Cómo afrontar la menopausia
LA MENOPAUSIA es “una experiencia muy personal” que representa “el comienzo de un nuevo y liberador capítulo de [la] vida” de la mujer, dicen las autoras de Natural Menopause—The Complete Guide to a Woman’s Most Misunderstood Passage. Los estudios muestran que cuanto más satisfecha esté consigo misma y con su vida —cuanto mayor sea su autoestima y más firme su identidad personal—, más fácil le resultará la transición.
Hay que reconocer, no obstante, que esta etapa de la vida es más dura para algunas mujeres que para otras. Si usted tiene dificultades, eso no significa que carezca de amor propio, que se esté volviendo loca o que esté perdiendo su feminidad, su inteligencia o su interés sexual. El problema suele ser, más bien, de origen biológico.
“Hasta las mujeres que padecieron síntomas terribles durante la menopausia dicen que salieron de ella con energía y un nuevo sentido de propósito”, dice Newsweek. Una mujer de 42 años expresó: “Estoy deseando volver a la calma y que el cuerpo deje de jugarme malas pasadas”.
Factores que ayudan
Un factor que contribuye mucho a la superación de las dificultades de la menopausia es cómo se ve a las mujeres mayores. En los lugares donde se valora su madurez, saber y experiencia, la menopausia comporta muchas menos alteraciones físicas y emocionales.
Por ejemplo, la Enciclopedia de la mujer dice que en las tribus africanas “donde la menopausia se recibe como un pasaje de la vida al que hay que darle la bienvenida, y en donde a las mujeres posmenopáusicas se [las] respeta por su experiencia y sabiduría, la mujer pocas veces se queja de molestias de la menopausia”. De igual modo, La menopausia. El pasaje silencioso señala: “Las indias de la casta [de los] rajputas no se quejan de depresión ni de síntomas psicológicos” durante la menopausia.
En Japón, donde también se guarda mucho respeto a las ancianas, los tratamientos hormonales para la menopausia son prácticamente desconocidos. Además, las mujeres asiáticas presentan, por lo visto, menos síntomas menopáusicos y de menor intensidad que las occidentales. Parece que la dieta contribuye a ello.
Las mujeres mayas incluso esperaban con ganas este período, según los estudios de una antropóloga. Para ellas suponía el fin de los embarazos continuos, y sin duda también les daba más libertad para dedicarse a otras actividades.
Pero tampoco deben desestimarse los temores relativos a la menopausia. En las culturas que dan énfasis a la juventud y a tener un aspecto juvenil, las mujeres que todavía no han llegado a esta etapa suelen temerla. ¿Qué puede ayudarlas a mitigar las molestias de dicha transición?
Necesidades de la mujer
La escritora Janine O’Leary Cobb, pionera en el campo de la educación menopáusica, explica: “Lo que necesitan muchas mujeres es algún tipo de confirmación de sus sentimientos, saber que no son las únicas que se sienten así”.
Es fundamental comprender bien lo que sucede y tener un talante optimista. Una madre de 51 años que estaba pasando por la menopausia dijo: “Creo sinceramente que lo que determina cómo nos irá en la menopausia es la actitud general frente a la vida. [...] Sé que tenemos que envejecer. Nos guste o no, es una realidad. [...] Yo he decidido que esto [la menopausia] no es una enfermedad. Es parte de mi vida”.
Por lo tanto, al acercarse este capítulo de su vida, dedique tiempo a reflexionar sobre asuntos nuevos e interesantes. Pero no pase por alto los efectos físicos de la menopausia en el cuerpo. Los médicos y otros profesionales recomiendan prepararse para dicha transición siguiendo los principios generales de la buena salud: comida sana, descanso suficiente y ejercicio moderado.
Dieta y ejercicio
Cuando la mujer se hace mayor, no disminuye su necesidad de nutrientes (proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas, minerales), pero sí la de calorías. Es importante, entonces, que ingiera alimentos nutritivos y evite los que, por su alto contenido en azúcar o grasa, solo aportan calorías sin valor alimenticio.
El ejercicio regular potencia la capacidad de afrontar el estrés y la depresión. Aumenta las energías e impide que se gane peso. El índice de metabolismo basal se va ralentizando con la edad, y a menos que aumente con el ejercicio, el cuerpo tiende a ganar peso paulatinamente.
Es esencial que las mujeres sepan que el ejercicio, combinado con un suplemento de calcio, puede retardar la aparición de la osteoporosis, enfermedad de los huesos que los vuelve porosos y frágiles. El libro Tus mejores años con Jane Fonda dice que se piensa que, “adecuadamente realizados, [...] el aerobic, la marcha, la carrera, el ciclismo y otros deportes aeróbicos, así como el entrenamiento con pesas”, son muy beneficiosos. Curiosamente, en algunas comunidades remotas donde la gente se mantiene activa físicamente hasta bien entrada en años, la osteoporosis no existe. En tales lugares las mujeres normalmente sobrepasan los 80 e incluso los 90 años de edad. De todas formas, antes de iniciar cualquier programa de ejercicios, sería prudente consultar al médico.
Los sofocos
A la mayoría de las mujeres las incomodan los sofocos, pero para algunas constituyen un verdadero problema porque se les presentan con mucha frecuencia o les interrumpen constantemente el sueño. ¿Qué puede hacer si ese es su caso?
En primer lugar, cálmese; alterándose solo conseguirá empeorar la situación. El ejercicio enérgico regular beneficia porque contribuye a que el cuerpo aprenda a reaccionar ante el calor excesivo y a enfriarse más rápidamente. Pruebe también el remedio sencillo de beber un vaso de agua fría o de meter las manos en agua fría.
Por otra parte, acostúmbrese a vestir holgadamente y con varias prendas superpuestas que se pueda quitar y poner con facilidad. El algodón y el lino transpiran mejor que las fibras sintéticas. En la cama pruebe a usar también varias mantas que se puedan retirar o añadir de una en una según la necesidad. Tenga una muda de ropa de dormir a mano.
Intente determinar qué parece provocarle los sofocos. El alcohol, la cafeína, el tabaco, los azúcares y las comidas picantes o muy condimentadas pueden causar su aparición. Anote cuándo y dónde le dan para así identificar los alimentos y las actividades que los provocan, y entonces evítelos.
Los médicos especialistas en nutrición recomiendan diversos remedios para reducir tales accesos de calor, como la vitamina E, el aceite de hierba de asno (Oenothera biennis), los preparados de ginseng, dong quai (Ligusticum acutilobum) y hierba sonajero (Cimicifuga racemosa). Según algunos médicos, hay dos fármacos, el Bellergal (nombre comercial) y la clonidina, que disminuyen los efectos, pero lo más eficaz parecen ser las píldoras o los parches de estrógenos.a
La sequedad vaginal se puede corregir con la aplicación de aceites vegetales, aceite de vitamina E y geles lubricantes. Si con estas fórmulas no es suficiente, se puede usar una crema de estrógenos, que engrosará y lubricará la pared vaginal. Antes de empezar cualquier régimen, debería consultarse al médico.
¿Y el estrés?
Además de los cambios hormonales y físicos de la menopausia, la mujer muchas veces tiene que afrontar otras situaciones estresantes, algunas de las cuales se mencionaron en el artículo anterior. Por otra parte, sucesos positivos, como el nacimiento de un nieto o el inicio de nuevas actividades cuando los hijos dejan el hogar, pueden contrarrestar la tensión negativa.
Susan Perry y la Dra. Katherine A. O’Hanlan dan varias sugerencias prácticas para controlar el estrés en el libro Natural Menopause. Señalan que hay que identificar las causas y entonces tomar un descanso de vez en cuando. Esto pudiera significar recibir ayuda para cuidar de un familiar con una enfermedad crónica. “Márquese un ritmo moderado —aconsejan—. No sobrecargue su horario [...]. Escuche los mensajes de su cuerpo.” Añaden: “Prestar servicio a los demás [...] puede reducir mucho el estrés. [...] Haga ejercicio regularmente. [...] Si no logra dominar el estrés, acuda a un profesional”.
Los familiares pueden ayudar
La mujer que está en la menopausia necesita comprensión y apoyo efectivo. Una señora describió así lo que hacía cuando pasaba por períodos de ansiedad: “Hablaba de ello con mi esposo, y después que me escuchaba con comprensión, veía que los problemas no eran tan grandes como a mí, en mi ansiedad, me parecían”.
El esposo sensible también reconoce que si su esposa se halla en estas circunstancias, no siempre podrá mantener el mismo ritmo. Así que estará atento para tomar la iniciativa en ayudar a atender las responsabilidades familiares, como lavar la ropa, hacer la compra, etcétera. Antepondrá compasivamente las necesidades de su esposa a las suyas. (Filipenses 2:4.) Podría proponer comer fuera de vez en cuando o hacer cualquier otra cosa placentera para salir de la rutina diaria. Evitará en lo posible las riñas y respaldará sus esfuerzos por mantener hábitos alimenticios sanos.
Sobre todo, el esposo satisfará la necesidad de su mujer de que él le confirme periódicamente el amor que le tiene. Debería ser perspicaz y darse cuenta de que no es el momento de bromear por cuestiones personales. El esposo que trata a su esposa con cariño obra en armonía con el consejo bíblico de ‘morar con ella de acuerdo con conocimiento, asignándole honra’ por ser mujer. (1 Pedro 3:7.)
Los hijos deben, igualmente, esforzarse de verdad por entender el motivo de la variabilidad de su madre. Han de reconocer que necesita disponer de tiempo para ella. Si se muestran comprensivos con sus cambios de humor, le transmitirán el tranquilizador mensaje de que se interesan por ella. Por otra parte, los chistes sobre lo impredecible de su carácter solo empeorarán la situación. Háganle preguntas pertinentes para entender mejor lo que le sucede, y ayúdenla en las labores del hogar sin que se lo pida. Estas son solo algunas de las formas en que se puede ayudar a una madre durante esta etapa de su vida.
La vida después de la menopausia
Cuando concluye este capítulo de la vida femenina, todavía quedan muchos años por delante. La sabiduría y la experiencia que la mujer ha adquirido son inestimables. Los estudios de la escritora Gail Sheehy “sobre una población de 60.000 estadounidenses adultas [...] demostraron que, según sus propias respuestas, las quincuagenarias experimentaban una mayor sensación de bienestar que en cualquier otra etapa previa de sus vidas”.
En efecto, muchas mujeres que ya han atravesado esos años de transición se sienten con nuevos bríos. Se ha revitalizado su creatividad. Siguen adelante, entregándose a actividades provechosas. “Mantengo la mente ocupada. Siempre estoy aprendiendo cosas nuevas y estudiando”, dijo una mujer que había pasado la menopausia. Añadió: “Aunque vaya un poco más lenta, no creo que mi vida se esté terminando. Espero vivir muchos años más”.
Es interesante que, al entrevistar a un grupo de mujeres, Sheehy comprobó que las que mejoran “en la posición y la autoestima posmenopáusica son las que desempeñan papeles en los que el intelecto, la capacidad de juicio, la creatividad o la fortaleza espiritual se valoran en primer lugar”. Un gran número de dichas mujeres se dedican con placer a aumentar su conocimiento y entendimiento de la Biblia, y enseñan a otros los valores positivos de esta. (Salmo 68:11.)
Además de tener una actitud optimista ante la vida y realizar trabajo significativo, las mujeres de todas las edades hacen bien en recordar que nuestro amoroso Creador conoce nuestros sentimientos y se preocupa de corazón por nosotros. (1 Pedro 5:7.) De hecho, Jehová Dios ha tomado medidas para que todos los que le sirven disfruten en su día de vivir en un nuevo mundo justo donde ya no existan enfermedades ni sufrimiento, ni siquiera la muerte. (2 Pedro 3:13; Revelación 21:3, 4.)
Por consiguiente, si está pasando por la menopausia, recuerde que se trata de una etapa normal de la vida que terminará y dará paso a años de vida muy gratificantes en caso de que los aproveche para servir a nuestro amoroso Creador.
[Nota a pie de página]
a ¡Despertad! no recomienda ningún tratamiento médico concreto.
[Fotografías en la página 10]
Formas en que la familia puede ayudar: siendo cariñosos, colaborando en el trabajo de la casa, escuchando con atención y haciendo algo diferente de vez en cuando
[Recuadro en la página 8]
El tratamiento con estrógenos
Los estrógenos pueden prevenir las enfermedades cardíacas y la osteoporosis, dos de las principales dolencias de las mujeres posmenopáusicas. Cuando el nivel de estrógenos desciende, estas enfermedades comienzan a desarrollarse, y los primeros síntomas aparecen de cinco a diez años más tarde. Como medida preventiva se recomienda el tratamiento con estrógenos o el tratamiento hormonal mixto (estrógenos y progesterona).
La administración de estrógenos puede reducir el ritmo de deterioro óseo e impedir la aparición de enfermedades cardíacas. Si el tratamiento incluye también progesterona, disminuirá la incidencia de cáncer de mama y de útero, pero se neutralizará el efecto beneficioso de los estrógenos en las enfermedades del corazón.
Antes de decidir si se va a recurrir o no a un tratamiento hormonal, deben evaluarse las circunstancias, la salud y el historial médico familiar de la mujer.b
[Nota a pie de página]
[Recuadro/Fotografía en la página 9]
¿Cuál es la mejor dieta?
Las siguientes sugerencias se han tomado del libro Natural Menopause—The Complete Guide to a Woman’s Most Misunderstood Passage, de Susan Perry y la Dra. Katherine A. O’Hanlan.
Proteínas
• Reduzca la ingestión de proteínas a un máximo del 15% del aporte calórico total.
• Consuma más proteínas de origen vegetal y menos de origen animal.
Carbohidratos
• Coma más carbohidratos complejos, tales como cereales, pan y pastas integrales, legumbres, frutos secos, arroz, hortalizas y frutas.
• Limite el consumo de azúcar y de comidas muy azucaradas.
• Ingiera más alimentos ricos en fibra.
Grasas
• Reduzca la ingestión de grasas a un máximo del 25 al 30% de su consumo total de calorías.
• A la vez que disminuye la ingestión total de grasas, aumente la proporción de ‘grasas buenas’ (poliinsaturadas) en detrimento de las ‘grasas malas’ (saturadas).
Agua
• Beba de seis a ocho vasos (de 1/4 de litro) de agua diarios.
Vitaminas y minerales
• Coma diversas hortalizas y frutas diariamente.
• La leche y sus derivados, el brécol y las hortalizas de hojas verdes son buenas fuentes de calcio.