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¡Despertad! 1990
g90 22/1 págs. 25-27

¿Para qué sirven las algas?

Por el corresponsal de ¡Despertad! en Japón

PARA la mayoría de las personas las algas no son más que una incómoda materia viscosa con la que se enredan cuando van a la playa y no les deja disfrutar de ese momento de expansión. Sin embargo, ¿puede decirse que las algas no tienen ninguna utilidad?

En Japón las ven de un modo bastante diferente. Como el archipiélago japonés está bordeado por corrientes oceánicas calientes y frías, en sus aguas vive una gran variedad de algas para las que con el transcurso de los años los japoneses han encontrado muchos usos.

Más de diez mil especies

Una razón por la que se les pueden dar tantos usos es la enorme variedad de algas que existe: se han identificado más de diez mil especies. Medran en todo tipo de aguas, desde las heladas regiones polares hasta los calientes mares tropicales. Los científicos las consideran la forma más simple de la vida vegetal. Ya que las algas marinas absorben los minerales y el agua a través de toda su superficie, sus “raíces” únicamente cumplen el propósito de dispositivos de fijación. Sus hojas y tallos, denominados frondas, son blandos y flexibles, lo que les permite oscilar sin romperse de aquí para allá al compás de las olas como si representasen un espectáculo de ballet. Algunas algas marinas tienen unas pequeñas vacuolas en sus frondas que las mantienen a flote sobre la superficie del agua.

No obstante, sin salirse de estas características comunes, existe una infinita variedad de algas marinas. Algunas parecen tiernas hojas de lechuga, otras se asemejan a musgo velludo y otras a hermosos corales rojos. Las masas de sargazos pardos que flotan en el mar de los Sargazos, en el Atlántico Norte, son tan enormes que han dado lugar a leyendas sobre espantosos monstruos marinos y barcos perdidos, que despertaban gran temor en los marineros de tiempos antiguos.

Aunque las algas marinas pueden ser pardas, rojas o verdes, todas ellas contienen clorofila, la sustancia que les permite realizar el proceso de la fotosíntesis para producir su propio alimento. Se calcula que las algas marinas, incluidas las microscópicas, realizan la fotosíntesis unas diez veces más que todas las plantas terrestres juntas. No es extraño, pues, que un sinnúmero de criaturas marinas gusten de refugiarse en las colonias de algas marinas, pues allí encuentran un abundante suministro de oxígeno y alimento.

No solo para los peces

Las algas marinas no solo atraen a los peces. En Japón, cada año se sirven unas 200.000 toneladas de algas marinas como ingrediente de diferentes platos. “Los vegetales marinos tienen pocas calorías y son alimentos muy nutritivos que ayudan a promover la salud y la longevidad”, dice el libro Vegetables From the Sea (Vegetales del mar), de los autores japoneses Seibin y Teruko Arasaki. Dicho sea de paso, el hecho de que los escritores seleccionasen la expresión “vegetales marinos” en lugar de “algas marinas” es un claro indicativo de lo mucho que los japoneses aprecian estas plantas. Y ¿por qué no? Al fin y al cabo, en lo que tiene que ver con proteínas, minerales y vitaminas, no hay muchos otros alimentos que puedan compararse con estos ‘vegetales del mar’.

Considere, por ejemplo, una de las algas favoritas: la nori. Una vez procesada, esta alga marina tiene el aspecto de hojas de papel seco de color negro verdusco y desprende un aroma característico que la hace muy apreciada. Cada año se consumen unos 8.500 millones de esas hojas, lo que equivale a unas 70 hojas del tamaño de una cuartilla de papel de cartas por persona. ¿Qué tiene de extraordinario la nori? En seco, entre el 35% y el 40% de su composición son proteínas que se digieren con facilidad. Además contiene un buen caudal de vitaminas. Por ejemplo, en comparación con la espinaca, la nori tiene ocho veces más vitamina A, nueve veces más vitamina B1, quince veces más vitamina B2 y una vez y media más vitamina C. Es también uno de los pocos alimentos ricos en vitamina B12, y además contiene otros seis tipos de vitamina B.

Las algas marinas son más ricas en minerales que casi cualquier otro alimento. Se calcula que, en seco, entre el 7% y el 38% de la composición de las algas marinas consiste en “los minerales que necesitan los seres humanos, como calcio, sodio, magnesio, potasio, fósforo, yodo, hierro y cinc”. Por ejemplo, la wakame, otra de las algas preferidas de los japoneses, contiene trece veces más calcio que la leche. A los que padecen anemia les interesará saber que el contenido en hierro de las algas marinas comestibles supera entre dos y más de diez veces al de la yema de huevo o la espinaca. El yodo de las algas marinas puede ser la razón por la que los japoneses raras veces padecen de bocio, una enfermedad de la tiroides.

Todavía hay otros beneficios. Las fibras de las plantas marinas son más suaves que las de los vegetales terrestres, y eso hace que ayuden a regular el intestino. Por otra parte, los científicos japoneses han descubierto en las algas marinas la presencia de laminin, una sustancia que protege contra la hipertensión. También están investigando ciertos componentes de las algas marinas que, según las pruebas llevadas a cabo con animales, reducen el contenido de colesterol y de lípidos en la sangre.

Virtudes que pocos conocen

Aunque piense que nunca podría comer algas, cada vez que se traga una cucharada de helado o de yogur, vierte un chorrito de sirope de su sabor preferido sobre el postre o saborea su queso favorito, posiblemente esté tomándolas. Y eso no es todo, cada vez que utiliza alguna loción facial o pasta dentífrica o que se toma una pastilla de acción rápida, puede que también se esté beneficiando de la humilde alga marina.

Esto se debe a que las membranas celulares de la mayoría de las algas marinas pardas contienen una sustancia llamada algina o alginato, cuyas diversas propiedades muy especiales le confieren gran utilidad para una amplia gama de productos de consumo. Por ejemplo, es un buen estabilizador de emulsiones y suspensiones, por lo que se utiliza en alimentos blandos, cosméticos y productos farmacéuticos. Otro uso que se le da al alginato es para la fabricación de pinturas de base agua, materias textiles, papel, etcétera.

Otra virtud que pocos conocen es que puede producir gas metano mediante la fermentación de cierto tipo de alga conocido como kelp o varec, y los investigadores creen que hasta el 10% de las necesidades energéticas de Japón podrían satisfacerse si se aprovechase esta fuente de energía. Eso no es todo, los fabricantes de productos químicos destinados a la agricultura están investigando una sustancia que se encuentra en las algas marinas rojas y que, al ser completamente inocuo para el ser humano, es muy eficaz como insecticida. Por otra parte, la industria biotecnológica japonesa está desarrollando a partir del alginato un novedoso biopapel que puede utilizarse como piel artificial y además recibir otros usos médicos. Así que en la actualidad ya se están fabricando piensos, fertilizantes, antibióticos y un sinfín de otros productos a partir de las algas marinas.

Por lo tanto, la próxima vez que usted vea esta molesta materia viscosa sobre la arena de la playa o enredada en sus pies, trate de recordar que en estas humildes plantas marinas existe un caudal de propiedades a la espera de ser exploradas y utilizadas. Verdaderamente podemos decir que las algas marinas sirven para muchas cosas.

[Fotografías en la página 26]

Arriba: Sushi-temaki (Sushi enrollado a mano) con carne de erizo de mar en el centro

A la izquierda: Nori, alga que se utiliza mucho en el sushi, uno de los platos favoritos de los japoneses

[Recuadro en la página 27]

Deliciosas maneras de probar las algas

En las tiendas de productos alimenticios japoneses, coreanos o chinos, en las de productos de régimen o hasta en algunos supermercados importantes se pueden comprar diversas clases de algas. Por lo general, vienen en paquetes de hojas secas, aunque algunas tiendas las venden maceradas en salsa de soja. Las variedades más comunes se llaman wakame, nori y kombu.

La manera más sencilla de probar las algas wakame es añadiéndolas a la ensalada o la sopa. Lo único que hay que hacer es remojarlas en agua para desalarlas, cortarlas en trocitos pequeños y añadirlas al plato mezclándolas bien. Las algas marinas maceradas pueden añadirse al arroz cocido al vapor y también a otros platos.

El famoso sushi no es más que arroz con pepino, huevo o diferentes pescados o mariscos —atún, salmón, gambas, langosta, etcétera—, envuelto en un tipo de alga conocido como nori. Pero si comer pescado crudo le parece atrevido, pruebe queso o tiritas de pepino enrollado en hojas de nori maceradas.

A los niños les gustarán las crujientes algas kombu fritas. Quíteles la sal y sumérjalas en aceite a temperatura media durante uno o dos segundos o simplemente tueste trocitos pequeños de kombu hasta que queden crujientes.

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