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  • Vida de calidad para los amputados
  • ¡Despertad! 1999
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¡Despertad! 1999
g99 8/6 págs. 6-8

Vida de calidad para los amputados

“ALPINISTA vuelve a la cima”, dijo un periódico cuando Tom Whittaker alcanzó la cumbre del monte Everest. Aunque muchos habían coronado antes el elevado pico, Whittaker era el primer amputado en realizar tal hazaña. Había perdido un pie en un accidente de tránsito, pero la implantación de una prótesis lo facultó para reanudar la práctica de su deporte. Los miembros artificiales permiten a millares de personas amputadas disfrutar de una alta calidad de vida. De hecho, ya no es extraño verlas participando en carreras de velocidad, jugando al baloncesto o montando en bicicleta.

Si bien los primeros modelos de piernas y manos artificiales consistían en palos y garfios toscos, fueron mejorando a medida que las guerras dejaban millares de personas mutiladas. No sorprende, pues, que el mérito de haber introducido la primera generación de verdaderas prótesis se atribuya a un cirujano militar del siglo XVI, el francés Ambroise Paré. Los aparatos ortopédicos de la actualidad utilizan sistemas hidráulicos, articulaciones de rodilla ultramodernas, pies flexibles hechos con fibra de carbón, silicona, plásticos y otros productos de tecnología avanzada para dar a muchas personas la oportunidad de caminar y moverse con una naturalidad y comodidad nunca antes soñadas. Los avances de la microelectrónica han hecho posible que los brazos y las manos artificiales funcionen de forma más natural. Estos dispositivos también han mejorado estéticamente. Las extremidades artificiales ahora llevan dedos, y algunas hasta parece que tuvieran venas. De hecho, a una modelo que perdió una pierna debido al cáncer le colocaron una prótesis de apariencia tan natural que pudo seguir con su profesión.

La actitud mental es importante

No obstante, la especialista en salud mental Ellen Winchell dice: “Cuando experimentamos una crisis personal, como una amputación, se pone seriamente a prueba todo aspecto de nuestro ser: físico, emocional, mental y espiritual”. Considere el caso de William, a quien se le gangrenó una pierna tras sufrir una herida. “Un factor clave para superar cualquier trance en la vida —dice él— es la actitud mental. Nunca he visto mi discapacidad como un impedimento. Al contrario, he mantenido una actitud positiva ante los reveses que he sufrido desde el accidente.” Ellen Winchell, a quien también le amputaron una extremidad, coincide al decir que las personas optimistas tienen mayores posibilidades de adaptarse a la pérdida de un miembro que las pesimistas. Como declara la Biblia, “un corazón que está gozoso hace bien como sanador” (Proverbios 17:22).

¡Despertad! entrevistó a varios cristianos que se han adaptado bien a la pérdida de un miembro. La mayoría de ellos indicaron que los amputados procuran no acomplejarse mucho ni hacer un secreto de sus discapacidades. “Más me molesta el que otros piensen que se trata de un tema tabú —manifestó Dell, quien perdió la pierna izquierda al nivel de la rodilla—. En mi opinión, eso es lo que hace sentir mal a todos.” Algunos especialistas aconsejan que si usted ha perdido la mano derecha y lo presentan a alguien, tome la iniciativa de estrechar la mano con la izquierda. Y si alguien le pregunta acerca de su prótesis, cuéntele qué pasó. El que usted hable cómodamente del asunto ayudará a su interlocutor a relajarse, y la conversación no tardará en derivar hacia otros temas.

Hay un “tiempo de reír” (Eclesiastés 3:4b). Una mujer que perdió una mano dice: ‘Ante todo, mantenga el sentido del humor. Recuerde siempre que la actitud que uno tenga para consigo mismo determina en gran manera la actitud del mundo para con uno’.

“Tiempo de llorar”

Cuando Dell perdió la pierna, dijo: “¡Ahora sí que mi vida está acabada!”. Florindo y Floriano, de Angola, quedaron mutilados por la explosión de una mina terrestre. El primero cuenta que lloró tres días y tres noches. El segundo también tuvo que luchar con sus emociones. “Apenas tenía 25 años —escribe—. Un día podía hacerlo todo, y al siguiente ni siquiera podía ponerme en pie. Me sentía deprimido y descorazonado.”

Hay un “tiempo de llorar” (Eclesiastés 3:4a), y es natural pasar por un período de dolor cuando se experimenta una pérdida grave (compárese con Jueces 11:37; Eclesiastés 7:1-3). “La manera de librarse del dolor es pasando por él”, escribe Ellen Winchell. Expresarle los sentimientos a alguien que sepa escuchar suele ser muy útil (Proverbios 12:25). Ahora bien, el dolor no es eterno. Algunas personas quizás se vuelvan temporalmente más volubles, criticonas, ansiosas o retraídas ante la pérdida traumática de un miembro; pero, normalmente, estos sentimientos van cediendo. Si no es así, la persona puede estar sumida en una depresión grave y requerir atención médica. Los familiares y amigos deben estar atentos a cualquier signo que indique que su ser amado necesita este tipo de ayuda.a

W. Mitchell, que es parapléjico, escribe: “Todos necesitamos de personas que se interesen por nosotros. Es posible encarar casi toda situación en la vida si uno sabe que está rodeado de amigos y familiares; pero un pequeño contratiempo puede descarrilar a una persona que intente abrirse paso en la vida sola. Y las amistades no se tienen por casualidad. Si no se comienzan y se mantienen activamente, se marchitan” (compárese con Proverbios 18:24).

Vida de calidad para los discapacitados

Pese a su discapacidad, muchas personas con miembros amputados disfrutan de una vida de calidad. Russell, por ejemplo, nació con solo la parte superior de la pierna izquierda. A sus 78 años, sigue haciendo ejercicio regularmente y vive una vida plena, aunque ahora usa bastón. Alegre por naturaleza, confiesa que desde hace mucho tiempo lo apodan Happy (Feliz).

Douglas, que perdió una pierna en la segunda guerra mundial, camina con la ayuda de una prótesis moderna. Como testigo de Jehová, lleva seis años en el servicio de precursor regular, o evangelizador de tiempo completo. ¿Y recuerda a Dell, que pensó que su vida había acabado cuando perdió la pierna? También él lleva una vida satisfactoria como precursor, y es capaz de ganarse el sustento.

Ahora bien, ¿cuál es la situación de las personas mutiladas en los países pobres o en los que están devastados por la guerra? La Organización Mundial de la Salud informa: “La realidad hoy es que solo una pequeña proporción de discapacitados reciben asistencia”. Muchos tienen que valerse de bastones y muletas toscas para desplazarse, si bien a veces se consigue alguna ayuda. Floriano y Florindo, los angoleños víctimas de las minas terrestres, obtuvieron una prótesis a través de la Cruz Roja Internacional y el gobierno suizo. Floriano es un feliz siervo ministerial en la congregación local de los testigos de Jehová, y Florindo es anciano y evangelizador de tiempo completo.

Cierta asociación que cuida de los discapacitados lo expresó aptamente al decir: “No hay más minusválido que el descorazonado”. Es interesante el hecho de que la Biblia ha desempeñado un papel importante en dar ánimo a los discapacitados. “Aprender la verdad de la Biblia durante mi recuperación me ayudó enormemente”, afirma Dell. Lo mismo dice Russell: “La esperanza de la Biblia me ha ayudado siempre a superar las dificultades”. ¿Qué esperanza ofrece la Biblia para los discapacitados?

[Nota]

a Véase el artículo “Cómo ayudar a los deprimidos a recobrar el gozo”, de La Atalaya del 15 de marzo de 1990.

[Recuadro de la página 8]

El dolor fantasma

La sensación del miembro fantasma es la impresión real que tiene la persona de que el miembro amputado aún está presente. Es una sensación normal que se experimenta tras la cirugía, y es tan real que un folleto para amputados dice: “Tenga presente la sensación fantasma cuando se levante de la cama o de la silla sin su prótesis. Mire siempre hacia abajo para recordar que su pie está ausente”. Una paciente a la que le amputaron ambas piernas quiso incorporarse para estrechar la mano del médico, pero cayó al suelo.

Otra dificultad es el dolor fantasma, el dolor real que parece localizarse en el miembro amputado. Su intensidad, tipo y duración varían de una persona a otra. Afortunadamente, tanto la sensación como el dolor fantasma suelen disminuir con el tiempo.

[Ilustración de la página 6]

Las prótesis modernas hacen la vida mucho más agradable a una gran cantidad de discapacitados

[Reconocimiento]

Foto: cortesía de RGP Prosthetics

[Ilustración de la página 7]

Afligirse es una reacción normal ante una pérdida grave

[Ilustración de la página 8]

Muchos discapacitados disfrutan de una vida de calidad

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