Curación para vida en el nuevo mundo
HOY día las personas que se hallan encantadas por la idea de curación divina acompañada de milagros pasan por alto algunos hechos importantes respecto a ella;a tales hechos como que en tiempos pasados, la curación física divina, a lo mejor, sólo fué de valor temporario; la muerte tarde o temprano demandó a los que habían sacado beneficio de ella. También olvidan el hecho de que los cristianos no usaron el poder divino en beneficio de sí mismos sino que siguieron padeciendo las dolencias que eran comunes a todos.—Mat. 4:2-4; 1 Tim. 5:23; 2 Tim. 4:20.
También dejan de notar el hecho de que hoy, por una parte, los que no son cristianos pueden experimentar curaciones que parecen ser tan notables como las que experimentan los que profesan ser cristianos, mientras que, por otra parte, las causas de las dolencias, enfermedades y accidentes, tales como la herencia, circunstancias y negligencia, operan igualmente en los que son cristianos como en los que no lo son. Tampoco hay motivo para culpar al Diablo por las enfermedades y accidentes que le sobrevienen al cristiano como si fuera otro Job. El caso de Job era especial y profético, y fué escrito bajo inspiración para el beneficio de otros.
El milagro de curación divina que se destaca en tiempos recientes es aquel que Dios obró sobre el resto de sus testigos fieles que componen su organización teocrática visible. Especialmente entre 1914 y 1919, ellos estaban en una condición espiritualmente enferma y afligida. Oraron a Dios para que los curara y él les trajo curación espiritual y les perdonó sus iniquidades.—Sal. 107:17-20; 147:1-3; Jer. 17:14-16.
Después de curar a aquellos cuyas esperanzas para la vida eterna eran de una clase celestial, Dios ensanchó su programa moderno de salubridad espiritual para incluir a los hombres de buena voluntad, a quienes se les extiende la esperanza de vida eterna sobre la tierra. La curación espiritual que ellos están recibiendo es muy superior a cualquier curación física temporaria. A éstos ahora se les están abriendo los ojos del entendimiento para que puedan ver la Luz de vida. Se les están abriendo los oídos para que puedan oír con aprecio la Palabra de Dios y obedecer sus consejos. Se les están restaurando sus fuerzas vocales espirituales para que puedan cantar la fama de Jehová, predicar su Palabra y testificar acerca de su reino. Están recibiendo la fuerza de piernas espirituales para que puedan andar sin titubear en la senda justa de Dios por medio de Cristo.—Isaías capítulo 35.
Sólo los que ahora reciben la curación espiritual tienen la esperanza de sobrevivir a la venganza de Dios que le sobrevendrá a la cristiandad azotada de enfermedades en el Armagedón y entrar al nuevo mundo de justicia y vida. (Isa. 1:4-6, 18-20) Por eso, ¡cuán importante es que no sólo participemos de las ‘hojas de los árboles que son para la sanidad de las naciones’ y del “agua de la vida” nosotros mismos sino que también instemos que otros acudan a estas mismas recetas para curación espiritual divina!—Sof. 2:1-3; Apo. 22:1-3, 17.
[Notas]
a Para una discusión completa de este tema vea La Atalaya del 15 de septiembre y la del 1 de octubre de 1951.