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¡Despertad! 1994
g94 22/4 págs. 20-23

¿En qué consiste el disco compacto?

DESDE su comercialización, a principios de los años ochenta, se ha aclamado al disco compacto digital de lectura láser como el avance más importante en la grabación sonora desde que en 1877 Edison inventó un fonógrafo que registraba el sonido en un cilindro de papel de aluminio, o desde la aparición del sonido estereofónico en los primeros años de la década de los sesenta.

Un informe publicado en la revista Billboard muestra que en 1992 se fabricaron en Estados Unidos 414 millones de discos compactos y solo 22 millones de discos de vinilo. La diferencia es tan extraordinaria que algunas compañías discográficas ya no producen discos de vinilo. No obstante, este pequeño disco brillante sigue siendo un misterio para muchas personas. ¿Qué es el sonido digital? ¿Es tan bueno como se dice? ¿Cómo funciona un disco compacto? ¿Puede utilizarse tecnología similar para almacenar y consultar bibliotecas de información, como, por ejemplo, de La Atalaya y ¡Despertad!?

¿En qué consiste la grabación digital?

Para comprender qué es la grabación digital, primero necesitamos tener alguna noción del funcionamiento de la antigua grabación analógica. En el conocido disco de vinilo, la música se graba en un surco continuo y ondulado a la manera de un reflejo o reproducción análoga de la onda sonora. La reproducción de la música se consigue colocando la aguja del tocadiscos en el surco del disco mientras este da vueltas. La aguja sigue el surco y vibra con su movimiento. Esto genera sucesivamente una minúscula señal eléctrica que es una reproducción del sonido que captó el micrófono en el estudio de grabación. Luego se amplifica la señal, y ya tenemos música.

El sistema de grabación digital es diferente. Un grabador digital recoge y mide la magnitud de la señal sonora a intervalos muy precisos —varias decenas de miles de veces por segundo— y graba los valores obtenidos en forma de números, o dígitos. Dichos valores se registran en código binario, el lenguaje de las computadoras, formado únicamente por ceros y unos. Esta secuencia de dígitos se procesa en una computadora y se almacena, por lo general en una cinta. Para reproducir el sonido, una computadora lee los dígitos y crea una señal similar a la original. Esta señal se amplifica y, de nuevo, tenemos música.

Este proceso se ve menos afectado por las limitaciones de los sistemas de grabación y fabricación que la grabación analógica. Como resultado, se reducen los ruidos y la distorsión del sonido, y son menos los factores que disminuyen la calidad de la grabación. Además, la información digitalizada se puede almacenar en un formato muy compacto y de fácil acceso. Se pudiera decir que la grabación digital es el resultado natural de una combinación de una computadora y un magnetófono.

Las compañías discográficas llevan muchos años realizando grabaciones digitales en sus estudios. Pero el equipo de reproducción del sonido es demasiado complejo para incorporarlo a un aparato doméstico. El verdadero avance de la grabación digital en lo que se refiere a los consumidores se conseguiría con un sistema de reproducción económico y técnicamente asequible al usuario de término medio. El resultado es el disco compacto digital (conocido por sus siglas en inglés: CD) y el lector láser para la reproducción del sonido.

Los números binarios, o bits, quedan codificados en una serie de depresiones microscópicas y partes planas sobre la superficie de un disco de plástico de tan solo 120 milímetros de diámetro, revestido de aluminio brillante y protegido por una capa de laca. La música suena cuando se introduce el disco plateado en un lector de discos compactos. La secuencia de las depresiones no las lee una aguja, sino un rayo láser cuidadosamente enfocado sobre el disco. El haz de luz se dispersa cuando encuentra las diminutas cavidades, pero al golpear la superficie plana, se refleja y es recogido en un sensor. Las depresiones y partes planas de la superficie del disco compacto se reconvierten de esta manera en impulsos eléctricos que el sofisticado circuito electrónico del lector puede descifrar.

¿Es tan bueno como dicen?

¿Es cierto que el disco compacto es mejor que el de vinilo? Veamos: como el disco compacto emplea un haz de luz en vez de una aguja de diamante, no se produce desgaste, sin importar el número de veces que se utilice el disco. Incluso los pequeños arañazos y marcas en la superficie del disco no perjudican la calidad del sonido, pues el rayo láser está enfocado hacia las cavidades y no hacia la superficie exterior. Los molestos ruidos con que todos los usuarios de elepés (discos de vinilo de larga duración) se encuentran tan familiarizados son ya cosa del pasado. Todas estas características dotan al disco compacto de una durabilidad que un elepé no puede igualar. En teoría, un disco compacto que haya sido fabricado y cuidado correctamente debería durar para siempre.

La mayor duración de la grabación en el disco compacto y el que su tamaño sea más pequeño son otros factores a su favor. Se puede escuchar más de una hora de música sin necesidad de levantarse para dar la vuelta al disco. También es más fácil de manejar y guardar, pues el tamaño del disco compacto es menos de la quinta parte del de vinilo. Por si fuera poco, el hecho de que los lectores de discos compactos funcionen de la misma manera que una computadora, hace que muchos de ellos se puedan programar para escuchar y repetir ciertas secciones del disco en la secuencia que se prefiera. Algunos disponen de funciones de búsqueda que permiten hallar rápidamente un fragmento determinado de una canción. Tales ventajas convencen a muchos consumidores.

¿Qué se puede decir de la calidad del sonido? A casi todo el mundo que escucha por primera vez un disco compacto le maravilla la claridad y la fidelidad de su sonido. La música emana de un fondo silencioso con sorprendente detalle. Esto se debe al llamado margen dinámico, es decir que en comparación con un elepé, en un disco compacto existe una mayor amplitud de niveles entre el sonido más elevado y el más tenue que se puede grabar. Si a todo esto le añadimos la ausencia de ruidos y distorsión, la música que se escucha en un disco compacto alcanza un gran realismo.

Por otra parte, aunque un elepé cuesta considerablemente menos que un disco compacto de término medio, hay que decir que este ha puesto al alcance del público en general cierto grado de perfeccionamiento en la reproducción de sonido, perfeccionamiento del que anteriormente solo unos pocos ávidos entusiastas de la alta fidelidad podían disfrutar.

El disco compacto y las computadoras

En los últimos años el disco compacto ha adoptado un aspecto totalmente nuevo. La misma tecnología se puede utilizar en el almacenamiento de ingentes cantidades de información, a la que es fácil acceder con una computadora que tenga incorporado un lector de discos compactos. Del mismo modo que se puede escuchar rápidamente una parte determinada de un disco compacto musical, se puede leer e investigar cualquier parte de la información almacenada o citar de ella en cuestión de segundos, con cierta clase de lectores provistos de programas informáticos adecuados.

El disco compacto posee una capacidad de almacenamiento increíble. Dicho en lenguaje informático, puede almacenar más de 600 megabites, el equivalente a 1.000 disquetes o 200.000 páginas impresas. En otras palabras, en un solo disco se pueden digitalizar y almacenar diez enciclopedias de veinte volúmenes cada una. No obstante, sus ventajas no terminan con su inmensa capacidad.

Hacia 1985 comenzaron a aparecer en el mercado los primeros discos compactos para computadoras. Se les llamó CD-ROM, que significa disco compacto con memoria de solo lectura. Contenían fundamentalmente obras de consulta, como enciclopedias, diccionarios, guías, catálogos, información técnica y bibliográfica y archivos o colecciones de varios tipos. Al principio eran tan caros que los principales usuarios eran las bibliotecas y otras instituciones académicas o gubernamentales. De hecho, un disco que hace poco habría costado varios cientos de dólares, ahora puede que se obtenga por una pequeña parte de esa cantidad.

No hizo falta mucho tiempo para conseguir que los discos CD-ROM pudiesen servir para algo más que solo almacenar textos. En los últimos años han aparecido en el mercado los discos CD-ROM con gráficos a color y efectos sonoros. Ahora no solo se puede leer la biografía de cierta persona y ver su fotografía, sino que también es posible escuchar un discurso pronunciado por esa misma persona. Y, por supuesto, existe una amplia gama de juegos de computadora con toda clase de efectos sonoros y animación a color. Los llamados sistemas multimedia interactivos, que combinan la computadora y el entretenimiento doméstico, parecen ser la moda del futuro.

Verdaderamente, el disco compacto digital es una maravilla tecnológica con multitud de aplicaciones tanto en el terreno de la educación como del entretenimiento. Sin embargo, todavía está por ver si se aprovecharán todas sus posibilidades.

[Recuadro en la página 21]

El mundo en miniatura del disco compacto

No resultó una equivocación llamarlo disco compacto. Sobre la brillante superficie de este disco del tamaño de la palma de la mano hay de cinco a seis mil millones de depresiones microscópicas en una pista trazada en espiral. Puesta en línea recta, la pista alcanzaría los 5,6 kilómetros de longitud. Los pasos entre las 20.000 espirales en que se enrolla la pista, comenzando desde el borde interno del disco hacia el externo, son tan estrechos que 60 de ellas cabrían en el surco de un disco de vinilo. Se ha calculado que si cada pequeña cavidad fuera del tamaño de un grano de arroz, el disco sería más grande que cuatro campos de fútbol.

Debido a sus reducidas dimensiones, los discos compactos se han de fabricar en salas limpias, donde hasta el aire ha de filtrarse cuidadosamente. Una partícula de polvo de tamaño corriente, unas cinco veces mayor que las cavidades de la superficie de un disco compacto, puede borrar suficientes códigos como para provocar un fallo en la grabación. “En comparación con nuestras normas de limpieza —dice un ingeniero—, un quirófano parece una pocilga.”

Como el disco gira a un máximo de 500 revoluciones por minuto, supuso un desafío enorme conseguir que el láser enfocara las diminutas cavidades y no se desviara de su recorrido en un disco con las pistas tan juntas unas de otras. Para conseguirlo, el láser de lectura está controlado por un asombroso dispositivo guiador.

[Recuadro/Fotografía en la página 23]

La biblioteca de la Watchtower en disco compacto CD-ROM

La Sociedad Watchtower siempre ha visto apropiado el empleo de los avances tecnológicos convenientes para fomentar los intereses del Reino. En el pasado fue pionera en la utilización de películas en color, redes radiofónicas y gramófonos portátiles, todo ello para el beneficio de las buenas nuevas. Ahora la Sociedad presenta la Watchtower Library—1993 Edition (Biblioteca de la Watchtower, edición de 1993), en inglés. Estamos seguros de que resultará ser una maravillosa herramienta para el estudio de la Biblia y su investigación.

Esta nueva publicación es una verdadera biblioteca. Contiene el texto informatizado de la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras (con referencias), los volúmenes de La Atalaya de 1950 a 1993 y de ¡Despertad! de 1980 a 1993, los dos tomos de la enciclopedia bíblica Perspicacia para comprender las Escrituras, así como otros muchos libros, folletos y tratados publicados desde 1970. Asimismo, incluye un índice de todas las publicaciones de la Watchtower de 1930 a 1993, todo ello en inglés.

Además de una extensa base de datos, este disco compacto CD-ROM provee un programa de búsqueda que le permitirá encontrar palabras, combinaciones de palabras o citas bíblicas en cualquiera de las publicaciones que forman parte de la Watchtower Library. También podrá acceder directamente a cualquier publicación que desee consultar, abriéndola por el capítulo, el artículo o la página que prefiera. Los resultados de la investigación se pueden ver en la pantalla de la computadora o transferirlos a un programa de tratamiento de texto para utilizarlos bien en una carta o en un discurso. El programa también contiene un apartado para organizar la información de su estudio personal y la introducción de sus propias notas.

Esperamos que con este nuevo instrumento muchas más personas persistan en mirar en “la ley perfecta que pertenece a la libertad” y sean bendecidas por ello. (Santiago 1:25.)

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