CAPÍTULO 7
Reuniones que nos motivan “a mostrar amor y a hacer buenas obras”
DESDE la antigüedad, los siervos de Dios han celebrado reuniones para adorarlo. Los varones israelitas debían ir a Jerusalén para las tres grandes fiestas anuales (Deut. 16:16). También los primeros cristianos se reunían, por lo general, en la casa de otro cristiano (Filem. 1, 2). Y en la actualidad asistimos a asambleas y a reuniones de congregación. ¿Por qué celebramos reuniones los siervos de Dios? Principalmente porque es un aspecto importante de nuestro servicio a Jehová (Sal. 95:6; Col. 3:16).
2 Otra razón muy poderosa para hacerlo es que Jehová nos enseña en las reuniones (Is. 54:13). Esto era precisamente lo que ocurría cada siete años en la Fiesta de las Cabañas. Sobre esta fiesta, Moisés dijo a Israel: “Reúne al pueblo —a los hombres, las mujeres, los niños y los residentes extranjeros que están en tus ciudades— para que escuchen y aprendan, y para que teman a Jehová su Dios y se aseguren de cumplir todas las palabras de esta Ley” (Deut. 31:12). Además, las reuniones nos permiten conocer mejor a nuestros hermanos, que son una fuente de ánimo y fortaleza.
LAS REUNIONES DE LA CONGREGACIÓN
3 Como ya dijimos, los primeros cristianos tenían la costumbre de reunirse. Después de la fiesta del Pentecostés del año 33, los discípulos se dedicaban a aprender lo que los apóstoles les enseñaban, y “día tras día asistían constantemente al templo con un mismo propósito” (Hech. 2:42, 46). Más adelante, las reuniones cristianas incluían la lectura de escritos inspirados, como las cartas de los apóstoles y otros discípulos de Cristo (1 Cor. 1:1, 2; Col. 4:16; 1 Tes. 1:1; Sant. 1:1). También oraban juntos y, en ocasiones, contaban experiencias de la predicación (Hech. 4:24-29; 11:5-18; 14:27, 28; 20:36). Analizaban doctrinas bíblicas y el cumplimiento de profecías, recibían enseñanza sobre la conducta cristiana y el servicio a Dios, y se les animaba a predicar con entusiasmo las buenas noticias (Rom. 10:9, 10; 1 Cor. 11:23-26; 15:58; Efes. 5:1-33).
Como vivimos en los últimos días, necesitamos ir a las reuniones para animarnos y fortalecernos
4 Hoy seguimos este mismo modelo en las reuniones. Nos tomamos muy en serio este consejo de Pablo: “Estemos pendientes unos de otros [...], sin dejar de reunirnos, como algunos tienen por costumbre. Más bien, animémonos unos a otros, sobre todo al ver que el día se acerca” (Heb. 10:24, 25). Vivimos “en medio de una generación retorcida y malvada”. Los cristianos hemos renunciado a hacer el mal y rechazamos los deseos de este mundo (Filip. 2:15, 16; Tito 2:12-14). Claro, para mantenernos espiritualmente fuertes y ser cristianos íntegros en estos últimos días, necesitamos animarnos y fortalecernos unos a otros. ¿Verdad que no hay mejor lugar para hacerlo que las reuniones? (Sal. 84:10; Rom. 1:11, 12). También necesitamos estudiar la Palabra de Dios. ¿Y en qué otro lugar podemos aprender tanto de ella? Analicemos brevemente en qué consiste cada reunión.
LA REUNIÓN DEL FIN DE SEMANA
5 En la primera parte de esta reunión, se presenta un discurso bíblico pensado para el público en general. Algunas personas quizás asistan por primera vez. Estos discursos cumplen un papel importante en satisfacer las necesidades espirituales tanto de quienes comienzan a reunirse con nosotros como de los publicadores de la congregación (Hech. 18:4; 19:9, 10).
6 Jesús, sus apóstoles y otros cristianos también tuvieron reuniones públicas parecidas a las de hoy. No cabe duda de que Jesús fue el mejor orador de la historia. De hecho, se dijo que nunca había hablado nadie como él (Juan 7:46). Asombraba a la gente porque hablaba con autoridad (Mat. 7:28, 29). Las personas que tomaron en serio sus palabras disfrutaron de muchas bendiciones (Mat. 13:16, 17). Los apóstoles imitaron a su maestro. Encontramos un ejemplo en Hechos 2:14-36. Allí leemos el convincente discurso que dio Pedro el día del Pentecostés del año 33, discurso que motivó a miles de personas a hacer cambios en su vida. Años después, Pablo dio un discurso en Atenas que resultó en que algunos de sus oyentes se hicieran cristianos (Hech. 17:22-34).
7 Hoy día, millones de personas asisten a los discursos públicos que se presentan cada semana en las congregaciones, así como a los que se pronuncian en las asambleas. Estos discursos nos ayudan a recordar las enseñanzas cristianas y a no dejar de servir al Reino. Invitemos a las personas interesadas y al público en general a estas reuniones, pues así conocerán mejor las enseñanzas básicas de la Biblia.
8 ¿De qué tratan estos discursos? De temas doctrinales o proféticos, de los principios y consejos que da la Biblia sobre el matrimonio o la familia, de los desafíos que enfrentan los jóvenes y de la moral cristiana. Algunos discursos hablan de la maravillosa creación de Jehová. Y otros se centran en las lecciones que aprendemos de los sobresalientes ejemplos de fe, valor e integridad que encontramos en la Biblia.
9 Para aprovechar al máximo los discursos públicos, debemos escuchar con atención y buscar y leer en la Biblia los textos que el orador lea y explique (Luc. 8:18). Así podremos comprobar todas las cosas que se digan y nos resolveremos a aplicar en nuestra vida lo que aprendamos (1 Tes. 5:21).
10 Las congregaciones tendrán un discurso público cada semana. Para ello contarán con los oradores de su congregación y de otras cercanas. Si no encuentran oradores suficientes, presentarán discursos públicos tan a menudo como sea posible.
11 La segunda parte de la reunión del fin de semana es el Estudio de La Atalaya. En ella se analizan artículos de la edición de estudio de la revista La Atalaya por medio de preguntas y respuestas. Mediante esta revista, Jehová nos da el alimento espiritual al tiempo debido.
12 Estos artículos nos ayudan a aprender a usar los principios bíblicos en nuestra vida. Nos hacen fuertes para que resistamos “el espíritu del mundo” y no hagamos cosas malas (1 Cor. 2:12). Nos aclaran las doctrinas y profecías bíblicas, lo que nos permite estar al día con la manera de entender la verdad y permanecer en “la senda de los justos” (Prov. 4:18; Sal. 97:11). Asistir a esta reunión y participar en ella nos ayuda a esperar felices el nuevo mundo justo que Jehová promete (Rom. 12:12; 2 Ped. 3:13). También contribuye a que crezca nuestro deseo de servir a Dios con entusiasmo y a que cultivemos el fruto del espíritu (Gál. 5:22, 23). Nos fortalece para que resistamos las pruebas y nos ayuda a poner “unos buenos cimientos para el futuro” a fin de que alcancemos “la vida que realmente es vida” (1 Tim. 6:19; 1 Ped. 1:6, 7).
13 Desde luego, para aprovechar al máximo este alimento todas las semanas, tenemos que prepararnos, solos o con nuestra familia, buscar los textos y comentar en la reunión con nuestras palabras. Estas expresiones de fe benefician a quienes nos escuchan, y, al mismo tiempo, nosotros nos beneficiamos al escuchar atentamente los comentarios de los demás. Todo esto hace que se nos grabe en el corazón lo que aprendemos.
LA REUNIÓN DE ENTRE SEMANA
14 La congregación se reúne todas las semanas en el Salón del Reino para celebrar una reunión de tres partes llamada Vida y Ministerio Cristianos. Su objetivo es ayudarnos a ser ministros de Dios capacitados (2 Cor. 3:5, 6). Todos los meses recibimos la publicación Guía de actividades para la reunión Vida y Ministerio Cristianos, donde aparece el programa de la reunión, la información que se analizará y también las ideas para conversar en la predicación.
15 La primera parte de la reunión se llama “Tesoros de la Biblia”. Nos ayuda a conocer el marco histórico y el contexto de los relatos bíblicos, y a sacar lecciones prácticas. Esta sección consta de un discurso, una lectura bíblica y un análisis con el auditorio de la lectura semanal de la Biblia. En la Guía de actividades aparecen ayudas para la enseñanza, como dibujos, gráficos y ejercicios. Gracias a este análisis profundo de la Biblia, seremos mejores maestros y mejores cristianos, y estaremos perfectamente capacitados y completamente preparados “para realizar todo tipo de buenas obras” (2 Tim. 3:16, 17).
16 La segunda parte de la reunión se llama “Seamos mejores maestros”. Su objetivo es dar a todos la oportunidad de practicar y mejorar su forma de predicar y enseñar. Además de las asignaciones de los estudiantes, se analizan videos basados en las ideas para conversar. Esta sección de la reunión nos ayuda a tener “la lengua de los instruidos” y nos prepara para saber “responder al cansado con las palabras adecuadas” (Is. 50:4).
17 La tercera parte de la reunión se llama “Nuestra vida cristiana” y nos ayuda a guiarnos por los principios bíblicos en nuestra vida diaria (Sal. 119:105). La parte principal de esta sección es el Estudio bíblico de la congregación. Al igual que en el Estudio de La Atalaya, la información se analiza por preguntas y respuestas.
18 Cuando llega el nuevo ejemplar de la Guía de actividades, el coordinador del cuerpo de ancianos o un anciano que lo ayude lo repasa con detenimiento y asigna cada una de las intervenciones. Cada semana, un anciano que sea buen maestro y haya sido aprobado por el cuerpo de ancianos presidirá la reunión. Debe encargarse de que esta comience y termine puntualmente, y de elogiar y aconsejar a algunos de los participantes en el programa.
19 Prepararnos para esta reunión, asistir regularmente y participar en ella nos ayudará a conocer y comprender mejor la Biblia y los principios que contiene. Además, nos hará ganar confianza en la predicación y ser mejores maestros. Esta reunión también beneficiará a los que todavía no son testigos de Jehová, pues disfrutarán de compañía agradable y de magnífica enseñanza espiritual. A fin de prepararnos para esta y para las demás reuniones, contamos con la Watchtower Library, la aplicación JW Library®, la BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower™ (si están disponibles en nuestro idioma), la Guía de estudio para los testigos de Jehová y la biblioteca del Salón del Reino. Esta biblioteca contiene las publicaciones editadas por los testigos de Jehová, el Índice de las publicaciones Watch Tower, diferentes versiones de la Biblia, una concordancia, un diccionario y otras obras de consulta. Cualquiera puede usar esta biblioteca antes o después de las reuniones.
REUNIONES PARA EL SERVICIO DEL CAMPO
20 Se programan reuniones para el servicio del campo a diferentes horas y en diferentes días de la semana. Estas breves reuniones se celebran en casas particulares o en otros lugares apropiados, como el Salón del Reino. Tener grupos de predicación pequeños que se reúnan en diferentes lugares ofrece varias ventajas. Para los publicadores del grupo es más fácil llegar al lugar de reunión y al territorio, y para el superintendente es más fácil organizarlos para que puedan comenzar a predicar sin demora. Además, el superintendente tiene la oportunidad de dar mejor atención a cada publicador. A veces, es mejor unir a varios grupos para la reunión. Por ejemplo, si entre semana salen menos publicadores, podrían juntarse varios grupos o todos ellos en el Salón del Reino o en otro lugar. De esta manera, todos los publicadores tendrán con quién salir. También puede programarse una única reunión para toda la congregación los días festivos o después del Estudio de La Atalaya.
21 Cuando los grupos se reúnen por separado, el superintendente de grupo dirige la reunión. De vez en cuando, puede asignar a su auxiliar o a otro hermano capacitado para que lo haga. Presentará información que sea útil en el ministerio. Además, ofrecerá ánimo y dirección oportuna. Después organizará al grupo. Les puede pedir a los que tengan más experiencia que salgan con los publicadores más nuevos o con otros que necesiten ayuda. Para concluir, uno de los presentes hará la oración. Entonces, el grupo saldrá a predicar sin demora. Esta reunión debe tomar de cinco a siete minutos, e incluso menos si se realiza después de una reunión de congregación.
LAS REUNIONES DE LAS CONGREGACIONES NUEVAS O PEQUEÑAS
22 Al aumentar el número de discípulos, hay que formar nuevas congregaciones. Por lo general, es el superintendente de circuito quien solicita que se forme una congregación. Cuando se trata de grupos pequeños, a veces resulta más práctico que se reúnan con la congregación más cercana.
23 En algunas congregaciones pequeñas solo hay hermanas. Cuando eso ocurre, la hermana que ora o dirige la reunión debe cubrirse la cabeza, en armonía con lo que dicen las Escrituras (1 Cor. 11:3-16). La mayoría de las veces permanece sentada de frente al auditorio. Las hermanas no dan discursos en las reuniones; más bien, leen y comentan la información preparada por la organización o, por variar, la analizan con el auditorio o presentan una demostración. La sucursal pide a una de las hermanas que atienda la correspondencia y dirija las reuniones. Cuando haya un siervo ministerial o un anciano en la congregación, él se encargará de estas tareas.
LAS ASAMBLEAS DE CIRCUITO
24 Dos veces al año, las congregaciones de cada circuito se reúnen para celebrar asambleas de un día. Estas son ocasiones felices que nos dan la oportunidad de abrir de par en par nuestro corazón, es decir, de mostrar cariño a nuestros hermanos y conocerlos mejor (2 Cor. 6:11-13). La organización de Jehová escoge un tema basado en la Biblia y prepara el contenido de la asamblea teniendo en cuenta una necesidad en particular. La información se presenta por medio de discursos, demostraciones, escenificaciones, monólogos y entrevistas. Toda esta instrucción es oportuna y edificante. Además, los nuevos discípulos que se han dedicado a Jehová tienen la oportunidad de bautizarse.
LAS ASAMBLEAS REGIONALES
25 Una vez al año, se celebran asambleas más grandes. Por lo general, son asambleas regionales de tres días, en las que se reúnen las congregaciones de varios circuitos. A las sucursales pequeñas quizás les parezca más práctico que todas las congregaciones se reúnan en un solo lugar. En algunos países, el modo de organizar estas asambleas puede variar según las circunstancias locales o las instrucciones de la organización. Cada cierto tiempo se celebran asambleas internacionales y especiales. A ellas asisten decenas de miles de Testigos procedentes de diferentes países. A lo largo de los años, muchos han oído hablar de las buenas noticias del Reino gracias a la publicidad que reciben nuestras asambleas.
26 Estas grandes asambleas son ocasiones alegres en las que adoramos a Jehová unidos. En muchas de ellas se han aclarado verdades bíblicas y se han presentado publicaciones que ofrecemos en el ministerio o que estudiamos en privado y con la congregación. Y en todas hay bautismos. Las asambleas son vitales para nuestro crecimiento espiritual. Demuestran que el pueblo de Jehová es una hermandad internacional de cristianos dedicados a los que identifica el amor (Juan 13:35).
27 ¿Por qué es tan importante que asistamos a todas las reuniones de congregación y a las asambleas? Porque nos dan fuerzas para servir a Jehová y nos protegen de las malas influencias, que podrían debilitar nuestra fe. Además, gracias a estas reuniones, se alaba a Jehová (Sal. 35:18; Prov. 14:28). Los siervos de Dios le agradecemos disfrutar de estas ocasiones, que nos permiten reponernos espiritualmente en este tiempo del fin.
LA CENA DEL SEÑOR
28 Los testigos de Jehová de todo el mundo nos reunimos una vez al año para celebrar la Cena del Señor, la Conmemoración de la muerte de Cristo (1 Cor. 11:20, 23, 24). Él mandó expresamente que la celebráramos, y para nosotros es la reunión más importante del año (Luc. 22:19).
29 La Conmemoración se celebra en la misma fecha en que, según las Escrituras, tenía lugar la Pascua judía (Éx. 12:2, 6; Mat. 26:17, 20, 26). Los israelitas recordaban en este día su salida de Egipto, en el año 1513 antes de nuestra era. En aquella ocasión, Jehová les indicó que el día 14 del primer mes lunar tenían que comer el cordero de Pascua y que saldrían libres de Egipto (Éx. 12:1-51). Esta fecha se calcula contando trece días desde la aparición en Jerusalén de la luna nueva visible más cercana al equinoccio de primavera. Normalmente, la Conmemoración cae el día de la primera luna llena después del equinoccio de primavera.
30 Encontramos las instrucciones de Jesús para celebrar la Conmemoración en Mateo 26:26-28. No es un ritual en el que el pan y el vino se transforman en el cuerpo y la sangre de Cristo. Es una comida simbólica en la que participan quienes heredarán el Reino celestial con Jesucristo (Luc. 22:28-30). También están invitados, como observadores, los demás cristianos y quienes tengan interés en el mensaje de Cristo. Nuestra asistencia demuestra que agradecemos lo que Jehová ha hecho a favor de la humanidad mediante su Hijo. Antes de la Conmemoración, se presenta un discurso especial para despertar el interés en esta celebración y motivar a las personas a estudiar la Biblia.
31 A los testigos de Jehová nos encanta estar con nuestros hermanos en las reuniones. Estas nos dan la oportunidad de estar “pendientes unos de otros para motivarnos a mostrar amor y a hacer buenas obras” (Heb. 10:24). El esclavo fiel y prudente está atento para satisfacer nuestras necesidades espirituales mediante las reuniones. Tanto si somos siervos dedicados de Jehová como si estamos dando nuestros primeros pasos, es fundamental que no dejemos de reunirnos. Si mostramos aprecio por todo lo que Dios nos da mediante su organización, mantendremos la unidad como pueblo y, lo que es más importante, le daremos gloria a Jehová (Sal. 111:1).