar en la predicación?
Imita ejemplos positivos
La Biblia menciona a una joven que “era absolutamente la única hija”. ¿Sabes quién era? Abre la Biblia por el capítulo 11 del libro de los Jueces, Jue 11 versículos 29 al 40, y lee acerca de la hija de Jefté.
Al parecer la hija de Jefté no era una muchacha solitaria, puesto que la Biblia dice que tenía “compañeras”. Y ciertamente, tampoco era una muchacha consentida o egocéntrica. Cuando se le pidió que se sometiese a las condiciones del voto de su padre, estuvo dispuesta a poner los intereses de Dios por delante de sus deseos naturales, tales como casarse y ser madre. Muchos jóvenes de la actualidad están siguiendo su ejemplo.
Considera el caso de Thorsten, quien actualmente sirve de ministro de tiempo completo en una oficina sucursal europea de la Sociedad Watch Tower. Él dice: “Si hubiese tenido hermanos, probablemente no habría pasado por ciertos problemas. Pero, quizá nunca habría experimentado horas tan felices como las que pasé con mis libros, y tal vez no hubiese desarrollado el profundo aprecio que tengo ahora por la verdad, por los hermanos, y por el ministerio. A veces todavía me gusta estar solo. Pero no me siento solitario, debido a que he aprendido a mantenerme ocupado. Ya no soy un hijo único... por lo menos no del todo”.
Así que tú también puedes ser feliz aun siendo hijo único, al igual que la hija de Jefté y como Thorsten.
[Fotografía en la página 24]
A menudo echo de menos el no tener una hermana; sin embargo tengo ciertas ventajas