El suministro londinense de agua adquiere una nueva dimensión
Por el corresponsal de ¡Despertad! en Gran Bretaña
LONDRES, la capital de Inglaterra, dispone de uno de los sistemas de suministro de agua más avanzados del mundo. Se terminó dos años antes de lo programado y costó unos 375 millones de dólares. La experiencia técnica adquirida durante su construcción ya se está ofreciendo a otros países.
¿Por qué hacía falta una obra de ingeniería tan costosa, y qué se ha conseguido con ella?
Lo nuevo reemplaza lo viejo
La tubería maestra más antigua de Londres se construyó en 1838. Cuarenta años después, la gente de las zonas más pobres de la ciudad todavía recogía el agua en baldes de las tomas de agua comunitarias que había en las calles. Una escritora comenta que “la acción de abrir el paso del agua a primeras horas de la mañana se consideraba de gran importancia, [...] pues cuando el hombre que tenía la llave se marchaba, ya no se podía sacar ni una gota más hasta la mañana siguiente”.
Los ingenieros victorianos que extendieron el suministro de agua a los domicilios particulares, tendiendo tuberías de hierro y construyendo conductos bajo el pavimento de las calles a diversas profundidades, hicieron un trabajo magistral. Pero desde entonces, con el incremento del volumen y peso del tráfico rodado y las consiguientes vibraciones, así como el requerimiento de una mayor presión de bombeo para mantener un caudal adecuado de agua por largas distancias —en algunos casos hasta 30 kilómetros—, las tuberías se revientan con frecuencia. Cuando eso sucede, hay que cerrar algunas calles para reparar las averías, y el tráfico se convierte en un verdadero caos. Se calcula que el 25% de toda el agua que se saca de los embalses de Inglaterra se pierde en el trayecto por defectos en la canalización.
Además, la demanda de agua en Londres ha aumentado mucho en los pasados ciento cincuenta años: de 330 millones a más de 2.000 millones de litros diarios. Las lavadoras, los lavavajillas, el lavado de automóviles y el riego de jardines durante los secos veranos contribuyen a incrementar la demanda. Por ello, la necesidad de mejorar el suministro de agua de la metrópolis cobró carácter de urgencia. ¿Qué podía hacerse?
Un proyecto de gran envergadura
Reemplazar las viejas tuberías por otras más resistentes bajo las mismas calles resultaba imposible. Por una parte, el costo era prohibitivo, y, por otra, las molestias que aquello causaría a los londinenses eran inadmisibles. De ahí que hace diez años se concibiera un proyecto de canalización circular de agua, denominado Thames Water Ring Main, que incrementaría en gran manera el suministro londinense de agua. El sistema consiste en una tubería maestra, o túnel, de 80 kilómetros de longitud y 2,5 metros de diámetro, enterrada a una profundidad media de 40 metros y capaz de conducir más de 1.000 millones de litros de agua diarios. El sistema de canalización circular permite que se regule el flujo del agua en cualquier dirección; de este modo, cada vez que una sección necesita mantenimiento, se desconecta del sistema sin problemas. El agua procedente de las estaciones depuradoras entra en el túnel atraída por la fuerza de gravedad y luego es bombeada directamente a la red de suministro local ya existente o a depósitos de almacenamiento temporal.
¿Por qué tenía que estar a tanta profundidad esta tubería maestra, que, por cierto, es la más larga de toda Gran Bretaña? Porque el subsuelo de Londres es un verdadero laberinto —12 líneas de ferrocarril y los conductos habituales de servicios públicos—, y obviamente había que evitar tales obstáculos. Cuando los ingenieros descubrieron inesperadamente la profunda cimentación sobre pilotes de un edificio, que les había pasado inadvertida en las mediciones iniciales del terreno, las obras se demoraron más de diez meses.
La construcción se programó por etapas. Aunque no se esperaba tropezar con grandes problemas al excavar el terreno arcilloso de aquella región, la perforación tuvo que abandonarse por más de un año en el punto inicial, en Tooting Bec, al sur del Támesis. En ese punto los operarios penetraron en un estrato de arena que contenía agua a mucha presión y que acabó engullendo la máquina perforadora. Para resolver esta dificultad, los contratistas decidieron congelar el terreno inyectando salmuera a 28 °C bajo cero por los agujeros de perforación. Luego abrieron otro pozo cerca de allí, perforaron la zona congelada y recuperaron la máquina para seguir excavando.
En vista de lo sucedido, los ingenieros vieron la necesidad de idear un método para revestir el túnel con hormigón. También se hizo patente que aquel terreno tan inestable requería el uso de una máquina perforadora de otro tipo. La solución estaba en cierta máquina equilibrada ante el empuje de tierras, de manufactura canadiense. Con la compra de tres de estas máquinas, la velocidad de perforación aumentó al doble: 1,5 kilómetros por mes.
Construcción asistida por computadora
Las mediciones de las visuales para la ubicación de los pozos se obtuvieron mediante el método tradicional de agrimensura con teodolito, desde las azoteas, y luego se comprobaron electrónicamente. Aunque este método resultó adecuado en aquella etapa de la obra, una vez empezada la perforación del túnel no serviría para garantizar la alineación exacta bajo tierra.
Por eso, a partir de entonces se recurrió a la tecnología moderna y se usó el sistema global de posicionamiento, más conocido por GPS, que utiliza un receptor sintonizado con un satélite GPS en órbita alrededor de la Tierra. Se compararon las señales emitidas por varios satélites y, con la ayuda de una computadora, se combinaron las medidas obtenidas. Una vez hecho esto, se utilizaron mapas de la organización gubernamental británica Ordnance Survey para señalar la ubicación de los 21 pozos y los 580 agujeros de perforación a lo largo de la trayectoria del túnel. Al disponer de estos datos, los operarios pudieron trabajar con gran precisión.
Control computarizado
Satisfacer la necesidad de agua de seis millones de clientes no es tarea fácil. La demanda puede fluctuar no solo de una estación a otra sino también de un día a otro. Por eso es preciso efectuar un control durante las veinticuatro horas del día para asegurarse de que en todo momento se mantengan los niveles adecuados de presión y calidad. ¿Cómo puede conseguirse esta coordinación tan esencial? Mediante un sistema de control computarizado que costó 5.000.000 de dólares.
Cada bomba de pozo es controlada mediante su propia computadora, y el costo de funcionamiento se mantiene al mínimo utilizando electricidad barata, es decir, la que se toma durante las horas de menor consumo. La computadora maestra, situada en Hampton, al oeste de Londres, regula toda la red. Las computadoras obtienen datos de unos cables de fibra óptica fijados a los conductos que pasan por las paredes del túnel y los transmiten a través de monitores de televisión de circuito cerrado.
La calidad del agua se comprueba a intervalos diarios, semanales y mensuales. El periódico The Times dice que “para comprobar la calidad del agua se realizan 60 análisis obligatorios destinados a detectar 120 sustancias, entre ellas nitratos, oligoelementos, pesticidas y otros disolventes químicos”. Estas mediciones se efectúan automáticamente y se transmiten a la central informática para que se interpreten y se tomen las medidas necesarias. También se cuenta con un servicio de catadores de agua que periódicamente evalúan su calidad.
Previsiones para el futuro
Esta maravilla de la ingeniería moderna ya suministra diariamente 583.000.000 de litros de agua potable a una población diseminada por los 1.500 kilómetros cuadrados del Gran Londres. Cuando esté en pleno funcionamiento, satisfará aproximadamente el 50% de la demanda actual de agua, lo que descargará considerablemente otras fuentes de suministro.
Pero ni siquiera eso bastará. De ahí que se esté pensando en extender el sistema de canalización circular otros 60 kilómetros a principios del próximo siglo. Desde luego, es una solución ingeniosa para un problema difícil.
[Ilustración de la página 15]
Corte transversal del subsuelo de Londres, en el que se ve la tubería maestra debajo de otros conductos de servicios
S
Pozos y tubería maestra nuevos
Río Támesis
N
Túneles del ferrocarril subterráneo
[Reconocimiento]
Basado en una foto: Thames Water
[Ilustración de la página 16]
Máquina perforadora para la construcción de la tubería maestra
[Reconocimiento]
Foto: Thames Water
[Ilustración de la página 17]
Construcción de la tubería maestra
[Reconocimiento]
Foto: Thames Water