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Ayuda para entender la Biblia
ad págs. 216-217

BET-SEÁN

también BET-SAN (“Casa de Seguridad”; o: “Lugar de Reposo”).

Originalmente fue una importante ciudad fortificada de los cananeos situada en un lugar estratégico, desde donde se dominaba la entrada al valle de Jezreel por el valle del Jordán. La actual Beisan deriva su nombre de aquella antigua población, localizada en el cercano lugar de Tell el-Husn. La región donde estaba emplazada Bet-seán se encuentra a unos 120 m. por debajo del nivel del mar y su parte oriental desciende abruptamente hasta los 240 m. en las orillas del río Jordán, a unos 5 Km. de distancia. Construida encima de un gran montículo al borde de este declive, Bet-seán tenía una buena posición militar. Al oeste se extiende el fértil valle de Jezreel, a través del cual fluye el río Jalud. Este valle va elevándose paulatinamente hasta llegar a la población de Jezreel, que se encuentra a unos 18 Km.

Bet-seán estaba situada en una ruta bastante transitada que iba desde la costa mediterránea hacia Damasco y Arabia, atravesando el valle del Jordán.

Las excavaciones arqueológicas en Bet-seán han sacado a la luz numerosos estratos, siendo los más antiguos anteriores al tiempo de Abrahán. Hacia la mitad del segundo milenio antes de la era común, Bet-seán parece haber estado bajo la dominación egipcia como resultado de la victoria de Tutmosis III en Meguidó. La evidencia arqueológica indica que esta ciudad era un puesto avanzado de los egipcios durante los reinados de varios faraones, y en ella se han desenterrado tres estelas o documentos en piedra que hablan de Seti I y Ramsés II, así como también una estatua de Ramsés III. En el nivel séptimo de las excavaciones, atribuido al tiempo del reinado de Amenhotep III, se hallaron unas ruinas, probablemente pertenecientes a la residencia del comandante, con restos de lo que parecía un excusado, una cocina espaciosa y un silo con capacidad para unos 39.000 litros de grano.

En el tiempo de la conquista israelita de Canaán (1473-1467 a. E.C.), Bet-seán estaba en el territorio asignado a Isacar, pero más adelante pasó a la tribu de Manasés. (Jos. 17:11; 1 Cró. 7:29.) Los hombres de Manasés no expulsaron a los cananeos de Bet-seán ni de las otras ciudades del valle, presentando como excusa su desventaja militar frente a los carros de guerra cananeos provistos de hoces de hierro, excusa que no satisfizo a su comandante Josué. Aunque no fueron echados, los cananeos se vieron finalmente subyugados, hasta el punto de hacer trabajos forzados. (Jos. 17:12, 13, 16-18; Jue. 1:27, 28.)

Bet-seán estaba bajo el dominio filisteo en el tiempo del reinado del rey Saúl (1117-1077 a. E.C.). Después de la derrota que este sufrió en el cercano monte Guilboa, los filisteos, victoriosos, colocaron la armadura de Saúl en la “casa de las imágenes de Astoret”, su cabeza en la casa de Dagón y colgaron su cuerpo junto con los cadáveres de sus hijos en el muro de Bet-san (Bet-seán), seguramente por su parte interior, que daba a la plaza pública de la ciudad. No obstante, unos valientes israelitas de Jabés-galaad, situada aproximadamente a 16 Km. al otro lado del Jordán, recuperaron los cadáveres, posiblemente entrando de noche en la ciudad. (1 Sam. 31:8-13; 2 Sam. 21:12; 1 Cró. 10:8-12.)

A este respecto cabe mencionar que en las excavaciones de Tell el-Husn se han descubierto las ruinas de dos templos: uno de ellos se cree que es el templo de Astoret, mientras que el otro, más al sur, el de Dagón. El templo de Astoret debió usarse hasta aproximadamente el siglo X a. E.C. Antes se había adorado en este lugar a un dios Baal al que se hace referencia en una estela como “Mekal el Señor [Baal] de Bet-san”.

Finalmente, la ciudad fue conquistada por los israelitas durante el reinado de David y bajo Salomón Bet-seán pasó a formar parte de uno de los doce distritos reales de aprovisionamiento. (1 Rey. 4:12.) Después de la división del reino, el faraón Sisaq (llamado Sesonc por los egipcios) invadió Palestina en el quinto año del rey Rehoboam, es decir, en 993 a. E.C. (1 Rey. 14:25.) Un relieve en un muro de Karnak, Egipto, representa la campaña victoriosa de Sisaq y su conquista de numerosas ciudades, entre ellas Bet-seán.

Durante el tiempo de los macabeos el nombre de Bet-seán fue cambiado a Escitópolis y a ella hace referencia el historiador judío Josefo como una de las ciudades más grandes de la Decápolis. Era la única de esas diez ciudades que estaba en el lado occidental del Jordán.

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