Marcos y su Evangelio
JEHOVÁ Dios inspiró a Mateo, Marcos, Lucas y Juan a hacer registros escritos del ministerio terrestre de su Hijo, Cristo Jesús. Sus registros nos proporcionan un fuerte fundamento cuádruplo para nuestra fe de que Jesús en verdad fué el Mesías prometido, la simiente de Abrahán y el Hijo unigénito de Dios. Además con eso estamos equipados para eficazmente hacer callar a los infieles y a los escarnecedores.
Parece que cada uno de estos cuatro escritores compuso su relato de la vida de Jesús teniendo un propósito definido en mente y de acuerdo con lo que más le impresionó a él. Así que Mateo escribió principalmente para beneficio de los judíos y manifestó que Jesús en verdad fué el Mesías que ellos habían esperado por tanto tiempo. Marcos escribió particularmente para beneficio de los romanos y por eso representó a Jesús como Hijo de Dios obrador de milagros. Lucas se propuso lograr un relato comprensivo, lógicamente coherente y cronológicamente exacto; mientras que Juan, escribiendo unos cuarenta años después que los otros, se propuso hacer su relato suplementario, tratando principalmente de asuntos que ellos no abarcaron.
¿Quién fué Marcos? Lucas le describe como “Juan el que tenía por sobrenombre Marcos”. (Hech. 12:12, NM) Él no fué uno de los doce apóstoles, ni parece que fué un compañero constante de Jesús. Se piensa que él fué el joven del que Marcos mismo dice en Marcos 14:51, 52 (NM): “Pero cierto joven que llevaba puesto un vestido de lino fino sobre su cuerpo desnudo empezó a seguir [a Jesús] de cerca, y ellos trataron de prenderlo, mas él dejó su vestido de lino y huyó.” Parece razonable concluir que éste fué Marcos, en vista del hecho de que Marcos es el único escritor que registra este incidente. Y al no identificarse estaría siguiendo el ejemplo de otros; pues Mateo hizo lo mismo en Mateo 9:10 y Juan también, muy probablemente, en Juan 18:15.
Aunque según eso Marcos pudo haber manifestado interés mientras Jesús estuvo sobre la tierra, el hecho de que Pedro se refiere a él como “mi hijo” parecería indicar que Marcos vino a ser cristiano debido a los esfuerzos de Pedro. (1 Ped. 5:13) Que él estuvo algo familiarizado con Jesús parece ser muy razonable en vista del hecho de que la casa de su madre estaba en Jerusalén y servía como lugar de reunión para los cristianos primitivos. De ahí que Pedro fuera inmediatamente a la casa de ella después de ser librado milagrosamente de la cárcel, “donde muchos estaban reunidos y orando.”—Hech. 12:5-17, NM.
RELACIONES DE MARCOS CON PABLO
Marcos estuvo asociado con Pablo y Bernabé, luego sólo con Bernabé, y también en un tiempo con Pedro, en Babilonia. Cuando Pablo y Bernabé emprendieron su primer viaje misionero “también tenían a Juan [Marcos] por ayudante”. (Hech. 13:5) Él fué su ayudante mientras viajaron de Antioquía en Siria a Seleucia, a través de la isla de Chipre y luego a Perga en Panfilia, en el Asia Menor, lugar donde “Juan apartándose de ellos, se volvió a Jerusalem”.—Hech. 13:13.
Precisamente por qué Marcos dejó a Pablo y Bernabé y regresó a Jerusalén el registro no lo declara; evidentemente Lucas aquí caritativamente no declara la razón. Que difícilmente pudo haber sido una razón buena parece evidente por lo que sucedió después, cuando Pablo y Bernabé se preparaban para emprender su segundo viaje, porque Lucas nos dice: “Por su parte, Bernabé estaba determinado a llevar también a Juan, a quien llamaban Marcos. Pero Pablo no pensó que era propio llevar a éste con ellos, ya que él se había apartado de ellos en Panfilia y no había ido con ellos a la obra.” De hecho, tanto afectó esto a Pablo que “ocurrió una acalorada explosión de ira, de modo que se separaron el uno del otro, y Bernabé se llevó a Marcos y se embarcó para Chipre. Pablo escogió a Silas y partió después que los hermanos lo hubieron encargado a la bondad inmerecida de Jehová”. Si el hecho de que Marcos era primo de Bernabé influyó en este último dejaremos que el lector lo juzgue.—Hech. 15:36-40, NM.
El hecho de que Marcos se probó digno de confianza después es evidente de la actitud cambiada de Pablo para con él. Pablo incluye a Marcos entre sus colaboradores y manda que los cristianos de Colosas reciban bien a Marcos cuando quiera que vaya a ellos. Hacia el fin de su ministerio Pablo escribió a Timoteo: “Toma a Marcos, y tráele contigo; porque me es útil para el ministerio.”—Col. 4:10; File. 24; 2 Tim. 4:11.
El candor y cuidado de Lucas al darnos tales detalles no sólo fortalece nuestra fe en la autenticidad del relato sino también provee buena amonestación para los siervos de Jehová hoy. Pablo no permitió que la desviación de Marcos en Panfilia lo amargara contra Marcos. Más bien, él siguió el curso de amor que “no lleva cuenta del daño”. (1 Cor. 13:5, NM) Sin duda Pablo tuvo mucho gusto en recibir la ayuda de Marcos después que éste hubo demostrado su confiabilidad. Marcos igualmente manifestó el espíritu correcto; ni se desanimó y renunció ni guardó rencor contra Pablo. Más bien, tomó a pecho la reprimenda inferida por el rechazamiento por parte de Pablo de sus servicios y sacó provecho de ella. Así que al fin encontramos a Pablo y Marcos trabajando juntos de nuevo para defender y legalmente establecer las buenas nuevas.
EL RELATO DE MARCOS ACERCA DE LA VIDA DE JESÚS
Probablemente Marcos escribió su relato entre los años 60 y 65 d. de J.C., unos veinte años después que Mateo escribió el suyo pero unos treinta y cinco años antes de que Juan escribiera su relato. La evidencia abrumadora indica que escribió su relato en Roma.
El relato de Marcos del ministerio terrestre de Jesús, mucho más breve que los otros tres, compensa su brevedad con un más rápido paso. Da una breve consideración al ministerio de Juan el Bautista, al bautismo de Jesús y a la tentación en el desierto, y para el versículo catorce del primer capítulo ya se halla el lector en medio del ministerio galileo de Jesús, con la predicación de las buenas nuevas del Reino y la llamada de los discípulos y la ejecución de milagros. Después de hacer que los puntos eminentes de la actividad de Jesús pasen velozmente ante nuestra vista, nos da los detalles del ministerio público final de Jesús, su arresto, juicio, ejecución, entierro y resurrección.
De todos los relatos de la vida de Jesús el de Marcos es el más gráfico y el más vívido, así como el más rico en detalles interesantes. Claramente aquel de quien Marcos recibió su información no sólo fué un testigo ocular sino también un observador muy inmediato. ¿Quién fué éste? Según Papias, cristiano de principios del segundo siglo, no fué otro que el apóstol Pedro.
El que Pedro fuera como lo fué un hombre de acción, intenso, impulsivo, ayudaría a explicar por qué el relato de la vida de Jesús en el cual él influyó da énfasis a los milagros y las obras de Jesús más bien que a sus enseñanzas. Empero, la razón principal para que Marcos usara el estilo que usó sin duda fué su deseo de captar el interés de los romanos. Esto se confirma también por su uso de expresiones latinas y sus explicaciones repetidas de términos arameos tales como “Boanerges” y “corbán”.—Mar. 3:17; 5:41; 7:11, 34; 12:42.
Los de la “alta crítica”, en sus esfuerzos por desacreditar el testimonio cuádruplo respecto a la vida de Jesús, han alegado que Marcos sólo compendió lo que Mateo y Lucas escribieron; algunos hasta alegando que sólo hubo un relato original y que los otros son variaciones de él. Pero, si Marcos sólo se propuso presentar una versión condensada del ministerio de Jesús, ¿por qué será que él añade tantos detalles que los otros no mencionaron? Por ejemplo, al hablar de la curación que Jesús efectuó en el hombre que tenía la mano seca, Marcos no sólo registra que Jesús miró en torno suyo a los fariseos que estaban ansiosos de ver lo que él haría, sino que lo hizo “con indignación, estando profundamente afligido por la insensibilidad de su corazón”. (Mar. 3:5, NM) Y al informar como Jesús limpió el templo literal en Jerusalén, sólo Marcos nos informa que Jesús “no consentía que nadie llevase vasija alguna por el Templo”. (Mar. 11:16) El estilo propio de Marcos (o de Pedro) también se pone en evidencia por una fraseología más vigorosa en las reprimendas que Jesús administró a sus propios discípulos. Compare Mateo 8:26 y 16:8 con Marcos 4:40 y 8:17.
El discípulo cristiano Marcos tuvo muchos privilegios de servicio. Aunque, como Pedro, manifestó debilidad en una ocasión, él se recobró para llegar a ser un siervo eficaz y confiable de Jehová Dios y ayudante de los apóstoles Pablo y Pedro. Su registro del ministerio de Jesús, junto con sus características especiales, proporciona testimonio adicional al hecho de que Jesucristo verdaderamente vivió y que él no era otro que el Hijo de Dios.