El capitán James Cook, intrépido explorador del Pacífico
POR EL CORRESPONSAL DE ¡DESPERTAD! EN AUSTRALIA
A LA mayoría de las personas, salvo las que viven en Inglaterra, Australia, Nueva Zelanda, Hawai y las islas del Pacífico, el nombre del capitán James Cook quizás les resulte totalmente ajeno. Pero en aquellas tierras casi todo escolar sabe quién es el capitán Cook, del mismo modo que los niños americanos saben quién es Cristóbal Colón.
Sin embargo, es en Australia (la isla-continente del Pacífico Sur) y en Nueva Zelanda donde indudablemente este navegante explorador goza de mayor celebridad, como lo prueba el hecho de que el nombre Captain Cook aparezca por doquier. Además, la versión original de la canción “Advance Australia Fair”, adoptada en 1974 como el himno nacional de Australia, es literalmente un canto de alabanzas al intrépido capitán.
El hombre
James Cook, de orígenes campesinos, nació en Yorkshire (Inglaterra) en octubre de 1728. Se conoce poco de su infancia. Parece que aprendió las primeras letras en la escuela de la aldea de Ayton, que aún existe; posteriormente entró de aprendiz en una tienda de comestibles del puerto pesquero de Staithes. Allí, impregnado del aire del mar, cambió de vocación y se enroló en un barco dedicado al transporte de carbón, donde aprendió el oficio de marinero cerca de las azotadas costas del mar del Norte.
Su experiencia en los buques carboneros no fue lo único que lo preparó para los viajes que emprendería más adelante. Estando en tierra, se dedicó al estudio de las matemáticas, y en 1755 se alistó en la armada británica. Si bien prestó algún servicio naval activo, alcanzó fama por el trazado cartográfico que realizó de las costas de Terranova, Nueva Escocia y el Labrador.
El panorama mundial en 1769
Gran Bretaña se erigió en primera potencia colonialista y mercantil del mundo en 1763. Tras dos siglos de guerras ocasionales, había prevalecido sobre España, Holanda y Francia. Esta última rival sufrió derrotas aplastantes. Eran tiempos emocionantes. Las proezas de la ciencia se imponían rápidamente sobre la superstición y despertaban la avidez general de saber. Asimismo, los métodos de navegación se habían perfeccionado muchísimo. La armada británica y los círculos intelectuales buscaban con urgencia a un marino científico que comandara una expedición al océano Pacífico. Se escogió a James Cook para llevar a cabo la difícil misión.
Comienzan los viajes de Cook
En su primera travesía (1768-1771), Cook llevaba instrucciones de efectuar el ‘descubrimiento de países hasta entonces desconocidos, y el conocimiento de regiones lejanas que, si bien ya descubiertas, solo habían sido exploradas en parte’. Las órdenes decían además que ‘había motivos para pensar que podía existir un continente o territorio al sur’, y que debía ‘poner rumbo al Sur para descubrir el susodicho Continente’. No obstante, el principal objetivo de la expedición era observar desde la isla de Tahití el paso de Venus por delante del disco solar, con la esperanza de determinar con exactitud la distancia del Sol a la Tierra.
Al primer viaje le faltaron cuarenta y tres días para completar tres años. Cook había hecho aun más de lo que le habían encomendado. Fue durante esta primera incursión cuando realizó su famoso arribo a la bahía Botany, a pocas millas al sur del hermoso puerto de Sydney, el cual no se descubriría hasta más tarde. También circunnavegó las dos islas de Nueva Zelanda y fue el primer europeo en cartografiar la costa oriental de Australia. Por supuesto, nunca descubrió el mítico continente austral.
Un segundo viaje afortunado
En la segunda expedición (1772-1775), para la cual se le confiaron dos navíos —el Resolution y el Adventure—, Cook efectuó otro periplo afortunado, esta vez de la Antártida, y navegó en diferentes latitudes del vasto Pacífico Sur. No obstante, tras largos meses de temperaturas bajo cero y vientos cortantes, se convenció de que el escurridizo continente austral no existía. La fatigada tripulación se alegró mucho de abandonar los gélidos mares y regresar a Tahití.
Fue tal el éxito del segundo viaje de Cook que pasó a figurar en los anales de la historia. Dice Alan Moorehead en su libro The Fatal Impact: “Anclaron en Plymouth a finales de julio de 1775, luego de una ausencia de tres años y dieciocho días. Habían navegado más de 20.000 leguas (60.000 millas náuticas), el triple de la circunferencia terrestre, y Cook había perdido solo a cuatro hombres [...]. Este viaje le dio renombre como uno de los navegantes más ilustres de todos los tiempos”.
El tercer viaje termina en tragedia
Tenía por finalidad el tercer viaje la inspección del litoral occidental de Canadá y el hallazgo del supuesto paso del Noroeste, entre el Pacífico y el Atlántico, a través del océano Ártico. Este resultó ser el último viaje del capitán Cook. El Resolution, que había sido objeto de algunas reparaciones, zarpó de Inglaterra el 12 de julio de 1776 acompañado por el Discovery, y Cook llegó el 18 de enero de 1778 a lo que hoy se conoce como el archipiélago de Hawai, donde la población nativa les dispensó una buena acogida a él y a sus hombres. Después de aprovisionarse en estas hermosas islas, hizo rumbo hacia el norte, y pasó todo el verano de aquel año tratando en vano de encontrar el paso al Atlántico. Entonces dio marcha atrás para invernar en Hawai.
Los historiadores no están seguros de qué produjo un cambio en el comportamiento de Cook a partir de ese momento. Hay reservas sobre cómo trató a los aborígenes al volver. Algunos opinan que comenzó a explotarlos con crueldad. Otros conjeturan que tal vez violó sus ciclos de adoración. Sea lo que fuere, allí encontró la muerte el 14 de febrero de 1779.
¿Cómo murió? Cuando los exploradores volvieron a la bahía Kealakekua el 17 de enero, 10.000 hawaianos salieron a recibirlos. Los isleños estaban celebrando la fiesta de makahiki en honor de Lono, el dios de su tierra. Por lo visto, creyeron que Cook era dicho dios, por lo que tanto él como sus hombres fueron nuevamente objeto de extraordinaria bondad y hospitalidad. Tres semanas más tarde, el 4 de febrero, levaron anclas y se hicieron a la vela. Mas al cuarto día les sobrevino un gran huracán, que destrozó uno de los mástiles del Resolution y obligó a Cook a regresar a Hawai.
Para su sorpresa, en esta ocasión la recepción fue hostil. Algunos opinan que quizás los indígenas habían analizado las cosas de manera más racional y habían concluido que Cook y su tripulación los estaban explotando. A juicio de otros, el retorno se contradecía con su “divinidad”. Como quiera que fuera, los hombres de Cook, consternados, cometieron el desacierto de actuar con violencia. La situación condujo al robo de uno de los botes del Discovery. Cook determinó apoderarse del jefe Kalaniopu’u y retenerlo prisionero para recobrar la embarcación. En la lucha que se suscitó en la playa, Cook fue apuñalado y golpeado hasta causarle la muerte.
Un tripulante del Resolution, el guardiamarina George Gilbert, describió gráficamente en su diario los últimos minutos de vida de Cook: “No bien había llegado el capitán Cook a la orilla y hecho señales con la mano a los botes para que cesaran los disparos, cuando el más osado de los jefes se abalanzó sobre él por detrás y lo apuñaló entre los hombros con una daga de hierro. Al instante, otro lo tiró al agua de un garrotazo en la cabeza; entonces se le echaron encima y lo mantuvieron sumergido en el agua durante varios minutos; después lo arrastraron hasta las rocas y le golpearon la cabeza contra ellas varias veces; así pues, no cabe duda de que su muerte fue rápida”.
Emerge una personalidad distinta
Al parecer, el comportamiento de Cook empezó a cambiar durante el tercer viaje, perdiendo la compostura y el dominio de sí mismo que había mostrado en las dos anteriores travesías a los mares del Sur. Esta vez azotó al 37% de sus hombres, casi el doble que en el primer viaje. Asimismo, el trato que dio a los insulares de la Polinesia fue menos humanitario. Por ejemplo, en represalia por el hurto de una cabra preñada, ordenó que se incendiaran los hogares y se destruyeran las canoas de la isla tahitiana de Eimeo. Hasta mandó cortar las orejas de los nativos que fueran sorprendidos robando. ¿Estaba enfermo, cansado, o era sencillamente un hombre cruel?
El legado de sus viajes
El profesor Bernard Smith señala en su obra Captain James Cook and His Times que “Cook no fue un descubridor en el estricto sentido de la palabra”. Probablemente sea cierto, pues la mayor parte de las regiones que visitó ya estaban pobladas. No obstante, Grenfell Price afirma: “En [...] sus destacadas aportaciones al saber geográfico figuran la terminación del mapa del Pacífico con el descubrimiento de la larga costa oriental de Australia, la delineación de Nueva Zelanda, el reconocimiento de extensos tramos de la costa norteamericana, el descubrimiento de islas absolutamente desconocidas [como Hawai y Nueva Caledonia], y el redescubrimiento —y correcta localización— de otros archipiélagos. Cook fue el navegante que descubrió virtualmente [...] el continente de la Antártida, en tanto que en el Ártico confirma el descubrimiento de Behring del estrecho que lleva su nombre” (traducción de M. Crespo). Los mapas y las cartas que levantó siguieron utilizándose mucho después de desvanecerse su rastro en el horizonte del océano Pacífico.
Desafortunadamente, Cook también dejó a su paso una estela de enfermedades venéreas, violencia con armas de fuego, reducción de la fauna antártica y explotación de los isleños del Pacífico. Con relación a los descubrimientos de Cook en la región antártica, Alan Moorehead escribe: “Otra vez el destino quiso que Cook dejara una estela de desastre. Había encontrado seguramente la reserva natural más grande del mundo, y fue el primer hombre que hizo pública su existencia. [...] La intrusión de Cook en Tahití y Australia fue bastante perjudicial para los aborígenes de estas tierras, pero para la fauna del Antártico significó el holocausto”.
Siguiendo la minuciosa relación de los viajes de Cook y las cartas que dibujó, los cazadores y los buques balleneros empezaron a frecuentar estas regiones para matar. Añade Moorehead: “La carnicería continuó sin cesar hasta que prácticamente no quedó nada vivo, o por lo menos nada de valor que pudiera matarse fácilmente”.
[Ilustraciones en la página 15]
La muerte violenta de Cook en Hawai
Cook descubre la bahía Botany (Australia)
[Reconocimiento]
Pinturas: por cortesía de Australian International Public Affairs
[Reconocimiento en la página 12]
Pintura de John Weber/Dictionary of American Portraits/Dover. Fondo: The Complete Encyclopedia of Illustration/J. G. Heck