Capítulo 26
Se producen publicaciones bíblicas para uso en el ministerio
LA PALABRA escrita ha desempeñado un papel fundamental en la adoración verdadera. Jehová dio los Diez Mandamientos a Israel, primero verbalmente y luego por escrito. (Éxo. 20:1-17; 31:18; Gál. 3:19.) Para asegurarse de que su Palabra se transmitiera fielmente, Dios mandó a Moisés y a una larga sucesión de profetas y apóstoles posteriores a él que la escribieran. (Éxo. 34:27; Jer. 30:2; Hab. 2:2; Rev. 1:11.)
La mayor parte de la escritura de aquel tiempo se hacía en rollos. No obstante, hacia el siglo II E.C. se introdujo el códice, o libro de hojas, que era más económico y más fácil de manejar. Los cristianos, comprendiendo su valor en la difusión de las buenas nuevas del Reino Mesiánico de Dios, fueron de los primeros en emplearlo. En su libro Christianity Goes to Press (El cristianismo y la imprenta), el profesor E. J. Goodspeed dice lo siguiente tocante a la labor de los cristianos primitivos como publicadores de libros: “No solo estuvieron al día con los procedimientos de su tiempo, sino que [se adelantaron] en ese campo, de tal modo, que los editores de siglos posteriores han seguido su ejemplo” (1940, página 78).
Por lo tanto, no es de extrañar que los testigos de Jehová hoy día, como proclamadores del Reino de Dios que son, hayan figurado en algunos aspectos a la cabeza de la industria editorial.
Se suministra información impresa a los primeros Estudiantes de la Biblia
Uno de los primeros artículos escritos por C. T. Russell apareció en 1876 en la publicación Bible Examiner (El escrutador de la Biblia), dirigida por George Storrs, de Brooklyn (Nueva York). Tras asociarse con N. H. Barbour, de Rochester (Nueva York), el hermano Russell financió la publicación del libro Three Worlds (Tres mundos) y del periódico Herald of the Morning (El Heraldo de la Mañana), fue codirector de este periódico y se valió de sus prensas para publicar, en 1877, el folleto The Object and Manner of Our Lord’s Return (El objeto y manera de la vuelta del Señor). El hermano Russell tenía una mente aguda para los asuntos espirituales y también para los negocios, pero Barbour era el experto en composición tipográfica.
Sin embargo, cuando Barbour repudió el valor expiatorio del sacrificio redentor de Jesucristo, el hermano Russell se separó de él. Así que cuando Russell emprendió la publicación de Zion’s Watch Tower and Herald of Christ’s Presence (La Torre del Vigía de Sión y Heraldo de la Presencia de Cristo) en 1879, tuvo que encargar el trabajo a impresores comerciales.
Al año siguiente se preparó la publicación del primero de una larga serie de tratados concebidos para atraer la atención del público a las verdades bíblicas. Esta obra adquirió grandes proporciones en muy poco tiempo. Para atenderla, se formó la Zion’s Watch Tower Tract Society (Sociedad de Tratados La Torre del Vigía de Sión) el 16 de febrero de 1881, con W. H. Conley de presidente y C. T. Russell de secretario-tesorero. Se acordó encomendar la impresión a firmas comerciales de distintas ciudades de Pensilvania, Nueva York y Ohio, así como de Gran Bretaña. En 1884 se constituyó legalmente la Zion’s Watch Tower Tract Societya con C. T. Russell en la presidencia, y sus estatutos revelaron que sería más que solamente una editorial. Su verdadero fin era religioso; se la había constituido para ‘difundir las verdades bíblicas en diversos idiomas’.
¡Con qué entusiasmo se procuró alcanzar aquel objetivo! En 1881, en un período de cuatro meses, se publicaron 1.200.000 tratados, un total aproximado de 200.000.000 de páginas. (Muchos de aquellos “tratados” en realidad tenían formato de libros pequeños.) Posteriormente, la producción de tratados bíblicos para distribución gratuita se elevó a decenas de millones año tras año. Se imprimieron en unos treinta idiomas y se repartieron, no solo en Estados Unidos, sino también en Europa, Sudáfrica, Australia y otros lugares.
Otro aspecto de la obra empezó en 1886 al terminarse de redactar The Divine Plan of the Ages (El Plan Divino de las Edades), el primero de una serie de seis tomos escritos personalmente por el hermano Russell. Para la publicación de los primeros cuatro tomos de la serie (1886-1897), así como de los tratados y de la Watch Tower en el período de 1887 a 1898, el hermano Russell se valió de la empresa Tower Publishing Company.b Con el tiempo, los hermanos de la Casa Bíblica de Pittsburgh realizaron la composición tipográfica. Para reducir los gastos, también compraban el papel que necesitaban. En cuanto a la impresión y encuadernación propiamente dichas, el hermano Russell a menudo utilizaba varias empresas. Hacía planes cuidadosos y pedía con suficiente antelación lo necesario a fin de conseguir precios favorables. Desde el año en que salió a la luz el primer tomo que escribió C. T. Russell hasta 1916 inclusive, se produjeron y distribuyeron 9.384.000 ejemplares de aquellos seis tomos.
La publicación de literatura bíblica no cesó con la muerte del hermano Russell. Al año siguiente se imprimió el séptimo tomo de Studies in the Scriptures (Estudios de las Escrituras). Este libro se presentó a la familia de Betel el 17 de julio de 1917. Fue tal la demanda que para finales de aquel año la Sociedad había pedido 850.000 ejemplares en inglés a impresores y encuadernadores comerciales. En Europa se producían ediciones en otros idiomas. Además, aquel mismo año se imprimieron unos 38 millones de tratados.
Luego, durante un período de intensa persecución en 1918 y mientras miembros de la directiva de la Sociedad se hallaban injustamente encarcelados, su oficina central (que se hallaba en Brooklyn [Nueva York]) fue desmantelada. Se destruyeron los clichés usados para la impresión. El personal, que había quedado bastante reducido, trasladó nuevamente las oficinas a Pittsburgh, al tercer piso de un edificio situado en el 119 de la calle Federal. ¿Pondría esto fin a su producción de literatura bíblica?
¿Deberían imprimir ellos mismos?
En 1919, cuando el presidente de la Sociedad, J. F. Rutherford, y sus compañeros salieron de prisión, los Estudiantes de la Biblia se reunieron en Cedar Point (Ohio). Analizaron lo que Dios había permitido que ocurriera durante el año anterior y lo que su Palabra indicaba que deberían hacer en los días venideros. Se anunció la publicación de una nueva revista titulada The Golden Age (La edad de oro), instrumento que serviría para señalar al Reino de Dios como la única esperanza de la humanidad.
La Sociedad encomendó la impresión de la revista a una firma comercial, como había hecho en el pasado. Pero los tiempos habían cambiado. Existían dificultades de tipo laboral en la industria tipográfica y problemas en el mercado del papel. Tenían que utilizar un sistema más seguro. Los hermanos oraron sobre el particular y esperaron la guía del Señor.
En primer lugar, ¿dónde deberían situar las oficinas de la Sociedad? ¿Deberían trasladar la oficina central otra vez a Brooklyn? La junta directiva de la Sociedad estudió el asunto y nombró un comité para que se encargara de la situación.
El hermano Rutherford le dijo a C. A. Wise, vicepresidente de la Sociedad, que fuera a Brooklyn y viera qué posibilidad había de reabrir Betel y arrendar algún local donde pudieran empezar a imprimir. Deseoso de saber qué camino contaría con la bendición divina, el hermano Rutherford le dijo: “Vaya y vea si es la voluntad del Señor que volvamos a Brooklyn”.
“¿Cómo podré determinar si es la voluntad del Señor que volvamos o no?”, preguntó el hermano Wise.
“Fue el no poder conseguir suministros de carbón en 1918 lo que nos obligó a salir de Brooklyn y regresar a Pittsburghc —respondió el hermano Rutherford—. Hagamos la prueba con el carbón. Vaya y pida carbón.”
“¿Cuántas toneladas cree usted que debo pedir para hacer la prueba?”
“Pues, haga una buena prueba —recomendó el hermano Rutherford—. Pida quinientas toneladas.”
Eso fue exactamente lo que el hermano Wise hizo. ¿Y cuál fue el resultado? A su solicitud, las autoridades le otorgaron un certificado por 500 toneladas de carbón, suficiente para cubrir las necesidades durante un buen número de años. No obstante, ¿dónde lo pondrían? Grandes secciones del sótano del Hogar Betel fueron convertidas en depósitos de carbón.
El resultado de esta prueba se consideró una señal inequívoca de la voluntad de Dios. El 1 de octubre de 1919 los hermanos reanudaron sus actividades desde Brooklyn.
Ahora bien, ¿deberían imprimir ellos mismos? Intentaron comprar una prensa rotativa para imprimir revistas, pero les dijeron que solo había unas cuantas en Estados Unidos y que sería imposible conseguir una en muchos meses. Sin embargo, estaban convencidos de que si esa era la voluntad del Señor, él les abriría el camino. ¡Y lo hizo!
Solo unos meses después de su regreso a Brooklyn, los hermanos lograron comprar una rotativa. Arrendaron tres pisos de un edificio situado a ocho manzanas del Hogar Betel, en el 35 de la avenida Myrtle. Hacia principios de 1920 la Sociedad poseía su propia imprenta, que era pequeña, pero estaba bien equipada. Algunos hermanos con suficiente experiencia en el manejo del equipo se ofrecieron para ayudar a hacer el trabajo.
El número de The Watch Tower del 1 de febrero de aquel año salió de la prensa de la Sociedad. Para abril también imprimían The Golden Age en su propia imprenta. A finales del año, gustosamente se anunció en The Watch Tower: “Durante la mayor parte del año todo el trabajo de impresión de THE WATCH TOWER, THE GOLDEN AGE y muchos de los folletos ha sido realizado por manos consagradas, con un solo motivo dirigiendo sus acciones: el amor al Señor y a su causa de justicia. [...] Cuando diferentes periódicos y publicaciones se vieron precisados a suspender su impresión por la escasez de papel o por problemas laborales, nuestras publicaciones siguieron saliendo normalmente”.
El espacio de la fábrica era bastante limitado, pero la cantidad de trabajo que se hacía era asombrosa. La tirada regular de The Watch Tower era de 60.000 ejemplares por número. The Golden Age se imprimía allí también, y durante su primer año de publicación hubo un número especial, el del 29 de septiembre. En él se desenmascaró detalladamente a los responsables de la persecución lanzada contra los Estudiantes de la Biblia entre 1917 y 1920. ¡Se imprimieron cuatro millones de ejemplares! Uno de los prensistas dijo después: ‘Todos, con excepción del cocinero, tuvimos que trabajar para sacar ese número’.
No llevaban un año utilizando la rotativa de las revistas cuando el hermano Rutherford preguntó a los hermanos si sería posible utilizarla también para imprimir folletos. Al principio la idea no pareció factible. Los fabricantes de la prensa dijeron que no se podía. Pero los hermanos lo intentaron, y lo lograron. Además, inventaron su propia plegadora y así redujeron de doce a dos el personal requerido para aquella operación. ¿Cuál fue la razón de su éxito? “La experiencia y la bendición del Señor”, dijo en resumen el director de la fábrica.
No obstante, Brooklyn no era el único lugar donde se imprimía. Desde una dependencia situada en Michigan se supervisaba la impresión de ediciones en algunos idiomas extranjeros. Para satisfacer las exigencias de dicho trabajo, en 1921 la Sociedad instaló una linotipia, varias prensas y demás equipo necesario en Detroit (Michigan). Allí se imprimía en polaco, ruso, ucraniano y en otros idiomas.
Aquel mismo año se publicó en inglés el libro El Arpa de Dios, escrito en un estilo a propósito para los que empezaban a estudiar la Biblia. Hasta 1921 la Sociedad no había intentado imprimir y encuadernar sus propios libros. ¿Deberían tratar de emprender aquella tarea también? Los hermanos buscaron de nuevo la dirección del Señor.
Hermanos dedicados imprimen y encuadernan
En 1920 The Watch Tower había informado que muchos repartidores se habían visto obligados a abandonar aquel servicio porque los impresores y encuadernadores no habían podido despachar los pedidos de la Sociedad. Los hermanos de la oficina central juzgaron que si lograban independizarse de los empresarios, con todos sus problemas laborales, estarían en mejores condiciones de dar un testimonio más extenso tocante al propósito de Dios para la humanidad. Si imprimían y encuadernaban sus propios libros, sería más difícil que los opositores obstaculizaran la obra. Y con el tiempo esperaban poder disminuir el costo de los libros para hacerlos más asequibles al público.
Pero aquello requiriría más espacio y maquinaria, y los hermanos tendrían que aprender nuevas técnicas. ¿Lo lograrían? Robert J. Martin, superintendente de la fábrica, recordó que, en los días de Moisés, Jehová había ‘llenado a Bezalel y Oholiab de sabiduría de corazón para hacer toda la obra’ necesaria para la construcción del tabernáculo sagrado. (Éxo. 35:30-35.) Pensando en aquel relato, el hermano Martin estaba seguro de que Jehová también haría lo que fuera necesario para que sus siervos publicaran libros que anunciaran el Reino.
Después de meditar y orar mucho los planes empezaron a concretarse de modo definitivo. Recordando lo ocurrido, el hermano Martin después escribió lo siguiente al hermano Rutherford: “El día en que nos preguntó si había alguna buena razón para que no imprimiéramos y encuadernáramos nuestros propios libros fue el más grande de todos. La idea nos dejó atónitos, pues implicaba la instalación de una planta completa de composición, galvanotipia, impresión y encuadernación; el manejo de más de una veintena de máquinas nuevas, la mayoría de las cuales ni siquiera sabíamos que existían, y la necesidad de aprender más de una docena de oficios. Pero parecía la mejor manera de afrontar los elevados precios de los libros después de la guerra.
”Usted arrendó el edificio de seis plantas del 18 de la calle Concord (con inquilinos en dos de los pisos), y el 1 de marzo de 1922 nos mudamos allí. Nos compró un equipo completo de máquinas de composición, galvanotipia, impresión y encuadernación, en su mayoría nuevas, y algunas de segunda mano; y comenzamos el trabajo.
”Una importante editorial que había estado realizando gran parte de nuestro trabajo se enteró de lo que estábamos haciendo y su gerente vino a vernos. Al ver el equipo nuevo dijo con tono pesimista: ‘Miren, ustedes tienen un establecimiento impresor de primera clase en sus manos, y no hay nadie en este lugar que sepa nada en cuanto a qué hacer con él. En seis meses todo esto será un montón de hierro viejo; y verán que los que deben imprimir para ustedes son los que siempre lo han hecho y que están en el oficio’.
”Sus palabras parecían lógicas, pero no tomaban en cuenta al Señor; y él ha estado siempre con nosotros. Cuando empezamos a encuadernar, nos envió a un hermano que [había] trabajado toda la vida en encuadernación. Nos fue de gran utilidad cuando más lo necesitábamos. Con su ayuda, y con el espíritu del Señor actuando en los hermanos que se esforzaban por aprender, en poco tiempo estábamos haciendo libros.”
La amplitud de la fábrica de la calle Concord permitió combinar los trabajos de impresión de Detroit con los de Brooklyn. En su segundo año en este lugar los hermanos producían el 70% de los libros y folletos necesarios, sin contar las revistas, los tratados y las hojas sueltas. Al año siguiente el trabajo había aumentado tanto que tuvieron que ocupar los dos pisos restantes de la fábrica.
¿Sería posible acelerar la producción de los libros? Especialmente con ese propósito los hermanos mandaron construir una prensa en Alemania, hicieron que fuera enviada a Estados Unidos y empezaron a utilizarla en 1926. Que ellos supieran, esa era la primera rotativa utilizada en Estados Unidos para imprimir libros.
Sin embargo, no toda la labor de impresión de los Estudiantes de la Biblia se realizaba en Estados Unidos.
Primeros trabajos de impresión en otros países
Ya en 1881 el hermano Russel había hecho que se imprimiera en Gran Bretaña valiéndose de empresas comerciales. En Alemania se imprimía para 1903, en Grecia para 1906, en Finlandia para 1910 e incluso en Japón para 1913. Durante los años que sucedieron a la primera guerra mundial se imprimieron grandes cantidades de libros, folletos, revistas y tratados en Gran Bretaña, los países escandinavos, Alemania y Polonia; también se imprimieron cantidades menores en Brasil y en la India.
Luego, en 1920, el mismo año en que la Sociedad empezó a imprimir las revistas en Brooklyn, se dieron pasos para que los hermanos de Europa hicieran parte de este trabajo también. Un grupo de hermanos de Suiza estableció una imprenta en Berna. Aunque era una empresa privada, todos sus propietarios eran Estudiantes de la Biblia y producían información impresa para la Sociedad en idiomas europeos a precios muy razonables. Con el tiempo la Sociedad adquirió la planta y la amplió. En esta fábrica se produjeron inmensas cantidades de publicaciones para distribuirlas gratuitamente y satisfacer la urgente necesidad de los países europeos, empobrecidos en aquel entonces. A finales de los años veinte salían de allí publicaciones en más de una docena de idiomas.
Al mismo tiempo, había gran interés en el mensaje del Reino en Rumania. A pesar de que había una intensa oposición a la obra, la Sociedad estableció una imprenta en Cluj con miras a rebajar el precio de las publicaciones y hacerlas asequibles a los que deseaban aprender la verdad en Rumania y los países vecinos. En 1924 aquella imprenta logró producir casi un cuarto de millón de libros, además de revistas y folletos, en rumano y húngaro. Pero uno de los que supervisaba la obra en aquel país fue desleal, y el resultado de sus actos fue que la propiedad y el equipo se perdieron. Pese a ello, los hermanos rumanos fieles siguieron haciendo lo posible por llevar las verdades bíblicas a otras personas.
En Alemania, después de la I Guerra Mundial, una gran cantidad de personas asistía a las reuniones de los Estudiantes de la Biblia. Pero el pueblo alemán experimentaba graves reveses económicos. Para bien de la gente, la Sociedad asumió allí también la impresión, manteniendo así bajo el costo de los libros. En Barmen, en 1922, se imprimió mediante una prensa plana instalada en el descansillo de la escalera del Hogar Betel y otra instalada en la leñera. Al año siguiente los hermanos se mudaron a unas instalaciones más adecuadas en Magdeburgo. A los edificios bien construidos que ya había en este lugar se añadieron otros, e instalaron una imprenta y una línea de encuadernación. Según informes, para finales de 1925 la capacidad de producción de esta planta por lo menos igualaría a la de la central de Brooklyn.
La mayor parte de la impresión efectuada por los hermanos mismos empezó en cantidades pequeñas. Así sucedió en Corea, donde la Sociedad estableció una imprenta pequeña en 1922 para producir publicaciones en coreano, japonés y chino. Pocos años después la maquinaria fue trasladada a Japón.
Para 1924 también se producían impresos de formato más pequeño en Canadá y en Sudáfrica. En 1925 se instaló una prensa pequeña en Australia y otra en Brasil. En este último país los hermanos no tardaron mucho en usar su imprenta para la edición portuguesa de The Watch Tower. La sucursal de la Sociedad en Inglaterra recibió equipo de impresión por primera vez en 1926. En 1929 el hambre espiritual de la gente humilde de España se satisfacía mediante la impresión de The Watch Tower en español en una prensa pequeña instalada en ese país. Dos años después empezó a funcionar una prensa en el sótano de la sucursal de Finlandia.
Mientras tanto, la central mundial se estaba ampliando.
Fábrica propia en la sede mundial
Desde 1920 la Sociedad había estado arrendando parte de un edificio industrial en Brooklyn. Ni siquiera el edificio que usó a partir de 1922 estaba en buenas condiciones; temblaba cuando funcionaba la rotativa que se hallaba en el sótano. Además, se necesitaba más espacio para atender el trabajo que aumentaba. Los hermanos estimaron que podrían aprovechar mejor los fondos disponibles si contaban con su propia fábrica.
Un terreno ubicado a unas cuantas manzanas del Hogar Betel pareció ser el sitio más conveniente, así que los hermanos hicieron una oferta. No obstante, la firma Squibb Pharmaceutical Corporation hizo una mejor oferta y lo adquirió. Antes de construir sus edificios, tuvieron que hincar 1.167 pilotes en el suelo para tener cimientos sólidos. (Años después, la Sociedad Watch Tower compró los edificios de Squibb, ¡con aquellos excelentes cimientos ya en su sitio!) Por otro lado, el terreno que la Sociedad compró en 1926 era apropiado para construir pues el suelo era firme y podía soportar gran peso.
En febrero de 1927 se trasladaron al nuevo edificio del 117 de la calle Adams, en Brooklyn. El espacio era casi el doble del que se había tenido hasta entonces. El edificio estaba bien distribuido y el trabajo fluía desde los pisos superiores hacia los diferentes departamentos en las plantas inferiores, hasta llegar al Departamento de Envíos en el primer piso.
Pero el aumento seguía. Menos de diez años después fue preciso agrandar esta fábrica, y luego vendrían otras ampliaciones. Aparte de los millones de revistas y folletos que se imprimían anualmente, la fábrica producía hasta 10.000 libros encuadernados al día. En 1942, nuevamente la Sociedad Watch Tower exploró un nuevo campo en la industria editorial al empezar a producir también Biblias completas. Los hermanos hicieron pruebas hasta lograr que el papel biblia, de gran delgadez, pasara por las rotativas, algo que otros impresores solo intentaron hacer años después.
Al tiempo que se continuaba con la producción en gran escala, se atendía a los grupos que tenían necesidades especiales. Ya en 1910 un Estudiante de la Biblia de Boston (Massachusetts) y uno de Canadá cooperaban para reproducir las obras de la Sociedad en braille. En 1924 la Sociedad ya producía publicaciones para los ciegos desde una dependencia en Logansport (Indiana). No obstante, puesto que muy pocas personas se interesaron en obtenerlas, se suspendieron las publicaciones en braille en 1936, y se le concedió mayor importancia al empleo de grabaciones y a la atención personal como medios de ayudar a los ciegos. Más adelante, en 1960, se reanudó la impresión en braille, esta vez con mayor variedad, y la respuesta del público fue mejorando gradualmente.
Cómo se hizo frente a fiera oposición
En varios países se imprimía en medio de circunstancias extremadamente difíciles. No obstante, nuestros hermanos perseveraban, pues comprendían que la proclamación de las buenas nuevas del Reino era la labor que Jehová Dios les había encomendado por medio de su Hijo. (Isa. 61:1, 2; Mar. 13:10.) En Grecia, por ejemplo, los hermanos montaron su propia imprenta en 1936, pero cuando solo llevaban unos cuantos meses trabajando, se produjo un cambio de gobierno y las autoridades la clausuraron. En la India, de igual modo, Claude Goodman trabajó por meses durante 1940 para instalar una imprenta y aprender a usarla, pero la policía, enviada por el maharajá, irrumpió en el local, se llevó la prensa en camiones y tiró en grandes botes todos los tipos, que habían sido cuidadosamente ordenados.
En muchos otros lugares las leyes sobre la importación de publicaciones obligaban a los hermanos a encargar el trabajo a impresores del país aunque en algún país vecino la Sociedad contara con una imprenta que pudiera realizarlo. Así sucedió a mediados de los años treinta en países como Dinamarca, Letonia y Hungría.
En 1933 el gobierno alemán tomó acción para clausurar las actividades de impresión de los testigos de Jehová por instigación del clero. La policía ocupó la fábrica de la Sociedad Watch Tower en Magdeburgo y la cerró en abril de aquel año, pero como no pudo hallar pruebas incriminatorias, se retiró. No obstante, volvió a intervenir en junio. Para proseguir con la difusión del mensaje del Reino, la Sociedad estableció una imprenta en Praga (Checoslovaquia), adonde llevó una considerable cantidad del equipo que había en Magdeburgo. Así, durante los años siguientes se produjeron revistas en dos idiomas y folletos en seis.
Luego, cuando en 1939 las tropas de Hitler marcharon sobre Praga, los hermanos rápidamente desarmaron las máquinas y las enviaron fuera del país. Una parte fue a los Países Bajos, lo cual fue muy oportuno. La comunicación de los hermanos holandeses con los de Suiza se había hecho más difícil. Así que arrendaron un lugar y, con las prensas que acababan de llegar, imprimieron lo que necesitaban. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que los invasores nazis se apoderaran de la imprenta. Con todo, los hermanos la usaron hasta el último momento.
Cuando las autoridades finlandesas interrumpieron arbitrariamente la publicación de La Atalaya en su país durante los años de la guerra, los hermanos empezaron a mimeografiar los artículos principales y a distribuirlos mediante mensajeros. Después de la caída de Austria ante los nazis en 1938, la revista se imprimía en un mimeógrafo que se cambiaba constantemente de lugar para impedir que cayera en manos de la Gestapo. Del mismo modo, cuando los Testigos fueron proscritos en Canadá durante la guerra fue necesario cambiar de lugar el equipo varias veces para continuar suministrando alimento espiritual a los hermanos.
Durante el tiempo en que la obra de los testigos de Jehová estuvo prohibida en Australia los hermanos imprimían sus propias revistas e incluso libros, cosa que ni siquiera habían hecho antes cuando las circunstancias eran favorables. Aunque tuvieron que trasladar el equipo de encuadernación dieciséis veces para evitar que lo confiscaran, se las arreglaron para sacar 20.000 libros de cubierta dura a tiempo para la asamblea que celebraron en 1941 a pesar de grandes inconvenientes.
Expansión después de la II Guerra Mundial
En 1946, una vez concluida la guerra, los testigos de Jehová se reunieron en una asamblea internacional en Cleveland (Ohio). En aquella ocasión Nathan H. Knorr, entonces presidente de la Sociedad Watch Tower, habló sobre reconstrucción y ampliación. Desde el estallido de la II Guerra Mundial el número de Testigos había aumentado en un 157%, y los misioneros estaban abriendo nuevos campos. Para satisfacer la demanda de literatura bíblica por todo el mundo, el hermano Knorr trazó planes para agrandar las instalaciones de la sede mundial. Como resultado de la expansión propuesta, la fábrica contaría con más del doble del espacio que tenía el edificio original construido en 1927, lo que significaba que tendría que haber un Hogar Betel más grande para los trabajadores voluntarios. Aquellas ampliaciones se completaron y se inauguraron a principios de 1950.
A partir de ese año fue preciso agrandar la fábrica y las oficinas de la central de Brooklyn vez tras vez. En 1992 abarcaban unas ocho manzanas y tenían una superficie total de 230.071 metros cuadrados. Estos edificios son algo más que simples imprentas. Son edificios dedicados a Jehová que se utilizan para la producción de publicaciones encaminadas a educar a la gente en los requisitos divinos para la vida.
En algunos lugares fue difícil emprender de nuevo la impresión después de la segunda guerra mundial. La fábrica y las oficinas de la Sociedad en Magdeburgo (Alemania) estaban en la zona controlada por los comunistas. Los hermanos alemanes volvieron al lugar, pero apenas habían comenzado a trabajar en él, cuando las autoridades lo confiscaron de nuevo. Se necesitaba una imprenta en Alemania Occidental para cubrir la necesidad existente. Las ciudades habían quedado reducidas a escombros a causa de los bombardeos. Pero los Testigos consiguieron enseguida una pequeña imprenta que habían empleado los nazis, en Karlsruhe. Para 1948 tenían dos prensas planas funcionando día y noche en un edificio que habían obtenido en Wiesbaden. Al año siguiente ampliaron el lugar y cuadruplicaron la cantidad de prensas para responder a las necesidades de los proclamadores del Reino de esa parte del campo, que iban en aumento.
Cuando la Sociedad reanudó la impresión en Grecia en 1946 el suministro de energía eléctrica no era confiable. Algunas veces quedaba interrumpido por varias horas. En 1977 los hermanos de Nigeria tenían el mismo problema. Antes de que la sucursal adquiriera su propio generador los trabajadores de la fábrica tenían que regresar al trabajo a cualquier hora del día o de la noche, cuando se restablecía el suministro eléctrico. Como resultado de su buena disposición, nunca faltó un número de La Atalaya.
Tras la visita del hermano Knorr a Sudáfrica en 1948 se compró un terreno en Elandsfontein, y a comienzos de 1952 la sucursal se trasladó a la nueva fábrica construida en aquel lugar, la primera que la Sociedad edificaba en Sudáfrica. Enseguida empezaron a imprimir revistas en ocho idiomas africanos utilizando una prensa plana. En 1954 se equipó a la sucursal de Suecia para imprimir las revistas en una prensa plana, como se hizo con la sucursal de Dinamarca en 1957.
A medida que crecía la demanda de publicaciones se suministraban rotativas de mayor velocidad a una sucursal tras otra. Canadá recibió su primera rotativa en 1958 e Inglaterra en 1959. Para 1975 la Sociedad Watch Tower disponía de 70 grandes rotativas en sus imprentas de todo el mundo.
Red mundial para publicar la verdad bíblica
Desde finales de los años sesenta se coordinaron los esfuerzos para descentralizar aún más las operaciones de impresión de la Sociedad Watch Tower. El número de testigos de Jehová se multiplicaba rápidamente. Se necesitaban más instalaciones a fin de proporcionarles publicaciones para uso personal y para distribuir entre el público. Pero el proceso de expansión en Brooklyn era lento debido a la escasez de propiedades disponibles y a los trámites burocráticos. Se hicieron planes para imprimir en otros lugares.
En 1969 se inició el proyecto de construcción de una nueva imprenta en las inmediaciones de Wallkill (Nueva York), a unos 150 kilómetros al noroeste de Brooklyn. Con ella se aumentarían y ensancharían las instalaciones de la central, y con el tiempo casi todas las revistas La Atalaya y ¡Despertad! para Estados Unidos saldrían de allí. Tres años más tarde se trazaban en las mesas de dibujo los planos de una segunda fábrica en Wallkill, mucho más grande que la primera. Para 1977 las rotativas de aquel lugar producían más de dieciocho millones de revistas al mes. Para 1992 se hallaban en uso grandes prensas offset marcas MAN-Roland y Hantscho (solo cuatro máquinas offset en vez de las antiguas quince prensas tipográficas), con una capacidad de producción que superaba ampliamente el millón de revistas diarias.
Cuando se iniciaron los planes para imprimir en Wallkill, La Atalaya se publicaba en Brooklyn en 32 de los 72 idiomas en que entonces aparecía, y ¡Despertad! en 14 de sus 26 idiomas. La central mundial producía el 60% del total de ejemplares que se imprimían en todo el mundo. Se pensó que sería conveniente imprimir en más países fuera de Estados Unidos y que la impresión estuviera a cargo de nuestros propios hermanos y no de empresas comerciales. Así, si la obra de los testigos de Jehová se veía amenazada por crisis mundiales o intervención estatal en cualquier parte de la Tierra, podría seguirse proporcionando el imprescindible alimento espiritual.
Por lo tanto, en 1971, casi dos años antes de que entrara en funcionamiento la primera fábrica de Wallkill, empezaron los preparativos para instalar una nueva imprenta en Numazu (Japón). La cantidad de publicadores se había quintuplicado en Japón durante el decenio anterior, lo cual indicaba que se necesitaría muchísima literatura bíblica en aquel país. Al mismo tiempo, las instalaciones de la sucursal de Brasil se iban ampliando. Lo mismo sucedía en Sudáfrica, donde se imprimía literatura bíblica en más de dos docenas de idiomas africanos. En 1972 se cuadruplicó el tamaño de la imprenta de la sucursal de Australia con el fin de suministrar La Atalaya y ¡Despertad! en esa zona del mundo y evitar las prolongadas demoras en los envíos. También se construyeron más fábricas en Francia y las Filipinas.
A comienzos de 1972, N. H. Knorr y el superintendente de la fábrica de Brooklyn, M. H. Larson, realizaron una gira internacional con el objeto de inspeccionar el trabajo que se estaba realizando y organizar los asuntos a fin de optimizar el empleo de las instalaciones y colocar los cimientos para la expansión que se esperaba. Sus visitas abarcaron dieciséis países de Sudamérica, África y el Lejano Oriente.
Poco después, en la sucursal de Japón se producían las revistas en japonés y se atendían las necesidades de aquella parte del campo, sin depender de impresores comerciales. Aquel mismo año de 1972, la sucursal de Ghana empezó a publicar La Atalaya en tres de las lenguas nativas, con lo que se evitaba esperar los envíos procedentes de Estados Unidos y Nigeria. Posteriormente, la sucursal de las Filipinas se encargó de componer e imprimir La Atalaya y ¡Despertad! en ocho idiomas locales (aparte de las revistas que necesitaban en inglés). Todo esto representó otro gran paso en la descentralización de las actividades de impresión de la Sociedad Watch Tower.
A finales de 1975 la Sociedad Watch Tower publicaba literatura bíblica utilizando sus propias instalaciones en veintitrés países de la Tierra: libros en tres países y folletos o revistas (o ambos) en los veintitrés. En otros veinticinco países la Sociedad producía impresos pequeños con sus propias imprentas.
Asimismo, la capacidad de la Sociedad para producir libros encuadernados aumentaba. Ya a mediados de los años veinte se encuadernaba en Suiza y Alemania. En 1948, después de la II Guerra Mundial, los hermanos de Finlandia empezaron a encuadernar los libros (al principio a mano en su mayor parte) para atender principalmente las necesidades del país. Dos años más tarde, la sucursal de Alemania dirigía de nuevo un taller de encuadernación, y posteriormente asumió los trabajos de encuadernación que realizaba Suiza.
En 1967, con más de un millón de testigos por toda la Tierra y con la aparición de los libros de tamaño de bolsillo para usar en el ministerio, la demanda de este tipo de publicaciones aumentó considerablemente. En menos de nueve años las líneas de encuadernación de Brooklyn se sextuplicaron. Para 1992 la Sociedad Watch Tower contaba con un total de veintiocho líneas de encuadernación en ocho diferentes países.
Además, para ese mismo año de 1992 la Sociedad no solo imprimía información bíblica en 180 idiomas en Estados Unidos, sino que cuatro de sus mayores imprentas en países de Latinoamérica suministraban gran parte de las publicaciones necesarias para uso interior y para enviar a otros países de esa parte del mundo. Once imprentas más se encargaban de la producción en Europa, todas las cuales contribuían a satisfacer las necesidades de otros países. Una de estas imprentas, la de Francia, suministraba constantemente publicaciones a catorce países, y la de Alemania, que imprimía en más de cuarenta idiomas, enviaba grandes cantidades a veinte países y cantidades menores a muchos otros. En África, seis de las imprentas de la Watch Tower producían literatura bíblica en un total de 46 idiomas. Once imprentas más, unas grandes y otras pequeñas, abastecían de publicaciones para usar en la difusión del urgente mensaje del Reino de Dios al Oriente Medio y al Lejano Oriente, las islas del Pacífico, Canadá y otros lugares. En otros veintisiete países la Sociedad imprimía artículos más pequeños que eran indispensables para el buen funcionamiento de las congregaciones.
Métodos nuevos, equipo nuevo
Durante los años sesenta y setenta hubo una revolución en la industria del libro. La impresión tipográfica empezó a ser sustituida con increíble rapidez por el procedimiento offset.d La Sociedad Watch Tower no se apresuró a adoptar el cambio. Las planchas offset disponibles no eran adecuadas para las grandes tiradas de las publicaciones de la Sociedad. Además, un cambio de ese tipo requeriría nuevos métodos de composición, la adquisición de nuevas prensas y el aprendizaje de nuevas técnicas. Se hubiera tenido que reemplazar casi todo el equipo de impresión de las fábricas de la Sociedad. El costo hubiera sido tremendo.
Sin embargo, con el tiempo quedó patente que los materiales para impresión tipográfica pronto escasearían. La durabilidad de las planchas offset se perfeccionaba cada vez más. Había que hacer el cambio.
Ya en 1972, tres miembros de la familia del Betel de Sudáfrica que estaban muy interesados en los adelantos en el campo de la impresión offset, habían comprado de segunda mano una prensa offset alimentada por hojas. Adquirieron alguna experiencia realizando trabajos pequeños en ella. En 1974 la usaron para imprimir en la lengua ronga el libro de tamaño de bolsillo La verdad que lleva a vida eterna. El que lo imprimieran en poco tiempo permitió que miles de personas que deseaban aprender la verdad recibieran instrucción bíblica valiosa antes de que las autoridades prohibieran nuevamente las actividades de los testigos de Jehová en la zona donde vivían. Una segunda prensa offset alimentada por hojas, que se entregó a la sucursal de Sudáfrica poco después de haberse comprado la primera, fue enviada a Zambia y utilizada allí.
La fábrica de la Sociedad en Alemania también empezó a imprimir en offset bastante temprano. En abril de 1975 los hermanos empezaron a utilizar una prensa alimentada por hojas para imprimir revistas en papel biblia para los testigos de Jehová de Alemania oriental, donde la obra de los Testigos estaba proscrita. Al año siguiente la emplearon en la impresión de libros para estos hermanos perseguidos.
Por esa época, en 1975, la Sociedad Watch Tower puso en funcionamiento su primera prensa offset alimentada por bobina en Argentina para imprimir revistas. Sin embargo, solo funcionó poco más de un año antes de que el gobierno argentino proscribiera a los Testigos y sellara la imprenta. No obstante, la impresión offset siguió extendiéndose en otros países. A principios de 1978 se inició la impresión de libros a tres colorese en la sede de la Sociedad Watch Tower en Brooklyn (Nueva York) utilizando una prensa offset de alimentación por bobina. El mismo año se compró una segunda prensa. Aún así, se necesitaba mucho más equipo para completar el cambio.
El Cuerpo Gobernante estaba seguro de que Jehová proveería lo que fuera necesario para llevar a cabo la obra que él deseaba que se efectuara. En abril de 1979 y enero de 1980 se enviaron cartas a todas las congregaciones de Estados Unidos explicando la necesidad existente. Las donaciones empezaron a llegar, al principio lentamente, pero con el tiempo hubo suficientes fondos para implantar el sistema offset en toda la red mundial de las fábricas de la Watch Tower.
Entretanto, con el fin de aprovechar bien el equipo disponible y acelerar el cambio, la Sociedad Watch Tower contrató la transformación de sus prensas MAN de último modelo en prensas offset. Estas se enviaron luego a doce países, seis de los cuales no habían impreso nunca sus revistas.
Impresión a cuatro colores
La sucursal de Finlandia fue la primera que empleó el sistema offset para imprimir todos los números de sus revistas a cuatro colores, empezando de manera sencilla con los números de enero de 1981 y utilizando paulatinamente técnicas más perfeccionadas. Después, Japón imprimió un libro a cuatro colores. Otras imprentas de la Watch Tower han hecho lo mismo a medida que han ido adquiriendo el equipo necesario. Algunas de las prensas han sido compradas y despachadas por la oficina central. Otras han sido financiadas por los testigos de Jehová del país donde está situada la fábrica. En otros casos los Testigos de un país han regalado a sus hermanos de otro país el equipo que estos han necesitado.
Después de la II Guerra Mundial la gente empezó a preferir las publicaciones que contenían muchas ilustraciones, y el uso de colores realistas para realzar su atractivo visual. El color las ha hecho más llamativas y, por consiguiente, ha estimulado la lectura. En muchos lugares la distribución de La Atalaya y ¡Despertad! aumentó considerablemente después de mejorar de este modo su apariencia.
Se crean sistemas informatizados adecuados a las necesidades
Para facilitar la impresión a cuatro colores había que informatizar las tareas previas a la impresión; y en 1977 se tomó esta decisión. Testigos especializados en informática se ofrecieron para trabajar en la central mundial y ayudar a la Sociedad a satisfacer sus necesidades a este respecto sin demora. (Poco después, en 1979, un equipo de Japón que llegó a contar con unos cincuenta Testigos empezó a producir los programas necesarios para imprimir en japonés.) Se utilizó el soporte físico disponible en el mercado, y los Testigos prepararon los programas para ayudar a satisfacer las necesidades administrativas y de impresión multilingüe de la Sociedad. Para mantener la alta calidad y contar con la flexibilidad necesaria fue preciso desarrollar programas especializados de diseño de tipos y fotocomposición. En el mercado no existían programas para entrar y fotocomponer textos en muchos de los 167 idiomas en los que la Sociedad Watch Tower imprimía, así que los Testigos tuvieron que crear sus propios programas.
En ese tiempo el mundo comercial consideraba que no valía la pena imprimir en idiomas de colectividades pequeñas o de personas de recursos muy limitados, pero a los testigos de Jehová les interesa la vida de la gente. En relativamente poco tiempo produjeron publicaciones en más de noventa idiomas empleando los programas que habían ideado. La respetable publicación Seybold Report on Publishing Systems dijo tocante al trabajo de los Testigos: “Solo podemos elogiar el carácter emprendedor, la iniciativa y la perspicacia de la gente de la Watchtower. Hay pocos hoy día que sean lo suficientemente ambiciosos o valientes para emprender una aplicación como esa, especialmente si tienen que empezar casi sin nada” (volumen 12, núm. 1, 13 de septiembre de 1982).
Las labores de impresión y de mantenimiento se facilitarían mucho si el equipo empleado por todo el mundo fuera compatible. Por eso en 1979 se decidió que la Sociedad Watch Tower creara su propio sistema de fotocomposición. El personal encargado de la tarea fabricaría el soporte físico principal, en vez de tener que depender tanto del equipo disponible en el mercado.
Esto llevó a que en 1979 un grupo de testigos de Jehová reunidos en la Hacienda Watchtower, de Wallkill (Nueva York), iniciara el diseño y la construcción del sistema MEPS (siglas en inglés para Multilanguage Electronic Phototypesetting System [Sistema electrónico de fotocomposición plurilingüe]). Para mayo de 1986 el equipo no solo había diseñado y construido las computadoras, las fotocomponedoras y los terminales gráficos de MEPS, sino que, lo que es más importante aún, también había elaborado los programas necesarios para procesar texto en 186 idiomas.
A la par de este innovador programa, se trabajaba en un abarcador sistema de digitalización de los caracteres que se utilizarían. Esto exigía un estudio profundo de las características distintivas de cada idioma. Tendrían que dibujarse uno por uno todos los caracteres de un idioma (por ejemplo, las letras en mayúscula y minúscula, los acentos y los signos de puntuación, todo ello en diversos tamaños) y dibujarse aparte cada modalidad o clase (letra fina, cursiva, negrita, supernegra, etc.), en algunos casos en diferentes estilos de tipos. Cada tipo del alfabeto romano necesitaba 202 caracteres. Por lo tanto, para los 369 tipos romanos fue preciso dibujar un total de 74.538 caracteres. La preparación de los signos para imprimir en chino exigió que se dibujaran 8.364 caracteres por cada tipo, además de los que se añadirían posteriormente.
Terminada la etapa de dibujo se procedió a crear un programa que permitiera imprimir los caracteres en trazos nítidos. Dicho programa debería posibilitar la impresión no solo en las lenguas que emplean el alfabeto romano, sino también en bengalí, camboyano, cirílico, griego, hindi y coreano, así como también en árabe y hebreo (que se leen de derecha a izquierda) y en japonés y chino (que no tienen alfabeto). Para 1992 había programas para procesar textos en más de doscientos idiomas, y todavía se trabajaba en más programas para imprimir en otras lenguas que hablan millones de personas.
Implantar el cambio en las sucursales requería adoptar nuevos procedimientos y aprender nuevas técnicas. Se envió a ciertos hermanos a la sede mundial para que aprendieran a montar, manejar y reparar las grandes prensas offset alimentadas por bobinas. A algunos se les enseñó a seleccionar los colores mediante un explorador láser. A otros se les enseñó a manejar y reparar equipo informático. Así, los problemas de producción en cualquier parte del mundo podían resolverse rápidamente para que el trabajo siguiera adelantando.
El Cuerpo Gobernante comprendió lo mucho que uniría a los testigos de Jehová de todo el mundo el que pudieran estudiar la misma información en sus reuniones semana tras semana y distribuir las mismas publicaciones en el ministerio del campo. En el pasado, lo publicado en inglés aparecía normalmente en otros idiomas por lo menos cuatro meses más tarde; en muchos idiomas pasaba un año, o a menudo varios años, antes de que estuviera disponible. Pero ahora podía cambiar la situación. El que las sucursales impresoras poseyeran equipo totalmente compatible fue un factor importante para la publicación simultánea en diversos idiomas. Para 1984 se publicaba simultáneamente La Atalaya en veinte idiomas. Cuando en 1989 se presentó al público el enérgico mensaje del libro Apocalipsis. . . ¡se acerca su magnífica culminación! solo unos meses después de haber salido a la luz, el libro ya se hallaba disponible en veinticinco idiomas. Para 1992 la publicación simultánea de La Atalaya había aumentado hasta alcanzar 66 idiomas, hablados por una gran parte de la población mundial.
Desde que se emprendió el proyecto MEPS en 1979, la industria de la informática ha hecho avances extraordinarios. Ahora se pueden conseguir potentes computadoras personales de gran versatilidad a un precio mucho más reducido que el de las primeras máquinas. A fin de satisfacer sus necesidades en el campo editorial, la Sociedad Watch Tower decidió combinar el uso de estas computadoras personales con el de sus propios programas. Esto aceleró enormemente el proceso de producción. Además, hizo posible que un mayor número de sucursales de la Sociedad se beneficiaran de los programas para impresión, y el número de sucursales que los utilizaban ascendió rápidamente a 83. Para 1992 la Sociedad Watch Tower contaba con más de 3.800 terminales que empleaban sus programas por todo el mundo. No todas las sucursales informatizadas efectúan trabajos de impresión, pero cualquier sucursal que posea un ordenador pequeño, los programas de la Sociedad y una pequeña impresora láser puede realizar el trabajo previo a la impresión de tratados, revistas, libros, etc.
Aumenta la ayuda computarizada para los traductores
¿Sería posible utilizar el ordenador también para prestar más ayuda a los traductores? En la mayoría de los casos hoy los traductores de las publicaciones de la Watch Tower efectúan su trabajo con terminales. Muchos de estos traductores trabajan en las sucursales de la Sociedad. Otros, que tal vez traducen en casa y que durante muchos años han hecho su trabajo con máquinas de escribir o incluso a mano, han aprendido a usar estaciones de trabajo o computadoras portátiles plegables (de tamaño práctico) compradas por la Sociedad. Los cambios en el texto traducido se pueden introducir fácilmente allí mismo en la pantalla de la computadora. Si la traducción se efectúa fuera de los edificios de la sucursal encargada de imprimir, todo lo que hay que hacer es transferir el texto a un disco delgado y flexible y enviarlo a la sucursal.
Durante 1989 y 1990 se facilitó la comunicación internacional a raíz de los cambios súbitos que se produjeron en los gobiernos de muchas naciones. Los testigos de Jehová rápidamente convocaron a sus traductores de Europa oriental a un seminario. El fin era hacerlos más eficientes y enseñarles a utilizar provechosamente el equipo de computadoras disponible para que La Atalaya se pudiera publicar simultáneamente en sus idiomas también. A los traductores del sudeste asiático se les impartió instrucción similar.
Ahora bien, ¿podría emplearse la computadora para acelerar la traducción o mejorar su calidad? Sí. Para 1989 los testigos de Jehová empleaban un sistema computarizado de gran potencia para ayudar en la traducción de la Biblia. Después de un intenso trabajo preliminar se pusieron a disposición de los traductores archivos electrónicos que les permitían visualizar rápidamente en la pantalla de su computadora cualquier palabra dada en las lenguas bíblicas originales junto con una lista de todas las palabras en inglés empleadas en la Traducción del Nuevo Mundo para traducirla, de acuerdo con el contexto. Asimismo podían seleccionar una palabra clave en inglés y ver en la pantalla todos los vocablos de los idiomas originales de los que se había traducido esta palabra (y posiblemente otras de significado parecido). Muchas veces se descubría que en inglés se estaba empleando una diversidad de palabras para transmitir la idea expresada por un solo término en la lengua original. El traductor podía tener en un instante un cuadro completo de lo que estaba traduciendo. Esto le ayudaba a captar el verdadero sentido de la expresión básica en el idioma original y su significado exacto dentro del contexto para expresarlo fielmente en su propia lengua.
Valiéndose de estos archivos informáticos, traductores experimentados examinaban una a una las veces que aparecía cierta palabra determinada de la Biblia y le asignaban en cada caso el equivalente apropiado según lo requería el contexto. De este modo se garantizaba un alto grado de coherencia. Otros integrantes del equipo revisaban el trabajo de cada traductor para que así la traducción se beneficiara de la investigación y experiencia de todos. Luego se podía ver en la pantalla de la computadora un determinado pasaje de las Escrituras, mostrando todas las palabras del texto en inglés, una clave que indicaba lo que aparecía en el idioma original, y el equivalente que se había seleccionado en el idioma al que se traducía. Pero el trabajo no terminaba allí. Todavía era preciso que el traductor puliera la estructura de la oración para que sonara bien en su propio idioma. Sin embargo, al hacer esto era vital que tuviera un claro entendimiento del significado del pasaje. Para ayudarle, se le concedía acceso inmediato a comentarios aparecidos en las publicaciones de la Watch Tower sobre el versículo en cuestión o sobre cualquier expresión que este contuviera.
De este modo se podía reducir el tiempo dedicado a la investigación y lograr un buen grado de coherencia. A medida que el sistema vaya alcanzando mayor perfección, se espera que más publicaciones valiosas puedan hacerse disponibles sin demora, incluso en idiomas que solo cuenten con un número limitado de traductores. El empleo de este sistema para suministrar publicaciones que ayuden en la proclamación del mensaje del Reino ha abierto un asombroso campo de impresión.
Por lo tanto, como sus homólogos primitivos, los testigos de Jehová contemporáneos emplean los medios más recientes para difundir la Palabra de Dios. Con el fin de llevar las buenas nuevas al mayor número de personas posible, no han temido enfrentarse con nuevos desafíos en el campo editorial.
[Notas a pie de página]
a En 1896 la corporación adoptó el nombre oficial de Watch Tower Bible and Tract Society (Sociedad de Biblias y Tratados la Torre del Vigía).
b Esta empresa fue propiedad de Charles Taze Russell. En 1898 donó los bienes de la Tower Publishing Company a la Sociedad Watch Tower Bible and Tract.
c La falta de carbón no obedeció meramente a la escasez provocada por la guerra. Hugo Riemer, miembro del personal de la oficina central en aquel tiempo, escribió diciendo que aquello se debió principalmente al odio a los Estudiantes de la Biblia que cundía en Nueva York por aquel entonces.
d El sistema de impresión tipográfica funciona a partir de una superficie elevada que contiene en sentido invertido la imagen de lo que ha de aparecer en la página impresa. La superficie entintada se presiona contra el papel. En el sistema offset la impresión entintada se transfiere de una plancha metálica a un cilindro recubierto de caucho y de este al papel.
e De 1959 a 1971 la Sociedad usó una prensa offset alimentada por hojas en su planta de Brooklyn para producir calendarios a cuatro colores con temas alusivos a la predicación de las buenas nuevas.
[Comentario en la página 578]
“Hagamos la prueba con el carbón”
[Comentario en la página 595]
Se equipa a toda la red mundial de fábricas de la Watchtower para la impresión offset
[Comentario en la página 596]
“Solo podemos elogiar [...] [a] la gente de la Watchtower”
[Fotografías en la página 581]
Composición
Al principio todo se hacía manualmente, letra por letra
Sudáfrica
Desde 1920 hasta los años ochenta se usaron linotipias
Estados Unidos
En algunos lugares la composición se realizaba con monotipias
Japón
Ahora se emplea un proceso de fotocomposición computarizado
Alemania
[Recuadro/Fotografías en la página 582]
Preparación de las planchas
Desde los años veinte hasta los ochenta se hicieron planchas de plomo para la impresión tipográfica
[Fotografías]
1. Las líneas de tipos que formaban las páginas destinadas a la impresión se montaban en marcos metálicos llamados amas
2. Se hacía una impresión de los tipos sobre material que pudiera emplearse como molde
3. Sobre esta matriz o molde se vertía plomo fundido para obtener planchas metálicas semicilíndricas para la impresión
4. Se eliminaban los residuos de metal de la superficie de la plancha
5. Se niquelaban las planchas para evitar su desgaste
A partir de entonces, se han montado los negativos de las páginas fotocompuestas con las ilustraciones correspondientes, para luego transferir fotográficamente las páginas montadas a planchas flexibles de impresión offset
[Recuadro/Fotografía en la página 585]
‘Testimonio del espíritu de Jehová’
“El que personas con poca o ninguna experiencia en el campo de la impresión [y en una época en que otros aún no lo hacían] hayan logrado imprimir libros y Biblias en rotativas es testimonio de la superintendencia de Jehová y de la dirección de su espíritu”, dijo Charles Fekel. El hermano Fekel sabía muy bien de lo que hablaba, pues por más de medio siglo había participado en el desarrollo de las actividades de impresión en la sede de la Sociedad. En sus últimos años fue miembro del Cuerpo Gobernante.
[Fotografía]
Charles Fekel
[Recuadro/Fotografía en la página 586]
Confianza en el Dios Todopoderoso
Una experiencia relatada por Hugo Riemer, quien fue agente de compras de la Sociedad Watch Tower, refleja cómo la Sociedad realiza sus gestiones.
Durante la II Guerra Mundial, en Estados Unidos se racionó el papel para imprimir. Los suministros tenían que pedirse a un comité nombrado por el gobierno. En una ocasión, una de las sociedades bíblicas prominentes envió al comité una representación de abogados, grandes empresarios, predicadores y otras personas. Les concedieron una cantidad mucho menor de lo que querían. Después de escuchar la petición de este grupo, el comité llamó a la Sociedad Watchtower Bible and Tract. Cuando Hugo Riemer y Max Larson se presentaron, el presidente les preguntó: “¿Solo ustedes dos?”. Ellos respondieron: “Sí. Esperamos que el Dios Todopoderoso esté con nosotros también”. Se les otorgó todo lo que necesitaban.
[Fotografía]
Hugo Riemer
[Recuadro/Fotografías en la página 587]
Prensas
Para sus trabajos de impresión la Sociedad Watch Tower se ha valido de una gran variedad de prensas
[Fotografías]
Por muchos años se emplearon prensas planas de muchas clases (Alemania)
Se han utilizado prensas pequeñas no solo para la producción de formularios y hojas sueltas, sino también para imprimir revistas (E.U.A.)
En sus diversas imprentas se usaron 58 prensas tipográficas alemanas MAN (Canadá)
Actualmente las principales imprentas de la Sociedad disponen de prensas offset alimentadas por bobinas, fabricadas en distintos países, que imprimen a todo color y trabajan a altas velocidades
Italia
Alemania
[Fotografías en las páginas 588 y 589]
Encuadernación
Al principio algunas fábricas de la Watch Tower realizaban la encuadernación a mano (Suiza)
La producción a gran escala en Estados Unidos exigía realizar numerosas operaciones por separado
1. Unión de pliegos
2. Cosido
3. Encolado de las guardas
4. Recorte
5. Estampado de las cubiertas
6. Colocación de las cubiertas
7. Prensado de los libros hasta que la cola esté seca
Ahora, en vez de coser los libros, se usa el rápido método “burst binding”, y máquinas de alta velocidad encuadernan, cada una, 20.000 libros o más al día
[Recuadro/Fotografías en la página 594]
Para fomentar el conocimiento del Reino de Dios
A lo largo de su historia, la Sociedad Watch Tower ha producido literatura bíblica en más de 290 idiomas. En 1992 editaba publicaciones en unos 210 idiomas. Toda esta labor tenía como fin ayudar a las personas a saber del Reino de Dios y de lo que este significa para ellas. Entre sus ayudas para el estudio bíblico más distribuidas hasta la fecha figuran:
“La verdad que lleva a vida eterna” (1968): 107.553.888 ejemplares, en 117 idiomas
“Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra” (1982): 62.428.231 ejemplares, en 115 idiomas
“¡Disfrute para siempre de la vida en la Tierra!” (1982): 76.203.646 ejemplares, en 200 idiomas
Las cifras corresponden a lo publicado hasta 1992.
[Recuadro/Fotografías en la página 598]
Grabaciones en casete
Además de utilizar la página impresa en su obra evangelizadora, desde 1978 la Sociedad Watch Tower ha producido casetes, más de sesenta y cinco millones fabricados con su propio equipo en Estados Unidos y Alemania.
Toda la “Traducción del Nuevo Mundo” está en casetes en alemán, español, francés, inglés, italiano y japonés. Para 1992 se podían conseguir también diversas secciones de esta traducción de la Biblia en casetes en otros ocho idiomas.
Como ayuda para enseñar a los niños se han grabado publicaciones tales como “Mi libro de historias bíblicas” y “Escuchando al Gran Maestro”, preparadas especialmente para ellos.
Además, en algunos países se producen cintas para transmisiones de radio.
Una orquesta integrada enteramente por Testigos graba el acompañamiento musical de los cánticos que entonan los testigos de Jehová en sus asambleas. Se pueden obtener también hermosos arreglos orquestales de esta música para disfrutar de ellos en el hogar.
Se graban dramas (tanto del día moderno como de relatos bíblicos) para presentarlos en las asambleas, donde Testigos interpretan las escenas para ayudar al auditorio a visualizar los sucesos. Algunos de estos dramas se utilizan luego en los hogares para diversión e instrucción de la familia.
Las revistas “La Atalaya” y “¡Despertad!” también se hallan en casetes en inglés y finlandés. “La Atalaya” está disponible además en alemán, danés, francés, noruego y sueco. Aunque estas grabaciones se concibieron en un principio para personas con problemas visuales, otros millares de personas agradecen esta provisión.
[Fotografía]
J. E. Barr en el estudio de grabación
[Recuadro/Fotografías en las páginas 600 y 601]
Uso de videocintas en la proclamación del Reino
En 1990 la Sociedad Watch Tower entró en un nuevo campo al producir su primera videocinta destinada al público.
Se calculó que para ese año había videograbadoras de diversos tipos en más de doscientos millones de hogares por todo el mundo. Incluso en países donde no había estaciones de televisión se usaban videograbadoras. De modo que la videocinta como instrumento educativo ofrecía una nueva manera de llegar a un gran público.
Ya en 1985 se había empezado a preparar una película de vídeo para mostrar a los que visitan las instalaciones de la Sociedad algunas de las actividades que tienen lugar en su sede mundial. Con el tiempo, las presentaciones en vídeo también ahorraron tiempo en el programa de orientación de los nuevos miembros de la familia de Betel. ¿Podría emplearse de otros modos este método didáctico con el fin de ayudar en la obra mundial de hacer discípulos? Algunos hermanos creían que sí.
Por consiguiente, en octubre de 1990 se presentó la videocinta “Los testigos de Jehová. . . la organización tras el nombre”. La acogida fue extraordinaria. Se recibió un alud de solicitudes para que se realizaran más programas de esta índole. A fin de satisfacer la necesidad, se creó un nuevo departamento llamado Servicios de Vídeo.
Testigos expertos en la materia ofrecieron gustosamente su ayuda. Se obtuvo el equipo necesario y se montaron estudios. Un equipo de camarógrafos empezó a viajar a varios países para captar imágenes de personas y objetos que pudieran emplearse en presentaciones de vídeo que fortalecieran la fe. La orquesta internacional de Testigos que muchas veces había cooperado en la realización de proyectos especiales grabó la música que realzaría las producciones de vídeo.
Se hicieron planes para abarcar un mayor número de grupos lingüísticos. Hacia mediados de 1992 el vídeo “Los testigos de Jehová. . . la organización tras el nombre” se distribuía en más de una docena de idiomas. Se había grabado en veinticinco idiomas, entre ellos algunos de Europa oriental. Además, se ultimaban los preparativos para grabarlo en mandarín y cantonés para los chinos. La Sociedad también había adquirido los derechos de reproducción y distribución del videocasete “Purple Triangles”, que trata de la integridad de una familia de Testigos alemanes durante la era nazi. En menos de dos años se habían producido más de un millón de videocintas para que los testigos de Jehová las emplearan en su ministerio.
Se dio atención especial a las necesidades de los sordos. Se produjo una edición de “Los testigos de Jehová. . . la organización tras el nombre” en lenguaje por señas para los países de habla inglesa. Y se realizaron estudios para suministrar vídeos para personas sordas de otros países.
Mientras tanto, se trabajaba en la producción de una serie que contribuiría a edificar la fe en el libro que es la base misma de la fe cristiana: la Biblia. La primera parte, titulada “La Biblia: Historia exacta, profecía confiable”, quedó terminada en inglés para septiembre de 1992, mientras se preparaban ediciones en otros idiomas.
Las videocintas de ningún modo reemplazan la página impresa ni el testimonio personal. Las publicaciones de la Sociedad continúan desempeñando un papel fundamental en la difusión de las buenas nuevas. La obra de casa en casa de los testigos de Jehová sigue siendo una modalidad de su ministerio con base sólida en las Escrituras. Sin embargo, las videocintas son ahora un valioso instrumento complementario para cultivar la fe en las preciosas promesas de Jehová y estimular el aprecio por la labor que se efectúa en la Tierra hoy día bajo su dirección.
[Fotografías]
1. Una vez que se ha determinado el contenido básico, se va grabando mientras se elabora el guión
2. Se seleccionan las imágenes y se determina su secuencia durante el editaje fuera de línea
3. Se graba música orquestal especialmente compuesta para realzar la presentación
4. Se mezcla la música digitalizada y los efectos sonoros con la narración y las imágenes
5. Se hace el editaje final de imagen y sonido
[Fotografías en la página 576]
La impresión propiamente dicha de estas primeras publicaciones estuvo a cargo de empresas comerciales
[Fotografía en la página 577]
C. A. Wise hizo una prueba para determinar si los Estudiantes de la Biblia debían restablecer las oficinas centrales en Brooklyn
[Fotografías en la página 579]
La primera rotativa de la Sociedad se usó para imprimir 4.000.000 de ejemplares del núm. 27 de la revista “Golden Age”, que contenía información contundente
[Fotografía en la página 580]
R. J. Martin (a la derecha), primer superintendente de la fábrica de la Sociedad en Brooklyn, consultando con el hermano Rutherford
[Fotografía en la página 583]
Una de las primeras imprentas europeas de la Sociedad (en Berna [Suiza])
[Fotografías en la página 584]
La Sociedad estableció una imprenta en Magdeburgo (Alemania) durante los años veinte
[Fotografía en las páginas 590 y 591]
Elandsfontein (Sudáfrica), 1972
[Fotografía en la página 590]
Numazu (Japón), 1972
[Fotografía en la página 590]
Strathfield (Australia), 1972
[Fotografía en la página 590]
São Paulo (Brasil), 1973
[Fotografía en la página 591]
Lagos (Nigeria), 1974
[Fotografía en la página 591]
Wiesbaden (Alemania), 1975
[Fotografía en la página 591]
Toronto (Canadá), 1975
[Fotografía en la página 597]
Los Testigos han trabajado intensamente en la digitalización de caracteres para imprimir información bíblica en muchos idiomas (Brooklyn [N.Y.])
[Fotografía en la página 599]
Computadoras a color permiten situar, recortar y retocar electrónicamente las ilustraciones
[Fotografía en la página 602]
Los testigos de Jehová se valen de sistemas computarizados para acelerar y refinar la traducción bíblica (Corea)