“Tome drogas, hará feliz al Diablo”
¿Qué consecuencias puede tener en el cuerpo humano el uso de drogas “por placer”? Veamos el caso de Charles, quien tenía quince años cuando su hermana mayor lo introdujo en el hábito. Durante los siguientes quince años tomó marihuana, cocaína y heroína en diversas combinaciones. Cumplió condenas en gran número de correccionales por raterías y robo a mano armada. Su drogadicción le llevó a contraer el sida. Aturdido cuando se le dijo que era portador del virus del sida, contempló impotente como su cuerpo —alto, fuerte y musculoso— se iba consumiendo hasta no ser más que una simple sombra de lo que había sido. Lea su lamentable historia y luego pregúntese si merece la pena.
“SE DESTRUYE un cuerpo maravilloso. Y hay tantas cosas que uno se pierde por tomar drogas para ‘colocarse’. No puedo jugar con mi hija, no puedo jugar con ella a la pelota ni correr a su lado. He perdido la satisfacción de ver a mi único hijo varón crecer desde su infancia, dar sus primeros pasos y cosas como esas. No puedo llevar a mi esposa a bailar porque ya no soy capaz de hacerlo. Hay muchos deportes que ya no puedo practicar porque no solo tengo el cuerpo entumecido, sino que mis movimientos son lentos como los de un robot.
”Mis manos no me obedecen como antes. No puedo afeitarme ni arreglarme el bigote o cortarme el pelo como hacía antes. No puedo vestirme solo como antaño. Ni siquiera puedo abotonarme las camisas. No puedo ir al baño solo. A veces ni siquiera puedo sacarme una pestaña del ojo porque me resulta imposible manejar los dedos. Ya no puedo cocinar como antes. No me permiten ejercer mi oficio de alicatador y decorador debido al virus que he contraído con las drogas.
”Todos me tienen que atender. Soy como un niño. Mi cerebro no funciona como antes y me olvido de las cosas. Por ejemplo, tengo que pensar en el nombre de la persona que me cuida en casa. Mi esposa me repite las cosas una y otra vez, pero las olvido, y el problema es que cada vez estoy peor.
”Me duele todo, cada segundo del día. Es un dolor que puede hacer llorar hasta a un hombre fuerte, sin importar quién sea. Los calmantes que me dan son tan fuertes que me estropean el estómago y me ha salido una úlcera, así que no los puedo tomar siempre. La úlcera de estómago me sangra y escupo sangre por la boca al toser. Si me hago algún corte, temo que se me infecte. Tengo la piel muy delicada y ya no puedo forcejear ni jugar con mi hijo.
”Pensaba que tenía la partida ganada. Creía que después de quince años tomando drogas no me había pasado nada. Pero ahora tengo el virus del sida y no sé cuándo voy a morir.
”Así que si alguien quiere cambiar a Jehová por eso, que lo sepa, que tome drogas, hará feliz al Diablo, pues ese es uno de sus instrumentos.”
Cuando aceptó la verdad de la Palabra de Dios, Charles dejó las drogas y se bautizó como testigo de Jehová. Durante su estancia en el hospital predicó sin descanso a médicos, enfermeras y otros pacientes. No obstante, tres años y medio después de su bautismo, el 27 de enero de 1990, cuando contaba con treinta y siete años, Charles murió.