Capítulo 16
Reuniones para adorar y recibir instrucción y ánimo
LAS reuniones de congregación son una parte importante de la actividad de los testigos de Jehová. Hasta cuando las circunstancias lo hacen muy difícil, procuran asistir con regularidad a sus reuniones, en conformidad con la exhortación bíblica: “Considerémonos unos a otros para incitarnos al amor y a las obras excelentes, sin abandonar el reunirnos, como algunos tienen por costumbre, sino animándonos unos a otros, y tanto más al contemplar ustedes que el día se acerca”. (Heb. 10:24, 25.) Donde es posible, cada congregación celebra reuniones tres veces por semana, lo que significa un total de 4 horas y 45 minutos. Sin embargo, tanto la naturaleza de las reuniones como su frecuencia han variado según las necesidades.
En el siglo primero las manifestaciones de los dones milagrosos del espíritu fueron una característica notable de las reuniones cristianas. ¿Por qué? Porque mediante aquellos dones Dios daba testimonio de que ya no utilizaba al sistema religioso judío y de que Su espíritu descansaba entonces sobre la congregación cristiana recién formada. (Hech. 2:1-21; Heb. 2:2-4.) En las reuniones de los cristianos primitivos se oraba, se cantaban alabanzas a Dios y se destacaba el profetizar (es decir, la transmisión de revelaciones de la voluntad y el propósito divinos) y el impartir instrucción que edificara a los que escucharan. Aquellos cristianos vivieron en una época de acontecimientos maravillosos relacionados con el propósito de Dios. Tenían que comprenderlos y saber cómo obrar en armonía con estos. Sin embargo, algunos no mostraron equilibrio en su manera de dirigir las reuniones y, como muestra la Biblia, necesitaron consejo para actuar de la manera más provechosa. (1 Cor. 14:1-40.)
En los años setenta del siglo XIX y después, ¿se vieron también los rasgos distintivos de las reuniones de los primeros cristianos en las reuniones de los Estudiantes de la Biblia?
Sustento espiritual para los primeros Estudiantes de la Biblia
En 1870 Charles Taze Russell y un pequeño grupo de colaboradores de Allegheny (Pensilvania) y sus alrededores formaron una clase para el estudio de la Biblia. Como resultado de sus reuniones, su amor a Dios y a su Palabra fue aumentando y su entendimiento de lo que la Biblia misma enseña se hizo más profundo. En aquellas reuniones no se hablaba en lenguas de forma milagrosa. ¿Por qué no? Porque aquellos dones milagrosos habían cumplido su objetivo en el siglo primero y, como había predicho la Biblia, habían cesado. “El siguiente paso del progreso —explicó el hermano Russell— era la manifestación de los frutos del espíritu, como lo señala claramente san Pablo.” (1 Cor. 13:4-10.) Además, al igual que en el siglo I, estos cristianos tenían que efectuar una obra de evangelización urgente, y para ello necesitaban estímulo. (Heb. 10:24, 25.) Poco tiempo después celebraban dos reuniones semanales.
El hermano Russell comprendió la importancia de que los siervos de Jehová fueran un pueblo unido, sin importar dónde se hallaran en el mundo. De ahí que en 1879, poco después de empezar a publicarse la revista Watch Tower, hoy conocida en español como La Atalaya, se invitara a los lectores a solicitar la visita del hermano Russell o de uno de sus colaboradores. Se avisaba con claridad: “No se cobra ni se acepta dinero”. Cuando llegaron algunas solicitudes, el hermano Russell hizo un viaje de un mes que lo llevó hasta Lynn (Massachusetts), y celebró reuniones en cada parada que duraron de cuatro a seis horas. Trató sobre el tema: “Asuntos relacionados con el Reino de Dios”.
A principios de 1881 el hermano Russell dio esta exhortación a los lectores de la revista Watch Tower que aún no celebraban reuniones regulares donde vivían: “Organicen una en su propia casa con su familia, o hasta con las pocas personas que se interesen. Lean, estudien, alaben y adoren juntos, y donde dos o tres se reúnan en Su nombre, el Señor estará entre ustedes, como maestro suyo. Así eran algunas de las reuniones de la iglesia en el tiempo de los apóstoles. (Véase Filemón, 2)”.
El programa que se sigue en las reuniones tuvo un desarrollo gradual. Se daban sugerencias, pero se dejaba que cada grupo, teniendo en cuenta sus circunstancias, decidiera qué era lo mejor para ellos. De vez en cuando alguien presentaba un discurso, pero se daba más énfasis a las reuniones en las que todos pudieran participar libremente. Al principio algunas clases de los Estudiantes de la Biblia no usaron mucho las publicaciones de la Sociedad en sus reuniones, pero los ministros viajantes, los peregrinos, les ayudaron a ver lo valioso que era hacer esto.
Después de haberse publicado varios tomos de Millennial Dawn (La Aurora del Milenio), empezaron a usarse como base para el estudio. En 1895 a los grupos de estudio se les llamó Círculos de la Aurora para Estudios Bíblicos.a En Noruega algunos los llamaron más tarde “reuniones de lectura y conversación —y añadieron—: Se leían en voz alta porciones de los libros del hermano Russell, y cuando alguien tenía comentarios o preguntas [...], levantaba la mano”. El hermano Russell recomendó que en aquellos estudios los participantes emplearan diferentes traducciones de las Escrituras, referencias marginales de la Biblia y concordancias bíblicas. Los grupos solían ser de tamaño moderado y se reunían en hogares particulares en una noche conveniente para todos. Aquellas reuniones fueron predecesoras del actual Estudio de Libro de Congregación.
El hermano Russell se dio cuenta de que se requería más que un simple estudio de asuntos doctrinales. Debería haber también expresiones de devoción que infundieran en el corazón de las personas aprecio al amor de Dios y un deseo de honrarle y servirle. Se instó a las clases a organizar una reunión especial con ese fin una vez a la semana. A veces se las llamaba “Reuniones de las Cabañas” porque tenían lugar en hogares particulares. El programa constaba de oraciones, himnos de alabanza y testimonios de los presentes.b A veces aquellos testimonios eran experiencias animadoras; se incluían también pruebas, dificultades y situaciones críticas a las que se hubieran enfrentado recientemente. En algunos lugares esas reuniones no lograban su objetivo, pues se daba demasiado énfasis a individuos. Mediante la revista The Watch Tower se dieron bondadosas sugerencias para mejorarlas.
Recordando aquellas reuniones, Edith Brenisen, esposa de uno de los primeros peregrinos estadounidenses, dijo: “Era una noche para meditar en el cuidado amoroso de Jehová y para asociarnos estrechamente con nuestros hermanos y hermanas. Mientras escuchábamos algunas de sus experiencias llegábamos a conocerlos mejor. Observar su fidelidad, ver cómo vencían sus dificultades, a menudo nos ayudaba a resolver algunas de nuestras propias perplejidades”. Sin embargo, con el tiempo quedó claro que las reuniones más provechosas eran las que se preparaban con el fin de equipar a cada uno para la evangelización.
En algunos lugares, el proceder que se seguía en la reunión del domingo preocupaba a los hermanos. Algunas clases trataban de estudiar la Biblia versículo por versículo. Pero a veces las diferencias de opinión en cuanto al significado no fortalecían en absoluto. Para mejorar la situación, algunos miembros de la congregación de Los Ángeles (California) prepararon bosquejos para el estudio de temas bíblicos, con preguntas y remisiones a la Biblia que toda la clase podía examinar antes de asistir a la reunión. En 1902 la Sociedad presentó una Biblia que contenía “Ayudas para el estudio bereano de la Biblia” y un índice de temas.c Para más simplificación, a partir del número del 1 de marzo de 1905 de la revista Watch Tower se suministraron bosquejos para analizarlos en la congregación, que constaban de preguntas y remisiones a la Biblia y a publicaciones de la Sociedad para estimular la investigación. Ese sistema continuó hasta 1914, año en el que se empezaron a publicar preguntas de estudio para los tomos de Studies in the Scriptures (Estudios de las Escrituras) que podían usarse como base para los Estudios Bereanos.
Todas las clases tenían la misma materia de estudio, pero la cantidad de reuniones semanales variaba de una a cuatro, o incluso más, según se organizara en cada lugar. A partir de 1914, en Colombo (Ceilán, ahora Sri Lanka), se tenían reuniones los siete días de la semana.
Se animaba a los Estudiantes de la Biblia a que investigaran, a ‘confirmarlo todo’, a expresar las ideas en sus propias palabras. (1 Tes. 5:21, Versión Autorizada.) El hermano Russell animó a comentar libremente toda la información que se estudiaba. También advirtió: “Nunca olviden que la Biblia es nuestra norma, y aunque vemos nuestras ayudas como procedentes de Dios, son solo ‘ayudas’ y no sustituyen a la Biblia”.
La Conmemoración de la muerte del Señor
Comenzando alrededor de 1876, los Estudiantes de la Biblia conmemoraron todos los años la muerte del Señor.d Al principio el grupo de Pittsburgh (Pensilvania) y de lugares próximos se reunió en la casa de uno de los hermanos. Para 1883 unas cien personas se daban cita en aquella zona, y se usaba un salón alquilado. Con el fin de acomodar a la gran asistencia que se esperaba en Pittsburgh en 1905, los hermanos decidieron emplear el espacioso Carnegie Hall.
Los Estudiantes de la Biblia entendieron que esta era una observancia anual, y no algo que hubiera de hacerse semanalmente. La fecha que observaban correspondía al 14 de Nisán del calendario judío, el tiempo en que murió Jesús. Con el transcurso de los años se perfeccionó la manera de calcular aquella fecha.e Sin embargo, el significado de la ocasión misma era lo más importante.
Aunque los Estudiantes de la Biblia se reunían para esta observancia conmemorativa en muchos lugares y en grupos de diversos tamaños, se invitaba a todo el que pudiera hacerlo a reunirse con los hermanos de Pittsburgh. De 1886 a 1893 se invitó en especial a los lectores de la Watch Tower a ir a Pittsburgh si podían, y lo hicieron; vinieron de diferentes partes de Estados Unidos y Canadá. Esto no solo les permitió celebrar juntos la Conmemoración, sino también fortalecer los lazos de unidad espiritual. No obstante, al aumentar la cantidad de las clases, tanto en Estados Unidos como en otras partes del mundo, no resultó práctico seguir tratando de reunirse en un solo lugar, y comprendieron que resultaría mucho más beneficioso que se reunieran con sus compañeros de creencia de la zona donde vivían.
Como indicó la revista Watch Tower, muchos afirmaban que creían en el rescate, y a ninguno se le impedía asistir a la conmemoración anual. Pero la ocasión tenía un significado especial para los que pertenecían realmente al “rebaño pequeño” de Cristo. Estos eran quienes participarían en el Reino celestial. Cuando Jesús instituyó la Conmemoración la noche antes de morir, fue a aquellos a quienes se ofrecía esa esperanza a los que dijo: “Sigan haciendo esto en memoria de mí”. (Luc. 12:32; 22:19, 20, 28-30.)
En particular a partir de los años treinta empezaron a ponerse de manifiesto los que conformarían la “gran muchedumbre” de otras ovejas. (Rev. 7:9, 10; Juan 10:16.) En aquel tiempo se les llamaba los Jonadab. Por primera vez, en su número del 15 de febrero de 1938 The Watchtower invitó específicamente a estos a estar presentes en la Conmemoración (en español, véase La Torre del Vigía de marzo); la invitación al acto conmemorativo decía: “Que cada compañía de los ungidos se reúna y celebre el Memorial el 15 de abril, después de las seis p.m. ante la presencia de sus compañeros, los Jonadabs”. Estos no asistieron como participantes, sino como observadores. Su presencia empezó a incrementar la concurrencia a la Conmemoración de la muerte de Cristo. En 1938 la asistencia total fue de 73.420 personas, mientras que los que participaron de los emblemas (el pan y el vino) fueron 39.225. En los años siguientes, se comenzaron a contar grandes cantidades de personas recién interesadas y otras que aún no habían llegado a ser testigos de Jehová activos entre aquellos que asistían como observadores. Por eso, en 1992, cuando la cantidad máxima de los que participaban en el ministerio del campo fue de 4.472.787, la asistencia a la Conmemoración fue de 11.431.171 y el número de los que participaron de los emblemas fue de solo 8.683. En algunos países la concurrencia ha sido hasta cinco o seis veces mayor que la cantidad de Testigos activos.
Debido a su aprecio profundo por el significado de la muerte de Cristo, los testigos de Jehová observan la Conmemoración aunque se hallen en circunstancias muy difíciles. Durante la guerra de Rhodesia (ahora Zimbabue), en los años setenta, no era posible salir de noche a causa de los toques de queda, de modo que los hermanos de algunos sectores tenían que reunirse en la casa de un testigo de Jehová durante el día y luego celebrar la Conmemoración al anochecer. Por supuesto, no podían regresar a su casa aquella misma noche, así que permanecían allí hasta el día siguiente. Aprovechaban el resto de la noche para cantar cánticos del Reino y contar experiencias, lo que para ellos era una fuente de estímulo adicional.
Durante la II Guerra Mundial se celebró la Conmemoración en los campos de concentración, aunque esto pudo haber significado castigo severo si los guardias se hubieran enterado. Mientras estuvo aislado en una prisión de la China comunista de 1958 a 1963, debido a su fe cristiana, Harold King celebró la Conmemoración lo mejor que pudo en medio de sus circunstancias. Más tarde contó: “Desde la ventana de mi prisión veía [cómo crecía] la Luna cerca del comienzo de la primavera. Calculaba tan cuidadosamente como podía la fecha para la celebración”. Improvisaba los emblemas necesarios, haciendo un poco de vino con grosellas negras y utilizando arroz, que no tiene levadura, para hacer el pan. Añadió: “Cantaba y oraba y pronunciaba un discurso regular para la ocasión, así como lo hubiera hecho en cualquier congregación del pueblo de Jehová. De modo que sentía que cada año estaba unido [a] mis hermanos [de] todo el mundo en esta importantísima ocasión”.
El lugar de los jóvenes
En los primeros años las publicaciones y las reuniones de los Estudiantes de la Biblia no se preparaban teniendo en cuenta a los jóvenes. Estos podían asistir a las reuniones, y algunos lo hacían y escuchaban atentamente. Pero no se hacía nada especial para que participaran en ellas. ¿Por qué no?
Los hermanos de entonces entendían que en poco tiempo todos los miembros de la novia de Cristo se unirían a él en la gloria celestial. En 1883 la revista Watch Tower explicó: “Los que estamos en preparación para la llamada celestial no podemos apartarnos de la labor especial de esta época, la de preparar a ‘la Novia, la esposa del Cordero’. La Novia tiene que aprestarse; y precisamente ahora, cuando se le están dando los últimos toques a su adorno nupcial, se requiere el servicio de todo miembro en esta obra actual de tanta importancia”.
Se instaba a los padres a aceptar la responsabilidad que Dios les daba de instruir espiritualmente a sus hijos. No se recomendaba tener escuelas dominicales separadas para los jóvenes. Era obvio que las escuelas dominicales de la cristiandad habían resultado ser perjudiciales. Los padres que enviaban a sus hijos a aquellas escuelas creían que aquello los eximía de la responsabilidad de darles instrucción religiosa. Los hijos, a su vez, al no acudir a sus padres como fuente principal de instrucción divina, no veían motivo para honrarles ni obedecerles como era debido.
Sin embargo, de 1892 a 1927 la revista Watch Tower apartó espacio para comentar sobre el texto bíblico que se trataba en “International Sunday School Lessons” (Lecciones para la escuela dominical internacional), algo que era popular entonces entre las iglesias protestantes. Durante mucho tiempo aquellos textos fueron escogidos por F. N. Peloubet, un clérigo de la Iglesia Congregacional, y sus colaboradores. La Watch Tower los analizaba desde el punto de vista de los Estudiantes de la Biblia y su comprensión superior de las Escrituras, libre de los credos de la cristiandad. Se esperaba introducir así la revista Watch Tower en algunas iglesias, presentar de ese modo la verdad, y que algunos feligreses la aceptaran. Por supuesto, la diferencia era obvia, y esto encolerizó al clero protestante.
Llegó el año 1918, y el resto, o los que quedaban de los ungidos, se hallaban aún en la Tierra. También había aumentado mucho la cantidad de niños en sus reuniones. Solían dejarlos jugar mientras los padres estudiaban. Sin embargo, los jóvenes también tenían que aprender a ‘buscar justicia, buscar mansedumbre’, para que se les ‘guardara en el día de la cólera del SEÑOR’. (Sof. 2:3, VA.) De modo que en 1918 la Sociedad instó a las congregaciones a preparar una clase para jóvenes de 8 a 15 años. En algunos lugares hasta hubo clases preliminares para los que eran demasiado pequeños para estar en la clase de los jóvenes. A la vez se recalcó de nuevo la responsabilidad de los padres con respecto a sus hijos.
Esto sirvió de base para otros proyectos futuros. En 1920 la revista The Golden Age (conocida hoy como ¡Despertad!) presentó una sección titulada “Juvenile Bible Study” (Estudio bíblico para los jóvenes), con preguntas acompañadas de citas bíblicas que daban las respuestas. Aquel mismo año se publicó The Golden Age ABC; este fue un folleto ilustrado que los padres podían usar para enseñar a sus hijos verdades bíblicas y cualidades cristianas. En 1924 se publicó el libro The Way to Paradise (El camino al Paraíso), escrito por W. E. Van Amburgh. Se preparó para “estudiantes de la Biblia de nivel intermedio”. Por algún tiempo se empleó en las reuniones organizadas para los jovencitos. Además, en Estados Unidos grupos que se llamaban “Testigos Jóvenes” organizaban sus propias salidas al servicio del campo. En Suiza un grupo de jóvenes formó una asociación llamada “La Juventud de Jehová”, para jóvenes entre 13 y 25 años de edad. La oficina del secretario estaba en Berna y publicaban una revista especial Jehovah’s Youth (La juventud de Jehová) que se imprimía allí en las prensas de la Sociedad. Aquellos jóvenes tenían sus propias reuniones y preparaban incluso dramas bíblicos como el que presentaron en el edificio Volkshaus, de Zurich, ante un auditorio de 1.500 personas.
Sin embargo, lo que sucedía era que dentro de la organización de los siervos de Jehová se iba desarrollando otra organización. Aquello no contribuía a la unidad, y se descontinuó en 1936. Durante una visita a Australia en abril de 1938, J. F. Rutherford, entonces presidente de la Sociedad, se enteró de que se estaba dando clase aparte a los niños mientras los adultos celebraban una asamblea. Inmediatamente hizo que trajeran a todos los niños al lugar de la asamblea, lo cual los benefició mucho.
Aquel mismo año La Torre del Vigía trató el tema de tener clases separadas para los jóvenes en la congregación. El estudio dio énfasis de nuevo a que los padres tienen la responsabilidad de instruir a sus hijos. (Efe. 6:4; compárese con Deuteronomio 4:9, 10; Jeremías 35:6-10.) También mostró que en la Biblia no hay precedente alguno que justifique la segregación de los jóvenes mediante una clase preparada para ellos. En lugar de eso, tenían que estar presentes con sus padres para escuchar la Palabra de Dios. (Deu. 31:12, 13; Jos. 8:34, 35.) Cuando fuera necesario dar una explicación adicional de la información que se estudiaba, los padres podían darla en casa. Además, los artículos señalaron que tener aquellas clases separadas perjudicaba la predicación de las buenas nuevas de casa en casa. ¿Por qué? Porque los instructores, no salían al servicio del campo a fin de prepararse para dar las clases. De modo que dejaron de tener clases separadas para los jóvenes.
Hasta el día de hoy los testigos de Jehová siguen teniendo la costumbre de que toda la familia asista junta a las reuniones de la congregación. Los padres ayudan a sus hijos a prepararse para que participen de la manera apropiada. Además, se ha provisto una excelente variedad de publicaciones para que los padres las utilicen al instruir a sus hijos en casa. Entre estas han estado los libros Hijos, en 1941; Escuchando al Gran Maestro, en 1971; Tu juventud... aprovechándola de la mejor manera, en 1976; Mi libro de historias bíblicas, en 1978, y Lo que los jóvenes preguntan.—Respuestas prácticas, en 1989.
Se provee lo necesario para ser evangelizadores activos
Desde que se publicó el primer número de la revista que hoy conocemos en español como La Atalaya, se ha recordado con regularidad a sus lectores el privilegio y la responsabilidad que tienen todos los cristianos verdaderos de proclamar las buenas nuevas del propósito de Dios. Las reuniones de congregación han ayudado a preparar su corazón y su mente para esta actividad, estimulando en ellos amor a Jehová y aumentando el conocimiento de su propósito. Sin embargo, en 1922 especialmente después de la asamblea de Cedar Point (Ohio), se dio más énfasis a lo que se iba logrando en el servicio del campo y a cómo participar en él eficazmente.
El Bulletin (Boletín),f una publicación relacionada directamente con el servicio del campo, contenía un testimonio breve (conocido entonces como un recorrido) que tenía que aprenderse de memoria para testificar a la gente. Durante gran parte de 1923, se dedicaba al comienzo de cada mes la mitad de la Reunión de Oración, Alabanza y Testimonio de los miércoles por la noche a dar testimonios sobre el servicio del campo con el fin de promover la unidad en la proclamación del Reino.
Ya para 1926, las reuniones mensuales en las que se hablaba del servicio del campo se llamaban Reuniones de los Trabajadores. Por lo general los asistentes eran aquellos que participaban en el servicio. En esas reuniones se analizaban métodos de predicación y se hacían planes para la actividad futura. Para 1928 la Sociedad instaba a las congregaciones a tener aquellas reuniones semanalmente. Durante los siguientes cuatro años las congregaciones empezaron a reemplazar la reunión de testimonio (o de declaración) con lo que se había llegado a conocer como la Reunión de Servicio, y la Sociedad instaba a todos a asistir. Por más de sesenta años las congregaciones han tenido este tipo de reunión semanal. Mediante discursos, presentaciones con participación del auditorio, demostraciones y entrevistas, se ha provisto ayuda específica con relación a todo aspecto del ministerio cristiano.
Ciertamente las reuniones de este tipo no se originaron en el siglo XX. Jesús mismo dio instrucciones detalladas a sus discípulos antes de enviarlos a predicar. (Mat. 10:5–11:1; Luc. 10:1-16.) Luego, los discípulos se fortalecieron unos a otros en reuniones donde se relataban experiencias que habían tenido en el ministerio. (Hech. 4:21-31; 15:3.)
Al principio no se daba instrucción de oratoria pública en las reuniones regulares de la congregación. Sin embargo, ya en 1916 se recomendó que los posibles oradores públicos tuvieran clases entre sí, en las que un anciano podía actuar de moderador, escuchando y aconsejando sobre cómo mejorar la preparación y presentación de los discursos. Aquellas reuniones, a las que asistían solamente miembros varones de la congregación, se llamaron más tarde Escuelas de los Profetas. Pensando en aquellos días, Grant Suiter dijo: “La crítica constructiva que recibí en la escuela no fue nada en comparación con la que recibí de mi padre personalmente después que él hubo asistido a una de las sesiones para escucharme tratar de pronunciar un discurso”. Para ayudar a los que querían progresar, los hermanos compilaron e imprimieron por su propia cuenta un libro que contenía instrucciones sobre oratoria, junto con bosquejos de diferentes discursos. Sin embargo, con el tiempo se descontinuaron las Escuelas de los Profetas. Según la necesidad que había en aquel tiempo, se concentró la atención en capacitar a todos los miembros de la congregación para que participaran plenamente en la evangelización de casa en casa.
¿Era posible capacitar a cada miembro de esta creciente organización internacional no solo para dar un testimonio breve y ofrecer literatura bíblica, sino también para que se expresara con eficacia y fuera maestro de la Palabra de Dios? Ese fue el objetivo de una escuela especial que se instituyó en 1943 en todas las congregaciones de los testigos de Jehová. El curso ya se había iniciado en la sede mundial de los Testigos en febrero de 1942. Todas las semanas se conducían las clases, y los estudiantes presentaban discursos y recibían consejo. Al principio, solo los varones presentaban discursos en la escuela, aunque se instaba a toda la congregación a estar presente, preparar las lecciones y participar en los repasos. En 1959 se dio a las hermanas el privilegio de matricularse para recibir instrucción sobre cómo tratar asuntos bíblicos con la gente.
Con relación a los resultados del funcionamiento de esta escuela, la sucursal de la Sociedad Watch Tower en Sudáfrica informó: “En poco tiempo este excelente [curso] logró ayudar a muchos hermanos que se habían imaginado que nunca serían discursantes públicos a hacerse muy eficientes en la plataforma y más eficaces en el campo. En todas partes de Sudáfrica los hermanos recibieron con gusto esta nueva provisión de Jehová y la pusieron en función con entusiasmo. Esto lo hicieron [...] a pesar de grandes obstáculos lingüísticos y falta de entrenamiento académico”.
La Escuela del Ministerio Teocrático sigue siendo una reunión de mucha importancia en las congregaciones de los testigos de Jehová. Casi todos los que pueden hacerlo se matriculan. Participan tanto jóvenes como mayores, Testigos nuevos y con mucha experiencia. Es un programa de educación que no cesa.
Se invita al público a ver y a escuchar
Los testigos de Jehová no son una sociedad secreta en absoluto. Sus creencias basadas en la Biblia se explican con claridad en publicaciones que puede obtener cualquier persona. Además, procuran invitar al público a sus reuniones para que vea y escuche por sí mismo lo que se hace allí.
Jesucristo instruyó personalmente a sus discípulos, pero también habló en público —a la orilla del mar, en una montaña, en sinagogas, en la zona del templo de Jerusalén— donde las multitudes pudieran escucharle. (Mat. 5:1, 2; 13:1-9; Juan 18:20.) Siguiendo su ejemplo, en los años setenta del siglo XIX los Estudiantes de la Biblia empezaron a organizar reuniones en las que amigos, vecinos y otras personas interesadas en su mensaje podían escuchar un discurso sobre el propósito de Dios para la humanidad.
Se hacían esfuerzos especiales por presentar aquellos discursos en lugares convenientes para el público. Esto se conocía como una extensión de las clases. En 1911 se instó a las congregaciones que tenían suficientes oradores capacitados a organizar reuniones en auditorios públicos de ciudades y pueblos vecinos. Cuando era posible, se organizaba una serie de seis discursos. Después del último discurso el orador preguntaba cuántos del auditorio estaban lo suficientemente interesados en estudiar la Biblia como para asistir a reuniones regulares. Durante el primer año se pronunciaron más de 3.000 de aquellos discursos.
A partir de 1914 se exhibió también en público el “Foto-Drama de la Creación”. Los hermanos no cobraban por la entrada. Desde entonces han empleado otras películas y presentaciones con diapositivas para ilustrar su mensaje. Desde los años veinte la Sociedad Watch Tower comenzó a dar uso pleno a la radiodifusión, y esto permitió que la gente escuchara discursos bíblicos en sus propios hogares. Después, en los años treinta, se grabaron en discos discursos de J. F. Rutherford que luego se pudieron escuchar en miles de reuniones públicas.
Para 1945 se había instruido a muchos en la oratoria pública mediante la Escuela del Ministerio Teocrático. En enero de aquel año dio comienzo una campaña bien coordinada de discursos públicos. La Sociedad proveyó una serie de ocho bosquejos para conferencias con información oportuna. Para anunciar los discursos se emplearon hojas sueltas y, a veces, pancartas o letreros. Además de usar los lugares donde se reunían regularmente las congregaciones, los hermanos procuraban organizar reuniones públicas en territorios donde no había congregaciones. Todos los miembros de la congregación podían colaborar en esta campaña, anunciando las reuniones, asistiendo personalmente, recibiendo bien a los nuevos y contestando sus preguntas. Durante el primer año de esta actividad especial hubo 18.646 reuniones públicas en Estados Unidos, con una concurrencia total de 917.352 personas. Al año siguiente la cantidad de reuniones públicas en Estados Unidos ascendió a 28.703. Y en Canadá, donde en 1945 tuvieron lugar 2.552 reuniones de ese tipo, hubo 4.645 al año siguiente.
Hoy en la mayoría de las congregaciones de los testigos de Jehová, las Reuniones Públicas son parte regular del programa semanal de reuniones. Consisten en un discurso durante el cual se anima a todos a buscar los textos en la Biblia mientras estos se leen y analizan. Estas reuniones son una fuente importante de instrucción espiritual tanto para la congregación como para los nuevos.
A menudo las personas que asisten por primera vez a las reuniones de los testigos de Jehová reciben una grata sorpresa. Un político prominente de Zimbabue fue a un Salón del Reino para saber qué se hacía allí. Era un hombre de disposición violenta, y fue deliberadamente sin afeitarse y despeinado. Creía que los Testigos le iban a echar. En vez de eso, le trataron con interés genuino y le animaron a tener un estudio bíblico en su hogar. Ahora es un humilde y apacible Testigo cristiano.
Hay millones de personas que después de haber asistido a las reuniones de los testigos de Jehová se han sentido impulsadas a decir: “Dios verdaderamente está entre ustedes”. (1 Cor. 14:25.)
Lugares de reunión adecuados
En los días de los apóstoles, los cristianos celebraban con frecuencia sus reuniones en casas particulares. En algunas zonas podían hablar en sinagogas judías. El apóstol Pablo pronunció discursos durante dos años en el auditorio de una escuela de Éfeso. (Hech. 19:8-10; 1 Cor. 16:19; File. 1, 2.) De igual manera, a finales del siglo XIX, los Estudiantes de la Biblia se reunían en hogares particulares, hablaban a veces en las iglesias y empleaban salones alquilados. En algunos casos, más tarde compraron edificios que habían utilizado otras confesiones religiosas y los emplearon regularmente. Eso fue lo que sucedió en el caso del Tabernáculo de Brooklyn y el Tabernáculo de Londres.
Pero ni necesitaban ni querían edificios vistosos para sus reuniones. Algunas congregaciones compraron y renovaron edificios adecuados; otras construyeron nuevos salones de reunión. A partir de 1935 se empezó a usar el término Salón del Reino para designar a estos lugares de reunión de las congregaciones. Por lo general son lugares atractivos, pero no ostentosos. Puede que la arquitectura varíe de un lugar a otro, sin embargo, el propósito es que el edificio sea funcional.
Un programa unificado de instrucción
A finales del siglo XIX y comienzos del XX el crecimiento y la actividad espirituales variaban considerablemente de una congregación a otra. Los Estudiantes de la Biblia compartían ciertas creencias básicas que los separaban de la cristiandad. Sin embargo, mientras que algunos hermanos apreciaban mucho el medio que Jehová empleaba para alimentar a su pueblo, otros cedían con facilidad a las fuertes opiniones personales de algunos sobre ciertas cuestiones.
Antes de su muerte Jesús pidió en oración que sus seguidores fueran ‘todos ellos uno’, en unidad con Dios, con Cristo y entre sí. (Juan 17:20, 21.) Esta no sería una unidad obligada. Sería el resultado de un programa unificado de educación que llegaría al corazón de los que estuvieran dispuestos a escuchar. Como se había predicho mucho tiempo atrás: “Todos tus hijos serán personas enseñadas por Jehová, y la paz de tus hijos será abundante”. (Isa. 54:13.) Para disfrutar de lleno de esa paz, todos debían tener la oportunidad de beneficiarse de la instrucción progresiva que Jehová proveía mediante su conducto visible de comunicación.
Por muchos años los Estudiantes de la Biblia utilizaron los diversos tomos de Estudios de las Escrituras, junto con la Biblia, como base para su estudio. Lo que estos libros contenían era realmente ‘alimento espiritual al tiempo apropiado’. (Mat. 24:45.) Sin embargo, el estudio continuo de las Escrituras bajo la guía del espíritu de Dios hizo patente que había más que aprender, y que los siervos de Jehová tenían que limpiarse aún más en sentido espiritual. (Mal. 3:1-3; Isa. 6:1-8.) Además, después del establecimiento del Reino en 1914 se empezaron a cumplir muchas profecías a paso acelerado, y estas señalaban a una obra urgente en la que todos los cristianos verdaderos deberían participar. Aquella información bíblica oportuna se proveyó regularmente en las columnas de la revista The Watch Tower.
Cuando algunos representantes viajantes de la Sociedad se dieron cuenta de que no todos se estaban beneficiando de esos artículos en las congregaciones, recomendaron a la oficina central que se estudiara semanalmente en ellas The Watch Tower. Aquella recomendación se pasó a las congregaciones, y a partir del número del 15 de mayo de 1922 de la revista Watch Tower, las “Preguntas Bereanas” para el estudio de los artículos principales formaron parte regular de la misma. La mayoría de las congregaciones tenían tal estudio una o más veces cada semana, pero variaba el grado al que estudiaban realmente el contenido de la revista. En algunos lugares el estudio duraba dos horas o más debido a que el conductor hacía comentarios extensos.
No obstante, en los años treinta los procedimientos democráticos fueron reemplazados por la organización teocrática. Aquello tuvo un profundo efecto en la manera de ver el estudio de la revista.g Se dio más atención a comprender la información que la Sociedad proveía para el estudio. Los que se habían aprovechado de las reuniones para presentar puntos de vista personales y ofrecían resistencia a la responsabilidad de participar en el ministerio del campo se fueron apartando poco a poco. Con ayuda paciente los hermanos aprendieron a limitar el estudio a una hora de duración. El resultado fue que aumentó la participación y las reuniones se hicieron más animadas. Este programa de alimentación espiritual en el que la Palabra de Dios servía de norma de la verdad dio a las congregaciones un espíritu de verdadera unidad.
En 1938 The Watchtower se publicaba en veinte idiomas. Toda la información salía primero en inglés. Por lo general pasaban varios meses, y a veces hasta un año, antes de que la información se publicara en otros idiomas, debido al tiempo que tomaba traducir e imprimir las revistas. Sin embargo, en los años ochenta, al cambiar los métodos de impresión, se pudo lograr la publicación simultánea de la revista The Watchtower en muchos idiomas. Para 1992 las congregaciones que entendían uno de los 66 idiomas en que estaba disponible podían estudiar simultáneamente la misma información. De modo que por toda la Tierra la mayoría de los testigos de Jehová disfruta del mismo alimento espiritual semana tras semana. En toda América del Norte y del Sur, en casi toda Europa, en varios países de Oriente, en muchos lugares de África y en una gran cantidad de islas por todo el mundo, el pueblo de Jehová disfruta de un programa simultáneo de alimentación espiritual. En conjunto se le ‘está uniendo aptamente en la misma mente y en la misma forma de pensar’. (1 Cor. 1:10.)
Los testigos de Jehová toman en serio la asistencia a sus reuniones, como lo muestran las siguientes cifras. En Italia, donde en 1989 había 172.000 Testigos activos, la asistencia semanal a las reuniones en los Salones del Reino era de 220.458 personas. Por contraste, una agencia de prensa católica dice que el 80% de los italianos afirman ser católicos, pero solo el 30% va con regularidad a la iglesia. La proporción es similar en Brasil. En Dinamarca, en 1989 la Iglesia Nacional aseguraba que el 89,7% de la población era miembro de la Iglesia, pero solo el 2% asistía a los servicios religiosos una vez a la semana. La asistencia semanal a las reuniones de los testigos de Jehová de Dinamarca en aquel año fue del 94,7%. En Alemania, una encuesta realizada en 1989 por el Instituto de Sondeo de Opinión de Allensbach indicó que el 5% de los luteranos y el 25% de los católicos de la República Federal asistía a la iglesia con regularidad. Sin embargo, en los Salones del Reino de los testigos de Jehová la concurrencia semanal sobrepasaba a la cantidad de Testigos del país.
A menudo los que asisten han hecho grandes esfuerzos para estar presentes. En Kenia, en los años ochenta, una mujer de 70 años caminaba regularmente 10 kilómetros y cruzaba a pie un río para estar en las reuniones todas las semanas. Para asistir a las reuniones en su propio idioma, una Testigo coreana que residía en Estados Unidos viajaba regularmente tres horas de ida y tres de vuelta, y tenía que tomar el autobús, el tren, una embarcación y andar un rato. En Surinam, una familia de escasos recursos gastaba semanalmente su salario de un día completo para viajar en autobús a las reuniones. En Argentina, una familia viajaba 50 kilómetros y gastaba la cuarta parte del ingreso familiar en asistir a las reuniones para estudiar la Biblia. Cuando alguien no puede asistir a las reuniones de la congregación por enfermedad, a menudo se hacen planes para que escuche el programa por teléfono o reciba una grabación del mismo en casete.
Los testigos de Jehová toman a pecho el consejo de no abandonar el reunirse para su fortalecimiento espiritual. (Heb. 10:24, 25.) Además, no asisten solo a las reuniones de su congregación. Su programa anual incluye la asistencia a asambleas.
[Notas a pie de página]
a Posteriormente se llamó a estas reuniones Círculos Bereanos para Estudios Bíblicos, pues en ellas se imitaba a los bereanos del siglo primero, a quienes se encomió porque “examinaban con cuidado las Escrituras”. (Hech. 17:11.)
b A causa de su contenido, también se las llamó Reuniones de Oración, Alabanza y Testimonio. En vista de la importancia de la oración, con el tiempo se recomendó que cada tres meses la reunión fuera simplemente un servicio de oración que incluyera himnos, pero no experiencias.
c En 1907 las ayudas para los estudios bereanos fueron revisadas, aumentadas considerablemente y actualizadas. En la impresión de 1908 se añadieron más de trescientas páginas de información útil.
d A esta observancia se la llamaba a veces la Pascua antitípica, es decir, el acto en memoria de la muerte de Jesucristo, quien fue prefigurado por el cordero pascual y por eso fue llamado en 1 Corintios 5:7 “Cristo nuestra pascua”. En armonía con 1 Corintios 11:20 (VA) también se la llamó la Cena del Señor. En ocasiones se la denominó la “Cena del Aniversario”, llamando la atención al hecho de que era una observancia conmemorativa anual.
e Compárese con los números de las revistas Watchtower de marzo de 1891, páginas 33, 34; 15 de marzo de 1907, página 88; La Torre del Vigía de marzo de 1935, página 48 y La Atalaya del 15 de marzo de 1948, páginas 89, 90.
f Aun antes de 1900 se envió un folleto titulado Suggestive Hints to Colporteurs (Sugerencias para los repartidores) a todos los que participaban en ese servicio especial. A partir de 1919 se comenzó a publicar el Bulletin con el fin de dar estímulo para el servicio del campo, primero con relación a la distribución de la revista The Golden Age y después con relación a todos los diferentes tipos de evangelización.
g El nombre Zion’s Watch Tower and Herald of Christ’s Presence (La Torre del Vigía de Sión y Heraldo de la Presencia de Cristo) se cambió el 1 de enero de 1909 a The Watch Tower and Herald of Christ’s Presence. A partir del número del 15 de octubre de 1931, la revista se llamó The Watchtower and Herald of Christ’s Presence.
[Comentario en la página 237]
Reuniones que requerían participación individual
[Comentario en la página 238]
No se trataba sencillamente de una filosofía mental; sino de comentarios que motivaban el corazón
[Comentario en la página 246]
Se anima a toda la familia a asistir junta a las reuniones
[Comentario en la página 252]
Se unifica el programa de alimentación espiritual
[Comentario en la página 253]
La asistencia a las reuniones es un asunto serio para los Testigos
[Recuadro/Fotografías en la página 239]
Primeras congregaciones
Para 1916 había unos 1.200 grupos de Estudiantes de la Biblia por todo el mundo
Durban (Sudáfrica), 1915 (arriba, derecha); Guayana Británica (Guyana), 1915 (centro, derecha); Trondheim (Noruega), 1915 (abajo, derecha); Hamilton (Ontario, Canadá), 1912 (abajo); Ceilán (Sri Lanka), 1915 (abajo, izquierda); la India, 1915 (arriba, izquierda)
[Recuadro/Fotografías en las páginas 240 y 241]
Se cantan alabanzas a Jehová
Al igual que los israelitas de la antigüedad y Jesús mismo, hoy los testigos de Jehová cantan como parte de su adoración. (Neh. 12:46; Mar. 14:26.) El canto, además de expresar alabanzas a Jehová y agradecimiento por sus obras, ha ayudado a grabar las verdades bíblicas tanto en la mente como en el corazón.
A través de los años los testigos de Jehová han empleado muchas colecciones de cánticos. La letra se ha actualizado según el entendimiento progresivo de la Palabra de Dios.
1879: “Cánticos de la Novia”
(144 himnos que expresaban los deseos y esperanzas de la novia de Cristo)
1890: “Poemas e Himnos de la Aurora del Milenio”
(151 poemas y 333 himnos, publicados sin música. La mayoría eran obras de escritores conocidos)
1896: La “Watch Tower” del 1 de febrero se dedicó a “Zion’s Glad Songs of the Morning” (Cánticos matutinos de alegría de Sión)
(11 cánticos, con música; la letra fue escrita por Estudiantes de la Biblia)
1900: “Cánticos Alegres de Sión”
(82 cánticos, muchos de ellos escritos por un Estudiante de la Biblia; se imprimieron como suplemento de la colección anterior)
1905: “Himnario de la Aurora del Milenio”
(Los 333 cánticos publicados en 1890, pero con música)
1925: “Himnos del Reino”
(80 cánticos con música, preparados especialmente para los niños)
1928: “Cánticos de Alabanza a Jehová”
(337 cánticos, una combinación de nuevas canciones escritas por Estudiantes de la Biblia e himnos antiguos. Se hicieron esfuerzos especiales por eliminar de la letra los puntos de vista de la religión falsa y la adoración de criaturas)
1944: “Libro de Cánticos del Servicio del Reino”
(62 cánticos. Adaptados a las necesidades del servicio del Reino en nuestro tiempo. No se dan los nombres de los autores o compositores)
1950: “Cánticos de alabanza a Jehová”
(91 cánticos. Este cancionero tenía temas más actualizados y evitó el lenguaje arcaico. Se tradujo a dieciocho idiomas)
1966: “Cantando y acompañándose con música en su corazón”
(119 cánticos que abarcaban los diferentes aspectos del vivir y la adoración del cristiano. Se eliminó la música de origen seglar o de la religión falsa. Se grabó música orquestal para todo el cancionero y se empleó como acompañamiento en las reuniones de las congregaciones. También se grabaron algunos cánticos con voces. A partir de 1980 se hicieron grabaciones con arreglos orquestales de las “Melodías del Reino”, para poder disfrutar en casa de música edificante)
1984: “Canten Alabanzas a Jehová”
(225 cánticos del Reino, con letra y música compuestas en su totalidad por siervos dedicados de Jehová de toda la Tierra. Se produjeron discos y casetes para acompañamiento)
Los Estudiantes de la Biblia incluían cánticos de alabanza en sus primeras Reuniones de las Cabañas. El canto también llegó a formar parte de sus asambleas. Algunos cantaban un cántico antes del desayuno, como parte de su adoración matutina, así se hizo durante muchos años en la Casa Bíblica. Aunque la costumbre de cantar en las congregaciones locales se abandonó casi por completo en 1938, se comenzó de nuevo en 1944 y ha seguido formando parte importante de las reuniones de congregación y de los programas de las asambleas de los testigos de Jehová.
[Fotografía]
Karl Klein dirige la orquesta de una asamblea en 1947
[Gráfico en la página 242]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
Conmemoración de la muerte de Cristo
Testigos activos
Asistencia
11.000.000
10.000.000
9.000.000
8.000.000
7.000.000
6.000.000
5.000.000
4.000.000
3.000.000
2.000.000
1.000.000
1935 1945 1955 1965 1975 1985 1992
[Fotografía en la página 243]
Aunque aislado en una prisión de China, Harold King siguió celebrando la Conmemoración
[Fotografía en la página 244]
Clase bíblica para jóvenes en Alemania, a comienzos de los años treinta
[Fotografía en la página 244]
En Suiza, a mediados de los años treinta, algunos Testigos jóvenes publicaban esta revista (abajo) y presentaban dramas bíblicos (como se muestra abajo, al centro) ante grandes auditorios
[Fotografía en la página 247]
El “Boletín” (1919-1935), el “Director” (1935-1936), el “Informador” (1936-1956), y ahora “Nuestro Ministerio del Reino” en 100 idiomas, han provisto regularmente instrucción para que los testigos de Jehová efectúen un ministerio unido
[Fotografía en la página 248]
Las demostraciones en la Reunión de Servicio ayudan a los Testigos a mejorar su predicación en el campo (Suecia)
[Fotografía en la página 249]
Un testigo joven de Kenia adquiere experiencia al presentar un discurso ante su padre en la Escuela del Ministerio Teocrático
[Fotografía en la página 250]
En 1992 la información bíblica para el estudio en las congregaciones de los testigos de Jehová se publicaba simultáneamente en 66 idiomas, y ese número va aumentando