¿Quién lo diseñó primero?
En los últimos años, científicos e ingenieros han sido instruidos, en un sentido muy real, por las plantas y los animales (Job 12:7, 8). Tales expertos estudian e imitan las características de los seres vivos —disciplina conocida con el nombre de biomimética— en un intento de crear nuevos productos y mejorar los ya existentes. Al analizar los siguientes ejemplos, pregúntese: “¿A quién pertenece en realidad el mérito de estos diseños?”.
Aprenden de las aletas de la ballena
¿Qué pueden aprender los ingenieros aeronáuticos de la ballena jorobada? Por lo visto, mucho. Un ejemplar adulto pesa unas treinta toneladas (lo mismo que un camión cargado), su cuerpo es relativamente rígido, tiene grandes aletas a modo de alas y mide hasta 12 metros (40 pies). Con todo, su agilidad en el agua es sorprendente.
Los investigadores tenían gran curiosidad por saber cómo esta criatura de cuerpo poco flexible nada en círculos tan increíblemente cerrados. Descubrieron que el secreto residía en la forma de sus aletas. Estas no tienen el borde anterior liso, como las alas de un avión, sino dentado, con una serie de protuberancias llamadas tubérculos.
Cuando la ballena se desplaza por el agua, tales abultamientos aumentan el empuje, o fuerza ascensional, y disminuyen la resistencia al avance. ¿De qué manera? Según la revista Natural History, los tubérculos aceleran el paso del agua por encima de la aleta y generan un flujo rotatorio ordenado, aun cuando la ballena ascienda en ángulos muy pronunciados.10
¿De quién es la patente de la naturaleza?
¿Qué aplicaciones prácticas ofrece este hallazgo? Si las alas de los aviones siguieran este mismo modelo, necesitarían menos alerones y otros dispositivos mecánicos para modificar el flujo del aire; además, serían más seguras y se facilitaría su mantenimiento. Según John Long, experto en biomecánica, “es muy probable que pronto veamos en todos los aviones de pasajeros las mismas protuberancias que tiene la ballena jorobada en las aletas”.11
Inspirados en las alas de la gaviota
Aunque es obvio que la forma del ala de los aviones ya imita la de los pájaros, los investigadores han ido un paso más lejos. “Ingenieros de la Universidad de Florida han construido un prototipo de avión teledirigido que permanece suspendido en el aire, desciende en picada y se remonta rápidamente, tal como hacen las gaviotas”, informa la revista New Scientist.12
Las gaviotas realizan sus asombrosas acrobacias aéreas doblando las alas por la articulación del codo y del hombro. Para copiar tal flexibilidad, “el prototipo, que mide 60 centímetros (24 pulgadas), se vale de un pequeño motor conectado a una serie de varillas metálicas que mueven las alas”, explica la revista. Con estas ingeniosas alas, la diminuta nave es capaz de mantenerse en vuelo estacionario y zambullirse entre edificios altos. Al personal militar le interesa mucho desarrollar una nave tan maniobrable para buscar armas químicas o biológicas en las grandes ciudades.
Imitan las patas de la gaviota
La gaviota no se congela aunque esté parada sobre el hielo. ¿Cómo mantiene la temperatura corporal? Parte del secreto estriba en un fascinante sistema de intercambio contracorriente de calor, presente en muchos animales que habitan en las regiones heladas.
¿Cómo actúa este mecanismo? Para entenderlo, imaginemos dos tubos atados uno al otro por donde corre agua caliente y agua fría, respectivamente. Si ambos líquidos circulan en una misma dirección, el primero cederá más o menos la mitad del calor al segundo; pero si fluyen en sentidos contrarios, el calor se transferirá casi en su totalidad.
Cuando la gaviota se posa en el hielo, los intercambiadores de calor de sus extremidades calientan la sangre que vuelve de los pies fríos; de este modo, el calor se conserva en el interior del cuerpo del ave en vez de escaparse por los pies. Arthur P. Fraas, ingeniero mecánico y aeronáutico, describió este sistema como “uno de los intercambiadores regenerativos de calor más eficaces del mundo”.13 Tan ingenioso es este diseño que los ingenieros se lo han copiado.
¿A quién corresponde el mérito?
La NASA ha construido un robot de múltiples patas que camina como un escorpión, y una firma tecnológica finlandesa ya ha fabricado un tractor de seis patas que trepa sobre los obstáculos como si fuera un insecto gigante. Asimismo, a partir de la observación de las piñas del pino, se ha desarrollado un tejido que contiene laminillas que se abren o se cierran. Las prendas confeccionadas con este material se adaptan automáticamente a la temperatura corporal. Por otra parte, una empresa automotriz ha diseñado un vehículo inspirado en el pez cofre, cuya aerodinámica es ideal. También se estudian las propiedades amortiguadoras del caparazón de la oreja de mar a fin de fabricar elementos de blindaje corporal más fuertes y ligeros.
Son tantas las buenas ideas extraídas de la naturaleza que ya existe una base de datos con miles de mecanismos biológicos catalogados. Los investigadores pueden consultarla para encontrar “soluciones naturales a problemas de diseño”, dice la revista The Economist. Los mecanismos naturales contenidos en esta base de datos reciben el nombre de “patentes biológicas”. El titular de una patente suele ser la persona o entidad que registra legalmente como propia una idea original o invento. “Al llamar ‘patentes biológicas’ a los trucos de la biomimética —puntualiza la revista—, los investigadores solo están poniendo el énfasis en el hecho de que la naturaleza es, en efecto, la dueña de la patente.”14
¿De dónde sacó la naturaleza todas estas brillantes ideas? Muchos investigadores atribuyen los aparentemente ingeniosos diseños que se evidencian en la naturaleza a un proceso evolutivo de acierto y error que duró millones de años. Otros opinan diferente. El microbiólogo Michael J. Behe escribió en The New York Times del 7 de febrero de 2005: “La clara manifestación de diseño [en la naturaleza] da pie a un argumento sencillo e irrefutable: si parece un pato, camina como un pato y grazna como un pato, mientras no se demuestre lo contrario, tiene que ser un pato”. ¿Cuál fue su conclusión? “No debe descartarse la idea de diseño sencillamente por ser tan obvia.”15
Por supuesto, el ingeniero que diseña un ala de avión más segura y eficiente es digno de reconocimiento, como lo es también el inventor de un tejido más cómodo o de un vehículo de mayor rendimiento. Por eso, quien fabrique un producto utilizando un diseño ajeno sin atribuir el mérito a su creador puede ser acusado de un delito.
Ahora piense en lo siguiente. Para resolver complejos problemas de ingeniería, expertos investigadores copian burdamente los ejemplos de la naturaleza. No obstante, algunos atribuyen la concepción de la ingeniosa idea original a un proceso evolutivo desprovisto de inteligencia. ¿Le parece eso lógico? Si la copia requiere un diseñador inteligente, ¿no lo necesita también el original? ¿Y quién tiene más mérito: el maestro ingeniero, o el aprendiz que emula sus diseños?
La conclusión lógica
Tras analizar las pruebas de diseño presentes en la naturaleza, muchas personas comparten el sentir del escritor bíblico Pablo, quien dijo: “Las cualidades invisibles de [Dios] se ven claramente desde la creación del mundo en adelante, porque se perciben por las cosas hechas, hasta su poder sempiterno y Divinidad” (Romanos 1:19, 20).