En pos de una buena educación
LA BUENA educación prepara a los niños para que tengan éxito en la sociedad actual. Los equipa con aptitudes académicas, como saber leer y escribir bien, y llevar a cabo operaciones aritméticas. Además, favorece su interacción con los demás y fortalece sus normas morales.
Sin embargo, debido a que nuestros tiempos son críticos, es muy difícil suministrar este tipo de educación. Un experimentado maestro de Australia se lamentó diciendo: “Las clases se componen de niños violentos que profieren insultos y groserías, agotados debido a la falta de sueño como consecuencia de ver la televisión, desnutridos o hambrientos y criados sin disciplina”. Y como dicen los maestros, “es imposible enseñar a niños ingobernables”.
Albert Shanker, presidente de la Federación Americana de Maestros, expresó así el dilema de los profesores: “Tienen que impartir educación sobre las drogas, el alcohol, el sexo, [...] idear ejercicios para mejorar la autoestima de los estudiantes, detectar a miembros de pandillas, [...] y muchísimas cosas más. Todo menos enseñar. [...] Lo que en realidad se les pide es que hagan las veces de trabajadores sociales, mamás, papás, terapeutas, policías, nutricionistas, funcionarios de salud pública y médicos”.
¿Por qué se exige esto de los maestros? La razón es obvia cuando se examina el tipo de estudiantes que asisten a clase en una ciudad grande del nordeste de Estados Unidos. The New York Times dio a conocer los comentarios de un experto respecto a un típico grupo de 23 estudiantes. Dijo que “era probable que entre ocho y quince estuvieran viviendo en la pobreza, tres hubieran nacido de madres drogadictas y quince estuvieran viviendo solo con uno de sus padres”.
Es evidente que la familia está desintegrándose. En Estados Unidos, casi uno de cada tres nacimientos es ilegítimo y uno de cada dos matrimonios acaba en divorcio. El porcentaje de nacimientos ilegítimos en Dinamarca, Francia, Gran Bretaña y Suecia es aun mayor. ¿Qué está haciéndose para afrontar la crisis que esta situación ha generado en las escuelas?
En busca de soluciones
Se han abierto diversos centros educativos experimentales o alternativos. Por lo general, estas escuelas son más pequeñas —lo que permite una supervisión más estrecha—, y muchas elaboran su propio programa de estudios con el fin de adecuarse a las necesidades de los niños. En la ciudad de Nueva York se han abierto 48 escuelas de este tipo desde 1993 y otras 50 están en proyecto. “Este experimento se originó por causa de la violencia [escolar]”, dijo The New York Times. Para 1992 habían comenzado a funcionar más de quinientas escuelas alternativas en Rusia, con más de trescientos treinta y tres mil estudiantes.
Por otro lado, el periódico The Toronto Star informó: “Miles de padres ahora envían a sus hijos a escuelas privadas”. Tan solo en la provincia canadiense de Ontario, casi setenta y cinco mil niños van a dichas escuelas. Actualmente también las hay de este tipo por toda Rusia, y la revista China Today dice que en China están apareciendo “como brotes de bambú después de una lluvia de primavera”. La publicación The Handbook of Private Schools suministra una lista de casi mil setecientas escuelas de este tipo en Estados Unidos, donde los gastos anuales pueden ascender a 20.000 dólares o más.
Otros padres han optado por enseñar a sus hijos en casa. Se calcula que en Estados Unidos la cantidad de niños que recibe la enseñanza en casa aumentó de 15.000 en 1970 a 1.000.000 en 1995.
Resultados diversos
No todos los sistemas escolares del mundo obtienen resultados análogos. En julio de 1993, Shanker dijo a un grupo de educadores de Estados Unidos: “Otros países dirigen sus escuelas con resultados sustancialmente mejores que los nuestros”. Para ilustrarlo habló de un matrimonio ruso que se había mudado a Estados Unidos. Relató: “Ellos decían que, aunque tenían a su hija en una escuela privada muy buena, en octavo grado estaba estudiando cosas que ya había aprendido en tercero cuando estaba en Rusia”.
La anterior Unión Soviética desarrolló un sistema escolar que enseñó a leer y escribir a casi todos sus habitantes. En contraste, según calcula el Departamento de Educación de Estados Unidos, 27.000.000 de norteamericanos no saben leer los letreros de las calles o los números de los autobuses. Y el periódico australiano Canberra Times informó que “hasta el 25% de los niños de escuela primaria pasaban a la secundaria sin saber leer ni escribir”.
La crisis de las escuelas ha llegado a casi todo lugar. El libro Education and Society in the New Russia, publicado en 1994, dice que el “72,6% de los maestros soviéticos entrevistados concordaron en que el sistema escolar estaba atravesando por una grave crisis”. Según Tanya, una maestra veterana de Moscú, uno de los factores que más repercuten en la crisis es el hecho de que “los padres y los estudiantes ya no valoren la educación”. Señaló, por ejemplo, que “un maestro gana la mitad de lo que recibe un conductor de autobús, o incluso menos”.
La buena educación es esencial
A medida que se hace más compleja la sociedad humana, la buena educación adquiere cada vez más importancia. En muchos lugares los jóvenes necesitan un nivel escolar más alto para conseguir un empleo que les permita mantenerse a sí mismos y a su futura familia. Por esa razón, los que dominan las técnicas elementales tendrán mejores oportunidades de empleo. Lo que más importa a los patronos es la destreza que tenga el solicitante en su oficio.
El gerente de una agencia de empleos dijo con relación a muchos graduados de escuela secundaria: “No se les ha enseñado a trabajar. El problema que me comentan constantemente los patronos es que los jóvenes no saben leer ni escribir bien. No son capaces de llenar una solicitud de empleo”.
Indudablemente los padres quieren que sus hijos reciban una buena educación, y los jóvenes deben ser juiciosos y esforzarse por obtenerla. Para ello, es importante que tengan en cuenta ciertos factores. ¿Cuáles son y cómo pueden valerse de ellos?
[Comentario en la página 6]
En Rusia, “un maestro gana la mitad de lo que recibe un conductor de autobús”