Agosto
Jueves 1 de agosto
Ante él se escribió un libro para recordar a los que temen a Jehová y a los que meditan en su nombre (Mal. 3:16).
¿Por qué escribiría Jehová en un libro los nombres de quienes por su forma de hablar demuestran que lo temen y meditan en su nombre? Lo que decimos revela lo que hay en nuestro corazón. Jesús dijo: “La boca habla de lo que abunda en el corazón” (Mat. 12:34). Jehová quiere que quienes lo aman vivan para siempre en el nuevo mundo. Toma muy en cuenta lo que decimos para decidir si aceptará nuestra adoración o no (Sant. 1:26). Al hablar, muchas personas que no aman a Jehová son agresivas, cortantes y orgullosas (2 Tim. 3:1-5). No queremos ser como ellas. Al contrario, queremos que Jehová siempre esté contento con nuestra forma de hablar. Pero ¿estaría contento él con alguien que fuera amable en las reuniones y en la predicación pero que en privado le hablara a su familia con dureza y sin cariño? (1 Ped. 3:7). w22.04 5 párrs. 4, 5
Viernes 2 de agosto
Odiarán a la prostituta y la dejarán en ruinas y desnuda. Se comerán su carne y a ella la quemarán por completo con fuego (Apoc. 17:16).
Dios pone en el corazón de los 10 cuernos y de la bestia salvaje llevar a cabo la destrucción de Babilonia la Grande. Así es, Jehová hará que las naciones se valgan de la bestia salvaje de color rojo escarlata, es decir, las Naciones Unidas, para atacar a las religiones falsas de este mundo y destruirlas por completo (Apoc. 18:21-24). ¿Cuál es la lección para nosotros? Es importante que nos aferremos a “la forma de adoración” que Dios considera “pura y sin contaminar” (Sant. 1:27). Jamás permitamos que Babilonia la Grande influya en nosotros con sus enseñanzas falsas, celebraciones paganas, normas morales permisivas y prácticas espiritistas. Y sigamos diciéndoles a las personas: “Sálganse de ella”. Si lo hacen, Dios no las considerará cómplices de los pecados de Babilonia la Grande (Apoc. 18:4). w22.05 11 párr. 17; 14 párr. 18
Sábado 3 de agosto
Hablaré de los actos de amor leal de Jehová (Is. 63:7).
Padres, busquen ocasiones para enseñarles sobre Jehová a sus hijos y hablarles de todas las cosas buenas que él ha hecho por ustedes (Deut. 6:6, 7). Esto es especialmente importante si usted no puede estudiar con sus hijos en casa porque su esposo no es Testigo. Una hermana llamada Christine cuenta: “Como tenía tan pocas oportunidades de hablar de cosas espirituales con mis hijos, aprovechaba cualquier momento que pudiera”. Además, hable bien de la organización de Jehová y de los hermanos. No critique a los ancianos. Lo que usted diga sobre ellos puede hacer que sus hijos tengan la confianza de acudir a ellos cuando lo necesiten. Fomente la paz en casa. Tenga la costumbre de expresarles su cariño a su esposo y a sus hijos. Hable de su esposo con amabilidad y respeto, y enseñe a sus hijos a hacer lo mismo. Así contribuirá a que haya un ambiente pacífico donde será más fácil aprender de Jehová (Sant. 3:18). w22.04 18 párrs. 10, 11
Domingo 4 de agosto
Conozco tus hechos (Apoc. 3:1).
El mensaje que Jesús les dio a los cristianos de Éfeso indicaba que habían aguantado y que habían servido a Jehová sin cansarse a pesar de las dificultades. Sin embargo, habían perdido el amor que tenían al principio. Debían reavivar ese amor si querían que Jehová aceptara su adoración. Lo mismo sucede hoy en día. No basta con que aguantemos; tenemos que hacerlo por los motivos correctos. Jehová se fija no solo en lo que hacemos, sino también en por qué lo hacemos. Para él, nuestra motivación es muy importante. Espera que lo adoremos por amor y gratitud (Prov. 16:2; Mar. 12:29, 30). Sigamos despiertos y vigilantes. Los miembros de la congregación de Sardis tenían un problema distinto. Aunque en el pasado habían estado activos en su servicio a Jehová, ahora se habían relajado. Jesús les dijo que debían despertarse (Apoc. 3:1-3). Jehová no se olvida de lo que hacemos por él (Heb. 6:10). w22.05 3 párrs. 6, 7
Lunes 5 de agosto
Todo trabajo duro genera beneficios (Prov. 14:23).
Salomón dijo que la satisfacción que sentimos por nuestro duro trabajo “es un regalo de Dios” (Ecl. 5:18, 19). Y él no hablaba por hablar. Sabía muy bien lo que era trabajar, pues construyó casas, plantó viñas, hizo jardines y estanques, y también construyó ciudades (1 Rey. 9:19; Ecl. 2:4-6). Sin duda, tuvo que trabajar muy duro. Y seguro que Salomón se sintió satisfecho hasta cierto grado, pero sabía que eso no era suficiente para ser feliz. Además, hizo muchas cosas para Jehová. Por ejemplo, supervisó la construcción de un hermoso templo para adorar a Jehová, una obra que duró siete años (1 Rey. 6:38; 9:1). Después de hacer cosas tan distintas en su vida, se dio cuenta de que las actividades espirituales son las más importantes. Escribió: “Después de oírlo todo, la conclusión es esta: teme al Dios verdadero y obedece sus mandamientos” (Ecl. 12:13). w22.05 22 párr. 8
Martes 6 de agosto
Dios los perdonó generosamente a ustedes mediante Cristo (Efes. 4:32).
La Biblia habla de muchas personas a las que Jehová perdonó con generosidad. ¿Recuerda algún caso? Tal vez esté pensando en el rey Manasés. Él fue muy malo y cometió pecados muy graves contra Jehová. Promovió la adoración a dioses falsos y quemó a sus propios hijos en el fuego como sacrificio a estos dioses. Y hasta tuvo el descaro de meter un ídolo en el templo de Jehová, un lugar santo. La Biblia dice de él: “Hizo a gran escala lo que estaba mal a los ojos de Jehová para provocarlo” (2 Crón. 33:2-7). Pero, cuando Manasés demostró que estaba arrepentido de verdad, Jehová lo perdonó generosamente (2 Crón. 33:12, 13). Otro caso que pudiera venirnos a la mente es el del rey David, que cayó en pecados graves como el adulterio y el asesinato. Pero, cuando David reconoció sus errores y se arrepintió de corazón, Jehová también lo perdonó (2 Sam. 12:9, 10, 13, 14). Así que podemos estar seguros de que Jehová realmente quiere perdonar. w22.06 3 párr. 7
Miércoles 7 de agosto
Tengan paciencia; hagan firme su corazón (Sant. 5:8).
No siempre es fácil mantener fuerte nuestra esperanza. Quizás a veces nos impacientemos mientras esperamos a que Dios cumpla sus promesas. Pero Jehová es eterno y no ve el tiempo igual que nosotros (2 Ped. 3:8, 9). Él cumplirá de la mejor manera posible lo que se ha propuesto, pero quizás no lo haga en el momento en que nosotros deseamos. ¿Qué nos ayudará a mantener la esperanza fuerte y ser pacientes mientras llega el día en que Dios hará realidad lo que ha prometido? (Sant. 5:7). Estar cerca de Jehová, porque él es quien garantiza que lo que esperamos se hará realidad. De hecho, la Biblia relaciona la esperanza con la fe en que Jehová existe y que “recompensa a los que lo buscan con empeño” (Heb. 11:1, 6). Cuanto más real sea Jehová para nosotros, más confiaremos en que él cumplirá todas sus promesas. Para mantener fuerte nuestra esperanza, también debemos orarle y leer su Palabra. Es cierto que no podemos ver a Jehová, pero es posible ser sus amigos. Podemos hablar con él cuando le oramos, con la confianza de que nos escucha (Jer. 29:11, 12). w22.10 26, 27 párrs. 11-13
Jueves 8 de agosto
Job empezó a hablar y a maldecir el día de su nacimiento (Job 3:1).
Imaginemos la escena. Job está sentado entre las cenizas, y el dolor lo atormenta noche y día (Job 2:8). Sus amigos no dejan de atacarlo y hacen todo lo posible por destruir su reputación. Con tantos problemas, Job se siente hundido, y el dolor de haber perdido a sus hijos le desgarra el corazón. Al principio no dice nada (Job 2:13). Si sus amigos piensan que ese silencio indica que le va a dar la espalda a su Creador, están muy equivocados. En cierto momento, Job —posiblemente levantando la mirada para dirigirse a sus amigos— les dice: “¡Hasta que muera, no renunciaré a mi integridad!” (Job 27:5). ¿Por qué logró Job conservar las fuerzas y el valor en medio de tantos sufrimientos? Porque ni siquiera en el momento más crítico perdió la esperanza de que su amoroso Dios le tendería la mano. Sabía que, incluso si moría, Jehová le devolvería la vida (Job 14:13-15). w22.06 22 párr. 9
Viernes 9 de agosto
Ustedes deben orar de esta manera: “Padre nuestro que estás en los cielos, que tu nombre sea santificado. Que venga tu Reino. Que se haga tu voluntad” (Mat. 6:9, 10).
El Creador del cielo y la Tierra nos ha concedido un honor extraordinario: podemos comunicarnos con él mediante la oración. Pensemos en lo que esto implica. Podemos abrirle nuestro corazón a Jehová en cualquier momento y en cualquier idioma. Podemos orarle a nuestro cariñoso Padre desde la cama de un hospital o desde la celda de una prisión con la certeza de que él nos escuchará. ¿Verdad que no damos por sentado este inmenso privilegio? Para el rey David, la oración era todo un privilegio. En una canción le dijo a Jehová: “Que mi oración sea delante de ti como incienso preparado” (Sal. 141:1, 2). En tiempos de David se utilizaba un incienso sagrado para adorar a Jehová, y los sacerdotes lo preparaban con mucho cuidado (Éx. 30:34, 35). Por lo visto, al hablar del incienso, David quería decir que pensaría bien en lo que iba a decirle a su Padre celestial en sus oraciones. Y nosotros deseamos hacer lo mismo, pues queremos que nuestras oraciones complazcan a Jehová. w22.07 20 párrs. 1, 2; 21 párr. 4
Sábado 10 de agosto
“Mía es la venganza; yo les daré su merecido”, dice Jehová (Rom. 12:19).
Dejemos la venganza en manos de Jehová. Jehová no nos ha dado permiso para vengarnos de quienes pecan contra nosotros (Rom. 12:20, 21). Como somos imperfectos y nuestra visión es tan limitada, no tenemos la capacidad que tiene Jehová de juzgar bien los asuntos (Heb. 4:13). Además, a veces dejamos que los sentimientos nos nublen la razón. Santiago escribió por inspiración: “La ira del hombre no produce la justicia de Dios” (Sant. 1:20). Podemos estar seguros de que Jehová hará lo correcto y se encargará de que se haga justicia. Cuando perdonamos, demostramos que confiamos en la justicia de Jehová. Si dejamos los asuntos en sus manos, demostramos que estamos convencidos de que él reparará todo el daño que ha provocado el pecado. En el nuevo mundo que ha prometido, las heridas emocionales nunca más “serán recordadas ni vendrán al corazón” (Is. 65:17). w22.06 10, 11 párrs. 11, 12
Domingo 11 de agosto
Todas las naciones los odiarán por causa de mi nombre (Mat. 24:9).
Ese odio demuestra que seguimos el ejemplo de Jesús y tenemos la aprobación de Jehová (Mat. 5:11, 12). El Diablo está detrás de toda esta oposición, pero él no es rival para Jesús. Con el apoyo de Cristo, el mensaje del Reino está llegando a personas de todas las naciones. Otro obstáculo que afrontamos en la predicación es la gran cantidad de idiomas que hay. En la visión que Jesús le dio al apóstol Juan, dio a entender que eso no impediría que se anunciaran las buenas noticias (Apoc. 14:6, 7). ¿Cómo hemos conseguido superar ese obstáculo? Poniendo a disposición del público en nuestro sitio web, jw.org, información bíblica en más de 1.000 idiomas. Además, el Cuerpo Gobernante ha dado permiso para que se traduzca a más de 700 idiomas nuestro principal manual para dar cursos bíblicos, el libro Disfrute de la vida. De este modo, más personas que nunca antes tienen la oportunidad de aceptar el mensaje del Reino. w22.07 9 párrs. 6, 7
Lunes 12 de agosto
Con muchos consejeros las cosas salen bien (Prov. 11:14).
Jesús se compadecía de la gente. El apóstol Mateo nos cuenta: “Cuando veía a las multitudes, se conmovía profundamente, porque estaban maltratadas y abandonadas como ovejas sin pastor” (Mat. 9:36). ¿Y cómo ve Jehová a las personas? Hablando de su Padre, Jesús dijo: “Él no desea que ni uno solo de estos pequeños se pierda” (Mat. 18:14). ¡Qué alegría nos da saber que Jehová nos quiere tanto! Cuando conocemos más a Jesús, nuestro amor por Jehová se hace más grande. Joven, hay algo más que puedes hacer para que tu amor por Jehová crezca y progreses espiritualmente. ¿Qué es? Hacerte amigo de hermanos y hermanas maduros de tu congregación. Fíjate en que estos hermanos siempre están contentos. No se arrepienten de haber decidido servirle a Jehová. Pídeles que te cuenten algunas experiencias que han tenido. Y, cuando tengas que tomar una decisión importante, habla con ellos para que te den algún consejo. Con razón dice la Biblia: “Con muchos consejeros las cosas salen bien”. w22.08 3 párrs. 6, 7
Martes 13 de agosto
Los ojos de Jehová están puestos en los justos (1 Ped. 3:12).
Todos afrontaremos alguna prueba. Pero jamás tendremos que hacerlo solos. Igual que un padre cariñoso, Jehová siempre está pendiente de nosotros. Él está a nuestro lado, listo para escucharnos cuando le rogamos que nos ayude y para darnos su apoyo (Is. 43:2). Estamos convencidos de que podemos afrontar las dificultades porque Jehová nos da a manos llenas todo lo que necesitamos para aguantar: la oración, la Biblia, abundante alimento espiritual y una hermandad que nos trata con amor. Estamos muy agradecidos de tener un Padre celestial que está atento a nosotros. “Él es la alegría de nuestro corazón” (Sal. 33:21). ¿Cómo podemos demostrarle a Jehová que agradecemos que nos cuide con cariño? Aprovechando al máximo todas las ayudas que nos da. Para que Jehová nos siga cuidando, también tenemos que poner de nuestra parte. Debemos esforzarnos siempre por obedecerle y por hacer lo que él considera que está bien. Si lo hacemos, él estará pendiente de nosotros por toda la eternidad. w22.08 13 párrs. 15, 16
Miércoles 14 de agosto
La verdad es la propia esencia de tu palabra (Sal. 119:160).
En nuestros días hay una gran crisis de confianza; la gente no sabe en quién confiar. Muchos admiran a los políticos, a los científicos y a los hombres de negocios, pero se preguntan si tienen buenas intenciones. Además, no sienten mucho respeto por los líderes de las Iglesias cristianas. Así que no sorprende que desconfíen del libro que supuestamente siguen estos líderes, la Biblia. Por otro lado, los siervos de Jehová estamos convencidos de que él es “el Dios de la verdad” y de que siempre desea lo mejor para nosotros (Sal. 31:5; Is. 48:17). Estamos seguros de que podemos confiar en lo que dice la Biblia. Estamos de acuerdo con lo que escribió un biblista: “En todo lo que Dios ha dicho, no hay ni pizca de falsedad ni probabilidad alguna de que falle. El pueblo de Dios puede confiar en lo que él dice porque ellos confían en el Dios que lo dijo”. w23.01 2 párrs. 1, 2
Jueves 15 de agosto
Estemos pendientes unos de otros (Heb. 10:24).
Edificamos a nuestros hermanos cuando fortalecemos su fe en Jehová. Algunos tienen que aguantar las burlas de quienes no son Testigos. Otros están muy enfermos o haciendo frente a sentimientos heridos. Y otros tal vez lleven muchos años esperando a que llegue el fin. Todas estas situaciones pueden poner a prueba la fe de un cristiano. Los miembros de la congregación del siglo primero pasaron por dificultades parecidas. El apóstol Pablo usó las Escrituras para edificar la fe de sus hermanos. Por ejemplo, puede que los cristianos judíos no supieran cómo responder cuando sus familiares les decían que el judaísmo estaba por encima del cristianismo. Seguro que la carta que Pablo les escribió a los hebreos los fortaleció muchísimo (Heb. 1:5, 6; 2:2, 3; 9:24, 25). Aquellos cristianos podían usar los poderosos razonamientos de Pablo para dejar sin argumentos a quienes los criticaban. w22.08 23, 24 párrs. 12-14
Viernes 16 de agosto
Bendito el hombre que confía en Jehová (Jer. 17:7).
En el mundo de Satanás, muchos no saben en quién confiar. Una y otra vez se sienten defraudados por lo que hacen los grandes empresarios, los políticos y los líderes religiosos. Y sienten que les pasa lo mismo con sus amigos y vecinos, y hasta con sus familiares. Esto no debería extrañarnos. La Biblia predijo que “en los últimos días” la gente sería desleal, calumniadora y traicionera. Reflejaría la personalidad del dios de este sistema, que no merece ninguna confianza (2 Tim. 3:1-4; 2 Cor. 4:4). En cambio, los cristianos verdaderos sabemos que podemos poner toda nuestra confianza en Jehová. Estamos convencidos de que nos ama y de que nunca abandonará a sus amigos (Sal. 9:10). También podemos confiar en Jesucristo porque él dio su vida por nosotros (1 Ped. 3:18). Y sabemos por experiencia propia que la guía que nos da la Biblia es digna de confianza (2 Tim. 3:16, 17). w22.09 2 párrs. 1, 2
Sábado 17 de agosto
Feliz todo el que teme a Jehová, el que anda en sus caminos (Sal. 128:1).
La felicidad verdadera no es una simple alegría pasajera. Puede durar toda la vida. En el Sermón del Monte, Jesús dio la clave para conseguirla. Dijo: “Felices los que reconocen sus necesidades espirituales” (Mat. 5:3). Él sabía que los seres humanos fuimos hechos con un intenso deseo de conocer y adorar a nuestro Creador, Jehová. A eso se refiere la Biblia cuando habla de nuestras “necesidades espirituales”. Y, como Jehová es el “Dios feliz”, los que le servimos también podemos ser felices (1 Tim. 1:11). ¿Es necesario tener las circunstancias ideales en la vida para ser felices? No. En el Sermón del Monte, Jesús dijo que incluso “los que se lamentan” pueden serlo. Además, dijo que “los que han sido perseguidos por causa de la justicia” también pueden ser felices (Mat. 5:4, 10, 11). Jesús enseñó que la verdadera felicidad no depende de que tengamos las circunstancias ideales en la vida, sino de que atendamos nuestras necesidades espirituales y de que nos acerquemos a Dios (Sant. 4:8). w22.10 6 párrs. 1-3
Domingo 18 de agosto
El que tiene auténtico discernimiento se mantiene callado (Prov. 11:12).
El discernimiento ayudará a un cristiano a saber cuándo es “tiempo para quedarse callado” y cuándo es “tiempo para hablar” (Ecl. 3:7). En algunos lugares existe el refrán “La palabra es plata y el silencio es oro”. Lo que quiere decir es que hay ocasiones en las que es mejor guardar silencio que hablar. Veamos el ejemplo de un anciano de experiencia al que con frecuencia le piden que ayude a otras congregaciones a atender asuntos difíciles. Otro anciano dice lo siguiente sobre él: “Siempre tiene mucho cuidado y no cuenta información confidencial de otras congregaciones”. Gracias a su discernimiento, este anciano de experiencia se ha ganado el respeto de los ancianos de su congregación, pues saben que él no va a divulgar asuntos confidenciales. La honradez es otra cualidad que nos ayuda a ser confiables. Como las personas honestas siempre dicen la verdad, es fácil confiar en ellas (Efes. 4:25; Heb. 13:18). w22.09 12 párrs. 14, 15
Lunes 19 de agosto
Contra Jehová no hay sabiduría ni discernimiento ni consejo que valga (Prov. 21:30).
Muchos se hacen los sordos cuando la sabiduría verdadera “grita por las calles” (Prov. 1:20). La Biblia señala que hay tres clases de personas que rechazan la sabiduría: “los inexpertos”, “los burlones” y “los tontos” (Prov. 1:22-25). “Los inexpertos” son los ingenuos, los que se dejan persuadir o engañar con facilidad (Prov. 14:15, nota). Es cierto que hay millones de personas que han sido engañadas por sus líderes religiosos o políticos. Algunas sufren una gran decepción cuando lo descubren. Pero los que se mencionan en Proverbios 1:22 deciden seguir siendo inexpertos porque prefieren quedarse así (Jer. 5:31). No desean aprender lo que dice la Biblia ni obedecer sus leyes. Está claro que no queremos imitar a los que son ignorantes a propósito (Prov. 1:32; 27:12). w22.10 19 párrs. 5-7
Martes 20 de agosto
Sométanse a toda creación humana (1 Ped. 2:13).
La organización de Jehová nos da instrucciones para protegernos. Con frecuencia nos recuerda que les demos a los ancianos nuestros datos de contacto actualizados para que ellos nos puedan localizar en caso de emergencia. Quizás la organización nos dé instrucciones para quedarnos en nuestra casa, evacuar o conseguir suministros de socorro. O puede que nos diga cuándo y cómo ayudar a los demás. Si no obedecemos, podríamos poner en peligro nuestra vida y la de los ancianos, que cuidan de nosotros (Heb. 13:17). Por culpa de las catástrofes o los conflictos sociales, hay muchos hermanos desplazados. Ellos hacen todo lo posible por adaptarse a su nueva situación y retomar enseguida las actividades teocráticas. Siguen “declarando las buenas noticias de la palabra”, tal como hicieron los primeros cristianos cuando fueron esparcidos por causa de la persecución (Hech. 8:4). La predicación los ayuda a pensar en el Reino, no en sus problemas. Así conservan la felicidad y la paz. w22.12 19 párrs. 12, 13
Miércoles 21 de agosto
Jehová está de mi parte, no tendré miedo (Sal. 118:6).
Jehová nos valora a cada uno de nosotros. Antes de enviar a sus apóstoles a predicar, Jesús los ayudó a vencer el miedo a la oposición (Mat. 10:29-31). Lo hizo hablándoles de una de las aves más comunes de Israel: el gorrión. En aquella época, los gorriones valían muy poco. Pero Jesús les dijo a sus discípulos: “Ni uno de ellos cae a tierra sin que su Padre lo sepa”. Y añadió: “Ustedes valen más que muchos gorriones”. Así les aseguró que Jehová los valoraba a cada uno de ellos. Y eso los ayudó a no tener miedo a la persecución. Seguro que los discípulos recordaban estas palabras de Jesús cada vez que veían gorriones al predicar en los pueblos y las aldeas. De la misma manera, siempre que vea un pajarito, recuerde que Jehová lo valora a usted personalmente, porque usted también vale “más que muchos gorriones”. Con la ayuda de Dios podrá enfrentarse con valor a la oposición. w23.03 18 párr. 12
Jueves 22 de agosto
Ustedes han hecho que el faraón y sus siervos nos odien y les han puesto una espada en las manos para matarnos (Éx. 5:21).
Puede que a veces tengamos que hacer frente a la oposición de nuestros familiares o a la pérdida del empleo. Cuando un problema dura mucho tiempo, quizás pensemos que nuestra situación ya no tiene remedio y nos desanimemos. Satanás se aprovecha de esto para que dudemos del amor de Jehová. Quiere que empecemos a preguntarnos si Jehová o su organización tienen la culpa de lo que estamos pasando. Algo parecido les ocurrió a algunos de los israelitas que estaban en Egipto. Al principio creían que Jehová había elegido a Moisés y a Aarón para liberarlos de la esclavitud (Éx. 4:29-31). Pero, cuando el faraón les complicó más la vida, les echaron la culpa a Moisés y a Aarón (Éx. 5:19, 20). ¡Qué lamentable que culparan a los siervos leales de Dios! Si usted lleva mucho tiempo aguantando dificultades, ábrale su corazón de par en par a Jehová y apóyese en él. w22.11 15 párrs. 5, 6
Viernes 23 de agosto
De verdad les aseguro que viene la hora —de hecho, ha llegado ya— en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que hayan hecho caso vivirán (Juan 5:25).
Jehová es quien nos da la vida y quien tiene la capacidad de devolvérsela a quienes han muerto. Le dio poder al profeta Elías para que resucitara al hijo de la viuda de Sarepta (1 Rey. 17:21-23). Tiempo después, con la ayuda de Dios, el profeta Eliseo resucitó al hijo de una mujer de Sunem (2 Rey. 4:18-20, 34-37). Estas y otras resurrecciones demuestran que Jehová tiene el poder de devolverles la vida a quienes han muerto. Y, mientras Jesús estuvo en la Tierra, dejó claro que su Padre le había dado ese mismo poder (Juan 11:23-25, 43, 44). Ahora Jesús está en los cielos y ha recibido “toda la autoridad en el cielo y en la tierra”. Así que puede cumplir la promesa de que “todos los que están en las tumbas” vuelvan a la vida con la esperanza de seguir viviendo para siempre (Mat. 28:18; Juan 5:26-29). w22.12 5 párr. 10
Sábado 24 de agosto
La casa de Israel se negará a escucharte porque no quiere escucharme a mí (Ezeq. 3:7).
Al rechazar a Ezequiel, el pueblo estaba rechazando a Jehová. Las palabras del texto de hoy debieron tranquilizar a Ezequiel porque el rechazo de la gente no quería decir que él fuera un mal profeta. Además, Jehová le confirmó que, cuando sus mensajes de condena se cumplieran, aquellos judíos sabrían “que hubo un profeta entre ellos” (Ezeq. 2:5; 33:33). Seguro que estas palabras tan reconfortantes le dieron a Ezequiel el ánimo que necesitaba para cumplir su ministerio. A nosotros también nos anima saber que es Jehová quien nos envía. Él nos da el inmenso honor de ser sus testigos (Is. 43:10). Tal como Jehová le dijo a Ezequiel: “No tengas miedo”, a nosotros nos dice: “No estén aterrados” (Ezeq. 2:6). ¿Por qué no debemos temer a nuestros opositores? Porque, igual que en el caso de Ezequiel, es Jehová quien nos envía y nos da todo su apoyo (Is. 44:8). w22.11 3, 4 párrs. 4, 5
Domingo 25 de agosto
La persona confiable sabe guardar una confidencia (Prov. 11:13).
Hoy en día valoramos muchísimo la labor de los ancianos y los siervos ministeriales, que son hermanos confiables. Sin duda, sentimos que estos hermanos fieles nos cuidan muy bien, y le damos las gracias a Jehová. Pero ¿cómo podemos demostrar que nosotros somos confiables? Queremos a nuestros hermanos y nos preocupamos por lo que les pasa. Pero debemos ser equilibrados y respetar su vida privada. En la congregación cristiana del siglo primero había personas que eran chismosas, se metían en asuntos ajenos y hablaban de cosas que no debían (1 Tim. 5:13). De seguro que no queremos ser así. Imaginemos que alguien nos habla de un asunto personal dando por hecho que va a quedar entre nosotros. Por ejemplo, una hermana nos dice que tiene un problema de salud o que está pasando por alguna otra prueba, y nos pide que no se lo contemos a nadie. Está claro que debemos respetar sus deseos. w22.09 10 párrs. 7, 8
Lunes 26 de agosto
Transfórmense renovando su mente (Rom. 12:2).
No se trata de hacer unas cuantas buenas obras para embellecer nuestra vida. Más bien, debemos examinar cómo somos en nuestro interior y hacer los cambios necesarios para que nuestra vida se ajuste lo máximo posible a las normas de Jehová. Eso es algo que debemos hacer constantemente, no una sola vez. Cuando seamos perfectos, siempre podremos complacer a Jehová en todo. Mientras tanto, no nos queda más remedio que luchar para alcanzar ese objetivo. Fijémonos en la relación que estableció el apóstol Pablo en Romanos 12:2 entre renovar nuestra mente y asegurarnos de cuál es la voluntad de Dios. En lugar de adoptar una actitud pasiva y dejarnos moldear por este sistema, es muy importante que nos analicemos para ver hasta qué grado influye la forma de pensar de Dios en nuestras metas y decisiones. w23.01 8, 9 párrs. 3, 4
Martes 27 de agosto
Arroja tu carga sobre Jehová, y él te sostendrá. Jamás permitirá que caiga el justo (Sal. 55:22).
¿Interviene Jehová en cada situación que afrontamos? ¿Dirige todo lo que nos pasa para que de algo malo salga algo bueno? La Biblia no apoya esa idea (Ecl. 8:9; 9:11). Pero hay algo de lo que estamos seguros: cuando pasamos por una prueba, Jehová está muy al tanto de todo y escucha nuestros gritos de auxilio (Sal. 34:15; Is. 59:1). Y no solo eso. Nos ayuda a afrontar con éxito las dificultades. ¿Cómo lo hace? Jehová nos da consuelo y ánimo, muchas veces en el momento oportuno (2 Cor. 1:3, 4). ¿Nos viene a la mente algún momento de nuestra vida en que Jehová nos sostuvo dándonos consuelo y ánimo cuando más lo necesitábamos? Por lo general, no nos damos cuenta de cómo nos ha ayudado Jehová durante una prueba hasta que la dejamos atrás. w23.01 17, 18 párrs. 13-15
Miércoles 28 de agosto
La bestia salvaje que era pero ya no es se encamina a la destrucción (Apoc. 17:11).
Esta bestia se parece mucho a la bestia salvaje de siete cabezas, pero esta es de color rojo escarlata. Apocalipsis la llama “la imagen de la bestia salvaje” y dice que es “un octavo rey” (Apoc. 13:14, 15; 17:3, 8). De este “rey” se dice que apareció, que luego desapareció y que más tarde volvió a aparecer. Esto encaja muy bien con lo que ocurrió con la Organización de las Naciones Unidas, que fomenta los intereses del sistema político mundial. En sus inicios se llamó la Sociedad de Naciones. Luego dejó de existir durante la Segunda Guerra Mundial. Y con el tiempo volvió a surgir tal como la conocemos hoy. Con su propaganda, las bestias políticas incitarán a la gente a oponerse a Jehová y su pueblo. Por decirlo así, reunirán “a los reyes de toda la tierra habitada” para el Armagedón, “la guerra del gran día de Dios, el Todopoderoso” (Apoc. 16:13, 14, 16). w22.05 10 párrs. 10, 11
Jueves 29 de agosto
¿Qué lees en ella? (Luc. 10:26).
Cuando Jesús comenzó a leer las Sagradas Escrituras por sí mismo, no solo llegó a saber lo que decían, sino que llegó a amarlas y a permitir que tuvieran un efecto en él. Un ejemplo de esto fue lo que pasó en el templo cuando apenas tenía 12 años. Los maestros, que conocían muy bien la Ley de Moisés, quedaron “asombrados al ver su entendimiento de los asuntos y las respuestas que daba” (Luc. 2:46, 47, 52). Nosotros también podemos llegar a conocer y amar la Palabra de Dios si la leemos con frecuencia. Aprendemos mucho de lo que Jesús les dijo a quienes conocían muy bien la Ley, como los escribas, los fariseos y los saduceos. Aunque esos líderes religiosos tenían la costumbre de leer las Escrituras, no lograban sacarles provecho. Jesús destacó tres cosas que ellos debieron haber hecho para lograr ese objetivo. Las palabras de Jesús nos ayudarán a 1) entender mejor lo que leemos, 2) descubrir más tesoros espirituales y 3) dejar que la Palabra de Dios influya en nosotros aún más. w23.02 8, 9 párrs. 2, 3
Viernes 30 de agosto
El prudente ve el peligro y se esconde (Prov. 22:3).
Algunos de los peligros que debemos evitar son coquetear, beber o comer en exceso, usar palabras hirientes, así como ver entretenimiento violento o pornografía (Sal. 101:3). El Diablo siempre está buscando la manera de dañar nuestra amistad con Jehová (1 Ped. 5:8). Si no tenemos cuidado, puede plantar en nuestra mente y en nuestro corazón semillas de envidia, falta de honradez, codicia, odio, orgullo y rencor (Gál. 5:19-21). Si no las desarraigamos de inmediato, seguirán creciendo hasta convertirse en una planta venenosa y dañina (Sant. 1:14, 15). Pensemos en un peligro más sutil: las malas compañías. No olvidemos que las personas con las que nos juntamos influirán mucho en nosotros (1 Cor. 15:33). Si nos vigilamos a nosotros mismos, no pasaremos más tiempo del necesario con los que no respetan las normas de Jehová (Luc. 21:34; 2 Cor. 6:15). Veremos el peligro y lo evitaremos. w23.02 16 párr. 7; 17 párrs. 10, 11
Sábado 31 de agosto
El amor a Dios consiste en esto: en que obedezcamos sus mandamientos (1 Juan 5:3).
Su amor por Jehová se ha hecho más fuerte a medida que usted ha aprendido más de él. Seguro que desea que su amistad con Jehová siga creciendo ahora y por la eternidad, y eso es posible. Con sus palabras y sus acciones puede alegrar el corazón de él. De hecho, Jehová lo anima con cariño a hacerlo (Prov. 23:15, 16). Lo que usted decida hacer con su vida demostrará si realmente ama a Jehová. Llevar una vida que agrade a Jehová es la mejor decisión que usted puede tomar. ¿De qué manera puede demostrarle su amor? Primero, debe hacerle una oración especial para decirle que se dedica a él, el único Dios verdadero (Sal. 40:8). Después, debe bautizarse para hacer pública esa dedicación que ha hecho en privado. Su bautismo es un momento muy feliz, que marca un antes y un después en su vida. A partir de ese día ya no vive para usted, sino para Jehová (Rom. 14:8; 1 Ped. 4:1, 2). Eso quizás parezca un gran paso, y sin duda lo es, pero le da la oportunidad de disfrutar de la mejor vida posible. w23.03 5, 6 párrs. 14, 15