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Guía para la Escuela del Ministerio Teocrático
sg estudio 5 págs. 24-29

Estudio 5

Sepa escuchar

 1-5. ¿Qué significa escuchar, y por qué es importante, especialmente en las reuniones de congregación?

1 Su progreso como ministro de Jehová depende a grado considerable de cómo escuche. Durante toda su vida el escuchar desempeña un papel importante en el aprendizaje. Usted escucha cuando oye con atención meditativa, pero si su atención no está enfocada en lo que se dice, las palabras que se hablan caen en oídos sordos. Sin duda usted ha hablado a personas que le han dado solo parte de su atención. Prescindiendo de lo frecuentemente que hayan concordado con usted, usted sabía que realmente no estaban entendiendo y por lo tanto en verdad no estaban obteniendo beneficio de lo que usted decía. ¡Qué cuidadosos debemos ser, pues, de modo que sepamos escuchar a todo tiempo, pero especialmente al asistir a un curso en educación divina! Como dice Proverbios 1:5: “El sabio escuchará y absorberá más instrucción.”

2 Las reuniones de congregación son parte del programa educativo que se nos suministra por medio de la organización de Jehová. Al escuchar atentamente mostramos respeto a Jehová y a la provisión que ha hecho para educarnos. Pero Dios conoce nuestra hechura y que a veces quizás tendamos a dejar que nuestra atención divague, de modo que en su invitación para que comamos de la abundancia de alimento espiritual que provee, dice con énfasis: “Escúchenme atentamente, y coman lo que es bueno, . . . Inclinen su oído y vengan a mí. Escuchen, y su alma se mantendrá viva.” (Isa. 55:2, 3) Si queremos tener vida eterna y ayudar a otros a obtener ese galardón, entonces tenemos que escuchar cuidadosamente y captar los pensamientos de Dios.—Heb. 1:1, 2; 2:1.

3 El escuchar atentamente también demuestra debida humildad, y todos tenemos buena razón para ser humildes. Todos podemos aprender de otra persona; ninguno de nosotros lo sabe todo. Aun si el que estuviera hablando careciera de afluencia o alguna otra cualidad del discursante capacitado, la humildad genuina debería hacer que diéramos ayuda y estímulo por medio de mostrarnos atentos y responder a lo que diga. ¿Y quién sabe si no tratará algún aspecto o algún matiz de significado que nunca antes se nos haya ocurrido? De la boca de infantes, hablando espiritualmente, Jehová puede suministrar iluminación.—Mat. 11:25.

4 El prestar atención estrecha es vital con respecto a las reuniones de congregación porque las cosas que aprendemos son cosas que debemos aplicar en nuestra vida. Es por medio de adquirir “conocimiento exacto” que podemos vestirnos de la nueva personalidad. (Col. 3:9, 10) Pero si no escuchamos cuidadosamente, si no prestamos atención a los detalles, quizás no comprendamos plenamente qué cambios son necesarios en nuestra vida y por lo tanto puede estorbarse nuestro crecimiento espiritual. Además, es importante poder dar las respuestas correctas en los repasos orales o escritos. ¡Pero cuánto más deberíamos poder dar, en el ministerio del campo, una razón a todo el que nos pregunte en cuanto a la grandiosa esperanza que atesoramos!

5 A medida que usted cultive el hábito de prestar atención estrecha a lo que se dice, mejorará en cuanto a poder recordar las cosas que oye.

 6-8. ¿Cómo puede usted evitar que su mente divague cuando se pronuncia un discurso?

6 Cómo escuchar. Es fácil dejar que otros asuntos nos distraigan en las reuniones. Quizás nos preocupen cosas que hayan sucedido durante el día o estemos pensando en algo que tenga que hacerse mañana. Pero, si uno no está escuchando atentamente lo que se está diciendo, ¿para qué está presente? Por eso, uno tiene que disciplinarse, tener bien asidas las riendas de sus pensamientos. Uno debe resolverse a dar atención plena a lo que se está considerando, y negarse a permitirle a la mente divagar. Debe ser como si uno hubiera dejado caer un telón mental que aislara de la mente todo pensamiento que fuera ajeno al asunto que se estuviera considerando. Eso es concentración.

7 Una buena manera de protegerse contra el hábito de divagar o soñar despierto es anotar puntos y textos bíblicos que use el discursante. Sean pocos sus apuntes, porque si son muchos distraerán su atención, mientras que unos cuantos le ayudarán a concentrar. Estos apuntes le podrían ser valiosos más tarde en otra ocasión. Pero, aun si usted nunca los usara de nuevo, ciertamente le ayudan a fijar atentamente la atención en lo que se dice. Usted llega a estar profundamente absorto en el asunto que se considera y puede determinar con exactitud los argumentos principales del discursante.

8 En una conversación ordinaria es buena indicación de que la otra persona está escuchando el que esa persona haga preguntas inteligentes sobre el asunto que se considera. Así, también, al escuchar usted un discurso preparado una buena evidencia de que está atento es hacerse preguntas edificantes y entonces esperar para ver si el discursante las contesta. Entre otras cosas, pregúntese cómo podría usted usar la información que se presenta.

 9. ¿Cómo puede usarse ventajosamente al escuchar un discurso la comparativamente rápida velocidad del pensamiento?

9 La persona de término medio piensa mucho más rápidamente de lo que el discursante puede hablar, lo cual deja tiempo para que pensamientos ajenos entren en la mente. Se ha calculado que se piensa a una velocidad promedio de unas 400 palabras por minuto, pero se habla a una velocidad promedio de aproximadamente 125 palabras por minuto. No obstante, podemos usar esta velocidad de pensamiento para nuestro provecho si reflexionamos en la información que se presenta, resumiéndola, repasándola, y fijándola así con firmeza en la mente.

10, 11. ¿Cómo puede el motivo correcto ser una ayuda en cuanto a escuchar?

10 Otra cosa que le ayuda a conseguir los puntos importantes que ofrece un discursante es escuchar con el motivo correcto. No es nuestro objetivo escuchar con el fin de criticar la información y la exposición del discursante. En la escuela del ministerio el superintendente nombrado tiene la responsabilidad de ofrecer consejo. Eso, pues, nos deja libres a los demás para concentrarnos en la información útil que el discursante ofrezca.

11 También, cuando el superintendente de la escuela ofrece consejo a los discursantes estudiantiles, rara vez será de provecho el que otro estudiante manifieste si concuerda con el consejo que se ha dado o no. Pero definitivamente le será provechoso preguntarse si el mismo consejo le aplica a él o no, y qué beneficio puede derivar él personalmente del consejo. Así, al saber escuchar, cada discurso que se pronuncia es una ayuda para su progreso en vez de estar limitado su adelantamiento a las ocasiones en que personalmente tiene una asignación para hablar.

12. ¿De qué manera pueden los niños aprender a saber escuchar?

12 A los jóvenes y a los niñitos también se les debe enseñar a escuchar atentamente. Algo que les ayuda es que estén sentados en un lugar donde estén bajo la vigilancia de sus padres. Si pueden leer, les es estimulador tener su propio ejemplar de la publicación que se usa. Hablando en términos generales, no es prudente permitirles ocuparse en ese tiempo con material que sea ajeno al programa. Como estímulo para que escuchen se les puede indicar que cuando regresen a casa se les pedirá que repitan algo que hayan aprendido. Y se les debe dar amoroso encomio si de hecho recuerdan o hacen mención especial de algo que se haya dicho durante la reunión.—Deu. 31:12.

13, 14. ¿Cómo pueden los hábitos de comer afectar nuestro escuchar?

13 Se hace más fácil concentrar si cuidadosamente hemos evitado tener una comida pesada inmediatamente antes de la hora de la reunión, porque esto causa soñolencia. Esto se debe a que los recursos del cuerpo se están usando para atender la digestión, y queda un mínimo de éstos para mantener el funcionamiento de los procesos de pensar de uno. Estando entorpecida así la percepción mental, hay peligro de sencillamente escuchar con pesadez lo que se dice, sin respuesta ni aprecio profundo, o de por completo quedarse dormido.

14 Quizás hasta más importante es programar sus asuntos de modo que pueda estar presente con regularidad para la instrucción que se presenta. En muchas escuelas hay estudiantes que faltan a algunas clases y después tratan de repasar el material ellos mismos. Pero difícilmente se beneficia uno de instrucción que no oye. No deje que ni familia ni amigos le impidan estar presente en las reuniones. Asegúrese de estar presente para oír con regularidad sostenedora de vida las verdades que se presentan, tomadas de la Palabra de Dios.

15, 16. Explique cómo podemos examinarnos y mejorar en cuanto a la manera en que escuchamos en las reuniones.

15 Examinando cómo escucha. Cada semana pasamos cinco horas en reuniones de congregación, y durante la mayor parte de ese tiempo tenemos la oportunidad de aprender por medio de escuchar. ¿Usa usted personalmente de la mejor manera posible ese tiempo? ¿Cuánto del excelente material que abarca cada semana el discursante público retiene usted? Después de asistir a la escuela del ministerio y la reunión de servicio, ¿puede usted decir en sus propias palabras cuál fue la idea principal de cada discurso, o descubre que a veces no puede siquiera recordar quién estuvo en el programa? ¿Obtendría usted provecho más pleno por medio de hacer un esfuerzo mayor por concentrar la atención, quizás hasta haciendo apuntes? Trate esto. Entonces repase las ideas principales al hablar con otros después de las reuniones.

16 Durante varias de nuestras reuniones semanales se hacen preguntas y se invita al auditorio a comentar. Esos comentarios a menudo reflejan horas de estudio personal y años de experiencia. Cuando otros ofrecen comentarios, ¿escucha usted verdaderamente lo que están diciendo? ¿Escucha usted con suficiente atención, de modo que, al terminar ellos, usted pueda repetir en sus propias palabras la esencia de lo que hayan dicho? Trate de hacer precisamente eso, y se deleitará por lo mucho más que realmente oirá.

17. ¿Qué nos ayudará a mantener fija nuestra atención mientras se leen párrafos?

17 En estas reuniones también se efectúa mucha lectura. Tanto en el estudio de La Atalaya como en el estudio de libro de congregación se leen los párrafos. ¿Escucha usted realmente lo que se lee, o deja que su mente divague durante la lectura? En los párrafos hay un caudal de detalles que el tiempo no permite abarcar por medio de los comentarios orales. Además, la repetición en la lectura de los puntos principales que se han comentado ayuda a grabar la información en la mente. ¡Qué mucho podemos aprender si realmente escuchamos todo lo que se lee en las reuniones! Algo que le ayudará a lograrlo es enfocar sus ojos en la información impresa además de escuchar.

18-20. ¿Qué recompensa reciben los que escuchan solícitamente?

18 Los que escuchan solícitamente son recompensados. Los que escuchan solícitamente reconocen que hay mucho que aprender y están deseosos de conseguir lo más que puedan. Prestan atención al consejo de Proverbios 2:3, 4: ‘Clama por el entendimiento mismo y da tu voz por el discernimiento mismo, sigue buscando esto como a la plata.’ A medida que investigan, Jehová los bendice, porque ha prometido lo siguiente: “En tal caso entenderás el temor de Jehová, y hallarás el mismísimo conocimiento de Dios. . . . entenderás justicia y juicio y rectitud, el derrotero entero de lo que es bueno.”—Pro. 2:5, 9.

19 Es verdad que para ser personas que sepan escuchar tenemos que disciplinarnos. ¡Pero qué recompensador es! Se hace fácilmente manifiesto que estamos creciendo espiritualmente. Se efectúan cambios provechosos en nuestra vida. Y nos hacemos más hábiles en dar a saber las buenas nuevas tanto desde la plataforma como en el ministerio del campo.

20 Aunque es posible que tengamos muy poco tiempo para estudio personal, todos tenemos la oportunidad de escuchar mucho en las reuniones de congregación. ¡Qué importante, pues, es la calidad de nuestro escuchar! Y puesto que las cosas que oímos tienen que ver con nuestro servicio a Jehová y nuestra vida eterna, ¡qué apropiado es este consejo de Jesús: “Presten atención a cómo escuchan!”—Luc. 8:18.

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