Los jóvenes preguntan...
¿Qué sentido tiene permanecer virgen?
LA VIRGINIDAD —afirma la escritora Lesley Jane Nonkin— ha venido a ser como los dientes de leche: ‘hay que perderla antes de los dieciocho años’.” Este tipo de declaraciones refleja la actitud permisiva e irresponsable de gran parte de la juventud respecto al sexo. En la actualidad se suele ver al joven virgen como algo fuera de lo común, un tipo raro. En una encuesta que se hizo a jóvenes, los muchachos admitieron que estaban “locos” por perder la virginidad y las muchachas vírgenes reconocieron que se sentían “anormales”.
Sin embargo, como mostró un artículo anterior,a Dios considera que la virginidad es lo correcto, la tiene en alta estima y condena las relaciones prematrimoniales por ser moralmente incorrectas y perjudiciales. (1 Tesalonicenses 4:3-8.) No obstante, como hay que enfrentarse a presiones muy intensas a fin de permanecer virgen, ¿qué razones tiene un joven para luchar de este modo? ¿Tiene alguna ventaja?
¿Es la manera de encontrar el amor?
Algunos jóvenes ven las relaciones sexuales simplemente como una manera de amar y ser amado. Por supuesto, es natural desear que nos quieran. Este deseo suele ser muy intenso en la juventud. El libro Coping With Teenage Depression (Cómo hacer frente a la depresión de la adolescencia) explica: “La disminución de la comunicación y la protección en muchas familias ha llevado a que los adolescentes busquen refugio e intimidad en otro lugar. En la actualidad muchas familias están muy ocupadas, tienen poco tiempo unos para los otros, para las actividades en común y para las confidencias. [...] Si el adolescente no logra hallar amor e interés en casa, [...] acudirá a las relaciones sexuales como último recurso para conseguir relaciones íntimas y probar que le quieren y le valoran”.
Este fue el caso de una joven llamada Ann, quien explica: “Muchos jóvenes creen que no los quieren, quizás porque sus padres no les hacen mucho caso, y por eso sienten la necesidad de que los amen o de tener a alguien cerca. Ese fue mi caso. Recurrí a un muchacho en busca de cariño”.
Sin embargo, el amor de verdad “no se porta indecentemente [y] no busca sus propios intereses”. (1 Corintios 13:4, 5.) Las relaciones sexuales en el contexto de un matrimonio honorable cumplen con un propósito digno y hermoso (Génesis 1:28; Proverbios 5:15-19), pero fuera de él no suelen ser más que un sedante para los traumas emocionales, un modo de evadirse de las presiones o de potenciar un ego inseguro, una reacción a la presión de los compañeros o una oportunidad de disfrutar de las intimidades del matrimonio sin aceptar sus responsabilidades. El doctor Louis Fine explicó: “En general, la conducta sexual durante la primera fase de la adolescencia es hostil, iracunda y autodestructiva; no brota del cariño, del compartir o de los sentimientos”. (After All We’ve Done for Them”—Understanding Adolescent Behavior [“¡Después de todo lo que hemos hecho por ellos!” Análisis del comportamiento del adolescente].)
Ann comprobó por experiencia que estas afirmaciones eran ciertas: “Cuando me quedé embarazada, comprendí que mis padres sí se interesaban en mí y me querían. Estuvieron a mi lado durante el embarazo; el muchacho en quien busqué cariño, en cambio, me abandonó”.
Aun cuando no dejen secuelas amargas, como el embarazo, las relaciones ilícitas suelen producir dolor y vacío. “Algunas jóvenes creen que sus amigos se aprovechan de ellas con la amenaza de dejarlas si rehúsan mantener relaciones sexuales, y si acaban accediendo, al final suelen sentirse igual, sobre todo si la relación concluye o si persiste con una base puramente carnal.” (The Private Life of the American Teenager [La vida privada del adolescente estadounidense].)
Relaciones cuando se es muy joven para casarse
Algunos creen que las relaciones sexuales pueden ayudar a que la pareja estreche sus lazos. Pero, ¿qué sentido tiene estrecharlos si son demasiado jóvenes para casarse? El resultado puede ser un trauma emocional cuando se produce la inevitable ruptura. El escritor Clayton Barbeau menciona: “La adolescencia es el período en el que te formas y descubres tu identidad”. Además, plantea esta pregunta: “Si no sabes quién eres, ¿cómo vas a querer y, por consiguiente, a conocer, a otra persona?”. (How to Raise Parents [Cómo criar a los padres].)
Por otra parte, las relaciones sexuales durante el noviazgo no fomentan la comunicación significativa, sino que la suprimen. Al mismo tiempo, el sentimiento de culpabilidad puede contribuir a que la pareja se separe. (Romanos 2:15.) Una joven confesó: “Mi culpabilidad ahondó la brecha en la relación. Le tenía aversión [a mi amigo] por haberme hecho sentir tan mal conmigo misma. Tenía tanta vergüenza, que ni siquiera podía mirar a mis padres a la cara”. Otra joven se lamentó: “Arrojé por la borda todo aquello en lo que creía, mis valores, mi amor propio y mi buena conciencia, todo por sentirme querida”.
El escritor Clayton Barbeau resume bien estas ideas: “Creo que los adolescentes que juegan con el sexo son como niños con nitroglicerina en las manos”.
¿La clave del matrimonio feliz?
Aunque algunos jóvenes creen que la experiencia sexual los preparará para el matrimonio, los hechos muestran lo contrario. En primer lugar, los problemas conyugales íntimos suelen deberse a factores emocionales, no a falta de experiencia sexual. Si las relaciones logran algo, es deteriorar el matrimonio, pues eliminan el respeto mutuo y enseñan a la pareja a basar su relación principalmente en el físico y a descuidar la comunicación íntima. El libro Building a Successful Marriage (Cómo conseguir un matrimonio feliz) explica: “Las relaciones prematrimoniales se centran forzosamente en el aspecto físico, caracterizado más por el egoísmo que por la entrega”. La concepción egoísta de las relaciones a la larga produce infelicidad conyugal. La satisfacción surge cuando el matrimonio sigue los principios bíblicos y se interesa más en dar que solo en recibir. (1 Corintios 7:3; compárese con Hechos 20:35.)
El libro Why Wait Till Marriage? (¿Por qué esperar a casarse?) indica otro problema: “No se puede esperar que los hombres y las mujeres que son permisivos antes de casarse cambien por arte de magia después de la boda. Con pocas excepciones, reaccionan a sus impulsos sexuales igual que antes de la boda”. El libro concluye: “Si le importa la fidelidad matrimonial, reconozca que va enlazada con la fidelidad prematrimonial”. Si te mantienes virgen hasta casarte, podrás cultivar fuerza moral para obedecer este mandato bíblico: “Que el matrimonio sea honorable entre todos, y el lecho conyugal sea sin contaminación, porque Dios juzgará a los fornicadores y a los adúlteros”. (Hebreos 13:4.)
Un artículo de una prestigiosa revista médica presenta la siguiente conclusión: “Queda claro que las personas vírgenes tienen una mayor probabilidad de ser felices en su matrimonio, pues suelen poseer otras virtudes, como un mayor sentido del deber, una mayor capacidad de posponer la gratificación, más interés en cumplir con las reglas y otras características parecidas”. Por ello, los que cometen la insensatez de perder la virginidad lo lamentarán.b Una joven dijo al respecto: “Tengo catorce años y he perdido la virginidad. Lo lamento de todo corazón. Siento una profunda pena dentro de mí, pues quería ser la mujer virgen que mi futuro esposo desearía”.
No te hagas mal a ti mismo
Finalmente, hay otra ventaja de la virginidad que debes tener en cuenta. Como muestra la Biblia, los que desoyen las leyes de Dios están “haciéndose mal a sí mismos como paga por hacer el mal”. (2 Pedro 2:13.) ¿En qué sentido podrían hacerte mal las relaciones prematrimoniales? Examina, por ejemplo, lo que dijo un artículo de la revista Seventeen: “Los que investigan el sida afirman que les preocupa lo que parece ser una incidencia cada vez mayor del virus del sida entre los adolescentes”. Pese a la publicidad que se da a esta enfermedad mortífera, un estudio revela que “solo un tercio [de los jóvenes encuestados] había alterado su conducta sexual por miedo a la enfermedad”.
Estos jóvenes tampoco se dan cuenta de que la conducta inmoral puede traer como resultado embarazos; multitud de enfermedades de transmisión sexual, además del sida; trauma emocional; conciencias intranquilas, y, lo que es peor, que se dañe la relación con Dios. No te hagas mal a ti mismo. Proverbios 14:16 dice: “El sabio teme y se aparta de lo malo”. No te creas el cuento del “sexo seguro”. En lo que a Dios respecta, las únicas relaciones seguras y aceptables se limitan al matrimonio. Hasta ese momento, guarda como un tesoro tu virginidad y no dejes que nadie te avergüence por ello ni te persuada a perderla.
[Notas a pie de página]
a Véase el número del 22 de marzo de 1992 de ¡Despertad!
b A las personas que han perdido la virginidad en una violación, ya sea en la niñez o en la edad adulta, les consolará saber que Dios las sigue considerando “sin culpa e inocentes”. (Filipenses 2:15.) Asimismo, a los que hayan cometido fornicación antes de conocer los principios bíblicos les confortará saber que han sido “lavados” a la vista de Dios al ejercer fe en el sacrificio de Jesús. (1 Corintios 6:11.) El cristiano que cae en la inmoralidad, pero se arrepiente de corazón y se recobra del pecado, también puede tener una posición acepta ante Dios. Los cónyuges amorosos y comprensivos suelen estar dispuestos a perdonar en estos casos.
[Fotografía en la página 26]
Muchas personas que han perdido la virginidad antes de casarse sienten que se han aprovechado de ellas